Los personajes de Ranma ½ no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi, solo los utilizo para darme alguna que otra escena de amor que ella me negó con tan entrañables personajes.
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Regalo
Miro sus manos y suspiro pesadamente. Lo que sostenía entre ellas no era tan grande: una pequeña caja color violeta con motas blancas que era atravesada con un lindo moño, blanco también. Aunque su peso era mínimo, el sentía sostener toneladas, temía que se le resbalara entre sus diestros dedos, en ese momento temblosos, se encontraba sumamente nervioso, no era el hecho que fuera la primera vez que el hacía eso, si no que era para ella.
Sabía lo que significaba un regalo ese día, y aun así, hiperventilando desde hace más de una hora y tratando de encontrar las palabras adecuadas a decir cuando estuvieran frente a frente, estaba dispuesto a entregárselo, justo a ella.
Ella, la estúpida chica terca que siempre lo golpeaba sin medir su fuerza por cualquier cosa, que claro estaba, "no era su culpa"; la que jamás escuchaba sus explicaciones y se negaba a ver más allá de lo que sus ojos le permitían.
- esa boba...- dejo su queja al viento. No entendía como era posible que todos se dieran cuenta de sus sentimientos hacia ella, excepto ella, rio sin querer reír, hasta el, tan denso como era logro comprender que lo que sentía por esa tonta, torpe, y hermosa chiquilla era amor. Quizá dudo en un principio de lo que sentía, no tenía con que compararlo, jamás se había enamorado, pero se sorprendió a si mismo observándola entre clases, despertado solo por el borrador lleno de tiza en la cara que le arrojaba el profesor, o cuando veía a Charlotte tartamudeando para confesar lo que él le quería gritar a ella, eso le hacía arder la sangre. Celos, le habían dicho que se llamaba ese sentimiento.
Total, ya habían pasado varios días después que que ella le regalara un chocolate, no fue grande como el de U-chan, o dulce y empalagoso como el de Shampoo, ni siquiera quería pensar en el de Kodachi, que no probo por miedo a ser envenenado, no, el de ella fue una simple barra, envuelto en celofán rojo, como el de su camisa, color favorito de él, el sabor era ligeramente dulce, amargo más bien, como le gustaba a ella, supo después de haberlo probado, sin poder contener un suspiro, que lo había comprado ya hecho, cosa que agradeció y maldijo al mismo tiempo, "¿cómo era posible que así como era de terca y aguerrida no hubiera intentado hacerlo ella misma?" poco después se enteró que si lo había intentado, pero por un percance con sus otras prometidas este término destruido y ella no vio más remedio que comprar uno ya hecho para poder regalárselo a él.
Ahora rio con ganas.
Ella le había regalado un chocolate a él, a Ranma Saotome, no a otro idiota como temió días antes. Sabía lo que ella le había querido decir con ese "delicado gesto", ella lo quería. Y no era solo un sentimiento de amistad, claro que no. recordó la manera en que se lo entrego, dándole de lleno en la cara cuando él se encontraba caminando encima de la reja que recorrían como siempre de regreso a casa, le reclamo, obviamente, pero ella no levanto la mirada, siguió caminando ignorando sus reproches… "-deberías ser más delicada, ¡idiota!, ¿Qué acaso estás loca? Pudiste haberme tira... do-" y fue ahí cuando distinguió el chocolate. Guardo silencio, lo metio con sumo cuidado en el bolsillo de su pantalón y camino detrás de ella todo el camino con las manos cruzadas detrás de su cabeza, como de costumbre, contemplado como lo miraba de reojo cada que el fingía distracción.
Era claro lo que quería hacer, ya estaba cansado de tener que soportar como otros se le acercaban a su Akane. Ella era para él y el para ella, así tenía que ser.
Con un ágil brinco bajo del techo, donde había permanecido meditando lo que haría continuación. Ese lugar, por el simple hecho de estar arriba de la habitación de ella le brindaba paz y tranquilidad como ningún otro lugar en Nerima, ahí podía estar durante horas sin cansarse de escuchas y sentir los movimientos de su marimacho, tan torpe como era, en su habitación. Además de que siempre el cielo diurno le regalaba la mejor vista y los más coloridos atardeceres.
Tenía entre sus manos la manera perfecta para declarársele a Akane, solo tenía que entregarle la pequeña cajita y ella comprendería todo, era un plan sencillo pero efectivo, no podía fallar. Estaba ansioso por verla, después del desayuno él había salido corriendo de la casa de los Tendo para hacer lo que se proponía, debía buscar algo lindo, que combinará con la esencia de Akane. Había ahorrado durante días e inclusive había hecho tratos con la codiciosa de Nabiki con tal de obtener más recursos, pero había valido la pena.
Camino directo a la cocina, sabía que akane no estaba en casa puesto que no la había escuchado mientras se encontraba arriba de su habitación ni la había oído entrenar en el dojo, y suponiendo que kasumi la habría pedido algún favor decidió que lo más indicado era consultarle a ella.
-Akane salió con Ryoga, al parecer él tenía algo importante que decirle- dijo la siempre sonriente Kasumi concentrada partiendo los vegetales para la cena, levanto la mirada y observo como estaba por ponerse el sol –oh, por cierto Ranma, ¿podrías ir a buscarla? Ya es un poco tarde- dijo, mientras buscaba al muchacho con la mirada y no lo encontró, lo que no supo fue que no era necesario pedirle que fuera a buscar a su hermana menor, pues solo al escuchar las primeras cuatro palabras había salido corriendo detrás de su prometida.
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¡Hola! Buenas noches, ¿o casi días? Aquí les traigo mi primer fic, espero que les agrades, se aceptan sugerencias y críticas, todo lo que venga es bueno. Mil gracias por leer y hasta el siguiente capítulo.
Atte.: Any
