Disclaimer: Hetalia no me pertenece. Éstos personajes tampoco.
Advertencias: Yaoi, 2P! (Wow, que raro viniendo de mí –inserte sarcasmo-). Lemmon implícito (Kesese~).
.
Todos saben que Romano es una nación que se preocupa demasiado por su aspecto físico. Cuida cada detalle a la perfección.
Pero siempre hay una excepción que confirma la regla.
— ¿Sabes? —lo llamó Romano repentinamente.
España levantó la mirada, chocando con los ojos de Romano, que había dejado sus estúpidas gafas con cristales rosados sobre una mesa. Se encontraban sentados en la lujosa sala de estar del italiano, tomando té.
— ¿Qué sucede? —pregunta el ibérico.
El menor hace silencio por un rato. Luego, habla con una frase que desarma completamente al mayor.
—A mí no me molesta arruinarme contigo.
Entonces Romano le sonríe, con esa sonrisa única que siempre guarda exclusivamente para el español. Porque tiene varias, algunas falsas, otras especiales para la familia, otras pocas para la gente que le cae exclusivamente bien. Pero si se trata de España, tiene una sonrisa especial. Una que hace que sus ojos rosados brillen de una forma propia de otro mundo. Que ilumina su rostro completamente, y lo hace resplandecer casi tanto como sus cabellos dorados. Esa que es por él, y exclusivamente para él.
Y España siente que se le traba la lengua, que el corazón le bombea más rápido de lo normal, que una batalla naval se lleva a cabo en su estómago, y que, por lejos, la sonrisa de Romano es de las cosas más hermosas que ha visto en toda su existencia como nación.
También se da cuenta de que está más que dispuesto a dejar que el italiano se arruine con él. Pero sabe que Romano jamás podría arruinarse. Es demasiado perfecto para eso. Y no dejaría que eso pase.
—Tú jamás podrías arruinarte—dice España, dejando su taza de té encima de la mesa. Se acerca al rubio, y lo sostiene de las mejillas.
Y el español sigue sin poder concebir la idea de que una cosa tan hermosa pueda arruinarse. Porque va más allá de estar perfectamente prolijo, acicalado, peinado, y mil cosas más. No se trata de que tan perfecto pueda mantener el físico.
—Jamás… podrías arruinarte—vuelve a repetir el moreno, y luego de observar por un rato ese hipnotizante rostro italiano, lo besa.
Romano no puede reprimir una sonrisa. Él se refiere a que no le molestaría dejar todas sus manías por su aspecto por culpa de España. Y adora que ese amargado lo quiera así como es.
Por eso no le interesa arruinarse con él. Es especial. Porque sí, se está arruinando. España le despeina el cabello con sus caricias, le desarregla su chaqueta, lo besa con tanta fuerza que le deja los labios hinchados. Y luego deja marcas en su blanca piel, y la ropa comienza a desaparecer. Suda, gime, y al terminar con eso, seguramente se encuentre en uno de los peores momentos para su aspecto físico.
Un cosquilleo lo invade, porque no le importa que la nación de habla española sea quién lo vea en ese estado. Éste último cree que el italiano sigue siendo bello incluso en esos momentos, tal vez mucho más que en otros momentos. Incluso lo hace sonreír levemente.
Italia del Sur también sonríe, porque si el moreno sonríe, entonces todo valió la pena. Además, Romano siente que es hermoso arruinarse con España.
.
Son demasiado tiernos para ser ignorados. Lalala, AMO a esos dos. AMO a Romano 2P!. Son perfectos. Lástima que no se pueda retratar tanta perfección, pero se hace lo que se puede~.
Y sí, me inspiré un poquito en la canción "Arruinarse" de Tan Biónica, aunque le di un significado muy distinto.
