Fuck you, fuck you very, very much
'Cause we hate what you do
And we hate your whole crew
So please don't stay in touch


Spencer Wright hacía sus maletas con lentitud, con una expresión molesta y cansada. No había conciliado sueño en toda la noche, y todo por culpa de un maldito bastardo moreno que no salía de su cabeza.
Ese día acababan las vacaciones de verano, y tendría que volver al prestigioso Internado de "Saint Grimm" en las afueras de Los Angeles. Para entrar ahí, tendrías que tener una fortuna. Sin embargo, el Internado le dio una beca a Spencer por sus matrículas de honor en el curso de 2 de ESO. Y el año pasado, ya entró a la escuela, durante nueve meses con los gastos pagados.
El único problema... Tenía nombre y apellido. Billy Joe Cobra.
Era un abusón, un año mayor, que parecía tener una obsesión insana con él. El curso pasado le había fastidiado pero bien, con la excusa de que sólo eran "novatadas". Había crecido un odio inmenso hacia su persona. La última vez que lo vio, se despidió con una broma dulce. Literalmente le cubrió el pelo y los hombros de mantequilla de cacahuete.
A saber que demonios iba a hacerle el primer dia de clase... De veras, no quería volver a ese lugar...
-Spencer, cielo. Hora de marcharse. -El pequeño castaño suspiró, agarrando su maleta.
-Maldita sea... -Susurró mientras pasaba por delante de su madre.
-Despídete de tu padre y de Jessica.
Les dio un beso a sus familiares, y luego subió al coche de la mujer con una mueca. Encima, el viaje hasta el Internado era larguísimo. Casi 2 horas de coche, para entrar a un autobús donde por supuesto se encontraría a su peor pesadilla. Y una hora hasta el recinto.
Cerró sus ojos, un poco molesto y decidió echarse una pequeña siesta hasta llegar al bus. Y debido al cansancio, no tardó en dormirse.

-Bueno, Spence... -Jane siempre se emocionaba en estos momentos, a pesar de la cara de póker de su hijo. Intentó darle un abrazo, pero él lo esquivó.
-Hehe... Adiós mamá. Te llamo. -Soltó entrando con rapidez al primer autobús. Para ser un Internado taaaan prestigioso, el transporte era bastante cutre. Se sentó en la ventana, y se despidió de su madre con un movimiento de manos. Ella se marchó en el coche.
Suspiró, aún medio dormido por la siesta, y se apoyó contra el cristal abatido. Aún no había visto al capullo de Cobra, y cuanto más tardara, más nervioso se iba a poner. Frunció el ceño, y apretó los dientes con furia. Pero ¿por qué demonios tenía que sufrir de aquella manera? ¿Qué había hecho él para merecer esto?
Joder...
-¡Hola, Spencer! -Una voz suave vino desde su espalda. Se giró lentamente, para encontrar a un par de chicos indios.
-¡Chicos! -El castaño se lanzó a abrazarles con una sonrisa. El Internado también tenía sus ventajas... Nunca veía a sus únicos amigos en verano, ya que iban a India a ver a su familia. Al igual que él, habían entrado gracias a sus buenas notas.
Shanilla, era la chica encantadora que le daba consejos y le ayudaba a estudiar. Y Rajeev, su mejor amigo, que se encargaba de intentar hacer que él ligara. Sin embargo, no lo conseguía exactamente.
Él y sus amigos se sentaron en el fondo del autocar, en un asiento triple. Comenzaron a hablar de sus vacaciones de verano, y las locuras que hicieron. Spencer no tenía mucho que contar, pero los chicos vivieron toda clase de aventuras en su país.
-Ojala vinieses un dia... -Suspiró Shanilla.
-El verano que viene te invitamos. -Le sonrió Rajeev, y él le devolvió la sonrisa.
-¡Encantado!
-Vaya, vaya, vaya... Pero si es Wright. -Un escalofrío le recorrió toda la espina, al oír una voz grave delante suya.
-...Cobra... -Soltó con asco posando sus ojos en los del molesto chico. Shanilla y Rajeev le miraron un poco preocupados.
-¿Qué tal las vacaciones? Espero que te gustara mi dulce despedida. -Sonrió con sorna, mientras se acercaba al pequeño. -Este año va a ser divertido, ¿eh?
-Por desgracia, voy a tener que volver a ver tu fea cara todos los días. -Soltó Spencer, levantándose del asiento. Aun así, Cobra le sacaba un par de cabezas.
-... Enano.
-Imbécil.
Y como pasaba el año pasado continuamente, ambos chicos acabaron en el suelo pegándose. Puede que Spencer fuese pequeño, pero no era nada débil, y le daba lo suyo al mayor. Aun así, él también recibía golpes a montones.
-¡BASTA, BASTA! -Un profesor separó a los chicos, enfadado, y mandó a Cobra a la primera fila del autobús.
Desde luego... Iba a ser un año duro.

Wright paseaba por el vestíbulo del Saint Grimm, cargando con su maleta pesada. ¿Para que le daba tanta ropa su madre, si después tenía que usar el uniforme? Suspiró con molestia, por milésima vez ese día, y se acercó a recepción.
-Spencer Wright, cuarto de secundaria. -Le dijo a la chica rubia que se encontraba detrás de la mesa. Ella le sonrió, y le cedió una llave.
-Aquí tienes, habitación 112.
-Muchas gracias...
Comenzó a caminar por todo el recinto. Habían tres edificios, uno para los cuartos masculinos, otro para los femeninos y el tercero eran las clases. Todo rodeado por un jardín enorme, con piscina y toda clase de pistas de deportes. Además de eso, tenía algunos restaurantes y un pequeño cine.
Caminó al edificio de la residencia masculina, y se sentó en el salón común con pesar. Había quedado ahí con Rajeev antes de ir a sus habitaciones.
-¡Spencer, bro! -Rodó sus ojos marrones, hasta el chico que venía corriendo hacia él. Que ímpetu desde tan temprano... -¿Qué habitación?
-Ciento doce. ¿Y tu?
-¡COMO MOLA, DUDE! ¡CIENTO ONCE! -El castaño hizo una mueca. Estaba bien que tuvieran habitaciones cercanas. Pero estas eran dobles... Lo que significaba que iba a tener que compartirla con un extraño.
-Bueno... ¿Vamos?
-Si, venga.

Tras un rato de subir escaleras hasta el cuarto piso, ya que el ascensor tenía una cola enorme, llegaron al pasillo de las habitaciones desde la 100 hasta la 125. Spencer abrió con una mano la puerta, y lanzó sus maletas a la primera cama que vio, la que estaba delante de la gran cristalera. Al parecer aún no había llegado su compañero.
Se tumbó, un poco cansado y miro alrededor. La habitación era de color azul por arriba, y rojo claro por abajo con una raya morada en mitad de la pared. Una combinación un poco rara, pero le gustó. Tenía una gran televisión a la derecha de la puerta con algunas plataformas de juegos, un baño mas o menos grande, dos camas de king-size, y una mesa en mitad del cuarto.
Era algo bastante lujoso. Al lado de la puerta del baño había un mini-bar con bebidas. Se acercó y agarró una coca-cola, mientras comenzaba a desempacar la maleta.
-¡Spencer! ¿Te ayudo con eso? -Rajeev apareció por la puerta.
-Emm... Vale... -Sonrió él, mientras le tiraba otra cola a él. -Sólo mete la ropa en el armario... -Antes de que el chico agarrara un montón especificó. -Ordenadamente.
-Jo...
-Tu te has ofrecido. Ahora no te quejes.
Los dos se pusieron a meter la ropa en el armario, mientras que seguían hablando de sus vacaciones. Hasta que un ruido en la puerta los alertó.
-Oh... Wright... -El castaño se giró, con el ceño funcido. Allí estaba ese insecto molesto de nuevo.
-¿Qué demonios quieres ahora, joder? Largo de mi habitación.
Al ver que Cobra no se iba, Spencer se le acercó, pero este le agarró de la frente y entro a la habitación. Luego dejó sus maletas en la cama del castaño.
-¿Qué haces?
-Pues me vengo aquí... -El moreno sacó una llave, sonriendo ampliamente. -Habitación ciento doce, ¿eh?
Rajeev y Wright se miraron, mientras el pequeño sentía como su vida se hundía ahí mismo.


No creo que vaya a seguir el fanfic de Ghostly Heaven, así que aqui os traigo uno totalmente nuevo.
Disfrutad.