Adiós
Disclaimer: Hetalia ni sus personajes me pertenecen.
Es difícil contar todo lo que siento a través de una carta, no sabría por dónde empezar. Así que solo dejaré que mi mano traduzca el lenguaje de mi alma y de esta forma, liberarme del peso de las palabras guardadas.
Te conocí en uno de esos días en los que te cuestionas el estar vivo. No hay palabras con las que pueda describir cuando te amé en ese entonces, quizás fue poco, quizás mucho, no lo sé… Pero estoy seguro de haberte amado.
Recuerdo que alguna vez tú me dijiste que nuestro amor no era como el de los demás, que nosotros éramos especiales, y por ser especiales jamás nos separaríamos, porque el lazo que nos unía era más fuerte que cualquier otro.
Y yo te creí, te creí con la misma ingenuidad de un corazón enamorado, porque realmente sentí que podría amarte toda la vida.
Pero las cosas nunca suelen darse como uno lo tiene planeado, y pronto caí en la realidad de que nuestras promesas jamás se cumplirían. Una fantasía, todo no era más que un hermoso sueño del que pronto despertaría y me vería a mi mismo como siempre debí de estar, solo.
No te mentiré, tuve miedo, miedo de que esto acabara, miedo de no volverte a ver. Y entonces callé, pero no me di cuenta que mi silencio te hacía tanto daño.
Tú lo sabes, nunca quise herirte…
Poco a poco, los meses de lenta agonía terminaron. Y un fatídico día, el brillo de tus ojos desaparecieron, y tu sonrisa enamorada se desvaneció junto con tus recuerdos.
Entonces supe que esto se estaba acabando, pero yo no hice nada por detenerlo. Solo miré como te apagabas, lentamente, con todos nuestros sueños y esperanzas.
No quise creerlo, pero de pronto me encontré amándote sin ser correspondido. Porque lo único verdadero en mi vida habías sido tú… y no lo sabía.
Y fue en ese momento cuando me di cuenta que era yo quien te había matado por dentro.
Duele admitirlo, pero el "Nosotros" ya no existe. Solo quedan las cenizas de algo que fue, y que nunca volverá a ser.
Todo se termina alguna vez, y para ti, esto había acabado.
Recogiste tu vieja maleta de cuero, y sin decir palabra alguna, sin decirme adiós. Te marchaste.
Y yo te dejé partir, sin derramar lágrima alguna ni exhalar un suspiro, porque me prometí a mi mismo que no lo haría...
Aunque estuviese muriendo por dentro, no lo haría.
Y así fue como nuestra historia acabó. No existen los finales felices, por lo menos no para nosotros. Porque yo no quise que sucediera.
Tú no leerás esta carta, porque esto no es una disculpa ni una confesión. Son simples frases, frases que van atenuando poco a poco el dolor que correo mis entrañas.
No volveré a pensar en ti, lo eh decidido.
Porque quizás… esta es mi forma de decirte adiós.
Esta es la primera historia que me animo a escribir. Espero que hayan podido entenderlo, es una carta que escribe Noruega a Dinamarca.
¡Gracias por leer!
