Nostalgia
Disclamer: Hetalia no me pertenece.
Lituania observo a la nieve caer a través de la ventana y suspiro mientras sentía a su aliento empañarse contra el cristal, como desearía estar ahí, en ese lugar donde había tenido los días más tranquilos y alegres de su vida, en casa de América, en casa de Alfred.
En casa de Estados Unidos ya debería ser primavera, uno de los lugares favoritos de Toris en la casa de Alfred era el jardín, ese lugar poblado de rosas y margaritas, tan tranquilo, tan pacifico y lleno de vida, con una ligera y fresca brisa primaveral, tan calida comparada –naturalmente- con el gélido viento ruso que amenazaba con escocerle la cara a cualquiera que abriera las ventanas en una hora inapropiada.
A Toris le gustaba trabajar en casa de Alfred, en ese lugar tan calido y alegre donde nadie le pegaba o abusaba de el, donde era tratado con respeto y cariño en vez de ser solamente un prisionero de guerra sin derecho a nada y con mil obligaciones.
Lituania sabia que a Alfred si le importaban sus subordinados, los trataba como personas en vez de prisioneros, no los torturaba ni física ni emocionalmente, les daba trabajo y era amable con ellos a diferencia de Rusia.
Rusia.
A Toris le daba mucho miedo el señor Rusia, las marcas en su espalda eran motivo suficiente para que el lituano le tuviera un miedo natural, sabia perfectamente bien que no era el único, Eduward y Raivis estaban igual o peor que el pero Eduward se metía en su mundo tecnológico y se olvidaba de todo y Raivis se escapaba para ir a casa de Sealand a jugar con Peter, un lugar alejado y tranquilo para Letonia donde Peter y el se ponían a soñar que harían si obtuvieran lo que tanto querían –independencia y reconocimiento como nación respectivamente- además Raivis era uno de las pocas personas que escuchaba a Peter quejarse sobre Arthur o lo que ocurriría si no lograba su sueño, sus dudas, sus temores y lo quería para su gente cuando le reconocieran como nación.
Lituania recordaba que Raivis le había dicho que una vez había visto llorar a Peter para después decirle que le prometiera no decirle a nadie, cosa que el lituano hizo para no poner triste al joven letón.
Toris quería volver a la casa de América pero estaba seguro de que si lo hacia, Iván lo traería arrastrando por las orejas de vuelta a su casa y luego lo castigaría por haber intentado escapar.
Con todo y eso, Toris no podía evitar que la nostalgia lo invadiera cada vez que recordaba los días que trabajo en casa de Alfred, aquellos días tan tranquilos donde el era feliz con una persona que había aprendido a querer en silencio y que sufría el doble con esos días en los que la nostalgia lo invadía y anhelaba estar con esa persona, con Alfred sabiendo bien que era un sueño imposible.
Escucho la puerta de la entrada abrirse y los pesados pasos de Rusia al entrar en la casa, Lituania suspiro, era hora de dejar de soñar despierto y volver a la realidad, por difícil y dolorosa que esta fuera.
Aunque por dentro siguiera anhelando estar al lado de esa persona de cabellos rubios y ojos del color de un cielo veraniego, sabiendo bien que era imposible.
Fin
