Ahiru se había enamorado, pero era un pato.

¿Cómo podía decirle sus sentimientos a Fakir si lo único que salía de su pico eran graznidos?

No podía, pero eso no evitaba que sus sentimientos por él sean más fuertes que antes. Porque verlo trabajar arduamente para que vuelva a ser humana, eso, y sobretodo el hecho de brindarle su compañía en la soledad del lago. Era algo que hacia latir su pequeño corazón.

Por eso, un día aleteó hasta la superficie del muelle. Amablemente, como siempre, Fakir le dio un poco de comida y le acaricio la cabeza.

Ella se apartó un poco y poniéndose en posición. Hizo la mímica. Esa mímica que expresaba "amor" Una que le hubiera gustado hacer con sus manos y no con sus alas. Esa que conocían muy bien ellos dos, un leve sonrojo apareció en las mejillas del muchacho, el mismo que tenía Ahiru por realizar esa acción.

Por eso, antes de que por la vergüenza el patito se metiera al agua para cubrirse. Fakir realizo la misma pose. Entretanto los dos ojos hacían contacto visual sin querer ninguno romper el momento.

Después de todo, no hacía falta palabras. Estas, estaban reservadas cuando se volviera humana y Fakir iba a intentar de todo para que ese día llegue pronto.

Y mucho más ahora que él sabía que sus sentimientos eran mutuos.