Hola, este es mi segundo fan-fic, con una historia en la que, en resumidas cuentas, Twilight tendrá que demostrar que no sólo ha aprendido sobre la amistad y la Armonía, sino que además es capaz de enseñarle a otro poni lo que significan, como princesa de la Amistad ésa será una de sus principales tareas. Obviamente no estará sola, contará con la ayuda de sus amigas, que si les había costado convivir con Discord cuando Celestia se los dejó para reformarlo, con el primer alumno de Celestia les costará mucho más. Por último, quiero agregar que todos los hechos que ocurren en este fic corren luego del final de la cuarta temporada, así pues, sin los Elementos de la Armonía a mano, ¿cómo podrían las mane 6 vencer la maldad que mora en este misterioso poni, en el caso de desatarse su poder? No olviden dejar sus reviews y comentar qué les ha parecido.

Capítulo 1: Cuando todo comenzó

Durante un milenio, ella había conseguido mantener a salvo Equestria sin la magia de los Elementos de la Armonía, pero fue cuando entró en la conciencia de que Nightmare Moon volvería algún día, que le fue revelada la necesidad de instruir a un estudiante especial para que éste lograra reactivar los Elementos. Hasta ese momento, Celestia no había comprendido la importancia de la amistad, creyendo que cuando tuviera listo al alumno que sería el guardián de los elementos, éste podría usarlos libremente. El día que aprendió que se necesitaba algo más que magia para recuperarlos, fue de hecho cuando tuvo a su primer alumno, un unicornio huérfano que sus soldados habían hallado en las ruinas de una casa que se había incendiado. Ella decidió tomarlo a su cargo, con la ingenua esperanza de que no tendría que volver a pelear con su hermana, y de que ésta vez, Luna podría ser liberada de la oscuridad en que había caído.

Mucho le faltó aprender a la princesa del Sol sobre maternidad. El niño se pasó su primera infancia entre nodrizas, sin tener experiencias edificantes con la que lo había tomado por hijo. No pasaba necesidades físicas o materiales en el castillo de Canterlot, de hecho podía disponer de lo que quisiera y hacer casi lo que quisiera. Pero era el amor de una madre lo que le faltaba. Aprendió y practicó todo lo que pudo, fue un alumno destacado de la Academia para unicornios superdotados, es decir, llevó una vida de aprendizaje, práctica y todo lo mismo que Sunset Shimmer y Twilight Sparkle. La única y gran diferencia fue su carácter. Acostumbrado a la soledad, a la reflexión, a la búsqueda del conocimiento y a la concreción de extraños pasatiempos, el potro rehuía la compañía de otros ponis. Muchas veces incurría en fuertes ataques de ira cuando alguien lo molestaba demasiado, y eran las emociones como la furia o la ira las que desataban un potencial desmedido en su magia. Al criarse en un mundo en el que aparentemente todos iban por su lado, y los sirvientes sólo estaban para eso, servir, creció en inteligencia pero casi nada en corazón. Y eso fue de lo que Celestia no se enteraba.

El tiempo pasó. El potro, bautizado como Black Star, había llegado a una edad rebelde, convertido en un corcel de piel blanca y crin negra con una línea roja, otra gris y otra blanca. Al decir de un viejo pensador de esos tiempos, que se había encargado de instruir al muchacho en ausencia de la princesa, Black Star se había convertido en un "cerebro patológico", pues la forma en que usaba sus conocimientos sobre magia y ciencias no siempre era la más adecuada. El instructor reportaba cada día las extrañas ocurrencias y los descabellados experimentos del alumno, y aunque no lo admitía abiertamente a nadie, empezaba a temer por la cordura de Black Star. Tarde cayó en la cuenta de que el muchacho, habiendo absorbido ya toda la información de los libros de la Biblioteca de Canterlot, había conseguido de alguna forma, libros prohibidos en todos los sentidos, tanto de magia negra como alquimia. Celestia nunca olvidaría el día del Golem, y todo el desastre que ocasionó esta criatura de barro hasta que logró convencer a Black Star de que los destruyera. En otra ocasión, consiguió producir un ilusorio eclipse lunar, haciendo que Celestia casi creyera en el regreso de Nightmare Moon.

Algo de lo que casi nadie se percató fue de los peculiares poderes psíquicos de Black Star, que iban desde la telepatía hasta la hipnosis. Con frecuencia se escapaba al Bosque Everfree para toparse con bestias a las que sometía a sus pruebas hipnóticas. Lo más notable era su capacidad para entrar en la memoria de los ponis, extraer los recuerdos que le interesaban, hasta influirlos psicológicamente. Se preguntarán sobre cómo habrá obtenido su Cutie mark y qué representaría ésta, pues podría decirse que cuando Black Star llegó a la plenitud de su entendimiento sobre la magia, al realizar una prueba que casi provoca la destrucción de toda Canterlot, obtuvo una marca que representaba una estrella azul de cinco puntas dentro de un círculo con una mitad que representaba la luna en la negrura de la noche y otro que representaba al sol en la blancura del día, y en el centro de la estrella, un pequeño círculo que si se lo miraba bien de cerca, daba la impresión de un ojo sobrenatural. ¿Cómo se interpreta esta Cutie mark? Algo así como el conocimiento enciclopédico, pues Black Star sabía mucho de ciencias naturales y exactas, especialmente astronomía, el dominio de la magia, y el ojo semioculto daría a entender que se refería a sus poderes psicológicos.

La falta de contención cuando Black Star caía en sus frecuentes estados de tristeza, la falta de comprensión y el miedo de los ponis cuando él daba a conocer inventos o ideas que pretendían mejorar aspectos de la naturaleza o demás, ideas que según su juicio eran buenas, aunque podían resultar peligrosas o carecían de completa seguridad, y el intenso sentimiento de que pegasos y terrestres no merecían su consideración por ser ponis mundanos y sin magia, eran aspectos que arraigaron muy fuerte en su vida, y su total incomprensión acerca del comportamiento de los demás, a pesar de que podía ver sus pensamientos, hicieron muy complicada su integración, por lo que poco a poco caía en las redes de una oscuridad sin fondo.

La peor parte fue cuando Black Star investigó sobre la leyenda de los Elementos de la Armonía, y no paró un segundo hasta que dio con el antiguo castillo de las princesas y encontró las esferas que contenían aquellas poderosas reliquias. Hasta ese descubrimiento, Celestia no se había dado cuenta de lo peligroso que se había vuelto su hijo adoptivo. La preocupación comenzó cuando Black Star desapareció de Canterlot una tarde, el instructor a su cargo aprovechó para advertir a la princesa sobre los escabrosos progresos de su alumno, y de cómo veía que una horrible locura arribaba a sus ojos cuando su mente fabricaba una de esas terribles ideas. Black Star era muy creativo en pintura, escultura y escritura, pero su arte estaba cargado de simbologías antiguas, desconocidas o incluso pertenecientes a las artes negras, y nadie podría imaginarse todo lo que encontraron en sus escritos y pinturas. Cuando revisaron su cuarto, en busca de alguna pista que pudiera decirles algo de su paradero, hallaron perturbadores dibujos, planos y mapas que causaron una gran alarma en la princesa Celestia. Inventos, máquinas, armas de fuego, de trueno y de destrucción masiva a base de pólvora, aparecían especificados en papel. Animales disecados, minerales de aspecto curioso, estatuillas de piedra, frascos que contenían fetos en formol de horribles experimentos que atentaban contra toda naturaleza, pieles de reptil y de mamíferos. Una de las cosas más impactantes fue la Mano Negra, contenida en una esfera de cristal, que al parecer había sido desenterrada de alguna mazmorra o tumba subterránea, ya que estaba oculta de la luz del sol por un manto oscuro. Era una mano con cinco dedos, en su mayor parte conservaba carne y piel, pero en otras partes, especialmente los dedos, las falanges se distinguían claramente. Otra fue el aparato donde, contemplaron con horror la princesa, el instructor y los guardias, se mantenía con vida y en desarrollo a lo que parecía ser un feto de hombre. Celestia no alcanzaba a comprender cómo había hecho Black Star para hallar algo así; se sentía muy asqueada y fue la primera en salir del cuarto.

Hacer un inventario completo de todo lo que hallaron acumulado en la habitación de Black Star llevaría varias páginas en esta historia. Muchos de los libros que se hallaban en los estantes eran aquellos que Black se había comprado, pero también estaban sus apuntes y cuadernos en los que dejaba constancia de todo su conocimiento. Toda esta colección desapareció cuando Celestia se vio obligada a enviar a Black Star a la Torre del Sueño Profundo, en una montaña muy lejana de Canterlot. Nadie supo jamás a dónde había ido a parar, y nadie se habría creído la forma en la que Black Star había protegido sus horrendos tesoros.

El hecho principal fue que Celestia, al hacerse presente en su antiguo castillo, halló a Black Star en plena transformación. Había usado una magia muy poco apropiada para reactivar el poder de los Elementos de la Armonía, una magia que prácticamente no poseía nada de armonía. El control que el corcel había obtenido sobre los elementos había incrementado de forma descomunal su magia, hasta el punto de, aunque Celestia no quiso creerlo, convertirlo en un alicornio. Las esferas aún mantenían su forma, pero el poder con el que se las había llenado distaba mucho de ser el que les daría su verdadera fuerza cuando Twilight y sus amigas se vincularon con sus respectivos elementos varios años después.

Por gracia del destino, Celestia logró parar esta locura, Black Star quedó inconsciente, y fue a parar al hospital ya que lo que había intentado hacer, y en parte había logrado, había requerido un esfuerzo muy grande. Los elementos por suerte no fueron modificados por la magia con que se los había activado, y sólo la verdadera magia de la amistad hizo que funcionaran después de todo. Lo que sí fue deteriorado, fue la relación de la princesa Celestia con Black Star. Luego de muchos años de ceguera, sus ojos se abrieron por fin, y desde ahí prestó más atención a lo que otros tenían para decir de su hijo que lo que éste tenía para explicar. Después de ver las cosas horrendas a las que Black se dedicaba cuando no se dedicaba a sus estudios en sí, y de repasar todas las ocasiones que tuvo para sentarse a hablar sobre temas que podrían haber evitado muchas cosas, momentos en los que ella podría haber tratado de inmiscuirse más en la vida de su estudiante, Celestia no se enfocó en culparse sino en intentar reparar lo que ya era irreparable, detener algo que ya se encontraba a toda marcha y que debió ser detenido mucho tiempo atrás. Tal vez si hubiera pensado que por sus deberes reales, duplicados debido a la falta de su hermana menor, debería de haber otorgado la crianza de ese unicornio a una familia como correspondía, no se vería en este embrollo. Era tal el afán que la había dominado, y el frío que por momentos había tomado preso su corazón, que había olvidado que estaba cometiendo el mismo error cometido con Luna.

Para entonces, la locura y la ambición de Black Star no tenían remedio, sumado a que solía dormir poco en las noches, ya que aprovechaba para aplicar sobre sí mismo hechizos de transmutación o metamorfosis, de invisibilidad o alteración del aspecto físico. Uno de los hechizos más bizarros que había creado fue el de cambio de género, llevándolo a cabo primero en animales, y en última instancia, en sí mismo. Al verse como una potranca durante un breve rato, comprobó que el hechizo había funcionado, y cronometró el tiempo en el que permaneció así para saber la duración aproximada del hechizo. La primera vez duró media hora, y lo intentó dos veces más, llegando al descubrimiento de que así lo echara sobre otro o sobre sí mismo, él podía elegir la duración máxima del hechizo de cambio de género. Este hechizo en sí podrá parecer una aberración a cualquier criatura con un nivel intermedio o mayor de moral, pero para Black Star significaba algo mucho más complejo. Él se sentía el único capaz de concretar las ideas más extravagantes, peligrosas o caóticas, sin medir completamente el alcance de sus acciones.

Antes de que desaparecieran las pertenencias de Black Star, se habían hecho copias de la mayoría de sus escritos, pero eso llevó muchos años, ya que los textos eran muy difíciles de dilucidar y los más recientes directamente estaban redactados en una lengua propia de Black Star. Al parecer, había inventado un nuevo idioma, que sólo él comprendía, y a pesar de que llevó varios años de trabajo y esfuerzo, se consiguió traducirlos, solo para que los traductores se toparan con relatos, fórmulas y hechizos que rayaban en lo más mórbido. Fue exponerse al producto de una mentalidad incomprensible para alguien que no estuviera adaptado a este tipo de cosas, por lo que fueron convocados reconocidos psicólogos para acompañar a los traductores, más por proteger la salud mental de estos que por analizar la de Black Star.

Fue por esa razón, y muchas más, que Celestia al ver en lo que Black Star se estaba convirtiendo, a pesar de lo mal que se habían llevado luego del incidente con los Elementos, se vio obligada a hacer de tripas corazón a la hora de castigarlo. Por eso eligió la Torre del Sueño Profundo, porque era un lugar al que antiguamente eran enviados todos aquellos que abusaban de la magia. Era un sitio solitario y de reflexión, en el que Celestia confiaba que podría mantener a raya a Black Star, pero debió reforzar la vigilancia ya que Black Star poseía el nivel de alicornio, y había altas probabilidades de que consiguiese escapar, lo cual hizo al cabo de poco tiempo. Su huida de la Torre provocó una gran alarma, sobre todo en Celestia, que se afanó en prepararse para un reencuentro inesperado, temiendo al resultado final. Pero el temido reencuentro jamás se dio, ya que no se hallaron muestras de vida por parte de Black Star, y Celestia se lo sacó de la cabeza de la misma forma que con Luna: con la llegada de una joven estudiante con altas capacidades: Sunset Shimmer.

Luego de escapar de la Torre del Sueño Profundo, Black Star se sentía muy debilitado, y en vez de abocarse a la venganza, decidió viajar y recorrer el reino. Por un lado, porque no conocía el camino a Canterlot, por el otro, porque su mente automáticamente descartó todo lo referente a su vida allí, incluyendo a la que alguna vez había llamado madre. Contrario a lo que muchos otros harían, Black Star solamente siguió adelante, olvidando, enterrando en las profundidades del abismo de su memoria, todos los recuerdos "mundanos" de su vida anterior, ya que conservó todo lo que había aprendido de los libros. No tenía más amigos que Kuma, un ser creado por su retorcida imaginación, que lo acompañaba desde que era un potrillo. No tenía un rostro, en el sentido estricto de la palaba, su cara no era más que una máscara con dos vacíos en los ojos, en los que a veces brillaba una luz verde, roja, azul o amarilla, según sus emociones. Su voz era de un género indefinido, se trataba de un ser sin género, que podía acumular características masculinas o femeninas al mismo tiempo. Lo que podría decirse que era su cabello, se componía de estelas de sombras que ondeaban como la crin de Celestia. El cuello era oscuro y medianamente largo, y de sus estiradas orejas en punta colgaban aretes con pequeños cascabeles de plata, que apenas podían oírse. Kuma llevaba puesta una túnica de seda color índigo bordada en plata, con ramificaciones y espirales intercaladas, en las que tintineaban las luces de diminutas estrellas. Poseía enormes alas de libélula cristalinas, con nervaduras de cristal como su fueran hojas de hielo, y al usarlas producía un zumbido como si de un insecto se tratase. Era un ser con la habilidad de dividir sus cascos delanteros para formar manos de tres dedos, alargados y finos, si lo requería alguna acción.

Este, entonces, fue el compañero de viaje de Black Star, quien conocía mejor que su amo los caminos seguros por donde andar, ya que por decisión de Black, Kuma, tenía total libertad de alejarse de él durante la noche, siempre y cuando volviese a él en la madrugada, antes de la salida del sol.

Black Star no dudó de hacerse de una nueva apariencia para vagar libremente por Equestria, consciente de que lo estarían buscando, y deseoso de que nadie lo molestara. Podía tomar la forma de cualquier poni o animal, y en sus viajes fue rotando sus transformaciones para evitar acostumbrarse demasiado a cada una y también que le costase más volver a su forma original, la de un alicornio. Viajó como cebra, mula, burro, camello, grifo, dragón, entre muchas otras especies que por lo general no eran molestadas debido a que eran seres huraños o porque eran criaturas temidas. Nunca viajó como un pegaso o un terrestre, se lo impedía su dignidad de unicornio.

Después de años de viajes, aprendiendo desde una simple posición de observador sobre la vida y costumbres de ponis y no ponis, se desinteresó y aburrió completamente de ese mundo, y descubriendo un atajo a un portal mágico, abandonó Equestria para terminar yendo al mundo de los humanos. Allí se adaptó con rapidez a las reglas del juego, y dado su alto potencial para aprender cosas nuevas, no tardó en convertirse en un hombre, hecho y derecho, y a pesar de que añoraba muchas cosas del mundo anterior en el que vivía, se ocupó de omitir esos pensamientos en su mente. Sabía que su magia no había desaparecido, sino que en su forma actual no disponía de un medio físico para convocarla, hasta que descubrió cómo hacerlo, después de mucho experimentar, lógicamente.

Y en todo ese tiempo, no volvió a pensar en Celestia o en su vida pasada, hasta que un día se enteró de la aparición de la princesa Twilight Sparkle, que había traído magia a un mundo en el que se la desconocía por completo. Salvo por una buena excepción…

Y? ¿Qué les pareció este primer capítulo? Fue un poco breve, pero espero que sirva para conocer a nuestro anfitrión…