Descargo: Los personajes no me pertenecen, son obra de Sorachi Hideaki.
Gracias
A Sougo le tomó mucho tiempo percatarse de que la china en realidad no iba a agradecer absolutamente nada. En ese momento se sintió estúpido. Claro que no iba a decir nada, era una china tonta.
Pero Okita Sougo es un hombre de armas tomar. En menos de un minuto se escabulló de su patrullaje y se encaminó a la Yorozuya. Una vez en el edificio no fue difícil entrar. Lo difícil fue despertar a la Yato.
La chica se encontraba dormida sobre el sofá. Al parecer el jefe y las gafas no se encontraban. Probó hablarle, insultarle, incluso tiró un poco de su cabello pero nada surtió efecto. Terminó por decidir que lo único capaz de regresar a la china al mundo de los vivos era la comida. El sukonbu estaba sobre la mesa.
Intentó tomarlo pero, cuando su mano se encontraba a sólo unos centímetros de la comida, una mano blanca y pequeña lo detuvo.
—No toques mi comida, sádico—. Fué lo único que Kagura pronunció antes de volver a cerrar sus ojos.
—China.
—China
—China.
—Cállate, uh.
—China. — Sougo observó a Kagura suspirar y terminar por incorporarse en el sofá mirándolo con molestia.
—¿Qué mierda quieres? Gin no está.
—Quiero mi agradecimiento.
—Ya te dije que gin no está, sí.
—China.
—¿Qué?
—Quiero que tú me agradezcas. — aclaró. La china lo miró como si le hubiera salido un tercer ojo.
—¿Qué?— Frunció el ceño ante su estupidez.
¿Tan difícil era para su cabeza el agradecerle por el sacrificio que había hecho al ofrecerse a casarse con ella luego de que ya no pudiera hacerlo por el incidente del shinigami? ¿O agradecerle por el hecho de haber conseguido que el país entero llorara su muerte falsa?
China desconsiderada.
—Agradece, China.— Su respuesta fue un golpe en la cara.
—¿Crees que puedes venir a mi casa...
—No es tuya, es del jefe...
—...intentar robar mi comida...— China hablaba cada vez más alto, sus ojos brillaban con furia.
—Aunque si lo piensas, tampoco es del jefe, es de la vieja de abajo.
—...y exigir un gracias por no sé qué cosa?
—China, eres lenta.— China le lanzó un golpe que esquivó con facilidad al tiempo que desenvainaba su espada para defenderse de los ataques.
Luego de varias horas, unos cuantos edificios menos en la ciudad, un hueso roto -resultado de despertar a una Yato y exigir un agradecimiento que merecía- Okita Sougo se percató de que no había conseguido un sólo gracias.
¡Hola ositos!
Aquí está la osa roja con un nuevo fanfic. Será un two-shot (o como se escriba).
Para los que no están enterados hace poco se realizó un festival (o algo así) en Japón. Y según lo que cuentan personas que asistieron hubo momentos okikagu (cabe mencionar que la osa no tiene la menor idea de en qué consiste exactamente el festival o los momentos okikagu). El caso es que con la información que okikagu zone( una página de Facebook) facilitó cree este fanfic.
Y pues eso, la segunda parte ya está en mi cabeza y sólo queda escribirla.
Bye
