Caminaban con los hombros entrechocándose al avanzar, reían de forma tonta por las mínimas tonterías que se pasaban en el camino.

Cuando llegaron al barco él le extendió la mano para ayudarla a subir ella la tomó y se internaron en el navío.

—Mi hermana aún no llega—comentó Luka ingresando a la sala tras inspeccionar el resto de la casa—, supongo que no tardará.

—Voy a esperarla, no tengo prisa.

Él se sentó con Marinette en el sofá, permanecieron serios unos momentos pero cuando sus miradas se cruzaron las risas brotaron convirtiéndose en carcajadas, recordando el tropezón de Marinette que de paso había causado la caída de Luka.

Prendieron el estéreo aprovechando la soledad para cantar las canciones uniendo sus voces a todo volumen, bailando sin seguir el ritmo, dando saltos descoordinados que solo aumentaban su diversión.

Llegaron a una melodía especialmente conmovedora y corearon en perfecta sincronía:

«¿Eres real o eres algo que surgió del deseo de viajar?

¿En quién puedes confiar, mi querida y dulce flor?

¿En quién puedes confiar?

Nuestros caminos se cruzan

Y el ayer ha sido muy duro con todos nosotros

Con todos nosotros»

La playlist concluyó y ellos se dejaron caer al piso, gotitas de sudor resbalaban por las frentes de ambos.

Eran días cómo esos los que más atesoraban, días al son de alguna canción con mensaje profundo. Días que nunca olvidarían.

Quien iba a pensar que el significado oculto entre las letras los perseguiría más allá de unas cuantas estrofas. Que un guitarrista anárquico del rock y una despistada aprendiz de moda podrían crear algo tan maravilloso.

Quien iba a decir que dos facetas tan distintas podrían mezclarse a la perfección y formar algo único. Aunque para ello tuvieran que vencer, primero, las falsas ilusiones.

Pero ya lo decía la canción, su canción:

«El ayer ha sido muy duro con todos nosotros»