Los primeros 10 capítulos de esta historia están en proceso de reedición con el apoyo de mi beta y0misma.
Todo es con el fin de mejorar la historia para ustedes.
Capítulo 1 Editado.
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— ¡Mamá, mamá! —iba corriendo una pequeña de tres años hacia dos brujas que se encontraban sentadas en la enorme sala de la casa, junto al calor de una chimenea, observando a su nueva hija.
—Guarda silencio, cariño, despertarás a tu hermanita —decía la bruja castaña mirando a su hija mayor, mientras su esposa sonreía cargando a su pequeña.
—Lo siento, mamá —mencionó la pequeña para luego sonreírle a su mami y observar un momento a su hermanita, olvidando a lo que venía. —Hola hermanita, deberías crecer rápido para poder jugar —decía con entusiasmo.
—Crecerá a su debido tiempo, eso es algo que no se puede adelantar —dijo la bruja de rizos negros lo que hizo que la niña asintiera sin dejar de ver a la bebé—Dime cariño, ¿qué era eso que querías decirnos con tanta urgencia? —El rostro de la pequeña volvió a iluminarse mientras veía a sus madres.
— ¿Puedo ir con el tío Reg a pasear por la ciudad y a por dulces? —preguntó con ilusión. Sus madres les sonrieron.
—Claro, cariño, ve. Pórtate bien y no te separes ni un momento de tu tío.
— ¡Bien!—gritó la pequeña, besando la mejilla de las mujeres, la frente de su hermana pequeña y desapareciendo hacia la puerta donde su tío le esperaba. Ambos salieron por los polvos flu rumbo a su aventura.
—Recuerda que no debes soltar mi mano y si lo haces, debes permanecer donde pueda verte —le recordó.
—Sí, tío Reg—sujetó su mano con firmeza mientras salían del caldero chorreante al Callejón Diagon.
—Primero, conseguiremos algunas cosas que me hacen falta, luego iremos por tinta, pergaminos y quizás consigamos tinta de colores o crayones para que puedas dibujar. —Los ojos de la pequeña se abrían más de la emoción, mientras daba pequeños saltitos al caminar.
— ¿Comeremos helado?
—Sí, también tendremos helado después de terminar las compras.
Entraron a la primera tienda, una agencia de viajes para familias mágicas con sentido aventurero; Regulus soltó un momento a la pequeña de la mano, tiempo que ella aprovechó para revisar el lugar. Por instantes giraba su cabeza hasta encontrarse con la de su tío sonriéndole mientras seguía revisando.
—Tío Reg —decía en voz baja — ¿Por qué quieres tener unas vacaciones donde te asusten? —Pregunto mientras salían de Terratours.
—No son para mí las vacaciones, son para mi hermano. — Se inclinó hasta la altura de la pequeña, susurrando lo último —Recuerda que a veces me gusta gastarle bromas.
La siguiente tienda que visitaron fue Slug & Jigger y se entretuvieron bastante más ahí.
— ¿Comprarás toda la tienda? —Cuestionó, mientras miraba el líquido verde y viscoso que el tendero había acercado a donde se encontraban. Arrugó la nariz en el momento que creyó ver un ojo que flotaba en la sustancia.
—Solo llevamos pocas cosas, además aún me faltan ingredientes.
—Pocas cosas, —rodó los ojos— llevas casi toda la tienda. Esa cosa tiene ojos y llevamos casi una hora o más aquí—. Observó de nuevo el líquido antes de sacar la lengua con asco; el mayor sonrió divertido ante la expresión de su sobrina.
—Quizás deberíamos irnos a casa. No estoy seguro de que puedas comer helado después de ver cosas tan asquerosas, seguro tu estomago esta revuelto —se burló de ella.
La pequeña abrió la boca mirando con incredulidad a su tío. Miró de nuevo el líquido viscoso y pasó saliva mientras dirigía de nuevo su mirada a él. Suspirando en derrota.
—No me quejaré de nuevo. Lo siento tío, solo quiero pasar tiempo contigo y comer helado, pero esto es muy aburrido. — Regulus se inclinó, besando la frente de su sobrina.
—Ya voy a terminar aquí.
Veinte minutos después estaban fuera del lugar, para fortuna de la joven solo quedaban dos sitios más que visitar y entonces podrían ir por helado. Tomaron rumbo a la tienda de pergaminos, pluma y tinta.
Su padrino se aseguró de llevar bastantes pergaminos y tintas, entre otros materiales que le eran indispensables, sin olvidar los crayones que le había prometido a la menor. Compró también un diario que pensaba regalarle a la pequeña más delante.
Siguieron hacia Flourish y Blotts y su tío dijo que era la última parada que necesitaban hacer. Sus ojos viajaban por cada estante; había heredado el gusto por los libros de sus madres, el cual solo aumentó hace un par de meses cuando ellas le habían enseñado a leer. Ésta para ella era la tienda menos aburrida de todas las que habían visto anteriormente.
— ¿Puedo escoger algo para llevar?
—Sí, puedes tomar un solo libro. Recorre la tienda mientras yo busco lo que necesito, y una vez termines nos vemos aquí en el mostrador para pagar las cosas, ¿de acuerdo? — asintió, soltando la mano de su tío y empezando a buscar algo que llamara su atención mientras daba pequeños brinquitos al caminar entre los estantes.
Se dirigió unos estantes más atrás quedando fuera de la vista de su tío. Caminó leyendo los títulos, buscando alguno que le gustara. De pronto se detuvo al notar un libro con la figura de un dragón en el lomo, a simple vista no tenía nombre. Se estiró para alcanzarlo, pero era muy pequeña; hizo una pausa, respiró profundo y se levantó sobre las puntas de sus pies.
—Déjame ayudarte, pequeña —pronunció una hermosa mujer llamando su atención. La mujer tomó el libro entregándoselo
—Muchas gracias, señora — dijo sujetando el libro y sonriéndole a la dama. —Le diré a mi tío que le invitemos un helado para agradecerle.
—No te preocupes pequeña, después de todo no recordaras nada —la menor iba a preguntar a qué se refería, pero sin darle tiempo a ello la mujer ya tenía la varita sobre su frente. Un destello azul salió de la punta, haciendo que los ojos de niña se pusieran nublados.
—Ellas se han ido porque tienen un nuevo bebé. Cuando los papás tienen un nuevo bebé, se olvidan de sus hijos. Jamás volverán, te han abandonado.
El destello se hacía más intenso y los ojos de la menor se hacían más vidriosos; la mujer continúo llenándola mente de la niña con ideas, manipulando sus sentimientos y emociones. Una parte del hechizo le haría repetir aquellas palabras como un mantra, hasta que se convenciera en su corazón que eran reales. Sonrió mientras daba la última indicación sobre lo que debería hacer cuando se encontrara a las tres mujeres reunidas de nuevo.
—Lo mejor, es mi pequeña, es que esta magia no dejará ningún rastro, —tocó la mejilla de la pequeña —nos encontraremos de nuevo, joven Black —la mujer desapareció cuando escuchó unos pasos que se acercaban.
—Cariño ¿encontraste algún libro que te guste? —Preguntó en voz alta Regulus mientras se acercaba a donde había visto por última vez a la niña girar.
Parpadeó varias veces, sintiéndose fuera de lugar. Observó el libro en sus manos y luego examinó el pasillo, girándose al tiempo que su tío llegaba a donde se encontraba.
Asintió estirando sus manos con el ejemplar para que lo revisara. El mayor lo inspeccionó y declaró. —Es una excelente elección. Por cierto, ¿por qué tardaste tanto?
— Lo siento, no lograba alcanzarlo —dijo, para luego seguir a su tío hasta el mostrador donde pagaron el libro de la pequeña, así como los varios tomos del mayor.
Notó que habían terminado cuando su tío tomó su mano y la llevó justo hacia Florean Fortescue, su heladería favorita ya que era la única que conocía. Mientras disfrutaban su helado, charlaron sobre lo que su sobrina favorita había hecho esa semana.
La aventura terminó cuando el barquillo desapareció, dejando a una pequeña llena de chocolate y fresa. Cuando tío y sobrina regresaron a casa, la pequeña corrió hasta donde había dejado a sus madres sintiendo que algo extraño sucedía. Sus ojos se abrieron de par en par mientras observaba el escenario que la rodeaba.
— ¡Tío! —Gritó al ver el cuarto — ¡Tío Reg! ¡Tío Reg, ven pronto! —seguía implorando la niña mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.
Entró corriendo a la habitación tras oír el llamado de su sobrina y se quedó atónito ante lo que veía, la habitación estaba destrozada y no había rastro de ninguna de las mujeres o de la pequeña.
Debía investigar qué era lo que había ocurrido, pero antes debía llevar a la mayor de las hijas a un lugar seguro, la abrazó contra su pecho intentando consolarla, pero ella no dejaba de llorar.
—Mis mamás me dejaron —decía llorando —ya no me quieren porque tienen un nuevo bebé. ¿Por qué no me quieren tío Reg? — Clamaba a todo pulmón contra la túnica.
Al parecer, en su inocencia infantil, la niña no se daba cuenta del escenario real ante sus ojos, un escenario que evidenciaba una cruenta batalla; para ella sus mamás simplemente habían desaparecido llevándose a su hermana.
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Estaba feliz de estar en Grimmauld Place con Harry y Ron. Faltaban unos pocos días para empezar su quinto año en Hogwarts aunque con los hechos recientes sabían que sería un año muy movido debido al termino del torneo de los tres magos, la muerte de Cedric y ahora el escape masivo de Azkabán. Eso, sin contar que Hermione había empezado a tener sueños muy extraños. Cosas que creía que no tenían sentido, pero ya tendría tiempo de averiguar luego.
«Hemos confirmado que diez prisioneros de máxima seguridad de Azkabán ayer, a primeras horas de la noche escaparon. Por supuesto que el Primer Ministro Muggle ha sido advertido del peligro. Tenemos la fuerte sospecha de que la fuga fue planeada por un hombre con experiencia en escapar de Azkabán; el conocido asesino en masa Sirius Black, primo de la fugitiva Bellatrix Lestrange.»
Tras leer de nuevo el artículo se quedó mirando la imagen de Bellatrix Lestrange.
—Esa mujer es terrible —Mencionó Ginny capturando la atención de la castaña
—Supongo que ha de estar bastante trastornada al grado de locura extrema desde antes de Azkabán —comentó ella, aunque estaba más bien pensando en que de alguna forma sentía que conocía a esa mujer, pero no podía asegurarlo ya que había estado varios años en la prisión.
—Hermione, Ginny, rápido, Fred y George han conseguido que logremos escuchar una de las reuniones de la orden —dijo Ron llamando desde la puerta a ambas chicas, las cuales salieron de inmediato a donde los otros jóvenes se encontraban.
—Severus, ¿estás seguro de lo que estás diciendo? —Se escuchaba la voz de Moody.
—Sí, el mismo Señor Tenebroso mandó a Yaxley a investigar —mencionó Snape, —según informes, de uno de los Mortífagos que estuvo un tiempo en América, escuchó hablar de éste grupo de magos y brujas mercenarios que trabajan con los muggles más viles y ruines de ese continente.
—Sin duda sería un gran éxito para Voldemort lograr reclutar a alguno de ellos dentro de sus filas —comentó Arthur Weasley.
—El señor Tenebroso solo está interesado en unos pocos. Entre los nombres más sonados de ese grupo está el Eiden Blackstone —hizo una pausa antes de proseguir —Dumbledore cree que deberíamos intentar reclutarlo, yo sugiero secuestrarlo— mencionó lo último en tono sarcástico—para evitar que el Señor Tenebroso lo encuentre. Lo que resulte más viable.
Los chicos no pudieron oír más ya que el gato de Hermione se había llevado parte de la oreja y lo único que se distinguía ahora era el sonido de los mordiscos que éste le daba.
— ¿Creen que sea peligroso este tal Eiden? —Preguntó Ron a sus amigos cuando se encontraron solos.
—No hay ninguna duda si Voldemort está intentando convertirlo en Mortífago —espetó Harry.
—Tendremos que conseguir más información, así podremos estar preparados por si tienes otro sueño. Además ellos no están seguros que esta organización exista, solo son rumores; aunque si es que existe, se sabe que el Ministerio de Magia americano está muy ligado con algunas instituciones muggles y tiene magos como sus policías que operan en contra de bandas criminales y esas cosas.
—Hermione, ¿de dónde sacas esas cosas? —Comentó Ron.
— ¡Oh! —Exclamó ella —lo leí en un libro que me encontré hace un tiempo cuando fui de vacaciones con mis padres. Les pedí llevarme a la parte mágica de la ciudad y fue ahí cuando lo vi, se llama la Teorías conspiratorias dentro de la Mafia americana, sus magos y los grupos más secretos del Gobierno Estadounidense —mencionó como si nada. —Bueno, en todo caso pienso que deberíamos concentrarnos en el año en curso que viene e intentar descifrar los sueños de Harry.
Los chicos se quedaron pensativos un rato, si esos eran los planes que tenía Voldemort estarían en peligro. Harry y Hermione habían crecido en el mundo muggle, así que conocían de los criminales normales, de lo poderosas que podían ser las mafias, bandas, pandillas o grupos criminales de cualquier país.Y si a esto se le sumaba la magia, no había duda de que podría significar un gran cambio para su lado. Lo único en lo que podían pensar es que si hubiera algún cambio o de que si de alguna forma Voldemort conseguía a la mafia americana, ellos tendrían que conseguir a los mejores elementos del ejército mágico inglés, si es que realmente existía alguno.
—Chicos, quiero que miren algo —dijo Sirius entrando.
— ¿Sucede algo? —preguntaron al unísono, girándose de inmediato a donde éste se encontraba. De inmediato apareció una serie de fotos donde se mostraba a un joven de pelo negro y corto con ojos azules
—Vaya, —dijo Harry —así que este es el chico. — En ese instante se dio cuenta, había hablado de algo que se suponía ellos no habían escuchado.
— ¿Cómo es que saben eso? Bueno, no importa. Siempre he dicho que ya estás en edad de saber qué está pasando… o por lo menos una parte. Harry, este chico es Antony K. Pendragón —mencionó su padrino. —Ella es Eiden Blackstone. Según la investigación de Moody parece que su familia está emparentada con los Black. —Hizo una pausa antes de continuar.
—Eso significa que los Mortífagos y Voldemort buscarán con más ahincó que se unan a sus filas ya que están emparentados con los Black —Dijo Harry.
—Eso supone Moody, pero no encontró a ningún otro miembro vivo de su familia; según los registros se crió con los Pendragón, que es una familia de magos puros muy famosa en América. Se dice que la familia completa emigró de aquí junto al mago Merlín después de la muerte del Rey Arturo, con el tiempo ellos terminaron en américa. —Hizo una pausa momentánea mirando la reacción de los chicos —Según Moody, los Pendragón siempre van donde se encuentre Eiden, son una especie de familia.
—Así que el plan del Innombrable, es conseguir a Eiden y de esa forma obtener a los Pendragón —terminó diciendo Ron.
—Como les digo chicos, eso es lo que la investigación de Ojoloco arrojó, aunque probablemente se debe a las influencias de los Pendragón más que al parentesco. El padre del chico es parte del Ministerio de Magia americano o como se llame su gobierno. Ellos son personas muy importantes en su país.
—Pero Sirius, si los Black vienen desde los tiempos del mago Merlín, ¿no sería más probable que tu familia estuviera emparentada con los Pendragon, que con esa chica Eiden? —Ese comentario solo ocasionó que el hombre la mirara fijamente unos segundos.
—Sí, ese es otro detalle de la investigación, pero hasta ahora solo es una teoría —terminó él. —Quizás eso chicos no sea lo más peligroso, quizás hay algo que nos estamos saltando y tendremos que seguir investigando para averiguarlo. Me están desviando del tema, esa no es la razón por la que les estoy contando esto. —tomó aire haciendo una breve pausa. —Les estoy contando esto porque si esa teoría es correcta, probablemente uno de ellos esté transfiriéndose Hogwarts con ustedes.
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Después de que se había ido Sirius, el trío dorado seguía mirando las fotos de quien habían identificado como Eiden Blackstone. Sin duda, como Sirius mencionó, el hombre de la foto tenía bastantes rasgos de la familia Black, los ojos negros, el cabello y se podía decir que tenía rasgos muy similares. Luego, observando también a la persona que aparecía al lado de Blackstone, quien era Antony K. Pendragon, parecía tener unos ojos azules y un cabello bastante singular, sin duda un chico excéntrico. Sirius les mencionó también que era el hijo mayor de Robert Pendragon de quien no tenían ninguna fotografía, pero sabían que era una persona bastante influyente en el Ministerio de Magia Americano según menciono Sirius.
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Yaxley había regresado de América con un mago sangre sucia que había tomado como rehén; el famoso Eiden Blackstone, aunque después de un poco de Legerimancia a manos de Bellatrix, se dio cuenta de su error.
—Mi Señor, este hombre no es Blackstone, es un simple sangre sucia. Parece ser que solo quería sentirse importante y tomó el nombre de alguien que es bastante famoso. Yaxley tembló e intentó retroceder, pero el Señor Tenebroso fue más rápido y el primer Crucio salió impactando el cuerpo del mago, el cual comenzó a gritar y retorcerse debido a la maldición que estaba recibiendo.
Una vez que Voldemort terminó con Yaxley, miró al impostor y su varita se agitó una vez más. Los gritos de agonía de aquel hombre, era música para sus oídos y podría haber pasado todo el día en eso, pero había ciertos asuntos de los que tenía que encargarse. —Bellatrix, ocúpate de esto.
La mujer sonrió con placer y miró al hombre que se retorcía en el suelo —- Ahora aprenderás qué le pasa aquellos que están a favor de los muggles. Y no solo eso, maldito sangre sucia, tú has osado hacerte pasar por alguien de una de las líneas de sangre más pura de América —dijo Bellatrix. Caminó hacia aquel hombre sin dejar de apuntar su varita y dijo suavemente—Avada Kadavra —de inmediato el rayo verde impactó el cuerpo del americano.
—Ahora Malfoy, ya que Yaxley ha sido un completo inútil consiguiendo la información sobre Blackstone y la familia Pendragón —decía el Señor Tenebroso mientras todo sus Mortifagos miraban con atención —necesito que vayas a América y consigas que la familia completa venga hacia aquí. No me importa lo que tengas que hacer para conseguirlo, quiero a esas familias en mis filas. Lleva a Parkinson contigo, arreglen un matrimonio o lo que sea.
—Pero Señor, los americanos son más reacios ante la idea de los matrimonios arreglados.
— ¿Estás cuestionando algo, Lucius?
—No mi Señor, se hará como usted diga.
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—Harry…Harry —llamaba Ron de manera desesperada moviendo a su amigo, quien parecía que se encontraba en una terrible pesadilla, logrando que éste despertara incorporándose de manera temblorosa. — ¿Te encuentras mejor? —mencionó
—Debemos decirle a alguien —dijo Harry poniéndose en pie y bajando con ayuda de Ron hacia la cocina de Grimmauld Place donde se encontraba Lupin hablando con Tonks. Los adultos interrumpieron la conversación que tenían cuando vieron a Harry y Ron entrar en la cocina, y se preocuparon cuando vieron el estado en el que venía el muchacho de ojos verdes, por lo que se apresuraron a prestar ayuda para que se pudiera sentar.—¿Sucede algo, Harry? —Preguntó Lupin de inmediato.
—Voldemort —Dijo de manera un poco más calmada, —tuve un sueño muy extraño donde estaba él. No sé, no lo recuerdo con claridad, pero al parecer quiere que Malfoy y Parkinson arreglen un matrimonio con una tal familia Pendragon. —terminó diciendo Harry mientras miraba a ambos.
—Creo que ya sé por qué está tan interesado en ambos chicos —dijo Hermione, quien hacía rato había entrado en la cocina pero no había querido interrumpir a su amigo —cuando me escribía con Víktor, él mencionó en alguna de sus respuestas que en el continente americano tienen su propia versión del Torneo de los Tres Magos.
— ¿Y qué tiene eso que ver exactamente? —preguntó Ron.
—Para allá voy —mencionó ella sacando una carta de Víktor con información al respecto
— ¿De qué va eso Hermione? —Cuestionó Lupin.
—Es lo que sabe Víktor sobre el vigésimo torneo continental de magos por equipo —dijo ella mientras Tonks tomaba la carta de las manos de Lupin y comenzaba a leer.
"Eiden Blackstone, de Salem y Antony Pendragon de Akerley, ganaron el vigésimo torneo continental de magos por equipo que se realizó en Brasil.
Sé que avanzaron por las 7 pruebas con altas puntuaciones y que todos comentaban la afinidad que tenían entre ellos. Averigüé un poco más, porque sabía que me ibas a preguntar al respecto, y creo que la afinidad se da porque son como familia después de no sé qué accidente de los Blackstone; la familia de Antony se hizo cargo de Eiden y se criaron juntos.
Tonks levantó la mirada terminando de leer y observando a los chicos.
—Víktor no pudo conseguir más información, pero estoy segura que en ese torneo se permite abiertamente utilizar las artes oscuras, así que no dudo que ambos chicos hayan ganado por haberla empleado.
Tonks les sonrió a los chicos —Dejen que nosotros nos preocupemos por eso, después de todo en dos días regresan a Hogwarts. Además hace unos días que fue tu visita en el Ministerio, así que deberían tener más cosas en las que pensar. —Mencionó.
No muy convencidos al respecto aceptaron, sabiendo que en dos días más estarían de regreso en la escuela.
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Tres jóvenes se encontraban mirando una lápida y pasaban sus dedos por las inscripciones de los nombres.
—Iremos a Hogwarts —mencionaba Antony.
Eiden solo observaba a sus hermanos mirar la tumba sobre la que se leía el apellido Black en ambos nombres. Los tres chicos tocaron la lápida y cerraron los ojos, como si estuvieran hablando con los difuntos.
—¿Saben? Papá intenta casar a Eiden y a Antony —decía la pequeña. Los mayores solo sonrieron; ninguno se atrevería a desafiar los deseos de sus padres aunque en América no estuviera la costumbre de los matrimonios arreglados. No, ellos no podían desafiarles ni desobedecerles de nuevo, después de todo la última vez que lo hicieron la familia de Eiden murió, así como las dos personas cuyos nombres estaban inscritos en esa lapida.
"Pronto", pensaron los chicos. "Por favor, esperen", era el pensamiento de los dos mayores.
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El Hall de Entrada estaba con antorchas flameantes y los pasos de los estudiantes, cruzando el piso de piedra por la puerta de la derecha, provocaban un resonante eco. Todos se dirigían al Gran Salón para el banquete de comienzo del periodo.
Las cuatro largas mesas del Gran Comedor se llenaban bajo un techo terso y sin estrellas Las velas flotaban en el aire, a lo largo de las mesas, iluminando a los plateados fantasmas, quienes se paseaban por todo el salón. Se iluminaban las caras de los estudiantes que hablaban con impaciencia, narrando noticias y anécdotas del verano, y saludando ruidosamente a los amigos de otras casas.
— ¡Él no está ahí! —Exclamó Harry que miraba la mesa de los profesores, Ron y Hermione examinaron la mesa aunque no había necesidad; el tamaño de Hagrid lo hacía instantáneamente obvio en cualquier línea.
-No se puede haber ido —dijo Ron, sonando algo ansioso.
—Por supuesto que no —aseguró Harry.
— ¿Puede estar enfermo?—Preguntó Hermione ansiosamente.
—No creo —dijo Harry inmediatamente.
—Pero entonces, ¿dónde está?
Se hizo una pausa, luego Harry dijo muy bajo, para que Neville, Parvarti y Lavender no le oyeran —Quizá todavía no está de vuelta...
—Sí... sí, puede ser eso —dijo Ron sonando tranquilo, pero Hermione se mordió el labio mirando arriba y abajo en la mesa principal, como si esperara alguna explicación de la ausencia de Hagrid escrita en la pared del fondo.
— ¿Quién es esa? —Preguntó agudamente, señalando hacia el medio de la mesa de los profesores.
Los ojos de Harry la siguieron. Miró primero a Dumbledore, sentado en su silla dorada de respaldo alto en el centro de la mesa de los profesores y vistiendo una túnica púrpura. La cabeza de Dumbledore estaba inclinada hacia una mujer sentada a su lado, quien le hablaba en el oído...
—Se parece... —dijo Harry, —a un sapo
Luego, la mujer giró su cabeza suavemente para beber un sorbo de su copa y él la reconoció. El rostro de Harry se puso pálido.
— ¡Esa mujer es Umbridge! —exclamó Harry.
—¿Quién? —dijo Hermione.
—Ella estaba en mi audiencia trabaja para Fudge.
— ¿Ella trabaja para Fudge? —Preguntó Hermione frunciendo el ceño, — ¿qué está haciendo aquí?
—No lo sé.
Después de la selección de los de primer año y la cena, Dumbledore se puso de pie una vez más. Tras el aviso de cada año sobre el bosque prohibido y la mención de las nuevas prohibiciones de Filch hizo una pausa.
—Hemos tenido dos cambios en el cuerpo docente de este año. Estamos muy contentos en dar la bienvenida al Profesor Grubbly-Plank, quien tendrá la materia de cuidado de Criaturas Mágicas; también les quiero presentar a Dolores Umbridge, nuestra nueva profesora de Defensa en Contra de Artes Oscuras. —Hubo una ronda de aplausos corteses pero poco entusiasta, durante los que Harry, Ron y Hermione cambiaron una mirada ligeramente aterrada; Dumbledore no había dicho por cuánto tiempo Grubbly-Plank estaría dando clases.
Paró de hablar bruscamente cuando escuchó un carraspeo insistente. Dumbledore miró a la Profesora Umbridge y ésta se levantó de su asiento y comenzó un largo discurso. Como siempre, la única que prestó atención del trío dorado fue Hermione; a medida que la mujer hablaba, la muchacha comenzaba a darse cuenta del real motivo por el cual Fudge la mandó a Hogwarts y era desconcertante.
—Muchas gracias Profesora Umbridge, este ha sido un discurso muy aclarativo —dijo Dumbledore inclinándose hacia ella. —Bueno, ahora como comentaba antes de esa interrupción, en dos semanas más tendremos la visita de uno de los campeones del torneo continental de magos que se realiza en América, así como la hermana de este joven agradable, los cuales se quedaran gran parte del ciclo escolar con nosotros; por lo tanto les pido que cuando lleguen, les ayuden a adaptarse a Hogwarts —tras lo cual terminó para luego despedir a los alumnos.
—Entonces, ahora los magos más famosos de toda América vendrán aquí —dijo Ron.
—El mago y la bruja más famosas —le corrigió Hermione —, la escuela de Salem es para señoritas y el colegio Akerley es un colegio mixto —mencionó ella. —Así que probablemente dices que se trate de un mago y una bruja, aunque quizás sean dos brujas —comentó Harry.
—Aun así, no creo que ellos dos sean los magos más famosos de América, puede que sean los más comentados en este momento. —Terminó la discusión subiendo directamente al dormitorio de chicas para dormir y pensar un poco.
La semana transcurrió demasiado rápido para muchos. Después del anuncio de Dumbledore sobre dos estadounidenses que llegaban al castillo, muchos estaban a favor y muchos en contra; era conocida la rivalidad que existía entre ambos países y algunos alumnos pensaban que aquellos muchachos no serían bien recibidos.
Esa noche mientras la mayoría de los estudiantes y el personal estaban reunidos durante la cena del gran comedor, Dumbledore en su despacho recibiendo a los dos jóvenes que venían de intercambio. Los chicos habían insistido en cenar en los dormitorios que les habían asignado, querían descansar para que así la poción que les dieron en casa y un sueño reponedor, terminaran rápidamente a acostumbrándose a este horario.
Muchos alumnos se sorprendieron en el transcurso de la mañana siguiente, ver que había caras nuevas en sus salones. Para la hora de la comida se empezó a hablar entre las casas que los chicos nuevos se encontraban ya en la escuela. Pero fue a la hora de la cena donde muchos observaron a los jóvenes mientras decidían donde sentarse.
—Son Plumas de dragón —dijo Luna mientras se sentaba en la mesa de Gryffindor al mismo tiempo que señalaba las plumas que parecían salir o enrollarse en el cabello del recién llegado.
—Los dragones no tienen plumas, Luna —aclaró Hermione.
—Sí, sí tienen, al menos solo una raza de dragón —dijo sonriendo la Ravenclaw.
—El dragón Quetzalcóatl, que algunas culturas prehispánicas lo consideraban un Dios. —Mencionó Luna, aún perdida en las plumas. —Se cree que están casi extintos y que es muy difícil encontrarles. —Sus palabras fueron interrumpidas por Dumbledore, quien les dio la bienvenida a ambos jóvenes para luego invitarles a cenar.
Hermione pensó que debía observarlos y tratarlos un poco más antes de tomar una opinión sobre ellos. Los chicos nuevos miraron la mesa de Slytherin causando que Draco y Pansy comenzaran a hablar en voz baja entre ellos, hecho que pasó desapercibido para el resto.
Tras observar la mesa donde estaban sus posibles compromisos, ambos pensaron en las palabras de sus padres y compartieron una mirada mientras el silencio proseguía en el salón. Era como si estuvieran teniendo una conversación bastante larga de dónde sentarse y encogiéndose de hombros el mayor de ellos se movió hacia la mesa de Ravenclaw, provocando que Ilian, su hermana, le siguiera.
La cena transcurrió con normalidad, pero Luna se excusó con sus amigos y se dirigió de nuevo a la mesa de su casa para entablar conversación con los recién llegados. Hermione decidió retirarse pronto a descansar, tenía mucho que hacer el día siguiente y estaba entusiasmada por las nuevas cosas que podría aprender ese año, además de verdad quería saber cómo iban a ser las clases de Defensa con esa mujer.
Iba caminando por los pasillos tranquilamente cuando sintió que alguien le seguía. Sonrió, seguramente era Peeves que volvía de atormentar a los de primero, pero entonces vio pasar a los dos americanos. El mayor caminaba en dirección de la torre Gryffindor y la otra parecía ir hacia donde, sabía, dormían los Ravenclaw. Se inquietó bastante cuando notó que el joven se quedó mirando el retrato de la Señora Gorda unos momentos y luego volteo a verle a ella y sonrió siguiendo su camino hacia unos retratos más allá. Estaba un poco lejos, pero le pareció notar algo en el escudo de la túnica que tenía el muchacho, algo así como "Ne avertas oculos a…". No importaba, más tarde investigaría la frase completa y su significado.
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La semana había transcurrido con normalidad, después de todo ninguno de los dos hermanos compartía clase con ellos; el más grande asistía al último grado con Fred y George y la más joven iba en el mismo grado que Luna y Ginny. Al parecer era Luna la única que podía tener una conversación larga con ambos chicos. Por lo tanto decidió preguntarle a la joven Lovegood para indagar más sobre ese par.
—Luna —le llamo la castaña, provocando que ésta se girase sonriente.
—Hola Hermione.
—Luna, hay algunas cosas que me gustaría preguntarte —había pensado alguna forma de llegar el punto que quería, pero sabía que con Luna mejor era hacer las preguntas directas sin escalas.
— ¿Es sobre los hermanos Pendragon? —Preguntó, logrando que la mayor asintiera —son muy agradables.
—No es lo que yo he escuchado en los pasillos.
—Bueno, —respondió Luna mientras una sonrisa soñadora se formaba en sus labios— es que Ilian dice que su hermano está molesto ya que en Hogwarts solo hay siete grados y en su escuela el cursaba el octavo grado, entonces es como si tuviera que repetir y perder un curso. —La castaña asintió comprendiéndolo, de seguro ella se sentiría igual si le pasara algo así.
— ¿Sabes? Sí hay algo que quizás para los demás parezca extraño —comentó la rubia.
— ¿Qué es lo extraño?
—Siempre que ve a Ginny o a alguno de sus hermanos, murmura algo de alejarse de los pelirrojos y de cualquiera con el nombre Ginebra. Además, siempre tiene una mirada intensa cuando Ginny está cerca de su hermana o su hermana de ésta.
Hermione no entendía por qué la reacción del chico. Era sabido por todos en el castillo que si te metías con uno de los Weasley tendrías a Fred y George persiguiéndote por todas partes del castillo, sobre todo si ese Weasley era Ginny, alguien que no solía caerle mal a la gente. Ojala no tuviera que averiguarlo a la mala.
