¡Buenas lectores! Les traigo un nuevo proyecto que espero que sea de su agrado, es un bonito crossover de uno de mis libros favoritos, que espero que sea de su agrado, la pareja central será el FRUK pero incluirá a varios personajes para que les guste ;) Si no han leído el libro o visto la serie de éste, no se preocupen, pueden leer igual :3

Disclaimer 1: Hetalia no me pertenece, ni sus personajes, todo es de Himaruya Hidekaz :3

Disclaimer 2: El argumento de "El Décimo Reino" pertenece a Kathryn Wesley, y la versión tomada es de la serie que se llevó a cabo del año 2000 :)

¡Que lo disfruten!


Capítulo 1: Erase una vez.

Mi nombre es Arthur Kirkland, y bueno, tengo 23 años, vivo pegadito al bosque, lo cual, me agrada bastante, hay muchas oportunidades para encontrar seres desconocidos en lugares así, ¿no? Soy británico, pero mi hermano y yo llevamos años viviendo en New York, tenemos un cuarto en el Central Park, ya que a veces mi hermano hace unos trabajos aquí. Deben creer que es patético que viva con mi hermano mayor a mi edad, y, bueno, lo más probable es que tengan razón… Pero, aún no encuentro pareja ni nada por el estilo, y acá, tengo un trabajo por lo menos. Soy camarero en el restaurant del parque, pero espero un día encontrar un socio para abrir un restaurant propio, estoy seguro de que cocino de maravilla, se los juro, aunque Scott (mi hermano) piense lo contrario. De todas maneras, para abrir un restaurant necesito una pareja interesada en la comida… Por cierto, esto únicamente lo sabe Scott pero, nunca me han interesado las chicas, si eso me hace un homosexual, pues lo soy, aunque de todos modos, no he encontrado al hombre capaz de aguantarme… ¡Son todos unos verdaderos imbéciles!

-Bueno, Scott, ya me voy –le dije a mi hermano, cuando tomé mi bicicleta y me dirigí al ascensor.-

-¿A dónde vas? –preguntó, ese idiota sí que era distraído.-

-¡A trabajar, pues! Como todos los malditos días –suspiré, entrando al ascensor.-

-Este ascensor ha estado medio malo últimamente, te aconsejo que después subas las escalera –se rascó la cabeza entrando conmigo.-

-Como sea –suspiré.-

Prisión Monumento a Elizabeth Blancanieves.

4to Reino, 6:02 PM.

-¿Quién anda ahí? –preguntó un guardia, al escuchar un ruido.-

Nadie dijo nada, pero los ruidos siguieron, hasta que una silueta casi invisible adormiló al guardia con un polvo mágico. Sí, mágico. El guardia cayó y la silueta tomó las llaves que se encontraban en su cinturón.

Provincias colindantes, 4to Reino (6:03 PM).

En un carruaje iban en ese momento viajando por las provincias un joven príncipe y un hombre, de mediana edad pero de aspecto cuidado que lo acompañaba, aparentaba unos 55 años y quizás un poco más.

-¿A dónde es que vamos? –preguntó un chico de semblante aburrido, ojos pardo, cabello castaño casi rojizo y un rizo bastante peculiar.-

-A ver a los artesanos que hicieron un trono para vuestra coronación –dijo su acompañante.-

-¿No podemos ir de caza o algo mejor? –dijo, asqueado de la idea.-

-Lovino –lo reprendió el señor-. Habrá tiempo para todo, además, debemos pasar a la prisión Monumento a Blancanieves de modo rutinario. Su madrastra ha vuelto a pedir una condicional, la que vamos a rechazar totalmente.

El chico cogió un cojín y se lo puso en la espalda, gruñendo.

-¡Mendigo país! Lo único que necesita es gente que trabaje por una mierda de salario… ¡Gente como yo! –bufaba mi hermano, tratando de arreglar el ascensor, yo sólo suspiré mirando hacia otro lado.-

Siguió protestando por un rato, parecía que no escuchaba a nadie, y de hecho, estaba seguro de eso.

-Ehm, en el microondas está tu comida, ¿eh? –fue lo único que le dije, creo que no escuchó.-

El ascensor se abrió y entró el jefe de mi hermano, el dueño de ese hotel, un estirado pálido, con anteojos y aires de refinado, tenía acento alemán, pero la verdad es que era austriaco, miró a mi hermano y gruñó un poco.

-Pensé que habías arreglado el ascensor, Scott –dijo.-

-Lo hice –se quejó mi hermano-. Pero volvió a descomponerse.

-Bueno, pelirrojo, te recuerdo que tienes que esforzarte más si quieres mantener el empleo, afuera hay muchos que quisieran trabajar aquí… Muchos –dijo, sonriendo con sorna.-

Yo lo miré con enojo, ¿qué mierda se había creído? ¡A mí me jode su actitud, en serio! Pero a Scott aún más, pero tenía que morderse la lengua para no molerlo a golpes de una buena vez. Cuando el hombre salió del ascensor mi hermano dijo en voz baja "Hijo de perra".

-Bueno, hermano, nos vemos –dije, tomando mi bicicleta y saliendo.-

-Vas desabrigado, te puedes enfermar… Y, ¡cuidado en el camino!

-Sí –bufé, mientras caminaba.-

-Espera, ¿qué me cocinaste? –pero el ascensor se había cerrado.-

Unos hombres con apariencia de trolls caminaban por la lúgubre prisión del Cuarto Reino, usaban ropa bastante harapienta y tenían unas interesantes orejas, feos no eran, pero les gustaba causar esa impresión. Su líder, el mayor, era un hombre pálido de ojos violáceos, junto a él iban un rubio, un castaño y un pequeño, muy pequeño.

-¡Alto ahí! –se escuchó, era una voz femenina-. ¡Ven aquí!

La voz prevenía desde una celda de máxima seguridad, los trolls fueron hacia allá sin pensarlo.

A la salida de la dichosa celda, el carruaje que había estando deambulando se detuvo, el príncipe bostezó por el aburrimiento y bajó del carruaje junto a su acompañante.

En la celda de máxima seguridad se adentraban los hombres, el mayor de ellos ya había robado las llaves así que podía entrar. Había un letrero diciendo que los guardias no podían entrar desarmados ni solos, los más pequeños comenzaron a sentir miedo.

-N-No podemos entrar ahí –dijo el menor temblando.-

-¡No te preocupes, enano! –le dijo el mayor-. Aquí es donde está la reina –y una sonrisa se le dibujó en los labios.-

Miles de carteles comenzaron a aparecer mientras más se acercaban: No entre, no haga contacto físico, no converse con los prisioneros, no avance más allá de aquí.

-¡No entres ahí! –dijo el rubio, dirigiéndose al mayor.-

-Por favor, señor Iván, no pase para allá –le dijo el castaño de ojos azules.-

Pero él no hacía caso y seguía entrando más allá.

-Abre la puerta –dijo la voz femenina, bastante dulce.-

El ruso abrió una pequeña abertura en la puerta y ahí vio a la mujer, rubia de cejas algo gruesas, sonriendo con una caperuza de color verde cubriéndola, a su lado un perro de esos que en el mundo actual sirven para guiar a los ciegos. Ella sonrió abiertamente.

Afuera de la cárcel, Lovino llamaba al hombre que lo había cuidado desde niño, según todos sabían, que se había adentrado hacia esa lúgubre prisión.

-¡Guido! Maldición, ¿dónde estás?

Lo que encontró lo pasmó completamente, el hombre estaba completamente lleno de sangre, había sido brutalmente asesinado. Lovino tembló, pero fue atrapado por los trolls en ese momento.

-Hola, príncipe Lovino –dijo el mayor.-

Fue golpeado de las maneras más torpes posibles, hasta que bajó la reina Brittany, saludándolo con la mayor sorna posible.

-Veo que te has alejado de casa, hijastro –sonrió.-

-¡Vas a pagar por esto, maldita zorra! –gritó el italiano.-

-¿De veras crees eso? –rió-. El que suplicará acá vas a ser tú –sonrió dulcemente-. Mira, este perrito, ¿no es lindo? Bueno, es muy especial… ¡Es mágico! Y espero que te guste, porque vas a ser un perro por el resto de tu existencia –guiñó el ojo.-

El pequeño perro saltó sobre el italiano, quien congelado no pudo evitarlo, y con el tacto comenzó una extraña metamorfosis, donde el príncipe quedó convertido en perro y viceversa.

El perro comenzó a correr rápidamente, Brittany gritó… Los trolls fueron a buscarlo corriendo, el más pequeño dijo que era imposible que esperaba si estaban en una cárcel, dejando eso como una obviedad que nadie pareció tomar en cuenta. Aún así, comenzaron a correr muy rápidamente.

Cuando pasas de los 20 años, te das cuenta de que si algo emocionante iba a ocurrirte, ya se te pasó el tren hace mucho rato. Y puede que la vida sea así, ¿no? Mírenme, soy un inglés bastante interesante, pero la mayoría de la gente vive tranquilamente, probablemente es lo normal.

Brittany comenzó a pasearse por las celdas, muchos presos decían "Piedad, por favor, piedad". Ella seguía caminando. Los presos seguían gimiendo, angustiados, ella estaba buscando algo.

-Tú –dijo finalmente.-

En la celda había un hombre, rubio con el cabello algo largo, una mirada seductora, una pequeña barbita, y unos ojos azules como el mar más profundo, que se quedó mirándole largo rato, interesado en lo que debía proponerle.

-¿Qué eres? –preguntó ella.-

-Moi? –preguntó, sonriendo con dulzura-. Yo soy un hombre muy bueno que fue encarcelado injustamente –se arregló el cabello.-

-No me refiero a eso –bufó-. No me obligues a tener que hacerte la pregunta otra vez.

-Soy… -dijo, rascando su cabeza-. Soy un medio lobo –dijo, y sus ojos se volvieron de una mezcla entre su azul original y un tono naranjo.-

-Yo te puedo liberar –dijo-. Pero tendrías que ser mi ciervo~

-Por una comida, un desayuno, cena… Soy tu lobo, leal completamente –dijo, mordiendo sus labios.-

-He convertido al príncipe en un perrito –dijo, sonriendo-. Quiero que me lo traigas. Antes de que esos idiotas de los trolls lo hagan –dijo, jugando con su cabello.-

-¡Esos idiotas! –rió-. Yo lo haré, sin duda.

La reina abrió la reja y lo dejó salir, pero lo detuvo.

-Espera, primero… ¡Dame tu voluntad! –sonrió y él accedió.-

El perro, o sea, el príncipe seguía moviéndose por dentro de la prisión buscando como escapar. El lobo lo perseguía entre gruñidos. Lovino pasó a botar unos objetos que se veían valiosos, pero antiguos, entre ellos, había un espejo, que al verlo dejó la imagen de una ciudad en la noche. Al verse sin escapatoria, ya que el lobo francés lo había encontrado, saltó al espejo sin pensarlo.

Un viaje absurdamente complejo comenzó, dejando al perro en las calles de New York, corriendo eufóricamente, chocando con el inglés que iba distraído en la bicicleta, cayendo éste de cabeza al piso. Arthur quedó en el piso inconsciente, la bicicleta en el suelo, y el perro al otro lado, de igual manera. Todo parecía completamente ilógico en ese momento, ya que de pronto, aparecería igualmente en el parque el lobo. Quedó impresionado, admirando las luces de esas ciudad nocturna, algo le gustó, no sabía el porqué. Comenzó a correr, ya que, por alguna razón, no quedó justamente donde había llegado el príncipe Lovino.

El lobo corría, olía a comida y eso le encantaba, había que decirlo, era un hombre demasiado ardiente y sensual, además, con un apetito enorme, y, no me refiero sólo a comida.

-Huele a carne –dijo, lamiéndose los labios, al frente había un restaurant.-

Arthur iba llegando a su trabajo, con la bicicleta en las manos y el perro a su lado. Entró, donde estaban todos sus compañeros de trabajo, entre ellos, una chica que era americana, de cabello corto y una sonrisa algo infantil, ésta lo miró preocupada.

-¿Dónde estabas? Y… ¡Qué pasó en tu frente, tienes sangre!

-Oh –suspiró-. Rompí la bici, perdí mi billetera y encontré novio –rió.-

-¡Qué perrito más lindo! –dijo la muchacha.-

-Lo pasé a golpear con la bicicleta, pero no está herido –dijo, agachándose hacia donde estaba su amiga acariciándolo.-

-¿Y cómo se llama?

-Ni idea, no tiene collar –dijo, mirándolo algo intranquilo.-

-Parece todo un príncipe –dijo, acariciando al perro.-

-Bueno… ¡Hello, prince! –dijo, esbozando una pequeña sonrisa.-

Afuera, se encontraba una pareja cenando un gran plato de carne, que dejó al lobo boquiabierto, babeando a más no poder.

-Se ve rico, ¿eh? –dijo, con un tono que parecía de orgasmo.-

Se detuvo y habló para sí mismo.

-¡Has venido a trabajar! –dijo, tratando de calmarse-. Pero… ¡Qué hambre! Tengo que comer algo… Le loup a faim ("el lobo tiene hambre") –suspiró.-

Su olfato era demasiado bueno, pudo notar que había olor a perro. Y lo gritó a viva voz, una mujer miró su plato algo asqueada y sorprendida. El francés sonrió, diciendo que mataría dos pájaros de un tiro. En la cocina, Arthur encerró al príncipe en una bodega.

-Te quedas aquí, y por favor… ¡Callado! Si haces un ruido me despiden y nos jodemos los dos, conste…

El perro ladró, señal afirmativa supongamos.

-Shut up! O te devuelvo en donde te encontré.

-El especial de hoy es cordero –dijo la americana amiga de Arthur.-

-¡Oh, cordero! –gritó el francés-. Piensa, en esos corderitos cuando corren, saltan, provocativamente, de arriba para abajo… ¡Y con esas pastoras que los cuidan! Son todas tan… ¡Ah! Pero bueno, no pienso comerme a ninguna –rió.-

La chica lo miraba extrañada y él, no dejaba de hablar de comida, de carne, de que era un dios para comer y cocinar, y que había nacido para eso.

Arthur trataba de tomar la orden de un matrimonio, los gritos desaforados del lobo lo desconcentraron un poco. "Ha de ser un imbécil", pensó, pero tuvo que salir ya que escuchó ladridos provenientes de la bodega.

Entró, diciendo que era suficiente y que se lo llevaría, pero lo que vio al entrar lo dejó frío. En el piso, escrito con harina, decía Danger, el perro lo miró, tenía angustia en los ojos, preocupación… ¡Vaya a saber uno, es un perro!

-Bueno, creo que… ¡Mis amigos tienen razón, seguramente me he vuelto loco! ¿Quién escribió esto, eh? –pensó-. Pero estabas bajo llave… ¿Lo has escrito tú?

El perro ladró, afirmativo.

-¿Eh? –se sorprendió-. Ladra una vez…

Y el perro ladró.

-¡Bueno, dos veces! –parecía dispuesto a no perder la pelea.-

El perro volvió a ladrar, esta vez, dos veces. Arthur quedó frío.

-Entonces, va a tomar el especial de cordero y… ¡Toda una botella de vino!

-Sí, gracias… -dijo el francés, sonriendo.-

-Ok, vengo de inmediato.

-¡Espera! –dijo, tomando su brazo-. Estoy buscando a una persona, que debe haber encontrado a mi perrito –dijo, con los ojos llenos de ternura.-

-¡Ah! El pequeño es suyo –dijo, enternecida-. Se lo diré a Arthur, está atrás –y se fue.-

Arthur seguía ahí, mirando al perro completamente consternado.

-Entonces, ¿entiendes lo que digo? –preguntó, por última vez.-

El perro volvió a ladrar.

-¡Ah, suficiente! –dijo, estaba con los pelos de punta.-

Miró al perro, muy sorprendido y finalmente preguntó.

-¿Estamos en peligro, acaso?

El perro volvió a ladrar y lo agarró de la ropa. Era muy fuerte, parecía estar molesto todo el tiempo, entonces, desaparecieron. La chica americana entró justo en ese momento, junto al francés a su lado, buscando a ambos. El lobo alcanzó a notar que en el suelo decía "peligro" y lo borró con el zapato.

-Bueno, creo que se ha ido –dijo, suspirando ella-. Creo que al caerse se dañó o algo.

-¡Pobre! –dijo, con falsa tristeza-. Tal vez, tú puedas decirme dónde vive para ir a buscar a mi mascota –dijo, de manera coqueta.-

-¡No puedo hacer eso, no te conozco! Y… -dijo, pero parecía perderse en los ojos color mar.-

-Claro que puedes hacerlo –él, se mordió el labio inferior.-

Scott dormía, profundamente, hasta que sintió un ruido.

-Sea quien sea, puede irse a la mierda –dijo, tratando de seguir durmiendo.-

-Buenas noches –dijo el francés, apareciendo de la nada.-

-¿Quién eres? –preguntó el pelirrojo sorprendido.-

-Mira, tengo una oferta para ti~ Pero necesito que digas dónde está Arthur –sonrió.-

-¿Qué tienes tú que ver con mi hermano, eh? –preguntó.-

-¡Dime! Y te daré esto~ En esta botellita, hay una poción que te ayudará a acabar con tu sufrimiento financiero, pareces un hombre que sufre por dinero…

-¡No pienso hacerte caso! Ni decirte dónde está Arthur…

-¿Es él? –dijo, tomando una foto que había en una mesa-. ¡Es imposible!

-¿Por qué lo dices? –preguntó el pelirrojo algo aturdido.-

-¡Es… Es… Es delicioso! –gritó, mordiendo sus labios-. Es exquisito, parece un ángel… -y comenzó a aullar, de manera desaforada-. ¡Me encanta! –sus ojos volvieron a adquirir ese color extraño.-

Scott lo miró extrañado, si bien actuaba como si odiaba a su hermano era bastante celoso con él, más cuando sabía que le gustaban los hombres, y según Scott, eran todos unos aprovechados en esos aspectos, ya que veían a su hermano como presa fácil.

-¿Es verdad que esta botella es mágica? –preguntó el británico mayor.-

-Pide un deseo cuando la bebas, te servirá –dijo el francés sonriendo-. Y dime, ¿dónde está tu hermano? –dijo, arqueando las cejas.-

-¿Para qué lo quieres, eh? –dijo, obviamente celoso.-

-Sólo para pedirle a mi perrito –dijo, excusándose.-

-¿Seguro? –levantó una ceja.-

-Por supuesto, además… Hay una recompensa que le daré personalmente –se mordió el labio.-

-Si no está trabajando, debe estar en la hermana de nuestra mamá, ella insiste en que soy una mala influencia o algo por el estilo –bufó, mientras aceptaba la dichosa botella.-

-Así son las mujeres –rió el rubio.-

-A esa sólo le importa una cosa –dijo, suspirando.-

-¿Qué? ¿Regalos? ¿Flores?

-¡Meh! La plata, el dinero…

Antes de irse, el francés agarró la foto de Arthur, colocó su mano sobre el hombro de Scott sonriendo y dijo:

-¡Ha sido un placer!

Arthur estaba durmiendo profundamente con el pequeño príncipe al lado suyo, sintieron tocar la puerta pero fue su tía la encargada de ir a abrir. Sacó los cerrojos de la puerta y la abrió, ahí vio al lobo, con un ramo de flores y una sonrisa en el rostro, aunque algo sorprendido.

-Oh, debo haberme confundido –sonrió-. Buscaba a la tía de Arthur…

-Espera, soy la tía de él –dijo, algo aturdida.-

-¿En serio? Usted podría ser su hermana… ¡Con lo bella que es! –dijo, sonriendo.-

-¡Oh! Y eso que aún no me maquillo –dijo, era pelirroja y de todos modos se veía bastante joven.-

-¿Puedo pasar? –preguntó sonriendo.-

-Ehm, pero… ¿Quién es usted?

El rubio se arregló el cabello, sus ojos estaban cada vez más azules y profundos, guiñó el ojo tiernamente y dijo, sin meditarlo:

-Yo, soy su novio –rió.-

-¿Novio? –ella sabía de la condición de Arthur, pero se sorprendió-. Él no me ha dicho nada al respecto.

-Típico de él, es un tontito que no asume sus sentimientos –dijo, curiosamente, no se equivocaba.-

Aún así, Murron, la tía de Arthur lo dejó pasar, le dijo que esperara por ahí ya que ella aún no se vestía. Rato después, Arthur salió de su habitación y aturdido preguntó:

-¿Tía, dónde estás?

-Aquí querido –dijo, lobo, escondido en la habitación.-

-Buenos días –dijo, abriendo la puerta de la habitación.-

Arthur se encontraba con unos calzoncillos largos, el torso desnudo y una bata de color verde.

-¿Quieres té con tostadas? –dijo, corriendo las cortinas.-

Algo se escuchaba dentro de las sábanas de esa cama, donde yacía el lobo tapado.

-¿Pasa algo? –preguntó-. Suenas horrible…

Al tratar de sacar las sábanas, se encontró con el lobo.

-¡Sorpresa!

Arthur se congeló.

El francés se colocó sobre Arthur, amenazándolo con una pequeña cuchilla que había sacado de la cocina.

-Mon dieu! –gritó-. ¡Eres espectacular! Tu foto queda chica ante esto… ¡Eres fantástico! –miró su mano y se percató de la cuchilla-. ¡Oh! Disculpa, disculpa… -dijo, lanzando la cuchilla lejos.-

El inglés trató de correr, él quiso detenerlo, gritando que por favor no se fuera.

Arthur trató de salir por la puerta, pero él la cerró.

-¿Y el perrito? ¡Seguro duerme! –sonrió el lobo, tratando de no dejar escapar al inglés-. Oh… ¡Hueles de maravilla! Ya había captado tu olor antes, pero nunca tan de cerca –dijo, acercándose más y más al inglés-. Me gustan los perfumes, pero prefiero el olor auténtico de una persona… Tú, Arthur, hueles como un almuerzo de domingo –se acercó.-

-¡No te acerques, maldito pervertido! –gritó.-

-Tienes bellos ojos, y tus dientes… ¡Tienes todo lo que debes tener, y bien puesto en su lugar! –dijo, contemplando el escenario-. ¡Oh, me he enamorado!

El inglés tomó un florero y lo rompió en la cabeza del francés, para luego salir corriendo.

Arthur seguía buscando maneras de huir mientras corría por la casa, el francés lo perseguía, tomó un peine de la mesa y peinó su cabello, para luego dirigirse al inglés que lo amenazaba con una escoba.

-Está bien, comenzamos mal… ¡Asumiré la culpa si me dejas salir contigo!

Arthur lo golpeó repetidas veces con la escoba, incluyendo sus partes nobles. Él se sintió vulnerable, y fue así como Arthur le empujó fuera de la casa por la ventana. Nuestro pobre lobito cayó en unas bolsas quedando inconsciente.


¡ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO! Y ya saben, como siempre, los reviews que puedan dejar darán ánimos de continuar el proyecto :)
Aún no decido cada cuánto subiré capítulos, pero si los lectores quieren que sea rápido, lo haré ^^

Nos vemos cuando nos veamos :)