Disclaimer: Los personajes aquí representados son propiedad y creación de J.K. Rowling

Este fic participa en el reto: pequeño desafío del foro Draco Dormiens Nunquam Titillandus

Palabras prohibidas: jamás/nunca - increíble (y derivados) – sorprender (verbo en cualquier forma) - descubrir (ídem) - cotidiano (y derivados)

"Algo impactante que jamás olvidarás"

El relato que leeréis forma parte del universo iniciado en La Llamada del Elegido

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Neville lleva años yendo a San Mungo, una vez al mes sin falta. Tiene una herida mortal en el pecho desde los catorce años y es imposible cerrarla del todo, por lo que una vez al mes tiene que asistir a terapia. Eso le ha permitido conocer a gran parte del personal. Y cuando Neville sale de tomar un café con un enfermero y ve a Hermione salir del hospital con un pañuelo tapándole la cara, solo puede pensar en algo horrible.

Algo oculto en su mente sale a la luz, y unos ojos rojos le asaltan como si hubiera sido golpeado. Respira hondo y se agarra instintivamente el pecho. Rompe la camisa para comprobar asustado si la herida se ha abierto. Suspira con alivio y se desaparece para volver a su casa. La encuentra abierta; con la varita en ristre entra sin contemplación en la casa. Su mirada se pasea por todo el pasillo. Baja la varita. Todo el pasillo está iluminado por velas que se mecen en el aire.

Una fragancia de azahar se desprende de las llamas azules. Sin duda es obra de Hermione. Camina por el pasillo y la encuentra en el salón con una copa de champán. Se la ofrece con una sonrisa que derretiría todo el hielo del ártico.

— ¿Qué celebramos?—Pregunta Neville dando un sorbo a la copa en un intento de tranquilizar su agitada mente.

— Hoy es un día muy especial, Neville. — Contesta Hermione guiñándole un ojo mientras le besa en la mejilla.

— ¿Y tú no bebes? — Pregunta de nuevo observando a su alrededor sin encontrar una segunda copa.

— Intento ser una buena madre, cariño. — Responde acariciándose el vientre mientras su sonrisa se ensancha e ilumina. Neville la mira extrañado y durante medio minuto sube y baja la cabeza sin acabar de comprender que intenta decirle— Vas a ser papa.

Neville se quedo con el rostro petrificado, se terminó la copa de un tragó. La dejó en la mesa, sonrió y besó a Hermione y se cayó al suelo. Neville iba a ser padre y su primera reacción fue desmayarse. Al despertar tuvo otra reacción aun más explosiva. Alzó a Hermione por los aires mientras gritaba de pura felicidad.