Disclaimer¿Creéis que si algo de esto fuera mío yo estaría matándome a estudiar?
THE GOOD GIRL
Capítulo uno: ¡Pero será zorra!
- Chicas¡no os vais a creer lo que me han contado hoy!
El susurro mal modulado que Janet Crawford, una estudiante de séptimo, dirigió a sus dos amigas se escuchó por la silenciosa sala de estudio de la biblioteca de Hogwarts.
James Potter, sentado en una de las mesas contiguas a la de las chicas, levantó con disimulo la cabeza, dispuesto a escuchar.
Llevaba toda la tarde metido en la biblioteca y estaba harto. Le molestaba tener que pasar una de las pocas tardes de buen tiempo que quedaban haciendo deberes atrasados en la biblioteca, sobretodo cuando sus amigos estaban fuera, disfrutando del sol de finales de Septiembre y de la libertad.
Así que, encantado con la distracción, el Gryffindor aguzó el oído para escuchar la conversación de las chicas.
- Cuenta, cuenta- pidió una de las amigas de Janet, mientras tanto ella como la otra amiga que estaba a su lado, se inclinaban hacia delante para oír mejor.
- ¿Sabéis Polly Rivers, la Hufflepuff de sexto que estuvo saliendo con Marcus Hill, el cazador de Ravenclaw, todo el año pasado?
Sus dos amigas asintieron
- Pues me ha contado June Horper, de la misma casa, que lo dejaron ayer. ¿Os acordáis que empezaron justo por estas fechas? Dice June que estuvieron consolándola toda la noche, la pobre se pasó la noche llorando... E iban a hacer un año... Qué fuerte¿verdad?
Las dos amigas de Janet abrieron la boca, aunque en el fondo no estaban muy sorprendidas ya que Polly tenía una lista de abandonos más larga que el Amazonas, mientras James ponía los ojos en blanco y volvía a su libro de transformaciones.
Las chicas eran unas cotillas y él, un bobo por creerse que dirían algo interesante. Además, no sabía de qué se sorprendían. James estaba harto de escuchar a Marcus quejándose en el vestuario de que su novia, Polly, era una sosa y una estrecha, así que estaba clarísimo que, o ella se dejaba meter mano un poco más, o él la dejaba.
- Pero no sabéis lo peor...- siguió hablando Janet, observando con regocijo como la atención de sus amigas volvía a centrarse en ella- . ¿Sabéis porque la dejó¡Porque dijo que se había "enamorado" de Evans y que quería ir a por ella!
-¡¿De Evans¡¿De Lily Evans?!- exclamó una de las amigas, olvidándose de hablar en voz alta y haciendo que James levantara la cabeza de su libro y volviera a atender a la conversación de las tres chicas.
Era la tercera o la cuarta vez que escuchaba aquel nombre, Lily Evans, en lo que llevaba de día, y estaba empezando a picarle la curiosidad sobre quién podía ser aquella chica, que estaba en boca de todos.
-¡Qué cerdo!- soltó la otra chica, que sí se acordó de hablar en voz baja- . Si es que son todos iguales... Ven a una un poco guarra, y ya pierden el culo...
-¿Un poco guarra?- repitió Janet, como si aquello fuera una blasfemia- . ¡Dirás un mucho guarra¡Si es un putón berbenero, por favor!
- Peor que eso- intervino la amiga que había exclamado antes, esta vez hablando en voz más baja, aunque James las seguía escuchando igualmente- . ¿Habéis visto como va por la vida, moviendo el culo para que todos los chicos se lo miren?
- Sí, le encanta que lo hagan- corroboró la segunda amiga. Luego compuso un gesto de compasión más falso que un duro de plástico- . Pobre Polly, mira que dejarla por esa...- añadió, poniendo especial desdén al "esa"
- Ya ves- Janet asintió con la cabeza- . Seguro que, además, fue ella la que le fue calentando. ¿Y a que no sabéis lo que dijo Evans cuando las amigas de Polly fueron a echárselo en cara?
-¿Qué?- preguntaron al unísono las dos amigas.
- Dijo que no era culpa suya si Polly no había tenido la suficiente imaginación o atractivo para mantener a Marcus y que, en vez de ir a por ella, se dedicase a plantearse porqué siempre la dejaban
James pensó que aquella era una respuesta bastante lógica, e inteligente, sobretodo si se tenía en cuenta el historial de Polly.
-¿En serio dijo eso?- preguntó una de las chicas, mientras la otra fingía no poder hablar de la impresión.
- En serio- Janet asintió para subrayar sus palabras.
- Pues el otro día- empezó a contar una de las otras dos- , escuché que unas SPA le estaban diciendo que no podía ir a clase con la falda como la llevaba porque iba provocando, lo cual es muy cierto... Y ella les contestó que ella se vestía como le daba la gana y que cuando ellas pudieran permitirse hacer lo mismo, hablarían...
-¡Qué creída!- Janet parecía estar indignada- . Es insoportable, en serio. Además, tampoco es tan guapa...
Las tres empezaron a despotricar de nuevo contra la tal Evans, mientras James estaba cada vez más y más intrigado. ¿Quién podía ser esa Evans? No le sonaba de nada, aunque la verdad es que, como el año pasado había ido a por las de un curso más, entre las de su propio curso estaba un poco perdido... Pero era imposible que no se hubiera fijado en una chica como la que Janet y las otras dos estaban describiendo...
Decidido a enterarse, y dando por finalizado su estudio aquella tarde, James se levantó de la mesa, recogiendo sus libros y pergaminos y metiéndolos en la mochila. Pasó junto a las tres chicas, que seguían despotricando contra Lily Evans, aunque ninguna de ellas se perdió el placer de poder observar al guapísimo, alto y atlético merodeador James Potter.
Y justo cuando James estaba en la puerta, escuchó a Janet exclamar:
-¡Pero será zorra!
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo
Fuera del edificio del colegio, en el laberinto de altos cipreses que había en los jardines, la misma Lily Evans tomaba el sol, cómodamente tumbada sobre un banco de granito blanco y con la cabeza apoyada en las rodillas de un chico rubio, que pasaba las hojas de una revista de forma perezosa.
Lily era, para definirlo de una forma breve y concisa, una chica preciosa. Tenía un rostro de líneas finas y piel pálida, por mucho que ella intentara ponerse morena, los ojos verdes, brillantes y de forma almendrada y el pelo, largo hasta la mitad del hombro y con un moderno flequillo desfilado, de color rojo oscuro.
Además, contaba con lo que cualquier persona llamaría "un cuerpo de infarto", curvilíneo y femenino, con largas y estilizadas piernas, un culo muy bien puesto y una cinturita fina.
En pocas palabras, Lily Evans estaba buenísima.
Y ella lo sabía, y también lo valoraba. Lily era de las que consideraba que las herramientas están para usarlas y por esa misma razón, la pelirroja no dudaba en sacarse el mayor partido posible.
- Qué fuerte. ¿Te habías enterado de que Ludo Bagman estaba liado con una de las hijas de Lady Gwen de Webster?- le preguntó, de repente, el chico rubio.
La pelirroja alzó los ojos para mirar a Louis Tregenntone, su mejor amigo, que en aquellos momentos estaba mirando con una sonrisita divertida como Ludo Bagman, jugador profesional de quidditch, se daba el lote por todo lo alto con Carolina de Webster en el asiento trasero de un caro Jaguar rojo, fotografiados los dos en una página doble de Corazón de Bruja.
- No tenía ni idea. ¿No era gay?- preguntó Lily, incorporándose levemente para mirar la fotografía.
- Por supuesto que lo es- respondió Louis, mirando a su amiga- . Por favor, él es mago, sabe perfectamente como ocultarse. Está claro que todo esto es un montaje para demostrar su hombría... Típico del homosexual reprimido- el rubio se encogió de hombros, y chasqueando levemente la lengua, pasó la página de la revista- . Ya lo decía yo este verano, por más que él insistiera en que estaba orgulloso de su condición sexual...
Resultaba que, aquel verano, Louis había estado trabajando como croupier en un casino que era como el segundo hogar de Ludo Bagman, y por misterios de la vida, el amigo de Lily había terminado convirtiéndose en el blanco del codiciado jugador de quidditch, dejando así bien claras sus tendencias sexuales.
Y es que, por desgracia para todas las chicas del colegio, en Louis se cumplía la máxima de "todos los tíos que están buenos y merecen la pena, o están casados o son gays".
Louis era un chico alto, de rostro aristocrático y anguloso y ojos de color gris y cuerpo de atleta, hijo de una familia de magos comerciantes que conseguían estar siempre forrados por muy mala situación económica que tuviera el país. Además, sacaba buenas notas, era simpático, divertido y generoso. Y gay, muy gay.
Antes de salir del armario, Louis había sido jugador de quidditch, el típico que iba de machote, presumiendo de haberse tirado a la mitad de las tías del colegio y contándole a todo Dios cuánto le medía, por lo que reconocía perfectamente los síntomas de un homosexual reprimido.
- Bueno, si estamos mal de dinero alguna vez, siempre podemos venderte como prueba de la homosexualidad de Bagman...- le dijo Lily, con una sonrisita maliciosa- . O hacerle chantaje a él...
Louis levantó sus acerados ojos grises de un artículo de Rita Skeeter para mirarla con una sonrisilla idéntica a la suya.
-¿Estamos mal de dinero?- aquello no era una pregunta, era una sugerencia. Lily soltó una carcajada y volvió a apoyar la cabeza sobre las rodillas de Louis.
- Pues ahora que lo dices, hay un par de zapatos que quería comprarme...- comentó, con voz de niña mimada.
Louis estuvo a punto de responder algo, pero su sofisticado reloj de pulsera plateado (un Rolex Platinum, para más señas) soltó un pitido, que se repitió hasta que el chico lo apagó.
- Preciosa, acaba de terminar tu hora y media de bronceado- le anunció.
Lily asintió y se incorporó hasta quedar sentada. En esa posición, la pelirroja se puso los calcetines grises hasta la rodilla y los zapatos y se abrochó la camisa, que se había dejado abierta desde el pecho para ponerse morena. Sin apretar el nudo de la corbata con los colores de Gryffindor, se puso en pie, junto a Louis que ya había recogido su túnica y su mochila.
- Dentro de poco tendremos que dejar estos baños de sol, preciosa- le comentó el rubio, ofreciéndole su brazo mientras andaban hacia el castillo.
Lily hizo un mohín, interpretable como "no me gusta ni pizca eso" y se cogió al brazo de su amigo.
- Ya. Dentro de nada, el cielo estará las 24 horas del día nublado o jarreando... Por eso tengo que aprovechar- le dio una palmadita en la mano a Louis- . Gracias por acompañarme, sé que no te gusta que te dé el sol...
- No es que no me guste que me dé el sol, me gusta tanto como a cualquier hijo de vecino, Lils, el problema es que estropearía mucho mi look. ¿Dónde has visto tú a un vampiro quemado?
Para explicar esto, cabe destacar que Louis (pronunciado a la francesa, por favor) no era el verdadero nombre del chico. En realidad, se llamaba Vincent, pero se había cambiado el nombre en honor al personaje, Louis du Pointe du Lac, uno de los vampiros protagonistas de las "Crónicas Vampíricas" de Anne Rice (NA: la de Entrevista con el vampiro, para el que no le suene. Son unos libros, pero también se hizo una peli en la que salían Brad Pitt y Tom Cruise, entre otros :D).
Estaba tan extendido que, de hecho, ya nadie recordaba que Louis se llamaba Vincent e incluso él, en los exámenes, escribía ese nombre (aunque ponía Vincent entre paréntesis al lado, para evitar confusiones).
- Sería divertido de ver- le respondió Lily, sonriendo- . Mira, ahí está Adah- añadió, cuando sus ojos verdes divisaron la figura menudita de su otra mejor amiga.
Adah Monroe, la mejor amiga de Lily junto a Louis, estaba sentada al pie de un haya, a pocos metros del lago, leyendo un tocho de unas quinientas páginas con interés. Adah era una chica menudita, con la cara delgada y los ojos de un azul acuoso. Su pelo había perdido el castaño rojizo inicial de tantas veces que se lo había teñido, y el aquel momento era de un rubio oxigenado, casi platino, que le caía a capas y levemente ondulado en una melenita hasta el cuello. No era una belleza, pero tenía una cara agradable y dulce.
Iba vestida con el uniforme, pero, además llevaba un collar de pinchos atado al cuello, sombra de ojos de color negro y, aunque no se le veían, se sujetaba las medias del uniforme con unos ligueros de encaje negro.
- Adah- la saludó Lily, soltándose del brazo de Louis para sentarse junto a su amiga, que le sonrió.
- Hola¿qué tal la sesión de bronceado?- preguntó la chica rubia, con su voz suave, mientras colocaba un marcador sobre las páginas del libro y lo cerraba.
- Igual que siempre. Aunque cada vez nos quedan menos días- le respondió Lily, repitiendo el mismo mohín que había puesto con Louis.
-¿Y tú qué tal¿Has estado todo el rato leyendo?- preguntó Louis, mientras Lily farfullaba algo acerca del estúpido clima de Gran Bretaña.
- No, estuve tocando la guitarra un rato en las mazmorras pero Sluhggorn vino a quejarse del ruido...- Adah se encogió de hombros.
-¿No le pusiste un conjuro insoronizador?- preguntó Lily, interrumpiendo su auto-discurso acerca del tiempo inglés.
- Yo creía que sí, pero parece ser que no...- volvió a encogerse de hombros. Louis y Lily cruzaron una mirada. Aquello, sobretodo viniendo de Adah, sonaba a que sí lo había puesto pero que de todas formas, había dejado que Sluhggorn se le quejase igual- . De todas maneras, he conseguido tocar la de "Heart shapped box" entera, sin equivocarme- añadió la rubia, sonriente.
-¿En serio?- preguntó Lily, encantada. Si había algo que a la pelirroja le gustaba, era oír a Adah tocar la guitarra.
- Si vamos al castillo, os lo enseño- ofreció la chica, mientras Louis aplaudía la idea, encantado.
Adah recogió sus cosas con rapidez, y los tres se encaminaron al castillo, hacia el portón del lago. Nada más entraron, los tres notaron como un montón de miradas se centraban en ellos, algunas de desprecio, otras de burla y otras de excitación. Ahí iban: la zorra, la rara y el mariquita. Menudo trío.
En realidad, la amistad de Lily, Adah y Louis se remontaba a un año antes, justo a principios de sexto. Louis, guapísimo guardián de Gryffindor con fama de semental, había decidido salir del armario, dejando de paso el equipo de Qudditch y a su novia Natasha, una de las "modelos" del colegio.
Lily, por su parte, se había enrollado en la fiesta de inicio de curso con uno de los pivones del colegio, Stephen Byrne, lo que había provocado que corriera el rumor de que era un auténtico putón berbenero y de que había perdido la virginidad a los doce años, arrastrando consigo la mala fama de zorra.
En cuanto a Adah, la chica siempre había sido rechazada y marginada por su forma de vestir y de actuar. Adah que escuchaba música punk, se leía libros de ideología gótica y se pintaba y vestía habitualmente de negro, no entraba en el mundo de princesitas de color rosa del resto de chicas del colegio. En el fondo era una chica normal, como cualquier otra, pero en el colegio, especialmente en su curso, la gente estaba llena de prejuicios.
Lily y Louis, que habían caído en desgracia a la vez, empezaron a ir juntos, aunque fuera por la desesperada necesidad de hablar con alguien y, de alguna forma, en la biblioteca, se habían hecho amigos de Adah.
Los tres formaban un grupo un tanto excéntrico, pero, al ser tan distintos, se complementaban genial.
- Ugh... ¡Ya decía yo que había algo en este pasillo que no olía bien!- exclamó de repente una vocecilla chillona, a sus espaldas, coreada por un montón de risitas tontas.
Lily, Adah y Louis se pararon los tres a la vez. Por la cara de Adah se extendió una expresión congelada, por la de Louis una de sincero asco y Lily sonrió con una dulzura tan ácida como un limón.
La pelirroja se dio la vuelta, para encararse con la dueña de aquella vocecita y de las risas.
Y allí estaban, sentadas en una escalera, ordenadas por su status, las SPA, el grupo de chicas dominante en el curso, y, cada año que pasaba, más en el colegio.
Se trataba de un grupo que agrupaba chicas de las casas de Gryffindor, Ravenclaw y Hufflepuff; iban de princesitas y reinas del colegio, de favoritas de los profesores, de niñas buenas, siempre haciendo la pelota, organizando eventos y ayudando al prójimo.
Se habían dado el nombre de SPA al juntar las siglas de "Somos unos Pequeños Angelitos" y, dándole la vuelta, de "Amigas Para Siempre".
La mayoría de las chicas del colegio aspiraba a ser una SPA, aunque fuera lo último que hicieran en la vida y Lily, desde primer curso hasta principios de sexto, había sido una de las SPA, ni más ni menos que un miembro honorario.
Y la causa de esto estaba sentada en lo alto de los escalones, en su posición de reina de un imperio de corderitas, toda deslumbrante e irremediablemente cursi (aunque ella se creía la mar de elegante), Candance, Candy para sus amigos, Grayling, la líder indiscutible de las SPA.
Candy era pelirroja como Lily, aunque su pelo era más claro, más tirando a rubio anaranjado, con los ojos azules, unos labios y una nariz perfectos y cara de angelito recién salido de una coral.
Como Candy estaba en Gryffindor también, durante años, Lily y ella habían sido muy amigas (por decirlo de alguna manera); su amistad se rompió cuando Lily se enrolló con Stephen, cosa que molestó mucho a Candy, acostumbrada a ser la guapa y la que ligaba más. Para castigarla, Candy y el resto de SPA la habían mortificado y finalmente, le habían dado la espalda cuando empezaron a circular los rumores.
Así que la relación entre ellas era, simple y llanamente, pésima.
- Candy, a una de tus corderitas piensa que aquí huele mal¿te has acordado de lavarlas bien a todas después del paseíto?- le preguntó Lily a la líder de las SPA, con falsa dulzura, a juego con su sonrisa.
Las SPA de los escalones más bajos compusieron una expresión de odio muy perfeccionada, sólo para Lily, pero Candy se limitó a esbozar una sonrisa igual de falsa que la de Lily.
- Lily, querida, no sé de qué estás hablando- comentó con falsedad y un tonillo repelente de superioridad- . Aunque supongo que imaginarás a qué se refieren con eso¿no?- les lanzó, a ella, a Adah y a Louis una mirada desdeñosa. Lily sintió ganas de ahorcarla con su propio pelo.
Sin embargo, antes de que pudiera llevar a cabo sus deseos homicidas, o como mínimo contestarle a esa estúpida que no creía que sus corderitas tuvieran cerebro suficiente como para darle un doble sentido a una frase, Candy continuó hablando:
- De todas formas, Lily, nos estábamos preguntando... ¿Vas a ir a la fiesta de inicio de curso este año? No estábamos seguras, ya sabes, igual es un poco incómodo, sobretodo recordando la del año pasado...- compuso un gesto de apuro falso como él solo.
Lily cruzó un par de miradas de triunfo con Adah y Louis; como de costumbre, Candy, cuando se quedaba sin argumentos, la atacaba con la fiesta del año anterior y con su mala reputación de zorra.
- Veo que aún escuece lo de Byrne¿eh Lils?- comentó Louis, negando suavemente con la cabeza.
En opinión del chico, toda la fama de zorra de su amiga había empezado por celos y había crecido por la envidia que sentían muchas porque en Lily, la seducción, el resultar increíblemente atractiva, era algo innato.
Lily no pudo evitarlo y esbozó una sonrisilla de superioridad.
- Eso parece- volvió la cabeza hacia Candy, que hacía serios esfuerzos porque no se le notase que acababan de dar en el clavo- . No te preocupes, Candy, allí estaré...
La líder de las SPA se apartó el largo pelo y, reponiéndose del golpe de antes, comentó:
- Por supuesto- dijo, asintiendo con la cabeza- . ¿Cómo ibas a desperdiciar una oportunidad para ir de cacería?- añadió con desdén, como si Lily fuera la peor bajeza del mundo.
Si la hubiera llamado zorra directamente, pensó Lily, habrían terminado mucho antes. Pero Candy era así, todo por las espaldas, con eufemismos y metáforas, sin poner las cartas sobre la mesa...
- Claro¿cómo iba a hacerlo?- preguntó Lily, dándole la razón de la misma manera que se la daría a un niño de cuatro años.
- Vámonos, Lily- intervino por primera vez Adah, considerando que ya habían perdido mucho el tiempo. Cogió a su amiga de un brazo y tiró suavemente.
Adah sabía perfectamente que Lily se moría de ganas de darle el golpe de gracia a Candy, pero no creía que eso fuera a callar a las SPA; todo lo contrario, armarían más revuelo y cada vez dirían, todas, más tonterías.
Y Lily y Candy, en el fondo, debían saberlo porque ninguna de las dos dijo nada cuando Adah y Louis se llevaron a la pelirroja de allí.
Sin embargo, cuando el trío estaba lo suficientemente lejos como para que no pudieran escucharlas, una de las SPA de los escalones más bajos, soltó, para complacer a su jefa:
-¡Menuda zorra!
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo
James estaba tumbado bocarriba en su cama, con los ojos castaños clavados en el techo pintado de blanco de su habitación, en la Torre de Gryffindor, cuando se acordó de repente de Lily Evans.
Giró la cabeza para mirar a un chico alto, delgado y castaño que estaba en cuclillas junto al armario, rebuscando en el cajón de los calcetines.
- Remus¿quién es Lily Evans?- le preguntó entonces, de forma casual.
Ante esa pregunta, Remus Lupin (así se llamaba el chico) levantó la cabeza para mirar a James con una mezcla de sorpresa e incredulidad.
- Prongs¿no sabes quién es Evans?- le preguntó, totalmente sorprendido, mirándole con cara de no poder creérselo.
James se incorporó hasta quedar sentado sobre la colcha y negó con la cabeza, lo que provocó que la impresión de Remus creciera.
-¿En serio?- preguntó, apoyando las manos en las rodillas flexionadas.
- En serio- James se encogió de hombros y se pasó una mano para despeinarse el pelo oscuro, empapado después de la ducha que acababa de darse- . No tengo porqué conocer a todas las chicas del colegio- añadió, encogiéndose de hombros.
Remus alzó las cejas, esbozando una sonrisa algo irónica.
-¿Ah no¿Y cómo era eso de batir el récord de más citas en toda la historia de Hogwarts?- preguntó, haciendo memoria y provocándole una sonrisa a James- . Sirius va a llorar de pena como te escuche...
En aquel momento, antes de que James pudiera responder, se abrió la puerta del cuarto de baño y, envuelto en una nube de vaho y con una toalla en la cintura, salió Sirius Black. Sirius era un chico alto, más guapo que cualquier supermodelo y con un verdadero cuerpazo. Tenía el pelo corto y oscuro, y en aquellos momentos mojado, y los ojos de color gris oscuro.
Era el mejor amigo de James desde el principio de los tiempos, como un hermano para él, y el mayor libertino que había conocido Hogwarts.
-¿De qué habláis?- preguntó, con una sonrisa, mientras se encaminaba al armario, atusándose el pelo empapado.
- James no sabe quién es Evans- le informó Remus, incorporándose con un par de calcetines en la mano, que dejó sobre la cama más próxima, la suya, junto al resto de su ropa.
Sirius se volvió para mirar a su amigo del alma con los ojos como platos.
-¿Estás hablando en serio?- le preguntó, incapaz de creérselo.
James asintió con la cabeza, al tiempo que su curiosidad crecía.
-¿De verdad?- le preguntó Sirius, parpadeando como un búho, mientras se ponía la ropa interior.
- De verdad
-¿De verdad de la buena?- volvió a preguntar Sirius, como si todavía no se fiara mucho.
- Qué sí, Sirius- contestó James, hastiado, mientras ponía los ojos en blanco- . ¿Para qué crees que os estoy preguntando?
El chico de pelo oscuro se volvió para sacar unos vaqueros del armario, sonriendo de forma traviesa.
- Está claro para qué, pero es que lo raro es que no lo sepas- le dijo Remus, colgándose una toalla blanca al hombro- . ¿Dónde estabas el año pasado?
- En la cama de la ninfómana de Roxanne- respondió Sirius, de forma aguda, mientras se pasaba una camiseta blanca por la cabeza.
Roxanne era una chica un año mayor que los merodeadores que durante todo el año anterior, había estado frecuentando, por decirlo de alguna manera, la cama de James y viceversa.
Nunca ninguno había pedido salir al otro, pero era tan obvio y estaba tan extendido lo de ellos dos, que James siempre había estado seguro de que estaban hechos el uno para el otro.
Por eso, fue el primer sorprendido cuando Roxanne, a mediados de verano, le había dejado alegando que se habían divertido juntos, pero que no había sido nada más que eso, una diversión.
-¡Oye!- protestó aún así el chico, con un mohín, aunque aquello era absolutamente cierto. Roxanne siempre había sido incansable en ese aspecto.
-¡Ah! Claro...- ignorando la protesta de James, Remus asintió con la cabeza, se encogió de hombros y se encaminó hacia el baño- . Sirius puede contarte lo que te perdiste- añadió, mirando a James, antes de meterse en el baño y cerrar la puerta tras de sí.
El chico de pelo oscuro se volvió hacia Sirius, con aire expectante.
-¿Qué me perdí?- le preguntó a su amigo, que en aquellos momentos se miraba al espejo con aire crítico.
- Pues, así resumidamente- empezó a contarle Sirius- , en la fiesta de inicio de curso del año pasado Evans se lió con Byrne. ¿Te acuerdas de él?
- Sí, el cazador de Huffelpuff con acento de Cornualles
- Ése. Tenía mucho éxito. El caso es que se lió con Evans y a partir de aquel momento, empezaron a circular un montón de rumores sobre ella...
-¿Qué clase de rumores?- preguntó James, frunciendo el ceño levemente.
- Cosas como que había perdido la virginidad con 12 años, que era un putón que se tiraba todo lo que encontraba...- movió la mano, mientras negaba levemente con la cabeza- . Yo no me creo ni la mitad, ya sabes como es la envidia... Pero Evans era una SPA entonces, y ya conoces a la cursi de la Candy y su grupito, así que fue un verdadero escándalo...
Sirius hizo una pausa para sacarse la camiseta por la cabeza.
- Lo más curioso es que- continuó contándole- , a raíz de esto, Evans empezó a levantar pasiones y a salir con muchos, así que ahora tiene fama de zorra. Aunque ninguno le diría que no, está muy buena... Es pelirroja...
Sirius perdió la concentración de lo que estaba diciendo al ponerse a rebuscar en su armario y James se echó hacia atrás en la cama, tumbándose de nuevo.
-¡Joder, es que ni me suena!- dijo, un poco desolado- . Como si no hubiera estado en el colegio, no me enteré de nada...
- Bueno, en aquel momento estabas con Roxanne, que pertenecía a otra estratosfera, así que es normal...- Sirius se encogió de hombros, poniéndose otra camiseta.
- Me tenía sorbido el cerebro- concluyó James. Y por eso, luego había sido mucho peor.
Sirius meneó la cabeza, como dándole la razón.
- Más o menos. Era un poco acaparadora- le hubiera gustado añadir que además, era una verdadera puta, pero se guardó aquella opinión para sí- . De todas maneras¿a qué viene este repentino interés por Evans?
James se encogió de hombros, aunque, tumbado como estaba en la cama, Sirius no podía verlo, así que añadió:
- He escuchado su nombre por ahí unas cuantas veces hoy... Y me picaba la curiosidad
Sirius asintió con la cabeza y la puerta del baño volvió a abrirse, dando paso a un Remus semi-vestido.
-¿Te lo ha contado?- preguntó el chico castaño, mientras se ponía la camiseta y los calcetines.
- Sí, aunque sigo sin saber quien es- contestó, incorporándose hasta quedar sentado de nuevo sobre el colchón- . Por cierto¿de qué casa es?- preguntó, mientras se estiraba para coger sus zapatillas.
Remus y Sirius ahora sí que intercambiaron miradas de "esto no puede ser posible" que dirigieron luego a James.
El merodeador de pelo revuelto, al sentirse observado y ver que ninguno de los dos le respondía levantó la cabeza para mirarles.
-¿Qué?- preguntó, sin entender porqué le observaban como si fuera E.T reencarnado.
Sirius fue el primero en soltar una risotada.
- En serio, lo tuyo no es normal- le respondió, riéndose- . Es raro que no supieras quién era y todo el lío que se montó con ella, pero no saber que es de tu propia casa, ya es pasarse, tío...
-¿En serio?- James asimiló rápidamente la información de Sirius y abrió los ojos de forma desmesurada.
- Te lo juro. Y en nuestro curso, además- contestó Remus, como carcajeándose.
James frunció el ceño, intentando recordar a alguna compañera de curso que fuera pelirroja y estuviera muy buena. No tuvo mucho éxito. Algo le sonaba, pero era incapaz de ponerle una cara o una situación.
Lo cierto era que nunca se había fijado mucho en las chicas de su curso porque le gustaban más las de cursos superiores, y al empezar con Roxanne, sólo había tenido ojos para ella.
- Bueno- Remus dejó el peine sobre la mesilla de noche y cogió la chaqueta- . Yo ya estoy, podemos irnos
James arrugó el gesto, mientras terminaba de atarse los cordones.
-¿En serio hay que ir a ese bodrio?- preguntó, con cara de fastidio.
Ese "bodrio", como James lo llamaba, era la fiesta de inicio de curso que, desde que las SPA habían decidido organizarla, tenía bastante poco de la clase de fiesta que a los merodeadores les gustaba.
Sirius se encogió de hombros, pero Remus asintió con la cabeza.
- Es un bodrio, pero es algo mítico...- argumentó el merodeador de pelo castaño, aunque en el fondo no le apetecía tanto ir.
- Además, James, es muy probable que Evans esté en la fiesta. Así podrás ver quién es- añadió Sirius, poniéndose una chupa de cuero negro y atusándose el pelo, mientras le sonreía a su amigo.
No fue muy difícil que aquello convenciera a James, pues el merodeador, pese a lo que le había contado Sirius y lo que había escuchado por el colegio, sentía una increíble curiosidad e interés por Lily Evans. Quizá, después de todo, aquella fiesta resultase mucho más interesante de lo que pensaba...
FIN DEL CAPÍTULO UNO
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¡¡Holas¿Qué tal¿Qué os ha parecido el capítulo? Espero que os haya gustado, yo lo veo algo flojo, pero irá mejorando a medida que vaya entrando en materia. Se sale un poco de los patrones habituales, creo (yo nunca había leído una Lily con fama de zorra) pero aún así espero que guste y tanto si gusta, como si no, por favor, dejadme un review!!! Aunque sea solo en este primer capítulo, para que yo sepa que hay gente leyendo y no me coma la cabeza y me deprima (pedazo chantaje emocional, también es por el primer capítulo), por fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!
Otra cosa, a las que leen mi otra historia, "Verano en la honorable y ancestral mansión Black" les aviso que estoy tardando tanto porque he reescrito el final unas diez veces y nunca me convence. Sé lo que quiero decir, pero no encuentro las palabras exactas. Lo que no quiero es que se piense que paso del fic, o que lo he dejado de lado porque, de hecho, es una de mis preocupaciones. Intentaré tenerlo en una semana, a ver si lo consigo. Perdonad de todas maneras!
Pues eso, un review por favor!!!! Muchos besos para todos!!
