Aclaración: Los personajes de Glee no me pertenecen. Esto es pura ficción.


Capítulo 1:

Quinn

Estaba tan feliz por haber editado mi libro que nunca imaginé las consecuencias que sufriría por haberlo escrito. Había pasado tantas horas frente a la computadora, llenando páginas y páginas de Microsoft Word que una vez finalizado sólo pensé en lanzarlo a la venta. Ya había escrito una novela que había hecho furor en todo el mundo y nunca imaginé que la gente criticaría tanto este. Todo porque escribí sobre el ex presidente, Bush. Todo Norteamérica se había enojado porque según ellos, había humillado a un ex presidente y alabado a los ingleses. Mis intensiones eran sencillas, contar la historia desde el punto de vista inglés. En ningún momento quise expresar odio hacia mi país, al contrario, lo respeto y si se hubieran fijado bien, en el final de la historia los personajes ingleses expresan cariño y respeto por estas tierras y en especial hacia el presidente, a pesar de que hablara un poco mal de él, soy conciente de ello.

Mientras iba en el avión con un policía vigilándome la espalda, recordaba por qué estaba aquí desde un principio. Luego de lanzar a la venta el libro y escuchar las críticas de las personas que dirigen este país, tuve que expresar en una audiencia donde pelearía contra el estado que lo había editado a pesar de que el editor no quería hacerlo y que había pagado mucho dinero para hacer la propaganda. Todo para protegerlo y cuando había necesitado que por lo menos dijera algo a mi favor, me había dado la espalda por completo. El juez me había sentenciado a desterrarme del país, a irme sin un peso en mi bolsillo a Inglaterra y vivir de la basura. Literalmente, esas fueron las palabras de mi sentencia. Estaba tan llena de odio porque no me creían que no me defendí en absoluto y dejé que hicieran lo que quisieran conmigo. Sin poder llevarme más de lo que traía puesto, me subieron al primer avión que iba a Londres y no me dejaron despedirme de mi familia que lloraba por mí.

Al recordar todo esto, coloqué mi cara entre mis manos y me largué a llorar. Sólo esperaba que los ingleses tuvieran consideración de mí. No me merecía algo como esto, no era justo.

El avión aterrizó con rapidez y se detuvo. La azafata anunció nuestra llegada por el parlante.

"Estimados pasajeros, bienvenidos a Londres, Inglaterra. Esperamos verlos nuevamente en nuestras aerolíneas, muchas gracias por preferirnos."

El agente policial que estaba a mi lado me tomó del brazo, me obligó a ponerme de pié y me colocó unas esposas. Los pasajeros miraban con curiosidad mientras era conducida hacia la puerta de salida como si fuera una asesina o algo parecido. Siempre había querido conocer Inglaterra pero nunca en estas condiciones tan espantosas.

"¿Podrías tratarme con un poco de amabilidad?"

Le dije al policía que me sostenía, el cual paró en seco y me miró airadamente.

"Lo hubieras pensado dos veces antes de escribir esas cosas, no es mi problema."

Continuó llevándome, solo que esta vez lo hizo sosteniéndome con fuerza. Íbamos por lo que parecía un pasillo con paredes de vidrio y podía ver como la lluvia golpeaba furiosamente. Me di cuenta que perturbaba a mi propia tristeza y me hizo sentir peor.

Caminamos por la puerta de salida y luego de unos cuantos pasos llegamos a un mostrador donde había una mujer sentada frente a una computadora. Era morocha, de pelo enrulado y tez bien blanca. El policía se acercó y le extendió un sobre. La mujer levantó la vista y nos enseñó sus ojos marrones con extrañes. Tomó el sobre en sus manos y lo abrió, comenzó a leerlo y vi el ceño fruncido en su rostro que reflejaba sorpresa absoluta. Nos hizo un gesto de que nos quedáramos donde estábamos y se retiró a hablar con un hombre que estaba en una oficina, no muy lejos de nosotros. Lo vi tomar la carta y observarla mientras la mujer le hablaba. Mientras tanto, mi corazón latía con fuerza y mis manos temblaban. ¿Qué iba a ocurrir conmigo?

El hombre dejó de mirar la carta y parecía estar dándole indicaciones a la mujer. Ella se retiró y pasó a mi lado con mucha prisa. El hombre tomó un teléfono y comenzó a hacer llamada tras llamada. No sabía por qué pero algo en mi interior me decía que no iba a volver a mi país en muchísimo tiempo. Nos hizo seña para que nos acercáramos, el policía me tomó con fuerza y me guió hasta la oficina. Cuando estuvimos allí me sentí extraña al escucharlo hablar. Aunque no hablaba conmigo, sino con alguien que parecía ser un superior. Mientras continuaba hablando, lo único que pude entender fue cosas como "Entiendo señor" y "ya me encargué de eso", entre otras cosas más. Parecía que estaban analizando mi situación para ver que hacían conmigo.

Estaba allí parada cuando vi a un señor entrar. Era un poco mayor, con unas cuantas canas pero a pesar de su pequeña panza, parecía buena persona. Lo vi caminar de una manera que no lo dude dos veces, era Gay. Le dio la mano al policía que me sostenía y cuando me extendió la mano miró las esposas con desconcierto y luego de que se la devolví se alejó confundido. El señor terminó la llamada y se puso a hablar en voz baja con este señor. Comencé a ponerme más nerviosa al ver que me miraba con sorpresa. Pero luego miró al policía que continuaba agarrándome y se acercó un poco a nosotros.

"Le pido que deje de sostener a la chica como si fuera un animal, quítele las esposas y deje que se siente."

Ambos se quedaron mirando fijamente por largos segundos. El policía me liberó y él se acercó a mí. Me obligó a sentarme, me dio la mano nuevamente y sonrió.

"Mi nombre es Leroy Berry, soy el agente de relaciones exteriores."

Tratando de ocultar mis nervios y las ganas de llorar le devolví la sonrisa.

"Mucho gusto, mi nombre es Quinn Fabray. Tengo 22 años y soy de Ohio, Estados Unidos."

Me sonrió y acercó una silla para estar a mi lado.

"Ya sé quien eres, no necesitas presentarte. Mi hija leyó tus libros y es tu fanática numero uno."

Le sonreí y justo cuando iba a contestarle, el hombre del escritorio aclaró su garganta. Lo miré y me extendió su mano con amabilidad, cada segundo me sorprendía lo gentiles que eran conmigo y me hacía sentir mejor.

"Es un placer conocerte. Mi nombre es Roger Doyle."

Le extendí la mano a Roger, me la devolvió y luego se giró para hablarle al policía. Le decía que ya no lo necesitaba y que podía volver a Estados Unidos tranquilamente, que ellos se encargarían de mí. Al entender eso, mi corazón explotó de nervios. ¿Sí él se marchaba que iban a hacer conmigo? Comencé a temblar cuando lo vi irse y sentí las manos de Leroy sobre las mías. Estaban tibias e irradiaban cariño.

"No te pongas nerviosa, te quieren ayudar."

La miré y agaché mis hombros. Roger entró en la habitación y cerró la puerta de vidrio. Se sentó en su escritorio y comenzó a hablarme.

"Allison, según lo que dice esta carta te desterraron de tu país por escribir en contra de tu patria. ¿Eso es cierto?"

No pensaba mentir aquí también por lo que me decidí a ser sincera con ellos. Si esperaba que me ayudaran tenía que decirles la verdad. Empecé a hablar pero Leroy extendió su mano para que le permitiera expresarse y él se lo permitió. Comenzó a hablarle y le estaba hablando de mí, mis libros y lo bien que hablaba de Inglaterra en el último. Roger asentía y la escuchaba. Pero en un momento, Leroy me quedó mirando y pidió para hablar con él en privado. Los dos se pararon fuera de la oficina y estuvieron varios minutos hablando en donde yo no sabía que hacer. Estaba nerviosa y asustada por mi futuro. ¿Qué iba a hacer sin documentos ni dinero? Era una suerte que me conocieran. No tenía idea que mis libros habían tenido tanta fama y saber que había alguien que era "mi fan numero uno" me daba un poco de alegría entre tanto tormento.

Estaba mirando la cerámica del suelo cuando escuché la puerta abrirse, observé a Roger acercarse al teléfono. Leroy se acercó a mí, nos fuimos de la oficina en silencio y luego de cerrar la puerta me alejó y sonrió.

"Sé cual es tu situación, quizás no sea mucho pero me gustaría ayudarte. ¿Puedo ofrecerte que te quedes bajo mi cuidado hasta que se solucione todo?"

Sus palabras me sorprendieron por completo. ¿Me estaba ayudando?

"¿Por qué querés ayudarme? No me conoces, ni te conozco".

Me sonrió y luego sostuvo mi mano con delicadeza.

"No te ofrezco esto para ganar dinero o algo parecido, mi esposo gana bastante bien y yo también. Solo quiero ayudarte porque sé que lo necesitas. Me case en tu país y es una lástima que te hayan hecho esto. ¿Tienes algo en contra de las personas homosexuales?"

Abrí los ojos como platos. ¿Yo en contra de los homosexuales? ¡Nunca! Quizás mi padre sea católico y le de asco, pero yo no soy como él.

"¡No tengo nada en contra señor! ¡Nada!"

Me sonrió y envolvió su brazo alrededor de mis hombros.

¿Qué dices? ¿Te vienes conmigo?"

No se si fue un sexto sentido, un presentimiento o qué, pero algo me decía que era buena persona y que sus intenciones eran sinceras. No tenía a donde ir y ella me estaba dando una solución. Le asentí y comencé a prepararme para vivir en un país que no conocía y con una familia que no era la mía.

Rachel

Si hay algo que me gusta más que el té de las 4 de la tarde, es leer en la sala de mi casa en total tranquilidad. Soy una lectora compulsiva, amo leer. Pero últimamente estoy muy entretenida con los libros de Quinn Fabray, una escritora Norteamericana que tuvo fama mundial con su primer libro que trataba sobre un hombre que busca a su esposa recientemente raptada hasta enterarse que había sido secuestrada por la mafia Italiana. Y luego está su segundo libro, que personalmente me fascina y no puedo dejar de leer, pero que en su país no les gustó y tiene muchos problemas a causa de ello. Es tan solo una chica de 22 años que tuvo la mala idea de escribir sobre una guerra causada por el ex presidente Bush, pero desde el punto de vista inglés. Cuando lo lees al principio notas como crítica mucho a este hombre pero si le prestas atención verás que lo muestra como un presidente que quiere lo mejor para su país. No sé que les ocurre a estas personas para tratar a una chica de esa manera. Lo último que supe por Internet es que iban a llevarla a juicio. ¡¿A juicio? Eso ya es ir demasiado cuando no hizo nada malo.

Todo mi gusto por la escritura y la lectura es por culpa de mi padre Hiriam, en su tiempo libre se pone a leer y yo leo con él en su estudio.

Tengo dos hermanos, Evelyn de 19, la cual trabaja en la radio, colocando las canciones que piden por teléfono. Y luego esta mi dulce y apuesto hermano Puck de 22 años. Este último tiene una banda que hace covers de canciones conocidas, las cuales son emitidas por la radio en donde trabaja Evelyn y él trabaja en una tienda de música, vendiendo CD'S e instrumentos musicales. Mis padres son Hiriam Berry, el cual trabaja en el banco, es uno de los accionistas más importantes. Y luego esta Leroy Berry el cual es el agente de relaciones exteriores en el aeropuerto de Londres. Los tres somos hijos de ellos, no tenemos madre, pues somos producto de un alquiler de vientre y nos han dado tanto amor, que no vemos necesario una madre. Aunque tenemos muchas tías que nos brindan ese papel cada vez que necesitamos.

Me llamo Rachel Berry y tengo 20 años, vivo en Londres con mi familia y estudio en la universidad para ser escritora, lo que explica porqué leo tanto.

Ahora me encontraba leyendo el último libro de Quinn Fabray en la sala de mi casa. Mi hermana leía una revista, muy entretenida, mi padre Hiriam y Puck estaban en el estudio hablando de quien sabe que cosa de hombres. Mi papi Leroy estaba trabajando por lo que Evelyn era una compañía serena y había leído lo mismo que yo en toda su extensión, era con la única que podía hablar de libros (Con cierto límite, no quería cansarla). Escuché el teléfono del estudio de mi padre sonar y a él contestándolo. Como era algo cotidiano, continué leyendo hasta que Evelyn me pateó para llamar mi atención.

"¡Amy! ¿Me estás escuchando?"

Levanté la mirada y la observé de mala manera.

"¿Qué quieres? Estoy leyendo."

Se sentó a mi lado y me quitó el libro, lo cerró y me miró.

"Lo leíste cientos de veces, ahora escúchame. ¿Me acompañarás al concierto de U2 sí o no? ¡Por favor! No quiero ir con Henry, siempre actúa como loco."

Suspiré y le agarré las mejillas con una sonrisa falsa.

"¡Ya te dije que si!"

Dibujó una sonrisa enorme en su rostro y me abrazó fuerte. Me la quitaba de encima cuando Papá y Puck entraron a la sala y se sentaron frente a nosotras.

"¿Como se llama la escritora que tuvo problemas en su país?"

Lo miré con una ceja levantada, ya que nunca le había interesado lo que yo leía.

"Quinn Fabray. ¿Por qué?"

Él y Puck se miraron serios, yo me preguntaba que diablos ocurría. Al ver que no respondían tomé el libro que Evelyn me había arrebatado y se lo ofrecí. Papá negó con la cabeza y lo empujo hacia mí, luego me miró.

"¿Qué dirías si te digo que Quinn Fabray está en Londres en estos momentos?"

Lo miré atónita y sonreí. ¡Claro! Papi trabaja en el aeropuerto, debió verla bajar. ¿Pero que hacía aquí? Borré mi sonrisa al instante.

"¿Qué hace en Londres?"

Puck me sonrió divertido y se cruzó de brazos.

"Está viniendo para aquí en estos momentos."

Me le reí en la cara y miré a Papá para que me diera una respuesta seria. Asintió al verme y se cruzó de brazos como Puck.

"Tu hermano dice la verdad, está viniendo con tu padre. Tuvo el juicio hace unas cuantas horas y la expulsaron de su país. Tu padre estaba sirviendo de sus servicios cuando supo que la enviarían a la cárcel hasta que supieran que hacer con ella y le dio lastima. Ya sabes como es y firmó unos papeles para hacerse cargo de ella hasta que encuentren una solución."

Lo miré atónita y Evelyn contestó por mí.

"¿Quinn Fabray? ¿La escritora que Rachel no puede dejar de leer?"

Le asintió y Puck se inclinó para delante, apoyando sus manos en las piernas.

"Ya deben estar al llegar, llamó después de haber firmado para que Papá no lo detuviera."

En esos momentos sentimos que la puerta delantera se abría y se cerraba, después de varios segundos me puse de pié y fui a ver.

Quinn

Leroy me ofreció un café y se fue a firmar unos documentos que me permitirían salir del aeropuerto gracias a que él se hacía responsable de cualquier cosa que ocurriera conmigo. No podía salir de Londres hasta nuevo aviso.

Estando sentada en una silla detrás del mostrador, vi a una familia ir hacia la puerta de un vuelo con felicidad. Recordé a mis padres y mis hermanas, sintiendo nostalgia y dolor al saber que nunca más volvería a verlos. Ni siquiera vería a Joey, un chico con el que había empezado a salir y que ahora tendría que descartar como futuro novio, era una verdadera tragedia porque me gustaba mucho.

Leroy apareció al rato, me dijo que había informado en su casa que iba conmigo y que estaban alegres y ansiosos por conocerme. Traté de mostrarme agradecida y alegre pero la verdad era que estaba angustiada por todo lo que estaba pasando.

En el camino a su casa, Leroy me explicó que sus hijas eran fanáticas de mis libros. Pero la que los leía una y otra vez se llamaba Rachel, tenía 20 años y estudiaba para ser escritora en la universidad. Su otra hija se llamaba Evelyn y tenía 19, trabajaba en la radio y se encargaba de lanzar al aire las canciones que pedían los oyentes. Su hijo Puck era de mi edad, tenía una banda de música y tocaban en Pubs, aunque dijo que su hija Evelyn había logrado que pasaran varios temas por la radio, al parecer hacían covers y además trabajaba en una tienda de música vendiendo discos e instrumentos. Y por último, su esposo Hiriam, que trabajaba en el banco como uno de los accionistas principales y gracias a ello ganaba muy bien. Presté atención a cada una de las cosas que me decía y cuando me preguntó sobre mí agaché el rostro con dolor.

"Solía vivir con mis padres Russell y Judy Fabray en Ohio, Estados Unidos. Tengo dos hermanas gemelas llamadas Erica y Fernanda, que son adorablemente adolescentes, lo que significa insoportables. Y estaba saliendo con alguien pero ahora lo tengo que descartar como posible novio al igual que tengo que olvidar a mi familia para siempre."

Dije limpiando las lágrimas que salían desesperadas. Leroy me acarició el hombro y me sonrió.

"Cuando el señor cierra una puerta, en algún lugar abre una ventana."

Lo quedé mirando y le agradecí por sus palabras. Aunque me causó gracia que citara las palabras de María, de la película "The Sound Of Music". Si les gustaban los musicales, nos íbamos a llevar bien, porque gracias a Mamá, los adoro.

Ingresó a una casa donde tenían un pequeño jardín y hasta parecía tener patio en la parte de atrás. De seguro esta era su casa. ¡Madre querida! Era de dos pisos y tenía pinta de que era gente con mucha plata. Abrió el portón con un control remoto y luego de atravesarlo lo cerró. Apagó el auto y estaba agradecida de que lo hiciera, había estado nerviosa al ver que manejaba por el lado izquierdo.

Se fue acercando a la entrada y lo seguí lentamente. Cuando abrió la puerta y me dio paso para que entrara me quedé boquiabierta. Era tres veces más grande de lo que aparentaba desde afuera y más hermosa de lo que había imaginado. A mi derecha había dos puertas cerradas y a continuación, una escalera que llevaba al segundo piso. A mi izquierda había una puerta entreabierta que daba a lo que parecía ser la sala, ya que se veían sillones y había dos chicas sentadas, hablando con alguien a quien no veía. Debía ser la familia de Leroy. Más allá le seguían dos puertas más que estaban cerradas.

Él se puso a mi lado, había dejado su abrigo colgado y sus cosas en el suelo. Me puse nerviosa al ver que una de las chicas que estaba en la sala se levantaba y se acercaba. La chica se asomó y nuestras miradas se encontraron. Era de mi a penas un poco más baja que yo, de ojos marrones y muy bonitos. Cuando me miró con atención lanzó un grito de sorpresa que me hizo saltar. Se tapó la boca con su mano derecha y se lanzó a mis brazos. Le devolví el abrazo un poco shockeada y me liberó para mirarme.

"Soy Rachel, es un placer conocerte. Leí tus libros y me encantan. No estoy de acuerdo con que te destierren de tu país, no te lo mereces."

La miré con los ojos llenos de lágrimas y sorprendida de que me dijera esas cosas y tuviera esa forma de saludar tan alegre. No es como los ingleses fríos que se supone que debería ser.

"Gracias."

Le dije y me sonrió. Me presentaron al resto de la familia y me recibieron con entusiasmo. No volvieron a hablar de mis libros o mi situación porque Leroy se los pidió al verme triste y la verdad es que se lo agradecí.

Rachel

Cuando salí de la sala me encontré con una chica rubia, ojos verdes, y un poco más alta que yo. Su cara estaba roja de llorar y se veía muy triste. Al ver a Papi a su lado y prestarle atención comprendí que era Quinn Fabray. Además había visto una foto de ella en los libros y la reconocí al instante. Pegué un grito que la hizo saltar y tapé mi boca con la mano derecha. Luego me lancé a sus brazos y la envolví con fuerza. Ella me respondió sorprendida y me liberé para mirarla.

"Soy Rachel, es un placer conocerte. Leí tus libros y me encantan. No estoy de acuerdo con que te destierren de tu país, no te lo mereces."

Me miró con los ojos llenos de lágrimas y la vi sonreír con los ojos bien abiertos.

"Gracias."

Me dijo y los demás se acercaron. Papi los presentó a todos y comenzaron a hacerle preguntas sobre sus libros y por qué la habían expulsado. Comenzó a responder y sus labios temblaron, él se dio cuenta al igual que todos y pidió que no le preguntáramos nada referente a eso. Evelyn y Papi prepararon la cena mientras Puck le preguntaba sobre música y yo miraba. Papá nos miraba con curiosidad y se unió a nuestra conversación. Puck alcanzó hacerla sonreír y por un segundo logró olvidar toda esa tristeza que sabía, era porque se había separado de su familia.

Cenamos con tranquilidad y le ofrecí a Quinn que durmiera en mi habitación, aceptó con una gran sonrisa y me sentí contenta pues ella me había influenciado mucho últimamente. Que una chica de casi mi edad llegara a tener fama por sus libros me daba mucha esperanza para cuando escribiera los míos y quizás ella podría darme consejos.

Papi le enseñó el resto de la casa mientras Puck me ayudaba a sacar el colchón extra del closet de mi cuarto para luego irse. Le colocaba unas sábanas y mantas para que no tuviera frío en la noche cuando las vi entrar a ella y mi Papi. Me dio las gracias por prepararle un lugar donde dormir y él le dijo que mañana colocarían una cama para que durmiera como se debía. Me agradó, significaba que seríamos compañeras de habitación.

Papi se fue y nos dejó solas. Me coloqué mi pijama y observé como Quinn se quitaba los zapatos y los dejaba a un lado mientras miraba el suelo con tristeza. Suspiré y fui a mi cómoda, saqué unos pantalones viejos que sabía, le servirían para dormir y se los extendí.

"¿Crees que te servirán? Es lo único que puedo ofrecerte. No puedes dormir con esos Jeans, te lastimarás la piel."

Me asintió y los tomó mientras los miraba con una triste sonrisa.

"Muchas gracias, Rachel."

Me senté a su lado al ver que no se movía y estaba perdida en sus pensamientos, y se largó a llorar. No sabía que hacer en estos casos, nunca había tenido otro amigo que mis libros y esto era una gran experiencia para mí. Coloqué mi mano sobre su hombro y se lo acaricié con toda la ternura posible. Luego de sonreírme y secar sus lágrimas, se acostó y se durmió enseguida. Yo hice lo mismo pero en un momento de la noche, sentí que estaba teniendo pesadillas y gritaba. Estaba soñando con su madre, que espantoso debe ser que te alejen de tus seres queridos. Me bajé de la cama como un rayo y me acerqué a ella al ver que despertaba llorando luego de encender la lámpara en la mesa de noche. La hice poner de pie y acercarse a mi cama, nos sentamos al borde y apoyé su cabeza en mi hombro como mi madre hacía cada vez que quería llorar. Me sorprendió envolviendo sus brazos a mí alrededor y lloró desconsoladamente. Algo en ella me llamaba la atención y no sabía que era. Le devolví el abrazo y por primera vez en años, sentí que tenía una amiga.


Hola gente!

Como están?

Ok... esta es una historia que hice hace muucho tiempo! Hace como 4 o 5 años atrás.
Espero que les guste y la vean interesante! :D
Este es el primer capítulo! :D
No se olviden de leer mi otro Fic "Something To Die For" Y les recomiendo un FIC que esta IMPRESIONANTE!
"Te Reto A Que Me Ames" Les prometo que haré que la autora no abandone la historia y actualice más seguido.
Saludos, Natalie.