ACLARATORIA: LAS IDEAS AQUÍ COLOCADAS SON LA VISIÓN PARTICULAR DEL AUTOR "CSR STORIES", BASADAS TAMBIÉN EN SUS CONOCIMIENTOS INDIVIDUALES. El Mundo Del Fic - OFICIAL SÓLO SE ENCARGA DE PUBLICARLA EN EL PRESENTE MEDIO, Y EL CONTENIDO DE LA RESEÑA NO REFLEJA NECESARIAMENTE LAS OPINIONES DEL GRUPO.
SE AGRADECE DISCRECIÓN.
No sería la primera, o única vez que me echan de un lugar.
— ¡Argh! ¡Maldita sea!
Bueno, no sería la primera, pero sí la única en la que me enojaba.
Muy buenos días, tardes, o noches, a todo aquel que esté leyendo ésto. Sí, yo sé que es de mala educación no saludar al principio, sobre todo con tal exabrupto; pero les prometo que tengo una explicación lógica para explicar esta casi Inexplicable situación… Casi.
Verán ustedes, yo soy Don Reader…
El Crítico chasqueó la lengua, insatisfecho con tal introducción a algo que, en realidad, ni siquiera él sabía si tendría aceptación como para continuar.
"Aceptación para continuar". Eso le hizo dar una carcajada.
— ¡Ja! Voy a escribir críticas y voy a creer que me van a aceptar por eso.
Así que, levantándose de su cómoda silla de oficina, tronó sus dedos para empezar una travesía "épica", como él la llamaba. Se pasó una mano por la cara, desperezándose un poco del largo sueño que había tenido la noche anterior. ¿Cómo rayos había llegado hasta ese punto de su vida? Se quedaba despierto hasta altas horas de la noche, leyendo minuciosamente —casi con una lupa— las historias que otra gente solía escribir, creyendo que serían sus óperas primas. Eso o, por lo menos, algo lo suficientemente bueno como para publicar en la nueva sección para estudiantes online de la secundaria Canterlot High.
Antes solían publicarse de manera física, imprimiendo montones de papel. Montones que El Crítico había leído, con ganas de quemarlos en una gran ceremonia digna de pirómanos frustrados. Se acomodó varios mechones de su cabello color mostaza, que le llegaban a fastidiar la vista de vez en cuando, posándose frente a sus ojos verdes. Como si llevar anteojos no fuera suficiente maldición…
No obstante, no cambiaría su vista imperfecta, su cuerpo alto, aunque algo pasado de peso, ni su cabello despeinado por nada. Estaba a gusto con sí mismo.
Y ojalá lo estuviera con las cosas que leía.
— A veces odio esta escuela —gruñó mientras se acercaba al monitor de su laptop, recordando viejas lecturas—, pero odio más a quien ha escrito antes con una h.
Se rascó algo furioso la cabeza, cerrando la ventana donde estaba esa historia. Quedó con ganas de golpear su cabeza varias veces contra el escritorio, hasta que su piel clara se volviera roja, o morada, lo que llegase a ser primero. No obstante, se lo había prohibido la bibliotecaria hacía algunos meses. Era nueva en el cargo, pero muy culta. Ya no importaban las altas estanterías, donde se guardaban los libros por orden alfabético para trabajos de estudio, ahora "los jóvenes debían abrir su imaginación en la tecnología" o una de esas tonterías había dicho el director.
El Crítico sólo bufó ante eso, farfullando por bajo que, si bien ya algunas historias estaban faltas de edición, con varias erratas visibles en papel, habría muchas más sin la revisión y directamente publicadas en digital.
Fijó los ojos en las luces blancas del techo, esperando volverse ciego; o bien, más de lo que le habían vuelto esas atrocidades literarias. Claro, no podía esperar que fuesen los Cervantes, o Shakespeare de su generación, pero tampoco podía perdonarles el no saber la diferencia entre hay, ay, y ahí.
Volvió a sentarse, cerrando la página del documento que estaba escribiendo. Hundió su cara entre sus manos, pensando en qué hacer con todas esas opiniones y sentimientos. No podía publicarlas en la página, porque no contaba con una especie de "historia", y eso sería romper las reglas de la plataforma. Oh, la frustración que sufría en esos momentos.
― ¿Qué haces? — Escuchó preguntar a una voz en su cabeza.
«Genial, ahora me estoy volviendo loco» pensó para sus adentros mientras inspeccionaba sus alrededores con la mirada. Lo último que le faltaba era ver a esa versión equina de la directora Celestia que, además, todo el mundo odiaba…
Volteó rápidamente a sus espaldas, y suspiró de alivio al no ver nada fuera de lo común.
— ¿Me buscabas?
La pregunta, que había sonado justo en su oído, fue absorbida por un grito y el sonido de un golpe seco contra el suelo. Demonios, ahora tendría que traer una silla de su casa y, como extra, pagar la que había roto del susto. Una vez comprobado que no había sufrido de un infarto, se levantó para observar a la responsable de Canterlot High, que ahora tenía una mueca de preocupación en su rostro.
— Directora, eh… Sí. Bueno, no del todo, pero sí.
— ¿Seguro? Luna me dijo que pasaste por la oficina preguntando por mí.
El Crítico se pellizcó el puente de la nariz. Eso había sucedido el día anterior, antes de que empezara toda la parafernalia para escribir algo decente. Claro, en ese entonces, no lo había logrado. Había pasado toda la hora del almuerzo encerrado en la biblioteca, y sólo logró escribir ocho míseras líneas de texto.
— Verá, estoy… —se detuvo a media oración al comprobar que la silla no tenía asiento, por lo que no podría sentarse a hablar— … Intento hacer una especie de reseña para las… "obras" que se publican en el portal web de la secundaria.
— ¿Y cuál es el problema? — Volvió a cuestionar ella cruzándose de brazos.
— ¡Que no se me ocurre nada, ese es el problema! —Exclamó antes de ser callado por la bibliotecaria— Me he pasado toda la mañana exprimiendo mi cerebro, y todavía no tengo nada que me guste.
La rectora se cruzó de brazos, cerró los ojos para pensar mejor y, al cabo de unos segundos, se mostró con una solución, aunque pareció más una sugerencia.
― Bueno, quizás debas buscar otras formas para quitarte ese bloqueo ―comentó al darle palmadas en la espalda―. Ahora, si me disculpas, debo atender una secundaria.
El sonido de los tacones se escuchó hasta que Celestia abandonó la sala, y el joven se cuestionó el hecho de que no le hubieran pedido hacer silencio. También se mostró extrañado porque la directora de la institución, con total calma, se detuviera a ayudar en algo tan banal y falto de importancia.
"Quitar el bloqueo". Bueno, además de comunicarle lo obvio, no había sido de mucha ayuda.
― Celestia ex Machina… ―se quejó en un susurro luego de volver con otra silla de la Biblioteca― Bloqueo, bloqueo, bloq… ― La idea le golpeó la cabeza en ese momento, y al grito de "Eureka" supo que debía hacer un blog.
¿Para qué complicarse tanto? ¡Hacer un blog era mucho más fácil y directo! Volvió a abrir la laptop, blanqueando la página en la que apenas había escrito, y empezó a teclear con entusiasmo.
Muy buenos días/tardes/noches, mis queridos amigos invisibles. Bienvenidos por primera vez a la Crítica Mensual, el mejor blog de la Canterlot High. Sé lo que están pensando, y sí, es una secundaria muy pequeña; pero en ningún otro lugar encontrarán esta calidad, y por tan poco precio. ¡Espere, hay más!
Hoy, inspeccionaremos en lo más profundo de ClassFiction, y sacaremos lo mejor (o peor) de las obras escritas por alumnos, indicando lo bueno y lo malo por igual.
Este mes, voy a hablar de…
Se detuvo nuevamente al darse cuenta de una parte fundamental de toda esa empresa: No tenía una historia para de la cual comentar en ese momento. Intentó recordar alguna de todas las atrocidades impresas, de las que tanto se había quejado. Salió corriendo por los largos pasillos, compuestos por las altas estanterías llenas, y empezó a buscar casi desesperadamente algo que le diera material con el cual trabajar.
Los pequeños folletines empezaron a amontonarse en el suelo, pues la búsqueda no parecía dar resultados fructíferos. El chico de gafas contuvo el impulso de golpear su cabeza contra la madera ―lo que solía hacer mucho más de lo que debería―, y se quedó con la vista fija en el suelo por unos instantes. Estuvo a punto de darse por vencido cuando, de repente, un título le atrajo de entre todo el montón. Debía estar al final de todos, pues había quedado encima de la pila. Lo levantó con calma, observando las letras de la portada, impresas sobre una hermosa imagen de la noche con lo que, suponía, sería una versión de la vicedirectora Luna, y también se fijó en el nombre de la autora.
― "El Destierro de Luna", por FHix…
No recordaba haberlo leído antes, por lo que se sentó en el frío suelo de madera café a revisarlo poco a poco. Quedó maravillado, era algo muy diferente a todas las obras mediocres que encontraba en primera fila. Supo en ese entonces que debía recomendarla a cualquier costo.
Se levantó, corriendo otra vez, dejando el desastre detrás de él. Definitivamente, la bibliotecaria le daría un regaño por eso, pero a él no le importaba. Tenía los ojos inyectados en sangre por luz de su máquina, y sólo quería terminar su primera reseña a como diera lugar.
Este mes, voy a hablar de una historia que, en realidad, me dejó sorprendido. Es hermoso en todo sentido. Así que voy a empezar a dar mi crítica de:
EL DESTIERRO DE LUNA - por FHix
Siendo honesto, es un escrito perfectamente redactado. La gramática es intachable, debo decir que tiene ese estilo musical que tanto me atrae de las buenas historias, algo poético que me engancha por completo. Está toda escrita en primera persona, como un gran monólogo, y ésto tiene una ventaja, pues hace realmente pensar que el escrito fue una especie de diario, escrito por Luna con sus pensamientos en medio del hipotético destierro (implementado por su hermana Celestia luego de que Luna se transformara, por diversas razones, en una versión maligna de ella misma, según tengo entendido en su gran y extraño canon inventado). Lo revisé muchas veces, y me alegro de decir que no tiene faltas de ortografía que comprometan la lectura.
Ya pasando al argumento, debo decir que, de todas las obras que he leído sobre lo que le haya pasado a Luna durante su exilio (en serio, ¿por qué todos ustedes escriben sobre ésto? ¿Cuándo pasó?), ésta es la más dramática y bien trabajada. La mayor parte de la historia se desarrolla gracias a este punto, lo que le añade más seriedad y profundidad. Aunque no tenga una gran variedad en el ambiente, pues todo ocurre en la luna (véase la ironía basada en una coincidencia), tiene personajes que causan intriga en la lectura, como Mercurio, un ser cuyo aspecto físico nunca es aclarado, sino que se explica entre charlas filosóficas. De hecho, me recordó al juego "Presentable Liberty", donde se es capaz de hablar con otros personajes por medio de cartas, pero nunca se puede verlos. Sin embargo, uno llega a encariñarse con esos personajes. Éstos, a su vez, presentan una evolución continua, y éste es uno de los puntos que más me agrada.
Como todo está contado desde el punto de vista de Luna, es posible observar directamente el desarrollo del personaje a medida que avanza la historia. Por ejemplo, al principio de su confinamiento, ella presenta ese tipo de resentimiento e ira hacia lo ocurrido, un sentimiento de venganza que va menguando poco a poco, aunque termine consumida por esta "Nightmare Moon" (y sí, ustedes son muy creativos con los nombres, creadores de este canon argumental) y suceda algo como lo que (supongo) le sucedió a esa Sunset Shimmer. Al final, hay una reconciliación reconfortante, de hecho, aunque nos deja con un pequeño extra, algo que incita a que haya una continuación.
Nunca antes me había hecho sentir que estaba leyendo un libro, ni siquiera esos "libros" de "sagas" que escriben autores no muy diestros en el arte de la escritura. Aunque es un poco largo, es perfecto, uno siente que es una verdadera lectura. Hay profundidad, y está tan lleno de emociones que se nota que el autor (o la autora) se conectó con lo que escribía.
En mi opinión, este fanfic tiene un 10/10. Calificación perfecta. Debo recomendárselos a todos ustedes, mis queridos amigos.
Hasta aquí llega la Crítica Mensual, y El Crítico se despide, como siempre, deseándoles lo mejor.
Cuando terminó de escribir, se recargó pesadamente en el respaldar de la silla, exhausto, pero contento con lo que había hecho. Sólo le faltaba crear un blog y subirla, lo que no sería una parte difícil, pues ya le habían enseñado eso unos años atrás.
Ahora debía esperar un mes para la siguiente, y entre las infinitas opciones que rondaban en su cabeza, tenía a sus favoritos.
