James Potter no podía creer lo que veían sus ojos. Simplemente la ocasión era demasiado buena para dejarla escapar. Se giró con los ojos brillantes hacia Fred quien contemplaba el objeto con la misma fascinación que James. Se miraron y asintieron poco a poco y de manera casi imperceptible. Ser hijo del famoso Harry Potter no era nada fácil, pero además siendo toda su familia mundialmente famosa, James estaba acostumbrado a las miradas indiscretas, a la palabrería de la gente y a las maravillosas historias que oía de sus padres. Para Fred era más o menos lo mismo, pero es que además los dos muchachos estaban bautizados con los nombres de familiares a los que se parecían extrañamente. Fred parecía la misma imagen que su padre, y por consecuente de su tío, mientras que James era igual que el original James Potter, su abuelo. Así que no es raro que los muchachos quedarán siempre bajo la sombra de sus familiares, por eso cuando James oyó a su padre comentar que había traído ese objeto a casa vio que era su ocasión. No sabia como se llamaba, pero el objeto te llevaba atrás en el tiempo. Era su ocasión. Podría ir y ver con sus ojos como fue de verdad la guerra, como eran sus padres…

-¿Crees que deberíamos avisar a los otros?- la voz de Fred le devolvió a la realidad.

-¿Los otros?

- Sí. Rose , Hugo, Lily, Roxane, Louis, Teddy y el resto.

-¿Quieres retroceder en el tiempo cargando con nuestros primos?

-Bueno… ellos también merecen ir ¿no?

James miró a su primo y se quedó pensando. Bueno supongo que si Al encontrará algo así y no me llevará con él yo me carearía

-Está bien, diles que vengan a mi habitación a las nueve, pero no les digas que vamos hacer. Así no nos podrán detener.

-Oi, Y ¿Porqué no les avisas tú?

-Pues por qué en todas las organizaciones hay dos tipos de hombres: los guapos que maquinan los planes, como yo, y los cabeza huecas que los ejercitan, como tú- dijo James riéndose.

-¿Te has mirado en el espejo, primito querido? Todo el mundo sabe que yo soy mil veces más guapo que tú

-Presumido

-Arrogante

Y los dos muchachos estaban riendo por el suelo, felices de tener un primo tan parecido a ellos.

-Tengo una idea- dijo Fred- yo me encargo de nuestros primos pequeños y tu de los mayores. Igualmente ningún padre sospechará `por qué cada navidad conspiramos todos juntos

- Está bien. Recuerda: A las nueve.

Y allí estaban todos la familia Potter-Weasley-Lupin reunida y mirando expectantes a las noticias de Fred y James. Entonces Fred entró dramáticamente en la habitación sujetando una caja cubierta por un pañuelo. James con aire solemne destapó el pañuelo y se dirigió a su familia.

-Querido primos- dijo con voz más grave para darse importancia. No hace falta mencionar que todos sus primos, incluido Fred, pusieron los ojos en blanco- aquí tenéis el por qué de vuestra presencia aquí. Nuestro billete a la mayor aventura que hayáis tenido nunca.

-¿Para eso nos has traído aquí? ¿Por una caja?- dijo Dominique echando su pelo hacia atrás

-Dominique querida y más que estimada prima- dijo Fred hablando como si Dominique fuera una niña de 5 años- Nos subestimas. Acaso ¿no has oído que este es nuestro billete hacia una gran aventura?

-Bueno entonces… ¿Qué hace?- preguntó Molly con los ojos brillantes

-Vamos a descubrirlo- y acto seguido James se giró hacia la màquina movió unas palancas, pulsó algunos botones y de golpe empezaron a girar sin control. Y girar. Y girar. Y bueno… ya os hacéis una idea.