Disclaimer: Todo lo que reconozcan le pertenece a una mujer rubia inglesa llamada J. K. Rowling.

Aclaración: Esta es la segunda parte de mi long fic "Vendetta" y para entender este es absolutamente necesario haber leído el anterior


Preludio


La había citado en el Tiergarten en plena noche, justo donde se ubicada la columna de la victoria, con el ángel dorado. Era, cuanto menos, irónico, si recordaba su fracaso absoluto cuando pensaba en lo que había pasado un año antes. Le habían quitado lo único que le interesaba en el mundo y ella, aunque fuera un siglo después, estaba decidida a recuperarlo. Se aseguró de que no hubiera nadie más que ella y, subiéndose la capucha para evitar que se vislumbrara su rostro, espero. Conocía Alemania de pies a cabeza. También los Países Bajos, Bulgaria. La mayoría de los magos de los países que estaban entre Alemania y Bulgaria se educaban en el Instituto Durmstrang y nadie podía asegurar que conocía su ubicación, el secreto mejor guardado de la institución.

Ella había estudiado allí y al menos aún le quedaban contactos a los cuales recurrir en los casos desesperados. Estaba segura de que alguien aceptaría ayudarla. Sobre todo si se trataba de…

—Morrigan —oyó una voz—. Morrigan Lestrange. No sabía que ese era tu verdadero apellido.

—Antes usaba otro.

—Morrigan Schumann —asintió el hombre, con una voz profunda y clara, lenta, también cubierto por una capucha—. Si quieres mi opinión, Lestrange pega mucho más.

Morrigan se encogió de hombros. En su voz no hubo ninguna inflexión.

—Ha pasado el tiempo, Ilusionista.

—Diez largos años desde que abandonaste el Instituto —convino el hombre—, trece desde que lo hice yo. Han sido diez largos años sin saber de ti. O de tu hermano. No sabía que aun me conocían por el apodo «Ilusionista».

—Le haces honor. ¿Qué has hecho durante estos diez años?

—Cosas. Por allí, por allá —contestó, vagamente.

Morrigan volteó la vista hacia el ángel de la victoria, dorado e impasible que vigilaba el Tiergarten día y noche. Después, lentamente se volvió hacia el hombre.

—Ayúdame a recuperar lo que perdí en Inglaterra.

—A Adolf —adivinó él. Morrigan no lo desmintió, ni lo confirmó, por su parte—. ¿Qué gano yo?

—He oído cosas —murmuró Morrigan—. No puedes entrar a Polonia o a Lituania después de los desastres. Desconfían de la magia que practicas. Ni siquiera en Dumstrang enseñaban eso. —Su tono no había cambiado en ningún momento, siempre monocorde—. Te ofrezco un campo de experimentación completo, Ilusionista. Reino Unido.

—¿No quieres sólo recuperarlo, cierto? —preguntó él.

—También quiero desastre. —Hizo una pausa, y al final, añadió—: Muerte. Quiero ver muerte.

—Dime, Morrigan —murmuró el Ilusionista, dejando caer la capucha, mostrando su rostro—, porque puede que esto tome tiempo… ¿Has oído hablar de la magia Latinoamericana? Hace siglos fueron considerados amos y señores en el arte de la muerte.

Morrigan sonrió. Había aceptado, aunque indirectamente. Eran dos. No necesitaban ser más por el momento. Y allí, en el Tiergarten, frente al ángel de la Victoria, Morrigan acababa de sellar una promesa que no moriría sin cumplir: volvería por Adolf dejando a su paso oscuridad, sangre y muerte.


¡Hola de nuevo!

Morte da inicio pisando fuerte. Este preludio se situa más o menos un año después del final de Vendetta, del cual sólo podemos especular qué es lo que ha pasado. ¡Se aclarará todo a su debido tiempo, lo prometo!

Morrigan ya no es la ejecutora de una venganza imposible y un poco podrida, que además de todo, no le pertenecía, pero sigue siendo Morrigan y me parece que dejé en claro que disfrutaba el sufrimiento ajeno, así que, se ha aliado con alguien a quien llaman «Ilusionista» y que, presuntamente, tiene dos años más que ella, pues también estudió en Durmstrang. Y, aun con todo lo que Mike Newell haya hecho, en Durmstrang sí que estudian chicas, basándonos en lo dicho por J. K. Rowling en El Cáliz de Fuego.

El Tiertargen es un enorme parque ubicado en Berlín donde se encuentra el ángel de la victoria (que en realidad no es un ángel, si no una victoria griega alada) y guarda un enorme parecido con el ángel de la independencia de México.

Bueno, recuerden que todo es apegado por completo a todo el canon que dejó J. K., además del canon que he ido creando en Vendetta y que, si desean leer esta historia, es imprescindible que lean Vendetta para entender.

Se actualiza todos los viernes.

¡Hasta el próximo viernes!

Andrea Poulain

a 28 de Septiembre de 2013

(La fecha corresponde al día que se terminó de escribir, mas no al de publicación)