Capitulo 1.
Hermione corría por un pasillo de paredes blancas. Estaba desesperada por llegar a la habitación que había al final, ya que allí la esperaba alguien a quien hacía mucho tiempo que no veía, pero el pasillo parecía interminable. Por más que corría parecía no avanzar.
-Hermione- escuchó.
El corazón le dio un vuelco, ya que la voz que había pronunciado su nombre era la de Sirius, el padrino de Harry. Hermione se había enamorado de él en un viaje en el tiempo que hizo a los dieciséis años, por lo que se giró completamente emocionada de verlo. En el pasillo, tras ella, se veía la figura de un hombre delgado, con el rostro cetrino y los dientes amarillos. Parecía una copia mala del Sirius que ella había conocido, pero muy parecido a cómo era nada más escapar de Azkaban. Conmocionada intentó apartarse de él, pero Sirius avanzó hacia ella.
-No te preocupes, confía en mí- sonrió él.
Hermione se despertó de golpe con el corazón en la boca y las sábanas estrangulándola. Con un gemido apagó de un golpe el despertador, causante de su agitado despertar, y se levantó (no sin dificultad) y se miró en el espejo de cuerpo entero de su habitación.
Habían pasado ya unos cuantos años desde su vuelta al tiempo presente, pero aún recordaba cada detalle como si fuera ayer. Ahora era una exitosa abogada del mundo mágico de veinticinco años, especializada en conseguir la igualdad entre todas las criaturas mágicas, no solo de los elfos domésticos. Tenía a sus órdenes un equipo de veinte personas e incluso había recibido una felicitación personal del ministro de magia Kingsley Shacklebolt. Estaba muy contenta en el ámbito laboral… aunque no así en lo personal.
Al poco de volver de su viaje en el tiempo, Voldemort declaró la guerra sin cuartel a la comunidad mágica. Harry consiguió derrotarle al fin en junio de 1999 con su ayuda y la de Ron, por lo que ahora eran considerados unos héroes de guerra y su presencia a cualquier acto era muy bien considerada y lo revestía de una autoridad aplastante, por lo que debían ser muy cuidadosos al respecto.
A pesar de que su amistad con Harry y Ginny, que ahora eran pareja, estaba intacta, había acabado alejándose de Ron. Ese hecho le dolía más que cualquier otra cosa, ya que sabía que ese distanciamiento era solo culpa suya. Cuando Ron se le declaró poco antes de que Voldemort muriera, Hermione aún no había olvidado a Sirius, pero por Ron sentía un cariño sincero y una ternura que creyó, en su ignorancia, que bastaría y duraría toda la vida, por lo que aceptó iniciar una relación con él. Se equivocó. Con el paso de los años, Ron parecía querer más de lo que ella podía darle y, aunque hacían lo que pueden para salvar su relación, se vé a lo lejos que no va a durar. Ahora vivían juntos desde hacía dos meses en un pisito cerca de la casa de Harry y Ginny.
Hermione sacudió la cabeza y se miró en el espejo. Apenas había cambiado de sus días del colegio: tenía el mismo pelo castaño enmarañado, que ahora domaba con poción alisadora extrafuerte, aunque ahora estaba más delgada. Ella lo atribuía a que últimamente había tenido más trabajo de la cuenta y a que desde hacía semanas tenía el mismo sueño. El mismo que la había despertado momentos antes.
-Ay, madre, que malo es el estrés- se dijo a sí misma.
En ese momento se oyó que se abría la puerta de entrada de la casa.
-Hola, cariño- se oyó la voz de Ron. Parecía de buen humor.
-Hola, Ron- contestó ella intentando esbozar una sonrisa mientras salía a su encuentro.
Ron estaba en el saloncito de la casa que ambos compartían con algo detrás de las manos.
-¿Qué escondes ahí?- inqurió ella.
-Una sorpresa, cierra los ojos- sonrió él.
-Sabes que no me gustan las sorpresas- rezongó ella, pero cerró los ojos para no iniciar una discusión.
Cuando notó el papel en sus manos abrió los ojos. En ellas sostenía un ramo enorme de rosas rojas.
-Feliz aniversario- sonrió Ron mientras la abrazaba.
-Feliz aniversario, Ron- dijo ella- No esperaba ningún regalo, no hacía falta…
-Bah, ya sabes que me gusta mimar a mi chica- rió él.
-Yo también tengo un regalo para ti- dijo ella- Espera un momento.
Hermione se ausentó un momento del salón y volvió al cabo de unos momentos con un paquete entre las manos envuelto en papel de colores. Ron sonrió y la besó en la mejilla antes de abrirlo.
-Guau- exclamó Ron, sosteniendo un reloj de oro- Que chulada. Me encanta.
Hermione rio mientras Ron se probaba el reloj.
-Bueno, pues me voy a vestir y luego podemos salir, si quieres- dijo Hermione mientras se daba la vuelta para volver a la habitación, pero Ron la retuvo por la mano.
-Espera, hay algo que quiero decirte- dijo Ron, tomándola de las manos- Sé que hemos pasado por muchas cosas juntos y no todas buenas. Desde que empezamos a salir hemos pasado por buenos momentos y por malos momentos. Yo… quiero decirte que, aunque haya pasado el tiempo, yo sigo sintiendo lo mismo por ti. Bueno, lo mismo no, ya me entiendes, mis sentimientos han madurado y se han vuelto mas profundos. Al principio, al ver a donde iba nuestra relación me sentí… resentido, porque esta relación no es como la imaginé es menos… apasionada, no sé si me explico- Hermione asintió- Pero en este tiempo he pensado y me he dado cuenta de que tú eres lo que yo quiero y que me dá igual como sea nuestra relación porque contigo me siento completo. Así que…- Ron se arrodilló ante Hermione y sacó del bolsillo una cajita de color azul que abrió ante la asombrada Hermione. En ella había un anillo de diamantes precioso- Hermione ¿quieres casarte conmigo?
Hermione cerró los ojos. Sabía que su relación como novios estaba condenada al fracaso porque el fantasma de Sirius revoloteaba sobre ellos, pero como esposos eso cambiaría por fuerza ¿no es así? Además, Sirius estaba muerto desde hacía diez años y ella estaba viva y sabía que si no era con Ron, no sería con nadie.
-Sí- dijo quedamente.
S&H
-Sí- dijo la voz de Hermione.
Sirius seguía flotando, como hacía desde hacía diez largos años. En su mundo vacío solo le llegaban las voces de aquellos que se acordaban de él y solo cuando Sirius estaba en sus pensamientos.
-Hermione- pensó Sirius.
-Lo siento, Sirius- dijo de nuevo la voz de Hermione.
¿Qué ocurría?
De pronto sintió un dolor muy profundo en el pecho que le hizo encogerse. Gritó cuando una luz blanca pareció envolverle y se desmayó.
S&H
Harry estaba en el Departamento de Misterios. Había tenido una reunión con el jefe de los inefables y se dirigía de nuevo al Departamento de Seguridad Mágica, del que era el jefe de aurores. Al pasar por el lado de una puerta dudó. Tras ella estaba el Velo de la Muerte, tras el cual desapareció para siempre su padrino, Sirius Black. Su muerte había supuesto un duro golpe para él y, sobre todo, para Hermione. Harry se armó de valor y entró en la sala. Se acercó al velo y, como el primer día que lo vio, le pareció que había gente tras él que hablaba entre murmullos.
-Ojala estuvieras aquí- susurró Harry.
Como si hubiera desatado una fuerza de la naturaleza, de repente el velo empezó a ondear como si hubiera un vendaval y arrojó un cuerpo de su interior. Harry retrocedió asustado, pero luego se acercó con precaución al cuerpo. Se trataba de un hombre delgado con el pelo negro. Le giró la cabeza para verle la cara y casi se cae: era Sirius.
Buenas:
Lo primero de todo: Feliz año 2016. Espero que este nuevo año os llene de felicidad, amor, dinero y trabajo, además de nuevas historias que leer, incluida la mia. Jajajaja
Como prometí, aquí está la secuela de Sirius y Hermione: una historia a través del tiempo. Espero que os guste y muchas gracias a todos mis seguidores y seguidoras. Muchos besos.
Encantamientoosed.
