Obligándose a mantenerse en calma, Hinata Hyuga respiró profundamente antes de tocar la puerta del despacho privado de su padre. Rara vez se había encontrado siendo llamada a él (Lo que había sido naturalmente un alivio), pero temprano había sido llamada por Ko, extrañamente enfurruñado, diciendo que su padre pedía su presencia. Él no le dio razones y Hinata tampoco las pidió, sabiendo que su padre no le daría mayores explicaciones a ningún miembro del Bouke que no fuese Neji, así que prefirió solo seguirlo en silencio y no dejar que locas ideas de por qué la necesitaba empezaran a espantarla.
—Adelante.
Abrió suavemente la puerta, notando rápidamente que su padre no era la única persona presente sino que su primo también estaba ahí, sentando rígidamente y con el rostro perfectamente serio.
Así es como debe verse un Hyuga.
—Oto-san, Neji-nii-san. —Saludó, educadamente. — ¿Sucede algo?
—Siéntate, Hinata. —Le dijo su padre, igualmente serio que su sobrino frente a él. —Tenemos asuntos importantes que discutir sobre el Consejo de Ancianos.
Se tuvo que aguantar las ganas de bufar. El Consejo de Ancianos del Clan eran, principalmente, el mayor de los problemas que tenía el Clan Hyuga, siempre pegados a sus antiguas y arcaicas tradiciones y enredados en sus propios juegos de poder, perjudicando más que siendo la ayuda que teóricamente deberían ser.
—Como sabes, el Consejo se ha… Opuesto fuertemente a tu decisión de continuar tu formación para ser la siguiente Líder del Clan. —Explicó su padre.
Oponer, claro, no fue la expresión correcta y Hinata estaba segura que los tres presentes lo sabían. Ellos habían sido los primeros en entrar en crisis cuando se dio la noticia, preocupados principalmente de que Hanabi, tan manipulable a sus doce años, perdiera la posición que a ellos tanto los favorecía.
—Actualmente, y como de seguro habrás notado en el pasado. —Le dio una mirada sutil a su sobrino. —Nuestro clan se encuentra en una tensa situación, especialmente en términos políticos. —Hinata asintió, dándose cuenta a la referencia de los problemas entre Souke y Bouke. —Lo que ha llevado a los Ancianos a considerar que el siguiente heredero pueda unificar ambas ramas en la familia y traer la estabilidad antes de una crisis inminente, la cual podría derivar al fin de nuestro clan.
A pesar de la exageración, Hinata volvió a asentir, preguntándose internamente el porqué de la reunión y de las palabras de su padre.
—Tras una larga discusión, se decidió que un matrimonio es la forma más eficaz para traer la unificación que tanto se desea, Hinata. —La chica tensó su espalda. —Lo que nos ha llevado a pensar en el candidato más apropiado para cumplir el rol que necesitamos. Esta es la razón por la que los he mando a llamar, a ambos.
Instintivamente, Hinata le dio una rápida mirada a su primo, que tenía la mirada fija en su tío. Si se había sorprendido, disgustado o molestado por la noticia, no dio ninguna señal física, para frustración de la peliazul.
—Pero también hay otra razón. —Hiashi juntó sus manos por sobre la mesa. —Actualmente, la Familia Principal ya no tiene el nivel de habilidad que tenía hace unos setenta años atrás. —Hinata se sonrojó, sabiendo a donde apuntaban las palabras de su padre. — Y, Neji, te he dicho que tienes el mejor Byakugan de nuestro clan, además de tener increíbles habilidades en combate. —Su sobrino asintió. —Y a los Ancianos les preocupa que esa habilidad no solo se extinga, sino que pueda verse en contra a los deseos de la Familia Principal.
—Entonces, Hiashi-sama. —Neji habló por primera vez, sorprendiendo a Hinata. —La razón no solo es la unificación de ambas familias, ¿Verdad?
—No.
La peliazul, que no formó parte de la guerra de miradas entre tío y sobrino, notó entonces el sentido real del discurso. A los Ancianos les preocupaba más que el mejor Byakugan no fuera de la Familia Principal, y que corriera riesgo de extinguirse, que la posibilidad de una guerra civil entre ambas Familias del Clan Hyuga.
—E-entonces ¿Ellos quieren solucionar el problema con un matrimonio entre Neji-nii-san y yo?
—Exactamente, Hinata. —Hiashi asintió. —Asegurando así la prosperidad del clan y de nuestra familia.
Y se hizo el silencio. Ninguno de los tres habló ni se movió, sino que simplemente siguieron observándose mutuamente y evaluando la situación en la que se encontraban.
—Explicadas las razones, ¿Ambas partes están de acuerdo?
Así, por primera vez Hinata se diocuenta de a qué se refería Neji cuando, años atrás, le había dicho que los miembros del Bouke no tenían libertad para elegir sus destinos. Su padre les estaba preguntando como si realmente tuvieran la opción de negarse, pero Hinata sabía que era imposible, que la decisión ya estaba tomada y que, si les preguntaba, era una mera formalidad sin valor real en la situación.
—Sí. —La respuesta fue mutua.
—Entonces, creo que ambos pueden retirarse. —El padre de Hinata se levantó primero. —La noticia será finalmente anunciada esta noche.
Y salió del despacho, dejándoles a ambos sentados y en el silencio que reinó desde que el líder del clan habló. Hinata consideró hablarle a su primo, pero él rápidamente siguió el ejemplo de su tío y ya había salido del despacho para cuando Hinata se volteó a hablarle.
La chica suspiró, todavía en un ligero estado de shock, pero agradeciéndoselo mentalmente. Ni siquiera sabía qué podía decirle en una situación como esa.
Tras unos minutos sentada, Hinata se dio cuenta de que no podía pasarse toda su vida en esa posición y se levantó dispuesta a salir, a donde fuera, tan lejos del clan y de sus decisiones como le fuera posible, pero sin saber realmente que hacer.
¿Qué se suponía que hiciera de todos modos? ¿Encerrarse en su cuarto y llorar? Y sí, ganas de eso último no le faltaban, pero necesitaba demostrar que era más fuerte, que las acciones de los Ancianos no la derrumbarían ni a ella ni a sus esperanzas de ser la siguiente líder del clan.
Antes de darse cuenta, ya estaba tocando la puerta de Kurenai-sensei.
—Hinata. —Su maestra, aún con su bebé en brazos, le dio una sonrisa al verla de pie en la puerta, aunque no ocultó su sorpresa. —Qué sorpresa.
—Lo siento, sensei, pero… realmente no sabía a donde ir y pensé en venir a verla. —Se disculpó rápidamente. —Perdone, fue una estupidez.
—No, no. —La mujer la sujetó del hombro, haciéndola voltearse. —Sabes que eres bienvenida cuando quieras, pasa. —Abrió bien la puerta y casi le arrastró dentro. — ¿Ha pasado algo en casa?
Y ahí, sentada en el sofá del departamento de soltera de Kurenai, Hinata se largó a llorar, sacando todo lo que tenía amontonado desde que salió de su estupor y abandonó el despacho de su padre.
Kami-sama, Hinata sabía que probablemente tendría un matrimonio arreglado, todos los miembros del Clan los tenían en realidad, por más que se dijera que no, pero jamás pensó que sería tan pronto, tan de repente y… Tan vacío. Ella quería a su primo, realmente lo hacía, pero ¿Y él? Vivir con otra persona, casarse con otra persona, era exponencialmente distinto a quererse solo cuando se veían cada ciertos ratos, significaba compartir tu vida con otra persona, complementarse, ser dos partes de un todo ¿Y si no funcionaba? ¿Y si todo acababa mal? ¿Y su jamás se acostumbraban el uno al otro? ¿Y si Neji no quería acostumbrarse el uno al otro? ¿Y si él volvía a odiarla?
Su sensei, notoriamente sorprendida por el estallido de su vieja estudiante, le frotó cariñosamente la espalda hasta que se calmó y la dejó llorar hasta que se cansó y finalmente se calmó, sin mostrarse ni molesta o incómoda de consolarla aún con su bebé en brazos.
— ¿Ya quieres contarme que sucedió?
—E-el clan ha decidido que debo contraer matrimonio para pro-proteger los intereses de la familia. —Explicó, intentando controlar su tartamudeo. —Mi padre me lo ha dicho esta misma tarde.
—Oh, mi niña. —La mujer le besó maternalmente la cabeza, envolviéndola en un abrazo. —Lo siento mucho, Hinata, pero ¿Con quién han decidido casarte?
—C-con Ne-Neji-nii-san.
— ¿¡Qué?!
Y esa había sido principalmente la razón por la cual Hinata deseó que ella no hiciera esa pregunta. Puede que ella hubiese perdonado a su primo por los Exámenes Chunin, que construyese una relación bastante buena con él, pero eso no significaba que todas las personas de sus círculos hubieran hecho lo mismo, especialmente Kurenai, que había sido una de las personas que lo detuvieron antes de que la matara y quien la quería como a una hija.
— ¿¡Qué acaso se han vuelto locos los Ancianos del Clan Hyuga?! —Bramó, levantándose rápidamente del sofá y comenzando a dar vueltas por su pequeño departamento. — ¡¿Con él, de todos los miembros del clan justamente él?
—Ne-Neji-nii-san es uno de los miembros más fuertes de nuestro clan, Kurenai-sensei. —Le explicó. —Además de tener nuestro mejor Byakugan.
— ¡Y un demonio con el Byakugan! ¡Casi te asesinó!
—Eso no les importar a los Ancianos, sensei. —Le dijo. —Solamente les importa que sus habilidades sean de la Familia Principal y encadenarlo lo más posible a nuestro clan.
Entonces, nuevamente, Hinata se volvió a sentir decaída. Había pensado completamente en lo que ella sentía, pero ¿Y Neji? Obligarlo a contraer matrimonio definitivamente era la última de las jugadas para cortar por completo la libertad de su primo, esa por la que tanto había luchado y la que tanto tiempo se le negó. Nuevamente volvía a ser un pájaro enjaulado, una y otra vez preso por las mismas personas.
—Entonces no hay nada que se pueda hacer ¿Ni siquiera si hablamos con la Hokage?
Hinata volvió a negar con la cabeza.
—Tsunade-sama no puede interferir en los asuntos privados de los clanes Kurenai-sensei. —Le explicó la peliazul. —Nadie tiene voz o voto en esto a excepción del Consejo del Clan Hyuga.
— ¿Y cuando será? —Preguntó. —Supongo que será un matrimonio en toda la ley ¿No?
—No lo sé. —Le explicó, mirando el reloj en la pared. —El anuncio será en la cena, lo que me recuerda que ya debo irme. —La chica se levantó, viendo como ya el cielo estaba oscuro. —Deben estarme esperando en casa.
—Ah, claro. —La mujer se levantó igualmente y, antes de que saliera, atrajo a Hinata en un abrazo. —Sabes que puedes venir por cualquier cosa, especialmente si te hace algo o si te sientes incómoda. A cualquier hora, Hinata, esta puerta siempre está abierta si lo necesitas.
La chica la sonrió a su sensei, a pesar de que se sentía incómoda oyéndola hablar así de Neji. Sabía que ni todas las explicaciones del mundo cambiarían realmente la opinión de Kurenai acerca del genio del Clan Hyuga.
Con una última sonrisa, Hinata se alejó del departamento de su sensei, internándose en la noche y preparándose mentalmente para las preguntas que seguramente tendría Hanabi cuando se diera a conocer la noticia al resto del Clan.
