Disclaimer: El Universo de Star Wars y sus personajes no me pertenecen, actualmente todo es de Disney, yo simplemente utilizo todo esto con fines de entretenimiento.

N/A: No hay mucho sobre el Canon actual o pasado, no he visto las películas animadas o series así que aún me encuentro desconociendo mucho. Así que todo lo contenido aquí es en relación a las películas y una que otra información sobre los personajes o misiones. Ya están avisados, para que no se alteren demasiado. Todo es FANFICTION.

N/A 2: He pensado en esta historia desde hace semanas, de hecho esté capítulo fue escrito hace más de un mes. Y estoy muy emocionada, en mi mente la historia ya está planificada, ya sólo es que me encargue de pasarlo al Word. Y ya, para no alargarme… ¡A leer!


Padmé se levantó del suelo en el momento en que terminó de limpiar a la unidad droide R2. Sacudió sus ropas y se encaminó a la habitación en dónde se encontraba su señuelo vestida de reina. Mientras se acercaba inicio hacer planes de lo que pasaría una vez que llegasen a Tatooine.

Lo mejor hubiese sido no haber salido de Naboo, no tenía que haber abandonado a su gente pero esperaba que todo valiese la pena y que el Senado la ayudase. Ella habría querido hacer las cosas de otro modo pero no tenían opción alguna. No podían combatir con semejante ejército y Naboo era pacifico sus armas, no eran como los del ejército de la Federación de Comercio.

El capitán Panaka se acercó hasta sus habitaciones para anunciar que el maestro Jedi saldría a conseguir todo lo que hacía falta y con él se llevaría al Gungan Jar Jar Binks con la unidad droide R2.

Padmé regreso hasta la habitación de la reina y se quito sus ropas de criada para colocarse otras prendas y se encamino por el pasillo de la nave hasta llegar al salón en dónde se encontraba el Capitán Panaka.

—Tenemos que caminar rápido para poder alcanzarlos —Informó rápidamente y salió de la habitación para alcanzar al Jedi.

—Su alteza, no puede ir —habló el Capitán un poco alterado—. Es muy peligroso para usted, Tatooine es peligroso. Lo mejor es que se quede aquí y espere a nuevas instrucciones.

—Nadie sabe que soy la reina, así como tampoco saben que en esta nave se encuentra una reina —no dejó de caminar—. Ahora Capitán hablará por mí y dirá que la reina me ha enviado.

—No estoy de acuerdo con usted —dijo—. Pero tiene que tener mucho cuidado y evitar alejarse del Jedi. Vamos.

El calor en Tatooine era mucho peor que los días más soleados en Naboo sin duda se debía a los dos soles, esperaba que la ropa que llevase no hiciera que tanto sudor se le pegase a la piel, se puso a un lado del Capitán Panaka y lo escuchó llamar a los viajeros que ya se estaban retirando.


Eran pocas veces las que salía de su planeta natal y solamente una ocasión había visitado Coruscant y fue para una visita cuando acompaño a la antigua Reina de Naboo. La verdad era que no le gustaba salir de su planeta; estaba tranquila ahí, era feliz, era tranquilo y no tenía necesidad alguna de alejarse. Pero tenía curiosidad de saber cómo era en Tatooine y ver qué tan crueles eran los Hutts. Según contaban los rumores, eran lo peor especie de toda la galaxia.

La mayor parte del camino caminaron en silencio, pasaron horas hasta que finalmente estuvieron cerca de Mos Espa que era la ciudad central del planeta. Prestó atención al Caballero Jedi Qui-Gon:

—Granjas de humedad, más que nada —informó, sin dejar de caminar, observando a su alrededor—. Tributos indígenas, traperos. Los pocos puertos espaciales como este son refugiaros para quienes se ocultan.

—Como nosotros.

No detuvieron la caminata por nada, se mezclaron entre todas las criaturas que estabas a su paso, junto con droides, personas normales. Una ráfaga de aire se hizo presente haciendo que ella cerrara los ojos, cuando los volvió abrir vio que el Caballero Jedi ya iba poco más adelante de ella.

Qui-Gon le informó que deberían iniciar a tratar con comerciantes para encontrar lo que necesitaban, así que se acercaron al primer negocio que estaba a la vista. Esperaba que las cosas no se complicaran demasiado y que no les llevara demasiado tiempo.

Una criatura que ella no logró reconocer los atendió de inmediato. Qui-Gon se acercó hasta esa criatura y le saludo, informando así mismo lo que necesitaba. Mientras tanto ella estaba inspeccionando las cosas que había a su alrededor, al parecer su estancia iba a ser mínima dado que él tiene los recursos que necesitaban.

—Muchacho, muchacho. ¡Ven acá, enseguida! —gritó el comerciante hacía la parte trasera de la tienda.

—Mi droide tiene una lista de lo que necesito —dijo Qui-Gon y R2 hizo algunos sonidos haciendo acto de presencia.

Y antes de que alguien más dijera palabra alguna se acercó un joven bajando con rapidez los escalones que había en la siguiente entrada, y se acercó hasta ellos.

—¿Por qué has tardado tanto? —regañó el comerciante.

—Estaba limpiando los ventiladores que me pediste —respondió el joven con tranquilidad, se acercó a la barra y tomó un aparato entre sus manos.

—Vigila la tienda, necesito hacer unas ventas. Atrás encontraras todo lo que necesitas, así que acompáñenme —el comerciante se alejó y Qui-Gon le hizo una señal de que ahí se quedará. Ella asintió y lo vio irse con R2.

—No toques nada —regañó una vez más al Gungan.

Padmé no retiró su mirada de Jar Jar Binks. Esperaba que el gungan no los metiera en demasiados problemas, no podía quedarse quieto para nada y tenía curiosidad por todo pero al menos con él podían seguir representando la fachada de que eran personas comunes en Tatooine.

—¿Te gustan mucho las trenzas? —la voz del joven llego a sus oídos y se giró para mirarlo. Él estaba sonriendo.

—¿Cómo? —Padmé centró su atención en él y miro que sus ojos de color azul.

—Las trenzas —repitió— aquí en Tatooine parece ser que ese es el look que a todos les gustan, no hay persona en quién no veas trenzas. Las niñas apenas pueden tener cabello y ya traerán una trenza a su alrededor.

—Tú cabello es un poco largo, estoy segura que puedo trenzarte tu cabello —le contestó riendo, mientras se acercaba a él—. Eres un niño muy gracioso.

—Apuesto a que soy mayor que tú, tú eres una niña muy linda. ¿No eres un ángel?

Era ridículo puesto que ella no era ningún ángel, sin embargo tomo eso con humor.

—Si fuera un ángel tendría alas —respondió.

—Apuesto a que las estás escondiendo —Padmé dejo de sonreír ante lo que el chico estaba diciendo.

—Supongo que has visto muchos ángeles —Padmé arqueó una ceja mirándolo.

—En realidad no, he escuchado a muchos de los pilotos que abarcan aquí o que vienen a comprar. Así que estoy acostumbrado aunque me pregunto si en realidad las historias son reales, muchas son similares.

—¿Cuánto llevas aquí? —preguntó con curiosidad ante el chico.

—Desde que tengo memoria he vivido aquí —respondió y ella no paso para desapercibido el tono de tristeza en su voz.

¿Era un esclavo? No dudaba en que quizás más de una ocasión debió tener una oportunidad de salir de aquel planeta. ¿Estaba trabajando ahí para poder salir también de Tatooine? Apenas tenían unas horas ahí y ya quería salir de ahí, seguramente era lo mismo con él o tal vez no tenía los recursos para poder irse.

—¿Eres un esclavo? —se quiso morder la lengua en cuánto las palabras salieron de su boca, había estado pensando en ello y esperaba que no lo ofendiera.

—Soy una persona —respondió con tranquilidad—. Me llamo Obi-Wan.