Wirt observo el fino anillo entre sus dedos, y un leve pensamiento cruzo por su mente, antes de dejarlo depositado suavemente sobre el mostrador; suspiro cansado, era la quinta vez que veía ese anillo bailar entre sus dedos, y la razón era tan obvia que lo hacía sentir como un idiota.
Se dejo caer en el sillón, una vez que había dejado su mochila en la mesa de centro y prendió la televisión sin muchos ánimos, su madre no estaba y Gregory había ido a su clase de pintura, mientras el llegaba de su práctica de Clarinete, cerró los ojos y soñó, soñó en como seria en su forma humana, quizás fuera más alto que el, a lo mejor un poco más baja, aun que él prefería que fuera un poco mas bajita de estatura.
Se sonrojo, al pensar en cómo le hubiera encantado tenerla arrinconada, contra alguno de esos gigantescos arboles, con ella agarrando su pecho mientras el acariciaba su delicado mentón con su pulgar y le susurraba alguno que otro poema al oído, y sin previo aviso le robaba un beso, un beso con sabor a canela con miel.
Abrió los ojos y rápidamente alejo esa mano que había empezado a tocar en donde no debía, estaba otra vez duro, y eso no era recomendable mas a un en la sala de estar, tomo su mochila y subió a su habitación, soñaría despierto, buscando alguna que otra imagen, aferrándose a un sueño que quizás no volvería a pasar, a una necesitad creciente, en sentir otra vez el suave sonido de la que ahora él llamaba su Beatriz
