No he dormido absolutamente nada. Quiero vomitar, me duele la cabeza y estoy perdiendo la consciencia. Es la resaca más limpia que he tenido en mi vida. ¿Puedo pasar por tu departamento?, no podré sostenerme en pie mucho tiempo más…
—Te juro que no lo entiendo. ¿Cómo quieres que me tome su ofrecimiento?
No me acuerdo si dije eso mirándote a los ojos o al piso. O quizá a ningún lado en particular.
—Me dijo si me quería ir con él a USA a hacer una especialización, ¡El muy estúpido está comprometido! —tomé aire—, eso se lo ofreces a tu novia, no a tu ex novia. ¡Idiota, idiota, idiota, idiota!
No entendí la expresión que hiciste. ¿Te dieron risa mis palabras de odio porque aún amo a ese tarado? O tal vez él te dio risa y lo encontraste imbécil. Quizá la situación era imbécil. Tal vez yo también…
Creo que el alcohol me hizo efecto. Nos conocemos desde hace muchos años, sabes que soy una princesa de lágrimas fáciles, pero... ¡Quería mantener mi dignidad, Dios, si fue sólo un litro de cerveza entre ambas!
¿Por qué vienes? Sí, sé que me ofreces venir y yo acepto.
Pero aquí no hay nadie más que tú. Yo ya no existo, la antigua Mimi no existe más, sólo queda la chatarra de lo bella y hermosa que alguna vez fui. Entiende, aquí no hay nadie, ¡Que no vive nadie! Sigues viniendo. Me escuchas, me acompañas. ¿Por qué? Soy fea, gorda y mi piel cada vez parece más de un reptiliano…
No te entiendo. Yo puedo ser dramática, pero tu eres casi existencialista. Vives tu día a día y no hablas mucho de ti. Te preocupas por el resto y no quieres ser una molestia. Tu hermano me contó la vez que te desmayaste en medio del desierto, la vez que te desmayaste porque estabas agripada. ¡Si hasta casi te tragó el mar negro! Y yo apenas podía ponerme de pie porque no soportaba el dolor en mis piernas después de mi rutina de HIIT para entrar en ese maldito vestido. Sólo fue una semana de dieta y todo lo que bajé lo subí en unas cuantas horas en lo que duró el matrimonio. ¡Bailé horas extra sólo para quemar esas malditas calorías! Me haces sentir banal. No te entiendo, Hikari-chan. Eres una persona demasiado adorable como para esconderte tanto. ¿Sabes? Taichi se preocupa mucho por ti.
Sería injusto que Chatarra, de Amaral, se quedara sin su homenaje por acompañarme en el sentimiento de estar en la caca... Ahora, como dijo Eva, (sólo) es una canción de domingo por la mañana.
