Fua, cuánto tiempo ha pasado ya desde que subí algo ^^uu Pero aún tengo un parón de falta de inspiración para Blue Green y los estudios están a tope, así que esto cuesta lo suyo... Per bueno, he vuelto a la vida, más o menos.
Para evitar un pelín el paro que llevo pues subo esta otra historia, que se me ha ocurrido entre un par de canciones y ver Sakura Card Captor: Clear Card. Más que nada por la relación entre Touya y Yukito teniendo a Yue de por medio, porque me recordó a la fase de los Emperadores Oscuros, y es un tema que me gustó bastante uvu.
No me enrollo más, ¡aquí el primer cap!
La batalla contra la Academia Alius se había acabado al fin, tras dos meses de constante esfuerzo. Ya podía respirar tranquilo porque no había de qué preocuparse, pero entonces, ¿por qué sentía aquella constante punzada de dolor cuando los demás lo habían superado...?
Ah, sí. Porque él fue el que se rindió y el que no dudó en ponerse a la cabeza del equipo que traicionó al Raimon. Aún se acordaba a la perfección de la cara que puso su capitán al ver que había cedido ante el poder del meteorito, y aunque quería negarlo, sentía por ambas partes satisfacción y vergüenza. De hecho, hasta podía decir que echaba de menos la fuerza de la piedra Alius.
"¡No!" Exclamó el defensa. La simple idea de querer de vuelta algo así lo asqueaba y sólo lo hacía odiarse más. Sudando por uno de los muchos sueños relacionados con todo el tema de la Academia Alius, se levantó de la cama para ir al baño y despejarse antes de salir a correr como solía hacer todos los días. Levantarse a las 5:00 AM sonaría como una locura para mucha gente, pero lo ayudaba bastante a despertarse antes de empezar a entrenar con los demás.
Al acabar, Ichirouta se aseguró de no hacer ruido para no despertar a Kirina, que compartía habitación con él y salió del edificio, asegurándose de que el entrenador no estuviera cerca. Después de todo, tan sólo unas pocas personas sabían de su rutina diaria de atletismo: Endo y Goenji, ya que los dos habían empezado a hablar más desde que empezaron de nuevo los torneos de fútbol.
No sabía durante cuánto tiempo aguantaría el paso a la velocidad que había cogido después de varios minutos acelerando, pero necesitaba quitarse todos los pensamientos negativos, y correr lo ayudaba mucho en ese sentido. Normalmente cambiaba de ruta para ver lugares diferentes, lo que lo había conducido en algunas ocasiones a descubrir sitios preciosos, acompañados además del color del cielo en el amanecer. Por fin una sonrisa se posó en sus labios y paró al llegar a lo que parecía un mirador en lo alto de una colina para sentarse en un banco y admirar el paisaje.
¿Por qué no podía sentirse así siempre? Ya de por sí tenía problemas suficientes como para rellenar una agenda, y parecía que la vida no le iba a dejar respirar tranquilo. Estiró las piernas para destensar los músculos y tomó una gran bocanada de aire, dejándose caer en el asiento.
Ya pasada una media hora decidió que era hora de volver, y empezó el camino de vuelta al albergue, cuando a mitad de camino empezó a sentir que le faltaba el aire de forma anormal y las piernas empezaron a fallarle.
"¿Qué… pasa…?" Frenó en seco e intentó coger aire con todas sus fuerzas, pero parecía no hacer efecto. De repente una punzada en el pecho lo dejó sin aliento. No tenía ni idea de que había podido ocurrir. ¿Se había sobre esforzado? ¡Correr nunca había supuesto un problema!
Empezó a entrar en pánico y cayó de rodillas al suelo, cuando tan pronto como vino, el dolor se esfumó, y comenzó a toser con fuerza. "¿Qué ha sido eso…?" Aunando fuerzas consiguió por fin ponerse de pie y apoyarse en una farola. Miró su móvil: ya eran las 7 pasadas y el entrenamiento empezaba a las 8, así que decidió empezar a andar de vuelta pese al cansancio.
Tal y como temía, los demás parecían haberse despertado y estaban ya desayunando en el comedor.
"¡Kazemaru! ¿Dónde estabas? ¡Estábamos preocupados por ti!" Y por supuesto no podía faltar Endo saltándole encima de preocupación.
"¡Agh…!" El dolor del pecho parecía no haber remitido.
"¿Uh? O-Oye, ¿estás bien? Estás pálido…" Preguntó el portero aún con la preocupación en sus ojos.
"Sí, no es nada… Es sólo que me he quedado antes sin aire…" No quería preocuparlos, y menos ahora que empezarían los partidos con la selección. Además de la propia ilusión que le hacía participar en el mundial, no estaba como para derrochar esa oportunidad por una fatiga repentina. Y definitivamente no ayudaba que Mamoru estuviese tan cerca de él. En muchos sentidos.
Porque sí, a Kazemaru Ichirouta le gustaba Endo Mamoru desde hacía ya tiempo. Pero nunca encontraba el suficiente valor como para decírselo, con temor a arruinar su amistad. Lo apreciaba demasiado como para perderlo.
"Ven, déjame que te ayude…" Y dicho esto, el moreno pasó el brazo de su amigo por encima de sus hombros, ayudándolo a apoyarse. No creía que fuera muy necesario, por lo que se sorprendió cuando Ichirouta dejó caer su peso sobre él, con las piernas temblando ligeramente. "En serio, ¿estás bien? Voy a llevarte a tu cuarto."
"¿Uh? ¿Qué pasa chicos? ¿Ha pasado algo?" Preguntó Ichihoshi por el fondo. No sólo él, pero el resto del equipo también parecía preocuparse por el estado de su compañero, ya que no era normal desaparecer y volver de algún lugar que desconocían casi de madrugada.
"N-No… No pasa nada, sólo he salido a correr un poco y me he cansado más de la cuenta…" Mintió. "Ouch…" Se quejaba aún por lo bajo.
"No os preocupéis chicos, yo lo llevo a su habitación para que descanse un rato, ¡vosotros comed para tener fuerzas durante el entrenamiento!" Dijo con una sonrisa el ex-capitán del Raimon.
Pese a las constantes quejas del peliazul diciendo que se encontraba bien y que no se preocupara, Endo consiguió ayudarlo a subir las escaleras y lo tumbó en la cama.
"Tienes que descansar. Vas a necesitar fuerzas para el partido, y te has levantado muy temprano. ¡Seguro que si duermes un rato te pondrás mejor!" Le sonrió el moreno.
"S-Sí, será el cansancio…" Kazemaru tuvo que esconder su rostro tras su flequillo para disimular su sonrojo. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. Tenía que admitir que la preocupación del portero le hacía sentirse querido, un tanto especial.
"Mm… Pero no puedes quedarte sin desayunar o te va a dar algo… Espera, te subiré el desayuno, ¿vale?" Y antes de que pudiese responder salió disparado al piso de abajo.
"¡CHICOS DEJAD ALGO QUE SE LO LLEVO A KAZEMARU!" Se oyó desde el comedor. "¡KABEYAMA, ESA ES MI BOLA DE ARROZ!" Gritaba el portero.
"Uh… Nunca cambia, ¿eh?" Suspiró el defensa. La verdad es que la idea de acostarse un rato no sonaba nada mal, estaba agotado. Tomó la manta y se cubrió con ella, para luego recostar la cabeza en la almohada y cerrar los ojos.
"¡Ya está! Kaze- ¿Eh…?" Mamoru se quedó atónito, allí parado en el marco de la puerta, con la bandeja en las manos. "Ah… ¿Ya te has dormido?" Preguntó susurrando, mientras dejaba la comida en la mesilla de noche. Ichirouta estaba bastante relajado, sí, pero no dormido, por lo que notó cómo el otro lo rodeaba con sutileza con los brazos y juntaba su frente con su cabeza. "Duerme bien entonces" Un escalofrío de felicidad recorrió su cuerpo, y rezó por que el otro no lo hubiera notado. Unos momentos después Endo se marchó con los demás, cerrando la puerta tras de sí. Momentos que el peliazul utilizó para calmarse un poco. El corazón le latía mucho más rápido de lo normal –cosa que le molestaba porque parecía una adolescente sacada de una película romántica cutre- y no es que ayudara precisamente con su estado físico actual.
"Vale, calma… Ahora lo que necesito es dormir para recuperarme…" Y minutos más tarde cayó presa del sueño.
"¿Durante cuánto tiempo más planeas seguir haciéndote el inocente, Ichirouta…?" Preguntó una voz familiar retumbando en la nada.
"¿Qué…? ¿Quién eres…?" Preguntó el defensa asustado. A su alrededor no había absolutamente nada, sólo un abismo oscuro.
"Sabes quién soy más que nadie." Replicó aquella voz con un tono de cansancio. Tardó unos segundos en darse cuenta de esa voz era SUvoz, haciendo que se confundiera aún más.
"¿Qué quieres…?"
"Hmm…~" Canturreó la voz. El abismo delante suyo de repente parecía comenzar a tomar forma, pasando por varias siluetas antes de llegar a una desagradablemente conocida. "Digamos que por fin me he levantado de una siesta muy larga, y que no quiero volver a dormir… Aunque deberías saberlo…
Y su propio cuerpo, en forma de emperador oscuro, extendió su mano para tomarlo con suavidad del mentón.
"¿Verdad, mi otro yo~?" Sonrió, dejando que sus afiladas pupilas se clavasen en los aterrados ojos de Ichirouta.
Juas juas, lo dejo ahí por ahora que me tengo que ir a dormir~
Ya sabéis, un Review, Fav o Follow siempre me anima a continuar ^^
