CAPÍTULO 1
"Costumbres"
Kurt Hummel es un famoso escritor y motivador. Su más reciente libro "Todo Está Bien" se ha vendido más rápido que pan caliente y se encuentra en medio de una gira de seminarios que está impartiendo, los cuales están relacionados al libro.
Como cada mañana, tiene una rutina muy estricta, se levanta, hace media hora de yoga, luego se baña con agua caliente. Se asegura de estar completamente seco antes de ponerse el traje que eligió la noche anterior, pues detesta la sensación de humedad en la piel y que la ropa se pegue al cuerpo por consiguiente.
Antes de salir a cualquier lugar, se prepara una limonada con suficiente hielo y unas gotas de vodka francés.
Esa mañana en particular debía tomar un vuelo, así que luego de estar listo, comenzó a empacar su maleta, lo cual hacía realmente rápido debido a que siempre llevaba exactamente las mismas cosas: cinco trajes, sus artículos de aseo personal, zapatos y la ropa para dormir. Una vez que tuvo todo guardado, se dirigió a la cocina para preparar su limonada, la bebió complacido y salió directo al aeropuerto.
Al llegar a su destino, se bajó del avión con esa confianza que irradiaba y una enorme sonrisa, saludando a todos a su paso. Mientras caminaba, veía complacido cuantas personas tenían un ejemplar de su libro.
Para él era habitual esta escena, de hecho, raro era el lugar al que iba y no había por lo menos dos personas leyendo su más reciente creación. Algunos lo reconocían de inmediato y él gustoso se detenía a saludar.
Siguió caminando hasta llegar al área donde se retira el equipaje y esperó paciente viendo la banda dar vueltas con cientos de maletas hasta que finalmente se apagó sin embargo su equipaje nunca apareció.
- Pero… pero… ¿Qué está pasando? ¿Dónde está mi maleta? – fue de inmediato a quejarse y luego de esperar mientras realizaban las investigaciones, le notificaron que por un error su maleta había sido embarcada en otro avión, pero que ya la tenían localizada y harían todo lo posible por tenerla a tiempo y hacérsela llegar.
Llamó a su agente para informarle lo sucedido y salió del aeropuerto para tomar un taxi que lo llevaría hasta el hotel donde se hospedaría, pero por más que intentó, le fue imposible conseguir uno a tiempo.
Finalmente se subió en uno e iba contemplando la ciudad mientras el vehículo realizaba su recorrido.
Luego de un tramo, el taxi se detuvo y el sonido de los conductores haciendo bulla en medio de la calle lo sacó de sus pensamientos. – Disculpe, ¿qué ocurre?
- Un embotellamiento señor, eso a veces sucede, no se preocupe.
- Bien, y ¿demora mucho en solucionarse esto?
- A veces pueden pasar horas hasta que el tráfico vuelve a la normalidad.
- ¿Horas? No puedo esperar aquí sentado, tengo que llegar a mi hotel y ya voy retrasado.
- Lo lamento señor, pero yo no controlo el tráfico.
- Lo sé, no se preocupe – sacó un fajo de dinero y se lo entregó al taxista.
- ¿Qué va a hacer?
- Me voy caminando, como le dije, no puedo simplemente esperar aquí sentado – se bajó y comenzó a caminar, pidiendo las indicaciones respectivas antes.
Estaba a unas pocas cuadras del hotel ya e intentó cruzar la calle pero los autos no se detenían por nada. A esas alturas empezaba a sentirse frustrado.
Mientras esperaba a que el semáforo cambiara, el cielo se oscureció y a sonar con fuerza, miró hacia arriba con angustia - ¡Oh vamos! ¡No es cierto! – musitó negando con la cabeza – No me hagas esto, sería lo único que me faltara en este día.
Y ni bien terminó de pronunciar dichas palabras una lluvia torrencial empezó y todos sacaron sus paraguas, todos menos él, porque no tenía idea de lo que iba a ocurrir, pero al parecer esa lluvias eran algo común en el lugar y todos estaban prevenidos.
Bajo aquella lluvia que apenas le permitía ver, siguió caminando hasta llegar al hotel. En recepción su agente lo esperaba - ¡Mira lo tarde que es Kurt!
- Lo sé, pero no fue mi culpa. Hoy no ha sido mi día, eso es definitivo.
- Bien, pues podrías evitar de algún modo todo este apuro si viajaras por lo menos 24 horas antes del día que te tienes que presentar.
- No empieces Chang, bastante he padecido ya en este día y estoy tratando de mantenerme positivo y optimista a pesar de todo.
- Bueno, tienes al mejor representante del mundo y el que se encarga de cada detalle, como tenerte un traje nuevo a tu medida y tu equipaje lo traerán directo al hotel sin pasar aduana.
- ¿Cómo haces esas cosas?
- Soy el grandioso Mike Chang y para mí no hay imposibles – le entregó el traje – Ahora ve a cambiarte.
- Seguro – ambos hombres caminaron por el lobby, pero Mike se paró frente a los ascensores mientras que Kurt se dirigió hacia las escaleras.
- ¡Oh Vamos Kurt! Por una vez en tu vida usa el ascensor.
- Sabes que eso no va a pasar. Siempre subo por las escaleras. Nos vemos arriba.
- Antes de que lo olvide, una última cosa.
- Apresúrate Chang, estoy destilando y necesito cambiarme.
- Conseguí que todos los accionistas vengan esta semana para poder reunirnos con ellos.
- ¿Qué? ¿Todos? ¿Cómo lo conseguiste?
- Te lo dije antes, soy el asombroso Chang y sé cómo hacer las cosas.
- La verdad, mis respetos Sr. Chang, maestro de maestros – hizo una reverencia.
- No seas payaso Hummel y mueve a cambiarte que estamos casi sobre la hora.
Kurt se fue por las escaleras y Mike tomó el ascensor.
