Disclamer: Hetalia: Axis Powers, Hetalia: World Series, Hetalia: The Beautiful World así como todas sus variantes y personajes no me pertenecen, ni al otro autor de este fic (Remus), pertenecen a su pertinente autor (al cual adoraré toda mi vida por haber creado esa maravillosa serie). Este fanfic ha sido creado sin ánimo de lucro, sólo es mero entretenimiento de unos fans para las fans. No voy a hacer aclaraciones porque esto es una secuela extraña sin sentido en la que como no nos refiramos como pareja al UKida en caso de que queráis ponerlo como pareja por seguir con lo anterior, no se tiene pensado mucho romance menos cosas de 2p como... Atlantiscest y Atlántidacest, aun que es unilateral, de momento además no salen estos en el capítulo. Las referencias oscuras, así como todas las que podemos meter en todos nuestros fanfics, tampoco son nuestras sino de sus respectivos autores.
Advertencia: si no ha leído antes el fic original de Hetalia: Atlántida y Chipre para disfrutar mejor del fanfic recomendamos encarecidamente que lo lea.
Hetalia: Atlántida y Chipre. 2p!talia.
Capítulo 1. Rituales y el chico del pelo rosa.
— ¡Atlántida! He encontrado algunos artículos entre lo que encontramos del museo que no supimos clasificar! –anunció Chipre corriendo hacia casa de la atlante la cual tomaba un café con su hermano Atlantis en el celador de la Encrucijada del Palacio de Cristal.
— ¡Pero si lo saqueamos hace mucho! ¿Por qué has tardado tanto en clasificarlo? –preguntó la atlante mientras su contraparte les miraba con una ceja levantada.
— Porque mi padre me dijo que las cosas históricas hay que clasificarlas despacito y entre siestas –explicó animadamente el chipriota.
— Así seguro que se hacen historia pronto –indicó Atlantis riéndose, con lo que se ganó una colleja de su contraparte.
— Bueno, he visto que tiene símbolos griegos antiguos y que Inglaterra los robó de las costas españolas así que pensé que a lo mejor pertenecían a Antigua Atlántida –informó Chipre haciendo caso omiso al comentario del atlante.
— ¡Oh! Podría sacar mucho dinero exhibiéndolas en un museo y preparando una exposición, muéstramelo –pidió la atlante emocionada (tacaña).
Chipre sacó de su bolsillo un espejo muy grande que no sabemos los narradores cómo es posible que cupiese ahí. Era muy grande y hecho de bronce pulido y con inscripciones extrañas en sus márgenes junto con alguna lapa pegada por el tiempo sumergido bajo el agua.
— También tenía algunos mejillones pero esos me los comí mientras hacía limpieza –dijo el chipriota muy feliz.
— Sí… pero yo tengo problemas para leer griego antiguo –indicó la atlante pensativa.
— ¡Oh! Tal vez si te vestimos de Antigua Atlántida mientras a media noche bailamos a tu alrededor con tutús rosas en medio del celador y con un foco apuntando desde las cuatro alas del palacio atraigamos el espíritu de Antigua Atlántida –pensó Atlantis en voz alta, en realidad sólo quería molestar, pero Chipre, entusiasmado e inocente decidió llevar a cabo el proceso, lo cual les pareció muy lindo y no pudieron resistirse, además varios atlantes se apuntaron a la extraña ceremonia para presionar más a Eternia (estúpidas fangirls de la Atlántida…).
Llegada la noche, el trío desastroso se encontraban en el celador bajo la cegadora luz de los focos por lo cual los atlantes se vieron obligados a usar gafas de sol que no pegaban nada con sus ropas antiguas de griegos, y en el caso de Atlantis y los demás con los tutús. Luego, Chipre les añadió unas cuantas reliquias más supuestamente de la Atlántida, tres monedas que se pegaron en la frente cada uno con celo a lo cutre y cuatro extraños artilugios de metal que hacían ruido y que tanto Chipre como Atlantis usaban como si fueran maracas. Atlántida vestía con un vestido de Antigua Atlántida de lino al más puro estilo griego-atlante de la temporada primavera-verano muy ajustado a la cintura y remarcando toda su figura. Llevaba el pelo suelto al que le habían añadido (sobretodo Atlantis) y para resultar más ceremonioso pétalos de flores y migas de pan bimbo por lo cual un montón de murciélagos y polillas saltaron sobre el pelo de la atlante para comer, lo que ocasionó que fueran fulminados por la luz de los focos colgando muertos entre sus mechones para escándalo de la atlante. A todo esto, Atlantis, muy cabroncete sacó su móvil y la hizo una foto con él y se la mandó a Inglaterra por whatsapp diciendo que su hermana estaba maravillosa esa noche, a lo que el inglés le envió un "wtf?!" y cuyo sonrojo y humo correspondiente se vio desde la Atlántida, debió de explotar algún volcán inexistente en Inglaterra. Atlántida casi mata a su contraparte por eso.
Poco después empezó la ceremonia estúpida en la cual había un caos general, y más cuando alguien empezó a mezclar bebidas y todo se descontroló para risa del atlante menor, lo que causó la ira de su hermana que le golpeó al ver que todo lo hacía para divertirse.
— ¡Así que todo esto lo hacías para reírte desgraciao! –gritó la atlante estrangulándole ante la vista de todo su pueblo.
— ¡¿Cómo te has dado cuenta?! –exclamó el atlante siendo estrangulado.
— ¡Ah! Así que todo era mentira… debí haberlo sospechado –inquirió el chipriota viéndose de pronto muy ridículo con el tutú y los artilugios musicales mientras una rana salía de entre su pelo.
De pronto, el cabello de Atlántida empezó a cambiar, tomó un tono albino y sus ojos tomaron una tonalidad azul mientras que su piel se aclaraba visiblemente, se había transformado en Antigua Atlántida.
— ¡O sea que funcionaba de verdad! –exclamó Atlantis sorprendido. Antigua Atlántida le sonrió abiertamente con su sonrisa de loca y le golpeó dándole una buena bofetada igual de sonriente.
— Esto por mirarme los pechos.
— Pero si todavía no lo he hecho –se defendió pobremente el otro país –todavía –repitió mirando esta vez con lujuria a los pechos de la atlante la cual le volvió a golpear por eso aún sin perder su expresión de sonrisa de loca.
— ¡Toma castaña! Ups… no debería haberlo dicho, ahora he rebelado mi posición –dijo Chipre dándose cuenta de que ahora la atención de la antigua nación estaba centrada en él la cual sonrió acercándose con calma para golpearle con el espejo en la cabeza.
— ¡Chipre! Cuánto tiempo sin verte, has crecido mucho –observó Atlántida como si nada –bueno, ¿queríais saber lo que hace este espejo? –preguntó la atlante con tranquilidad, que se esfumó en un instante mientras movía el espejo en dirección a los focos de forma que reflejaran la luz sobre las otras dos naciones – ¡pues mirad! –gritó con locura haciendo que la fuerte luz reflejada mágicamente les cegara y en el caso de Atlantis pulverizara sus gafas.
— ¡Aaaaaah! –gritaron ambos dramáticamente.
— Aun que también tiene otra función –explicó Antigua Atlántida tan feliz.
— ¡Habernos enseñado esa en primer lugar! –indicaron las dos naciones muy molestas con la antigua.
— Vale, pero no os va a gustar, ¡hala! –la atlante se giró hacia el espejo empezando a formular un hechizo con las palabras grabadas en sus márgenes que se iluminaron de color azul claro mientras a su alrededor se dibujaba un círculo mágico de este mismo color –Avena fermentada, la cerveza está pasada, envíame a lo contrario de mí, mi casa será su casa y su casa será mi casa, y sus casas serán las casas de sus casas de mis casas, ¡casarasa!
— ¡Uy qué conjuro más raro…! –susurró Chipre medio entendiendo el dialecto griego en el que había hablado.
De pronto, el espejo pareció nublarse… y Antigua Atlántida les tiró al susodicho espejo metiéndose ella también dentro entre risas de demencia senil. Aparecieron en una especie de túnel inter dimensional en el cual Atlántida retomó el control de su cuerpo oyéndose todavía la risa de Antigua Atlántida en el eco.
— Kyaaa auch –gritaron los tres abrazados entre ellos aterrizando al otro lado de otro espejo igual a ese en una especie de casa rosa pero con las paredes pintadas de sangre. Todo… tenía una especie de pinta ñoña y gore al mismo tiempo, lo cual le encantó a Atlántida, todo ello ya que en cierta manera la recordó a un manga de casa de Japón y a su casa que estaba llena de peluches y cosas lindas… aun que lo de los barriles con ojos y las cabezas cortadas sobraba. Chipre y Atlantis intercambiaron una mirada de extrañeza ante su emoción. De pronto escucharon unos pasos acercarse por lo cual intentaron esconderse debajo de la enorme cama victoriana en la cual no cabían los tres y el cadáver que había ahí. De ahí que se abrió la puerta y apareció ante el burruño de tutús y cuerpos un joven pecoso de cabello rojo tirando más bien a rosa, ojos turquesa y que vestía también de rosa con una pajarita azul y ropas victorianas que les miró extrañado.
— Es… rosa… demasiado rosa –espetó Atlantis intentando aún meterse junto al cadáver dentro de la cama a pesar de que ya les había pillado, a lo que, para disimular, se tumbó encima de la cama con insinuación –te estaba esperando guapetón –dijo levantándose el tutú y mostrando que iba en plan comando. A lo que sus dos compañeros tuvieron que taparse los ojos horrorizados de su nudismo. El chico rosa se tapó los ojos avergonzado sonriendo forzadamente dejando ver un poco entre las juntas de los dedos con un "¡Uh!".
— Esto… hola… me llamo Eternia von Light… ¿podrías decirnos dónde estamos? –preguntó ella levantándose incómoda y con los murciélagos de su pelo aleteando, lo cual al chico le pareció adorable y la abrazó cariñoso a lo que la atlante respondió tras un momento de sonrojo porque le pareció muy lindo con un "fusesesese".
— ¡Oh~ Eternia~ sabía que vendrías a visitarme un día Sweety! Tendrías que haberme avisado y podría haberte preparado unos cupcakes –dijo el inglés abrazando más a la atlante.
— ¿N-nos conocemos? –preguntó ella sonrojada. Ante esto el joven se separó de ella y la examinó a conciencia con la mirada extrañado.
— ¿No eres Eternia? –inquirió a su vez con un marcado acento británico.
— Eh… sí, soy Eternia… pero yo a ti no te conozco de nada –replicó ella con una gota en la cabeza. El chico entendió algo de pronto y sonrió forzosamente de nuevo.
— ¡Oh, Darling! Tú debes de ser el 1p de mi Atlántida, yo soy el 2p de Arthur, puedes llamarme Oliver, aun que mi nombre también es Arthur en realidad, pero no le gusta que me llame así porque dice que "Arthur Kirkland sólo hay uno", así que puedes llamarme Oliver Kirkland –sonrió el tal Oliver con esa sonrisa forzosa suya.
— Po' vale –dijeron Chipre y Atlantis tumbados en la cama muy pasotillas ante la escena.
— Ah… ¿2p? –preguntó la atlante más perdida que un pokero en una biblioteca o en hetalia.
— Sí Sweety, somos de una dimensión distinta a la vuestra, en la cual somos vuestros "segundo jugador", algo así como vuestro yo de este mundo –sonrió Oliver tan feliz.
— ¡¿Hay otro Chipre?! ¿Y cómo es, cómo es? Anda, dime, ¿qué soy? –preguntó emocionado el chipriota al inglés con mucha ilusión.
— Oh, pues… eres un caramelo de café con leche –exclamó el inglés extrañado de su actitud.
— ¡Qué pasada! –exclamó Chipre sorprendido ante esta extraña revelación.
— Lo que sea, pero seguimos en tutú, ¿no tienes alguna ropa un poco más… normal para que vistamos? –preguntó Atlantis viendo que vestir más extraño era difícil, difícil pero no imposible, ya que para empezar Inglaterra no tenía ropas de la talla del atlante como se ha visto en innumerables ocasiones, al menos le tapaba algo porque el tutú no dejaba espacio a la imaginación. Atlántida salió vestida por Inglaterra con un vestido victoriano muy muy bonito pero muy muy rosa. Atlantis intentó insinuarse a la atlante con manos largas al ver lo bien que la quedaba el corsé hasta que recibió un golpe con el espejo en la cabeza.
— ¡No me toques el corpiño niño! –Chipre tardó en salir porque no quería hacerlo ya que entre todos habían elegido para él otro vestido victoriano muy rosa, más rosa que el de Atlántida incluso, la atlante le miró mal – ¿cómo puede ser que le quede mejor que a mí? –preguntó aun así alucinada al verle ante la tristeza y melancolía del chipriota.
— ¡Y a mí mirad lo que me habéis puesto! –inquirió Atlantis haciendo que todos mirasen que seguía sin camiseta envuelto en dos cortinas fucsias arrancadas de la casa y atadas a la cintura con su tutú a modo de "vestido victoriano" que no se parecía en nada a uno.
— ¡Eso te lo acabas de poner ahora mismo tú sin ayuda! ¡Te habían dejado unos pantalones! –le gritó Atlántida furiosa por su descortesía con el inglés que sólo atinó a reírse un poco.
— Es que esto deja máxima libertad en la zona meridional –dijo insinuante el atlante, con lo cual sus dos compañeros se tiraron a taparle la boca y Chipre le golpeó sin querer con los artilugios musicales que llevaba colgando.
Oliver, ignoró todo esto y se acercó a Atlántida tomándola de las manos sorprendiéndola por este gesto tan cercano.
— ¡Oh Honey, estás tan bella! ¡Quédate conmigo aquí por siempre, a los otros dos los voy a cocinar!
— ¡¿Q-Qué?! –exclamaron Chipre y Atlantis horrorizados.
— Me parece bien –dijo la atlante sin variar su expresión, es que es fácilmente corrompible. Cinco minutos después Atlantis y Chipre se encontraron encerrados en la despensa junto a algunos Steves asesinados de los normalicos y cabezones mientras que Atlántida se encontraba con Oliver tomando el té y unos cupcakes como buenos amigos por lo visto, se habían tomado mucho aprecio. Al rato apareció Oliver en la despensa con un montón de comida sonriendo forzosamente.
— Vengo a cebaros –anunció.
— ¡Ya sin disimulo! –se escandalizó el hermano menor de la atlante recibiendo unos cupcakes que Chipre se apresuró a empezar a comer tan feliz – ¡Chipre, pero no te comas eso! –dijo el atlante horrorizado a lo que el chipriota se le acercó confidente.
— No te preocupes, por mucho que coma no engordo, esta será la manera de escapar –le explicó entre susurros antes de girarse hacia Inglaterra mientras Atlantis tomaba un bocadito para no ser descortés – ¡están muy ricos Inglaterra! ¿De qué están hechos? –preguntó con curiosidad el chipriota.
— Oh Honey, llevan lo normal, mantequilla, azúcar, cianuro…
En este mismo momento Atlantis escupió a toda prisa el bocado que acababa de echarse a la boca horrorizado mirando al inglés con miedo.
— ¡Chipre! ¡Escupe eso ahora mismo! –exigió el atlante preocupado acercándose a su primo.
— ¡Bah, no importa, ya tengo mis depósitos subterráneos muy contaminados, esto no me hará daño! –y como si tal cosa el chipriota siguió devorándolos de seis en seis dejando a Atlantis muy horrorizado, la verdad es que Inglaterra se había molestado con el atlante por haber escupido ese cupcake que hizo con tanto amor, pero estaba realmente feliz de ver Chipre devorándolos de esa manera con lo que se quedó contento y volvió arriba a atender a su invitada de honor a la que había dejado tomando el té felizmente.
El caso es que Chipre, en vez de engordar había adelgazado misteriosamente y había conseguido por ello salir entre los barrotes y liberar al atlante. Subieron ruidosamente las escaleras para buscar a Eternia y escapar de aquella casa de los horrores gastronómicos, se la encontraron haciendo cosas muy sucias con el inglés, estaban con un ovillo de lana jugando al voleibol y el ovillo estaba muy sucio, tenía sangre seca.
— ¡Oh! ¿Dónde estabais chicos? –preguntó la atlante distraída.
— En la milla rosa –respondió con sarcasmo el chipriota.
— ¡Mucho más potente! –dijo Atlantis partiéndose de risa y haciendo fotos.
— ¡Se acabó! –añadió Atlántida uniéndose a la parida conjunta, lo que dejó a Oliver muy desconcertado.
— ¡Nos ha intentado cocinar Eternia, de verdad! –gritó alarmado Chipre.
— Es que estoy para comerme –se auto alabó el narcisista de Atlantis, a lo que Atlántida se puso un poco celosa por su propio narcisismo.
— No os vais a llevar a my sweet Eternia, ella es mi amiga y se quedará aquí conmigo –anunció Oliver abrazándose a la atlante, la cual se sonrojó sorprendida.
— ¡Pero Oliver! Tenemos que volver a nuestro mundo –se excusó la atlante aun que Inglaterra no parecía tener pinta de cambiar de opinión.
— Atlántida, parece que no les conozcas, esa excusa no funciona con los Inglaterra, pero sé de algo que sí funciona –dijo Chipre tomando a los atlantes de la mano con ilusión y saltando por la ventana cerrada y rompiendo el cristal innecesariamente a lo que Oliver, de la sorpresa, no pudo detenerles mientras corrían en dirección al Sur.
2PTALIA
N/A: Antigua Atlántida es genial, está tan mal de la cabeza... Bueno, este es el primer capítulo de los tres que hay aparte de los ovas que también colgaré en este mismo fanfic. Espero que os haya gustado y ya sabéis, un review es gratis y llenan a un autor de gozo~.
