Naruto pertenece a Masashi Kishimoto.

Yo escribo historias sin ánimo de lucro.


Nombre: Nuestro barrito de la Suerte.

Autor: Eyesgray

Pareja: SasuHina.

Clasificación: K+

Género: ¿Humor?

AU. Crackfic.

Editado.


Nuestro barrito de la Suerte.

Era el fin.

Estaba maldito, de eso estaba más que seguro.

¿Por qué?

Bien. Su nombre es Uchiha Sasuke, actualmente estudiante en un instituto privado para los hijos de las personas más ricas e influyentes del país, a su edad de 16 años de edad ya ha desarrollado el perfil Uchiha: atractivos, atrayentes, y con aquella aura que emana peligro y misterio.

En realidad, él nunca se fijó en una chica en particular, hasta que la conoció a ella, a Hinata. Hyuuga Hinata es otra chica de su instituto, van a la misma clase y tienen los mismos gustos, salvo que sus personalidades son por demás opuestas. Hinata como toda Hyuuga emana un aura de elegancia y delicadeza, pero ella no es fría y reservada como los demás, no, ella es dulce y amable con todos y aquéllo es lo que más le gusta a él.

Hubo un tiempo en el que Hinata se le confesó a Naruto, el rubio la rechazó y al verla llorar casi mata a golpes a su mejor amigo. Pero no lo hizo, ¿por qué se preguntarán?, porque ella se lo pidió, por eso. Desde aquella época ella empezó a notarlo, siendo más amable con él que con el resto de la población masculina, algo que era más que perfecto para él.

Y cómo todo buen Uchiha enamorado, la proclamó suya sin ella saberlo, quien se fijara en Hyuuga Hinata estaba destinado a sufrir, de eso se estaba seguro.

Bien, ahora retomando de nuevo el presente sucede lo siguiente: Hace tres días la invitó a una cita, la Hyuuga aceptó y hoy era el día de la grandiosa cita.

Entonces se preguntarán, ¿por qué siendo tan suertudo pensaba que estaba maldito?, porque al levantarse hoy como todas las mañanas fue directo a su baño, se vio en el espejo, y vio algo que le hizo caer en la desesperación.

Se preguntarán, ¿qué cosa?, he aquí la respuesta:

Un grano.

Sí señores, Uchiha Sasuke tenía un barrito en toda su frente, palpitante, sonrosado y asqueroso como diciéndole "Deshazte de mí si puedes idiota".

- Joder. - Gruñó. ¿Cómo iría por Hinata con reverenda cosa en su frente?, ¡ésto era una burla!

Él poseía un rostro perfecto, limpio de imperfecciones, trataba de cuidarse su piel con tratamientos y no consumía nada que pudiera sacarle granitos, entonces, ¿por qué le pasaba ésto?, ¿por qué el día de su cita?

- ¡Mamá! - Llamó.

- ¿Sí, cariño? - Llegó la hermosa mujer de cabellos azabaches, pasando por la habitación hasta entrar al cuarto de baño.

- Quítamelo. - Exclamó el joven Uchiha, señalando la criatura que vivía en su frente. La mujer se cubrió los labios al ver ese grande, muy grande barrito.

- No debes Sasu-chan, te lastimarás el rostro. - Éste frunció el ceño, viendo de nuevo su reflejo en el espejo.

- Es horrible... No puedo salir así, ¡hoy tengo una cita con Hinata! - La mujer le miró sorprendida.

- ¿Saldrás con Hinata-chan?, ¡qué maravilla!

- No mamá, mira ésto. - Se señaló la frente. - ¿Crees que no se espantará por ver algo tan horrible? - A Mikoto se le antojó reír, mas no lo hizo, si se burlaba de su hijo estaba segura de que éste no saldría de casa en una semana.

Debía ser una buena madre y aconsejarlo.

- Sasu-chan, Hinata-chan es una buena chica. Ella no te juzgará por algo como un barrito, ella no es de las que se enamoran de una cara bonita. No la creas tan superficial. - Le habló de aquella manera dulce que sólo su madre y Hinata podían entablar.

- Mamá, yo soy una cara bonita. Si no lo fuera, ¿qué tendría de interesante?, ¿dinero? - Mikoto se sintió ofendida al ver como su hijo decía algo tan superficial.

- ¡Uchiha Sasuke!, ¡te me arreglas en este momento!, iremos a casa de Hinata-chan te guste o no. - Dicho ésto salió del cuarto de baño privado perteneciente a su hijo.

- Pe-Pero... ¡Mamá! - Suspiró al ver como lo ignoraba. Al parecer no tenía escapatoria.

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- Mamá, ya estoy listo. - Anunció. Bajó los treinta escalones del segundo piso, se paró frente a la puerta de entrada y esperó que apareciera su madre. - ¡Mamá! - Gritó, ahora no sólo lo obligaba a presentarse con un tercer ojo en su frente, no, también lo hacía esperar.

- ¡Qué impaciente Sasu-chan!, espera, ¿quién eres? - Preguntó desconcertada, viendo a un chico idéntico a su hijo, sólo que con todo su azabache cabello cubriéndole la frente.

- Qué graciosa. Vamos. - Gruñó el menor. Salieron de la gran mansión y subiendo a uno de los autos, el Mercedes que pertenecía a su madre partieron con ruta a la mansión Hyuuga.

Bien, ahora comenzaba su tortura.

- ¡Te ves horrible! - Se burló la mujer.

- ¡No te burles!, ¿qué clase de madre eres? - Bufó.

- Una que te quiere, pareces un completo emo hijo, por favor arréglate el cabello. - Decidió no poner atención a lo que decía su madre, se sentía nervioso ya que en verdad se veía un poco ridículo con tanto cabello cubriendo su rostro.

- Joder. - Gruñó de nuevo.

- ¡Llegamos! - Se sorprendió un poco al llegar, ya que en todo el camino estuvo distraído no había puesto mucha atención al tiempo. Pararon en seco frente a otra mansión, pasando por el gran portón de madera que fue abierto por algunos sirvientes vestidos con trajes tradicionales, al parquear el auto, cerca de la mansión observó que ésta era igual o más grande que la suya, sólo que ésta era un poco más tradicional.

- Bienvenidos. - Los saludó uno de los sirvientes de la mansión.

- ¿Están Hana y Hinata? - El joven asintió.

- Las llamaré. - Siguieron al joven hasta una habitación. - Tomen asiento por favor. - Por inercia se sentaron, de repente apareció el mayordomo. - ¿Gustan un poco de Té? - Asintieron. En eso aparecieron por la entrada las dos Hyuugas, con su gran parecido y largo cabello azulado.

- Mikoto-san, Sasuke-kun. - Saludaron a la vez las dos mujeres.

- ¡Hana, Hinata-chan! - Ambas se acercaron, Hinata tomó asiento a su lado.

- Ho-Hola Sasuke-kun. - Saludó sonriente.

- Hola. - Respondió éste evitando la mirada de la morena.

- ¿T-Te sucede algo? - Preguntó en un susurro.

- No. Es sólo que... te ves linda. - Ambós adquirieron cierto sonrojo en su rostro.

- Gra-Gracias. Sasuke-kun, ¿te hiciste un nuevo corte? - Trató de acercar su mano hasta los azabaches cabellos de él, pero éste lo evitó, tomando su mano suavemente. Ambos se sonrojaron ante el tacto.

- Pruebo un nuevo estilo. - Mierda.

- ¿En serio?, pero... te ves bien con tu peinado de siempre. - Vio como la chica se sonrojaba y bajaba la mirada tímidamente, le pareció una imagen hermosa, si no fuera por sus dos espectadoras.

- ¡Son tan lindos! - Soltó Mikoto.

- Sí. Sasuke-kun es un chico lindo. - Dijo suavemente Hana, su suegra.

Sí, suegra. Porque para él Hinata ya era su futura esposa.

- Ma-Mamá. - Susurró avergonzada Hinata.

- Mamá. - Reprendió leve Sasuke, a veces su madre lo avergonzaba.

- ¿Qué?, hacen una tierna pareja, ¿no crees Hana? - La Hyuuga asintió.

- Sasuke-kun es perfecto para mi Hina. - Los colores rojo intenso cubrieron el rostro de la hija mayor de los Hyuuga.

- Hinata, ven conmigo. - La chica asintió. - Daremos un paseo. - Habló el moreno, entre pidiendo autorización y anunciando que lo harían. Al ver la aprobación de ambas madres, ambos huyeron de aquella habitación, dejando a dos entusiasmadas y sonrientes madres.

- Ahora Mikoto-san, ¿por qué Sasuke-kun trae ese ridículo peinado? - Preguntó la peli azul. Bien, Hana no era tonta, pensó la Uchiha.

- Según él, se ve horrible porque le salió un barro en la frente, aunque, ¡es enorme! - Las dos mujeres no evitaron reír.

- Creo que Sasuke-kun se llevará una sorpresa. - Susurró para sí, con una leve sonrisa cubriendo su rostro.

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- Per-Perdón, a veces mi madre me avergüenza un poco. - Susurró ya estando ambos en el jardín.

- ¿Bromeas?, Mikoto a veces dice cosas que no debe. - Se quejó el moreno. Ambos sonrieron levemente a causa de sus madres tan peculiares.

- Lo sé. Ahora... ¿M-Me dirás que pasa con tu cabello? - Éste suspiró. No podía engañarlas, estaba seguro que su madre ya le había contado a Hana lo de barro, por lo que no valía ocultárselo a Hinata.

- Es que... me salió una cosa horrible en la frente y no quería que me vieras así. - Soltó avergonzado.

- ¿P-Puedo ver? - Preguntó en un susurro, recibiendo un asentimiento por parte del joven.

Hinata acercó su mano, lenta y suavemente hasta el cabello de Sasuke, desordenándolo, hasta encontrar lo tan horrible que decía el Uchiha.

Un barrito de mas de un milímetro.

Exagerado.

- Es horrible. - Soltó él. Se sentía Cuasimodo.

- Sa-Sasuke-kun. - El aludido le miró. - Yo también tengo uno. - Con su otra mano, la derecha para ser más precisos levantó su flequillo dejando ver un granito de igual tamaño, casi en el entrecejo de la chica. - Feo, ¿no?

- No. Aunque tengas diez o veinte de esos me seguirás pareciendo linda. - Ella se sonrojó.

- A mí también, Sasuke-kun. Eres muy lindo. - Sonrió, al parecer no estaba maldito, esa cosa latente en su frente era como un amuleto de buena suerte.

- Mañana iremos a un Spa. - De todas formas lo eliminaría.

- Sí. - Afirmó ella, tampoco le gustaba tener esa cosa en su frente.

Aunque no era tan malo, o eso creían.

Era su barrito de la suerte.


La verdad la inspiración me llegó al ver mi nuevo amigo. Sí, tengo un nuevo amigo que yace en mi frente D:

Así que quería que ambos también fueran unos granosos. Jaja, ignórenme, espero les haya gustado, gracias por leer y comentar.

Eyesgray o Lider-sama.