La Real Academia de la Lengua Española (la RAE), dice que una apología es un discurso (de palabra o por escrito), en defensa o alabanza de alguien o algo.

Esto es un Kid/Maka completamente descarado. Sobre advertencia no hay engaño.

Apologías

Capitulo Uno

Verdad y opinión

«Hay sólo dos tipos de personas en el mundo:
Están los hombres. Y están las mujeres.»

Los ojos de un shinigami supuestamente ven más allá de todo lo convencional. Platón seguro se hubiera postrado a los pies de un ser que seguramente conoce la verdad absoluta (porque ciertamente, ese ateniense creía que la verdad venía acompañada por el fallecimiento del cuerpo). Aquel ser conocido como el dios de la muerte, seguro no tenía la necesidad de aprender (porque aquel loco postuló que aprender significa recordar lo que alguna vez ya supimos), ya que su existencia parecía eterna. Un ser en su estado joven para siempre (como Kid) era una situación tan irreal y paradójica, que seguro habría llevado a Platón al orgasmo filosófico.

(Aunque se decía que Platón era homosexual, así que probablemente aquel orgasmo no hubiera sido tan filosófico, puesto que el hijo del rector no era nada feo…)

Maka cierra de golpe el libro de pastas color lila. Mira con detenimiento el titulo del volumen que reza: "Platón" con letras blancas.

Maka ha estado leyendo un texto raro y complejo porque quiere, no porque tenga que debatir sobre ese tema (aunque le encantaría poder hablar largas horas con alguien del tema en cuestión). Aprende de las ideas de La República porque le gusta la manera en que se fue desarrollando el comunismo científico (aunque a Soul le parezca una estupidez p leer el dialogo de un hombre que murió antes de que se inventara la televisión a color). Y no puede quitarse a Kid de la cabeza porque él le parece el ser más perfecto que hay en el Shibusen.

Corrección: Death the Kid no es perfecto, pero es perfectible.

Y ella siente una tremenda curiosidad.

Puede que Maka no sea un gato y quizá jamás muera a manos de un shinigami, pero ciertamente cerca de la muerte si lo estará.

Ella hunde la nariz en el texto, hasta terminar de leer el cuarto libro de La República. Después se enfrasca en un libro más pesado y grueso, pero de más fácil lectura: Todo sobre los dioses de la muerte. Lo tomó cuando nadie miraba, lo registró ella en los ficheros misma cuando la bibliotecaria salió al sanitario y así nadie se iba a enterar que ella estaba interesada en ese tema. No le interesa saber porque le avergüenza que se den cuenta de su recién nacido interés por los dioses de la muerte (más en específico: su interés en Kid). Le interesa que no se den cuenta de que está pensando desde que empezó a leer a los griegos, la semana pasada.

La lectura del libro es más rápida de lo que pensó. Rápidamente acumula datos en una hoja de papel bond cuadriculada, haciendo gala de una caligrafía más que perfecta. Orgullosa de su improvisado resumen, con un resaltador de color amarillo, remarca los datos más importantes de su pequeña investigación.

Sus ojos se clavan en los dos aspectos más extraños que pudo haber escogido. En lugar de fijarse en la longevidad o en su poder de ataque (o en cualquier otra cosa interesante), ella se siente atraída por el asunto de cabello y la piel.

El pelo de un shinigami no se puede teñir, porque regresa a su estado normal. La piel de shinigami es diferente, no se puede broncear ni es susceptible a problemas de acné. Maka lo sabe porque lo ha leído en el volumen que tiene en las piernas.

Se ríe al darse cuenta de la razón por la que Kid no tiene el cabello completamente negro. Siente fascinación extraña por saber acerca de las cualidades de esos folículos pilosos. Se pregunta si será como el cabello de Superman, que resiste una tonelada (¿o eran diez toneladas?).

Maka despierta de golpe de su ensoñación y se da cuenta de la manera tan estúpida en que actúa. Parece una fan y no la investigadora seria con sed de conocimiento que es. Se levanta de golpe y sale corriendo a dejar el libro prohibido a la biblioteca. Mientras corre, siente como su cara arde al recordar a su compañero con fanatismo por la simetría.


Maka mira a Kid todos los días y las mismas dudas la acosan: ¿Será cierto lo que dicen los libros? Pero, por encima de todas las cosas, ella no puede evitar preguntarse si esa epidermis que lo resiste todo, que jamás se broncea, es igual de suave que la de los humanos. Y quiere saberlo.

Ahí, mientras está intentando tomar la clase del profesor Stein, no puede evitar que sus pupilas color esmeralda se posen en el hijo del director. Parece que él es un imán y ella un pedazo de hierro que no puede despegar los ojos de él.

"Que bueno que son los ojos y no otra cosa…" piensa Maka completamente contrariada.

Cuando Soul coloca su mano en el delicado hombro de la rubia, esta se sobresalta.

-"Soul, ¿Qué sucede?"- murmura ella con la voz temblorosa, clavando sus orbes en el cuaderno (que misteriosamente está en blanco a falta de los apuntes que siempre toma con cierta desesperación).

-"Eso mismo te pregunto. ¿Ya le preguntaste a Kid tus dudas?"-la voz del albino suena terriblemente mordaz –"Estoy harto de verte en otro planeta. Ni siquiera podemos sincronizarnos bien en los entrenamientos. Anda ve, no te pasará nada"-

-"No"- declara ella, autoritaria-"Es más que patético que me acerque a él a preguntarle si puedo tomar muestras de su piel"-

-"Estás loca. Sólo tócale la mano. ¿Qué lo quieres diseccionar?"-

-"Sería interesante ¿no?"- bromea ella (pero a Soul no le pareció nada gracioso aquel comentario).

Soul, tras suspirar cansinamente, se pregunta que tanta fascinación tiene su compañera con la piel de los shinigamis. No es que este celoso de la atención que ella le da a la perfecta piel sin imperfecciones del marica ese (los celos son un sentimiento que te hace ver todo, menos cool).

No, que va.

Es que es molesto verla tonteando, pensando en la piel de otros. (Eso último sonaría pornográficamente cool si no estuviera en el contexto en el que está).

Pero ha sido bastante discreta, ocultando sus paranoias con los shinigamis, no fue hasta hace dos días que ella le confesó que había estado estudiando a los dioses de la muerte con algunos meses de anticipación.

Eso explicó muchas cosas: incluidas sus visitas constantes e innecesarias al despacho del Shinigami-sama. Y sus asquerosas e indiscretas preguntas sobre que hacían los chicos cuando sufrían de un brote de acné.

"Sólo es una investigación" piensa Soul, intentando convencerse de que una vez que toque al shinigami, volverá a ser todo como antes.

Al menos eso quiere pensar. Pero Maka con sus ojos clavados en Kid, no le está ayudando a quedarse tranquilo. Lo mira completamente fuera de si…

Por un momento Soul cree leer deseo sexual en los ojos de su técnica. Pero él mueve la cabeza y se convence de que el loco ahí es él y no ella (aunque no parece ser así).

Está seguro de que es correcto apoyarla incondicionalmente para que hable con Kid. Pero no se siente seguro. Siente que es aventarla al abismo obscuro: puede que abajo este el shinigami pequeño para sujetarla y evitarle algún problema. O puede que termine arrepintiéndose de haber tenido esa idea en primer lugar.

Y aunque se este muriendo de miedo (¿o de pavor?), comprende que no puede hacer mucho al respecto si ella ya está pensando en otra cosa que no es la sincronización de almas. Es lo mejor para que puedan volver a lograr las técnicas que tanto trabajo les costó perfeccionar.

-"Maka, no seas estúpida. En cuanto termine la clase le pones una mano en la mejilla y asunto arreglado"-

-"Pero…"-

-"Hazlo. Tenemos que entrenar y no podemos si tú no estás al cien de tus capacidades mentales"- comenta con firmeza, pero en voz baja para que el profesor Stein no noté la conversación.

-"Lo intentaré"-murmura ella tomando el lápiz con poca determinación.

-"No lo intentes, sólo hazlo"- dice Soul mordazmente, tragándose sus celos e inseguridades.


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