Droit du seigneur

Advertencia: El fic puede contener fuerte contenido sexual, ya sea en lenguaje, acciones y connotaciones de esta índole. Se recomiendo que solo gente mayor de 18 años lea dicho contenido. Fuerte violencia.

Aclaraciones antes de leer: Esta historia se desarrolla en un universo donde las mujeres no existen, más si los donceles, por lo tanto se maneja el MPRG si no es de tu gusto no leas. El fic está orientado en la edad media específicamente en el siglo XV.

Fey Rune está en su versión MixiMax por lo tanto su cabello es rosa, su piel morena y posee ojos rojizos.

Cualquier duda o aclaración será respondida.

Resumen: El derecho prime era uno de las tantas "prestaciones" de las que podía echar mano señor feudal regente. Un derecho que seducía a los bajos instintos de quien tomara el poder y siendo ejecutado constantemente por quienes saboreaban el iniciar a jóvenes vírgenes en los placeres del sexo. Zanark, hijo del señor feudal, y Rune, esclavo favorito de su padre, Alpha, el hijo de un herrero, y Gamma, un joven doncel gitano serán presas de un despliegue de problemas que los unirá de por vida.

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Capitulo 1

Sus ojos rojos miraban aburrido la copa de vino en sus manos, sin tener siquiera una real intención de ver aquel vulgar espectáculo que habían preparado para su cumpleaños número veinte. Jóvenes en ropajes ligeros, hechos con sedas de diferente color que no solo marcaban su figura si no sus pezones rosados dejando muy poco a la imaginación, se pavoneaban por el salón principal jugando pícaramente entre ellos a la vez que invitaban a despertar la lujuria y los placeres carnales en los señores de estatus que se encontraban presentes.

Mordió su labio, bebiendo un poco más de la copa de vino que ya casi había vaciado por completo. ─Rameras ─Musitó molesto. Se levanto de la silla indignado, dejando de lado todo aquel espectáculo aberrante que él no había pedido.

─Zanark. ─Le llamó un pelirosa tomando su hombro con rapidez─. Si te vas ahora tu padre se molestara, no creo que sea lo correcto, espera un poco más. ─Tras sus palabras el moreno esbozo por tercera vez un gesto de incomodidad, mirando fijamente los ojos de Rune que prácticamente rogaban que no se fuera. Lo entendía, Zanark lo entendía bien. Si su padre se disgustaba el que pagaría las consecuencias era el buen mozo que ahora lo miraba suplicante.

─No me cabe en la cabeza como es que mi padre me quiere obligar a desflorar a alguno de estos chicos, ninguno es de mi agrado y no tengo interés, incluso me dan asco sus amigos, míralos babeando como perros en celo. –Vociferó el de ojos escarlata molesto─. Estas pobres almas ¿Qué culpa han de tener de la lujuria insana del hombre? No lo entiendo, no lo quiero entender y jamás lo aceptare.

–Es bien conocido que al cumplir su edad tiene que desflorarlos, no es elección, es el orgullo del gobernante de estas tierras, eres su hijo y debes hacerlo es el derecho de primae. –susurró a su lado, posando su mano en su mejilla─. Por favor.

Los ojos escarlatas del de piel morena se perdieron en los orbes contrarios, mirando fijamente los ojos del pelirosa que le miraban conmovido.

─ Rune ¿Cómo puedes seguir tan devotamente a mi padre? ¿Cómo después de todo lo que te ha hecho?─Negó. ─Después de arrebatarte tu libertad. ─La mirada de Fey se cristalizo, alejándose de inmediato del más alto─. Por ese maldito derecho, perdiste todo y ahora me estas rogando que haga por primera vez uso de él y yo me rehusó.

─No puedes hacerlo, debes convertirte en hombre esta noche, si eso no ocurre, tu padre mandara matar a cada uno de esos jóvenes a los que tu llamas; Rameras─ vociferó Fey, llevando su mano derecha a su brazo izquierdo, en busca de una protección que sabia jamás encontraría. Zanark trago saliva, pensando que esa forma egoísta de pensar traería la injusticia que el más detestaba.

Desde pequeño había visto desfilar delante de sus ojos una y mil muertes, violaciones, injusticias y banalidades que se le antojaban el mismo infierno en vida, uno que había ocasionado su propio padre; el señor Feudal que era dueño de más de una cuarta parte de Francia. Un poder que bien o mal corrompía a los hombres, arremetiendo contra las leyes de la vida y tratando de jugar a ser dioses en una tierra olvidada por los mismos. Dios se había olvidado de la humanidad, por que estaban demasiado podridos para ser salvados. Contaminados, impuros, perdidos, hambrientos de poder y lujuria, manchando de negro todo aquello que tocasen.

Eran peor que la peste y estaba seguro que por aquello todos estaban condenados a arder en las llamas del peor de los avernos.

─Rune ─Le llamó tranquilo. Tomo su mano y le miro por tercera vez en la noche de forma fija. El de cabellos rosas atendió de inmediato su llamado─. ¿Te soy indiferente?

─Sabes perfectamente que no lo eres ─dijo. Zanark sonrió llevando su mano a la mejilla contraria, acariciándola con parsimonia. Fey cerró los ojos, dejándose llevar rápidamente por el calor que el más alto desprendía. Tenía la sangre cálida, casi tanto como la codiciada sangre de un león.

─Entonces, se mi compañero esta noche. Se aquel que me haga convertirme en hombre, no quiero desflorar a ninguno de estos jóvenes ─corroboró el más alto. Rune negó la petición, apartándose rápidamente de su cuerpo─. Hablare con mi padre, no creo que no acceda.

Con un suspiro chasqueo sus dedos, obteniendo como respuesta la presencia de un criado que se acerco con rapidez al moreno. Zanark, susurró en su oído las indicaciones que tenia para dar a conocer a su padre y tras terminar, tan rápido como había llegado el criado, desapareció del rango visual de ambos. Rune alzo una ceja, expectante.

Abalonic, camino hacia la mesa, llenando dos copas de cristal, entregándole una al de largos cabellos rosados que dudo varios segundos en aceptarla, mas al final la tomo sin más miramiento. No tardo mucho, antes de que el mismo criado regresara, susurrando la respuesta de su padre ante la petición del moreno. El más alto sonrió, tomando al menor de la cintura y atrayéndolo a su cuerpo.

─ ¿Qué pasa? ─Cuestionó el más bajo. Zanark no dijo nada mas, lo tomó de la barbilla, abrió un poco la boca contraria y alzo la copa del vino, pegándola a los labios contrarias apenas en un roce, dejándole caer el contenido de la copa para que bebiera, derramando gran cantidad del liquido rojo en el cuello del de cabellos rosas─. Zanark…

─Mi padre ha dado el consentimiento…Así que literalmente puedes pasar esta noche conmigo en lugar de pasarla con mi padre ─Indicó el moreno. Fey parpadeo varias veces, afilando sus ojos, llevó sus manos al cuello del moreno, subiendo y bajando su pierna por la del más alto, que se sorprendió ante el cambio tan repentino de actitud del menor.

Zanark llevo su nariz al cuello contrario, delineando con entusiasmo el moreno cuello y clavícula de Fey, quien sin más había arrinconado al contrario en la silla que anteriormente había sido testigo del disgusto del ojirojo.

Sus lenguas se encontraron en un beso húmedo, excitante, carente de amor pero desbordante de pasión y una atracción que se había grabado en sus cuerpos desde la primera vez que Fey llego a las manos de su padre. Fey Rune, capturado a los 15 años, vendido como esclavo a su padre, quien pago su precio en oro debido a sus rasgos: Doncel, virgen.

En aquel tiempo la trata de esclavos no era algo por el que espantarse, desde hace décadas era algo tan común como el pan de cada día peor, hace más de veinticinco años había surgido una rama que se dedicaba particularmente al rapto de jóvenes donceles, separándolos de sus familias y subastándolos al mejor postor sin ningún miramiento. ¿Tenían familia? ¡Qué importaba! ¿Dignidad? ¡A la mierda la moral! Los jóvenes podían llorar, patalear e incluso quitarse la vida para escapar de tan cruel destino, correr hasta donde sus pies dieran cabido, pero la única realidad era que no podían escapar de la codicia humana. Fey Rune había sido uno de aquellos desdichados que fue separado de su antigua vida.

Fue tal vez una suerte que el señor feudal quedara prendido de sus encantos en la subasta. Que de entre todos y cada uno de los jóvenes a los que su padre tenía que autorizar para ser vendidos se haya compadecido de aquellos ojos escarlatas; que le miraban con reclamo, valentía… gritando a los vientos que él era una persona libre….

─"El señor exige el derecho de primae y comprara como esclavo a su mejor adquisición" ─ Pronuncio con voz fuerte y firme el vocero del rey ahogando sus gritos proseguido de un silencio sepulcral entre los asistentes a la venta.

Las palabras de su padre, su autoridad, su atrocidad…su piedad. La única vez en la vida que Zanark había presenciado aquello. Recordaba como los negociantes se retiraron del lugar, sin mayor objeción, arrastrando con ellos a quince jóvenes más en caravana, atados de las manos, despeinados, sucios y con la ropa desgarrada. Pero sin duda alguna, a pesar de toda esa mugre, se podía apreciar que eran criaturitas hermosas. Todos y cada uno, pero jamás comparables a la nueva adquisición de su padre…

Cuando ambos pares de ojos rubíes cruzaron la mirada; Zanark pudo sentir por primera vez el infierno de aquel niño: leyó su angustia, impotencia y su dolor en sus ojos. Y decidió que, bajo ninguna circunstancia, el causaría aquello en otro ser viviente. ¿Qué hubiera hecho Zanark en su lugar? Mientras él vivía en el lujo, en las fiestas, con el respeto y el temor del pueblo; jóvenes como el pelirrosa corrían con esa suerte adquiriendo el infortunio de ese maldito derecho por la ruleta de la vida.

El derecho de primae era una clausula de la nobleza y señores feudales, justificando así su libertinaje y lujuria para no ser condenados por pecadores. Les daba el derecho, bajo el amparo de la iglesia, de iniciar al joven elegido en los placeres carnales, ya fuera bajo consentimiento o sin este. También si alguien deseaba ser unido en matrimonio debían consultar con el señor si este daba su consentimiento para aquella unión y era su decisión el pasar la primera noche con el doncel o no. Sin ese permiso, la iglesia no permitiría aquel matrimonio. Pero sobre todo, complacía a la realeza para desflorar a tantos jóvenes (donceles o no) desearan para complacer sus deseos más bajos. Comprarlos, venderlos como esclavos, matarlos… podían realizar actos inhumanos con ellos y jamás serian castigados eso.

Infierno, era la única palabra que describiría la depravación actual.

Abalonic había llegado a la edad en la que se le permitía ejercer ese derecho y su padre, con bombo y platillo, le había organizado para su diversión una tarde llena de libertinaje y espectáculos sexuales empujándole a robar la virginidad a alguno de los jóvenes mozos que en esa noche habían llevado a la mansión. Pero él no quería a nadie, no deseaba a nadie, no le atraía nadie, solo detestaba y odiaba el simple hecho de estar presente en ese evento. El asco se apoderaba de cada una de sus células con tan solo imaginarse a el mismo teniendo sexo de forma forzada con otro individuo.

En cambio, Fey era otro cuento. Que si bien al principio tuvieron sus diferencias, el instinto del moreno y la soledad de la que casi siempre era preso lo llevaron a un acercamiento y atracción al pelirosa que los termino uniendo, casi tanto como la uña y mugre. Claro, no quitaba el odio que el Abalonic había desarrollado por su progenitor cada vez que llamaba a Fey a su lecho. Su "puta favorita", eso solía decir en las comidas con aquellos cerdos del clero. Incluso alguna vez se atrevió a ofrecerlo en una orgia que el mismo virrey había convocado. Y, si Zanark hubiese tenido la oportunidad, hubiera degollado a cada uno de ellos.

La atracción había crecido, el cálido sentimiento de un cariño que se había anidado en su cuerpo y que como consecuencia había ocasionado la petición de esa noche.

Un fuerte jadeo lo saco de sus cavilaciones, regresando su atención al cuerpo que se encontraba sentado en sus piernas, gimiendo su nombre tras las caricias de sus manos en su piel. Abalonic apretó los bien formados muslos del pelirosa con fuerza, logrando que el ritmo de la penetración subiera de forma alarmante. Los gemidos inundaban el lugar, y no solo pertenecientes a los dos chicos morenos, sino que también a los participantes de los actos perversos que se realizaban a su alrededor.

─Zanark… ─Las manos del de cabellos rosas, se posaron en sus mejillas, mirando fijamente sus ojos escarlatas perdidos por una pasión que nunca antes había experimentado. No era para menos, desde el momento que la penetración se había iniciado, una oleada de electricidad había inundado por completo ambos cuerpos. Principalmente el del más alto que, por primera vez en su vida, probaba en carne propia aquellos placeres carnales que el tanto había rechazado. Tomó a Rune por el cabello, comenzando a marcar su cuello con afán y sacando más y más gemidos de la garganta contraria.

No era una entrega por amor, pero si una que daría inicio a algo que Fey jamás olvidaría. Que en algún futuro le traería problemas y que marcaba una nueva y amplia visión para Abalonic; quien se replanteaba internamente sus ideales.

Entendía de cierta manera, por que un hombre era capaz de matar por la entrega de otro.

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Su cuerpo se perdía en el ritmo de la música, los panderos, tamborines, castañuelas y el violín se unían para crear una armonía perfecta, digna de su pueblo. El fuego se alzaba en plena luz del mediodía perdiéndose en el sol matinal que alumbraba la plaza donde se encontraba. Se lucia, sonreía y se mostraba como un pavo real; altivo, único, codiciado.

La gente que paseaba alrededor no podía evitar aplaudir el ritmo de la música, observando embobados a los bailarines gitanos que mostraban su espectáculo.

─ ¡Pasen, averigüen su futuro! ─Alboroto el peliplata, dejando de bailar, para subirse en medio de una banca, atrayendo a gente de inmediato. Sonrió de forma encantadora, clavando sus ojos celestes en unos agrisados, que lo miraban fijamente desde hace más de unos minutos. Limpió su sudor dirigiendo a toda la gente a la carpa que había levantando, para después dirigirse al árbol donde su acosador lo esperaba. ─…Estaba a punto de llamar a la guardia.─ comentó con una traviesa sonrisa, el contrario solo rodo los ojos, tomándolo de la muñeca para echarse a correr hasta un puente que se encontraba en los alrededores─. Alpha… pensé que hoy no vendrías ─corroboro sus palabras, tratando de inhalar el suficiente aire debido a la última carrera.

─Te prometí que hoy vendría, eso hice. Mira que tu pueblo se divierte ─comentó con una expresión neutra, sin siquiera alterar un poco la respiración como el contrario.

─ ¿Qué pasa?─Pregunto al ver su mirada insistente, como si tratara de calar en su piel y llegar hasta su alma. Fue atraído violentamente por el pelimorado, quedando a escasos centímetros de su rostro─. Alpha, estas raro…─susurró bajamente, desviando la mirada.

─He venido por mi respuesta. ─dijo sin más, tomando el rostro del contrario para que le mirara─. Gamma, por favor, tengo un mes esperando. ─rogó con voz tenue, dejando de lado la agresividad que hace poco había empleado.

─Un hijo de un herrero y un gitano ¿Qué se te ha metido a la cabeza? ¿Te estás escuchando? Soy poca cosa para tu familia─ suspiró, acercando sus labios a los contrarios, depositando un suave beso en los labios del ojigris─. No te puedes casar conmigo. ─Separo su cuerpo, posando sus manos en el cuello del pelimorado para después agachar el rostro, sonando así los adornos de su cadera.

─Mis padres han aceptado Gamma, por eso he venido. ─Tras las palabras del moreno, el albino abrió los ojos sorprendido, subiendo la cabeza de golpe sin poder creer lo que escuchaba ─.Ya que si no quieres dejar esa vida libertina y no me amas, eres libre de irte.

─No es eso…yo, si ese es el caso, sabes que acepto encantado, pero no sé si mi gente…─Mordió su labio frustrado, llevando su mano a la cabeza para sacar la *vampiresa que siempre traía consigo (regalo del mismo Alpha) ─.Me quiero casar contigo.

─Solo resta ir con el señor Feudal y todo estará hecho. ─comentó con tranquilidad, tomando a albino entre sus brazos y apretarlo con fuerza contra su pecho. Gamma sintió una fuerte calidez surgir en el, llevando a su mente todas las veces que Alpha le había prometido una vida a su lado: casarse, formar una familia y sacarlo de aquella vida de viajes interminables al que había sido condenado desde su nacimiento.

─Supongo que todo mejorara. ─musitó en voz baja, sintiendo el aire azotar su rostro, sin pensar que aquella situación estaba lejos de mejorar.

Fin del capitulo 1

Continuara…

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* hace alusión a un tipo de collar que se pone en la frente como simbolizó de pureza.

En fin, este es el primer capitulo, que si bien no es extenso solo quería introducirlos un poco en el mundo que desarrolle, insisto es algo raro y mi primer MPRG que espero salga como lo tengo planeado, ayer me puse a planear los primeros cinco capítulos y están quedando armados, veremos que marca esta historia más adelante.

Cualquier duda, aclaración o comentario será bien recibido por su servidora. Y si veremos mucho del Protocol Omega por esta historia que si se marca como un ZanaGamma tendrá un poco de todo.

Recuerden que cada comentario anima a un escritor a seguir adelante.

Crystal soul fuera.