- El árbol de sakura.
Poco a poco todo ruido iba desapareciendo, convirtiéndose en un profundo silencio, como si las multitudes hubiesen desaparecido de la fas te la tierra y solo el, envuelto en aquellas profundas aguas fuese el único sobreviviente.
Ligeramente abrió los ojos y todo era un mundo de bello color turquesa, que cada vez más y más se convertía en negro, estaba siendo envuelto en tinieblas. Sin darle importancia dejo que su cuerpo se relajara, que el frio que lo abrazaba se impregnara a él y que penetrara hasta lo más profundo de su cuerpo. ¿Para qué luchar? No había ninguna razón, solo un inmenso vacío, un corazón que como cristal se había roto.
Queriendo inhalar agua, se vio frustrado; sentía el frio, más no sentía ningún dolor, al contrario, era como si todas sus sensaciones estuviesen dormidas. De nuevo quiso ingerir el agua, pero este aun podía respirar. ¿Cómo era aquello posible? No tenía sentido.
Recapacitando se puso a pensar, ¿Cómo es que llegó allí?
Viendo a su alrededor no había nada, ninguna señal o pista que le indicara que hacía en aquel lugar. Hasta que una suave voz, una bella voz de mujer se escuchó a lo lejos. – Es ella- Pensó el, y por primera vez alzo su vista a la superficie. Allí, una joven de pálida tez y esplendidos ojos escarlata le llamaba, volviendo a repetir su nombre, dejo caer lágrimas de preocupación, su rostro se veía dolido, su ceño fruncido, sus labios apretados intentando no derramar más lágrimas.
- Shaoran- volvió a gritar. El joven volvió en sí, y temió alejarse de ella, no quería hundirse más en aquella corriente negra, quería subir, tocar su mejilla y decirle que él estaba allí, que la escuchaba y que él la necesitaba. Alzando su mano intento alcanzarla, se veía tan cerca, pero a la vez se sentía tan lejos.
- -Meiling- grito el joven, intentando, rogando que ella pudiera escucharle, su corazón se sintió tenso y su respiración interrumpida, quería llorar, deseaba llorar, moría por llorar. No podía alcanzarla, no importaba cuanto intentara, ella estaba del otro lado de aquella barrera de agua y aire.
- ¡Shaoran! - grito finalmente la muchacha, mientras se veía obligada a alejarse del agua, dos hombres tomándola por los brazos, le impidieron seguir viendo al joven. Sus vestimentas se arrastraban por el suelo y su largo cabello negro se mecía con las fuertes brisas, luchaba por volver, pero su cuerpo delgado era demasiado frágil en comparación de aquellos musculosos hombres.
Furioso, Shaoran trato de nadar hacia la superficie, más un fuerte golpe le interrumpió. Sorprendido brinco de la cama, su frente cubierta de sudor y su respiración acelerada le permitieron darse cuenta, fue un sueño. Irritado crujió los dientes y golpeo la cama.
- Ese maldito sueño de nuevo- Se dijo a sí mismo en voz ronca. Rápido se limpió las pequeñas lagrimas que deseaban escapar con su antebrazo y gruño. ¿Cuántas veces no se veía a sí mismo en el mismo sueño? La misma historia, nunca podía alcanzarla.
