"¡Nick!" "¡Nick!" "¡Nick!"

Sus gritos desgarraban su pelaje. La coneja le estaba llamando desesperadamente, suplicando múltiples de veces.

"Por favor, por favor, por favor..." "...Nick" "No, te lo ruego..."

"¿Por qué gritas, Zanahorias?"

Quisiera decir, pero le duele demasiado, hablar le cuesta con solo intentarlo. Estaba perdiendo la conciencia, sus ojos que se encuentran entrecerrados, la miran nublosamente. Siente algo tibió cubriéndolo, él sabe que es su sangre y que es mucha.

-¿Por qué me salvaste, torpe zorro?

La escucha decir y el responde en su mente: "Somos compañeros, pelusa"

Pero sabe que no fue solo por eso.

No.

No era eso. No era únicamente eso.

Ella era mucho más, para él. Significaba mucho más.

Podía ocultar muchas cosas en el fondo de su corazón, pero al oírla sollozar tan desgarradoramente, esas mismas cosas encerradas en su pecho. Comienzan a desbordarse.

Le gustaba...

Muchas cosas de ella, su optimismo, su perseverancia, su sonrisa, sus orejas, su cola de algodón, sus ojos llenos de sinceridad.

Ella.

-¡No, no, no!

"No llores, cariño"

Quiere decir, pero ni una palabra sale.

¡Alguien! ¡Alguien! ¡Ayuda! ¡Por favor, ayuda! -Suplica fuertemente- ¡No me dejes!

Grita y en ese momento, el zorro cierra los ojos y aunque no quiere, la deja.

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-¿Por qué?

Sigue preguntando Judy, porque la había salvado, porque la había protegido. Bien, sabe que cualquiera de las preguntas que haga al zorro, el no podría contestarlas.

Ni una.

No puede oír su voz, no puede ver sus ojos verdes, otra vez.

Y el no poder. La llena de tristeza, de soledad.

Lo amaba.

Y se había dado cuenta muy tarde, cuando dio todo por ella. Podía haber sido imposible, no reciproco, pero era muy solitario tener las palabras en su boca y dejarlas salir hacia alguien que no las vas a escuchar.

-No escuchaste ¿Cierto? -pregunta la coneja con los ojos cristalizados, conteniéndose el posible llanto que volverá a salir-Te amo, Nick-dice-No me importa si no me correspondes, pero solo despierta ¿Si? -toma su pata, siente su calor, pero no su movimiento.

Seguía dormido y no sabía por cuanto tiempo lo estará.

...

-¡Despertaste!-pronuncia con una sonrisa Judy, dejando atrás el cansancio aunque sus ojos muestran huellas de aquello.

Se encontraba en el hospital y tras unos tres días de inconciencia, el zorro al fin despierta.

-Estoy bien, Zanahorias -dice tocándole gentilmente la cabeza.

-Torpe Zorro, me asustaste -espeta y roza su pata sobre la de él-¡Pensé que habías muerto!

Él estaba más asustado, al pensar que podría perderla. Por eso, la cubrió, por eso la protegió. Por eso, no le importó dar su vida, a cambio la de ella.

Se alegró de que eso no fuera necesario. Si eso significaba poder verla una vez más.

Mira sus ojos violetas, preocupados y brillosos. Le siguió acariciando su cabeza para indicarle que estaba bien, aunque, realmente quería abrazarla fuertemente.

Morderla ferozmente.

Si, el zorro ya se ha enamorado de ella.

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Pero estos sentimientos no los va a ocultar más.

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