Disclaimer: Los personajes de la saga Crepúsculo son propiedad de Stephenie Meyer y su casa editorial. Queda completamente prohibida la reproducción total o parcial de este material, la historia es MIA y mi trabajo me ha costado pensarla, solo será publicada aquí y yo Rosalie Slade soy la única que decide si se publicara en algún otro lugar.
Historia de un amor como no hay otra igual
Capitulo 1: La transformación.
Los días habían pasado ya lo suficientemente rápido aunque sintiera como si hubiera sido ayer cuando me transformaron. En estos últimos dos años había intentado de todas las formas posibles que Edward se sintiera cómodo estando conmigo, no era porque lo quisiese o algo parecido, simplemente no estaba acostumbrada a lo que los humanos catalogaban comúnmente como rechazo.
Intentando olvidar el tema de Edward me di un último vistazo en el espejo, por más que hubiera intentado seguir cepillando mi cabello sus ondas ya se encontraban proporcionadamente acomodadas cayendo una tras otra tras mi espalda. Me regale una sonrisa y me dispuse a salir de mi habitación regalándome un último vistazo. No quería escuchar a Edward tocar un minuto más, así que simplemente salí del hotel en el que nos encontrábamos en ese momento; di un par de pasos antes de comenzar a correr a la velocidad que ningún humano podía ver. Sentí como se ondeaba mi cabello gracias al viento dándome una tranquilidad que solo el hecho de correr y cazar me podían dar.
Sin darme cuenta había llegado a un bosque, me detuve unos instantes a trenzarme el cabello y afine lo mas que pude mi olfato, si este no me fallaba podría decir por el efluvio que percibía que había un oso cerca. Me prepare mental mente para lo que estaba por hacer y me encamine hacia el lugar donde lo percibía, conforme me fui acercando otro olor se hizo presente, un tanto acaramelado, algo suculento para alguien con sed y dispuesto a matar a un humano.
Fruncí el ceño al irme acercando cada vez mas mientras guardaba la respiración, ¡Alguien estaba siendo víctima de aquel oso!. No podía decir que yo fuera una amante de la vida humana, pero no podía permitir que aquel oso le quitara la vida a un inocente. Me lance sobre el dándole una fuerte mordida en la nuca comenzando a alimentarme. Sentí su sangre inundando mi garganta mitigando así la horrible picazón que estar hambrienta causaba al tiempo que sentía aquel enorme cuerpo vencerse ante la muerte.
Al terminar lo deje a un lado y recordé aquel ser que había estado en las garras de lo que acababa de ser mi cena. Le di un último vistazo y lamente enormemente su estado dándolo por muerto; cuando estaba dispuesta a irme escuche el vago sonido de un corazón latiendo, tal vez aun tenía esperanzas de que estuviera vivo. Sin pensarlo dos veces tome entre mis brazos aquel enorme cuerpo de hombre; Corrí sin detenerme durante un largo tramo teniendo conciencia de no lastimarlo aun mas. Fije mi mirada en su rostro un tanto ensangrentado notando así unas hermosas y particulares facciones, el camino fue un tanto largo teniendo así el sonido de sus quejidos en mi oído. Estaba desesperada algo me decía que realmente no quería que ese hombre muriese.
Al estar ya cerca de aquel lugar deje el cuerpo con cuidado en la parte de atrás del hotel, estaba completamente consciente de que aquello podía ser un hecho extraño y un tanto aberrante por lo que corrí sin descansar en búsqueda de Carlisle tal vez el podría ayudarle. Este le contemplo notando su estado realmente crítico agachando la mirada y meneando la cabeza.
-Lo siento Rose, pero este hombre ya no puede ser salvado.- Murmuro palmeando mi hombro intentando darme ánimos. Fruncí el ceño llevando dos dedos de mi mano derecha a mi nariz en un intento de relajarme.
-Lo quiero junto a mi.- murmure girando mi rostro para mirar al que ya tenía unos dos años llamándole padre. Estaba siendo egoísta, lo sabía, pero no quería que él muriese así, por el ataque de un oso y en el callejón de atrás de un hotel.
-¿Estás segura?.- Me pregunto con una mirada llena de comprensión, sabia a lo que me refería, sabía que le estaba pidiendo que lo transformara. Afirme lentamente con mi cabeza contemplando al fornido hombre ganando así que Carlisle tomara mi mano.- Así será entonces.- murmuro levantando mi rostro para que le mirase con su mano desocupada.- no tenemos mucho tiempo.- menciono comenzando a movilizarse buscando la mejor manera de introducirlo en el hotel.
Pasaron menos de quince minutos en lo que Carlisle logro conseguir la mejor habitación del lugar completamente separada de todas las demás, Edward por su parte, me ayudaba a introducir al hombre "sin nombre" con sumo cuidado para que nadie lo notase, era complicado, pero no imposible.
-Vas a robarle su alma.- Menciono mi hermano en tono serio contemplando mis ojos aun con el cuerpo recargado en su hombro derecho.
-No me hagas recapacitar ahora.- Respondí regalándole una mirada furiosa segundos antes de asomarme por una pared para indicarle con una mano que podía seguir.
-Sé que puedo seguir.- Comento en el mismo tono hostil que estaba acostumbrado a usar conmigo. Seguí caminando a paso firme pensando "haz lo que quieras, veamos cuánto tiempo más puedes hacerlo solo". Sabía que él me escuchaba gracias a su extraño y muy útil don en ocasiones, pero sus aires de suficiencia comenzaban a hartarme. Por suerte para el hombre sin nombre y por desgracia para mí y mis ganas de demostrarle a Edward que podía equivocarse llegamos lo suficientemente rápido a la habitación.
Edward deposito su cuerpo sin cuidado sobre la cama.- ¡Hey!.- Le grite corriendo a la cama a acomodarlo con más cuidado escuchando como los latidos de su corazón eran mucho más pausados.- Carlisle.- Le llame con ojos suplicantes colocando una de mis manos en el pecho de aquel hombre.- Esta muriendo.- Murmure levantándome de la cama en cuestión de segundos al tiempo que mis ojos eran testigos de la mordida que Carlisle le propiciaba en el cuello.
Una hora había pasado ya desde la mordida, sus quejidos habían sido un tanto fuertes y agradecí de sobre manera el hecho de que la habitación estuviese completamente aislada, le contemple escuchando los cambios en los latidos de su corazón, se escuchaba bien. Un poco más vivo. Su piel cambiaba de color, tornándose más pálida, más perfecta, más parecida a la mía.
Edward había decidido salir del lugar, los pensamientos de dolor y oscuridad que aquel hombre sentía eran mucho más fuertes de lo que él estaba dispuesto a tolerar, había decidido ir al último piso a entretenerse en el bar tocando un poco el piano. Podía alejarse lo más posible, pero aun escucharía el murmullo de sus pensamientos. Acaricie lentamente la mano de aquel hombre que contenía entre las mías en un intento fallido de lograr que se relajase, aun estaba tenso, aun se quejaba con frecuencia.
Fruncí el ceño al ser sacada de mis pensamientos escuchando la puerta de la habitación ser abierta, Edward ya había regresado. -Aléjate.- me ordeno provocando así que soltara a aquel hombre colocándome en la pared opuesta.
-¿Puedes oírme?.- Pregunte al hombre en tono solemne, sabiendo que era una pregunta estúpida por la mirada que Edward me acababa de regalar, causando así que Carlisle llegara inmediatamente a mi lado, mientras Esme, mi madre se ocultara tras Edward.. El hombre soltó un gemido irguiéndose por completo lo suficientemente rápido para mirar a Carlisle.
.-Gracias.- Menciono sorprendiéndonos a todos, aunque aun podía sentir el brazo de Carlisle atravesando mi cuerpo deteniéndome y protegiéndome… Sabia por experiencia propia que un neófito era peligroso, ahora vería que tanto con mis propios ojos.
-¿Cómo te sientes hijo?.- Pregunto Carlisle en tono paternal, pero lo suficientemente cuidadoso.
.- Mejor que nunca.- Murmuro aquel ser mirando sus manos con detenimiento.- He sido salvado por un ángel de Dios.- Complemento en un tono más audible clavando su mirada en la mía regalándome una sonrisa
