Disclaimer: Todos los personajes mencionados son propiedad de JK Rowling.
Nota de la autora: Este fic participa en el Reto #29: "Llega el Kinktober " del foro "Hogwarts a través de los años"
"Si todo pereciera y él quedara, yo seguiría existiendo, y si todo quedara y él desapareciera, el mundo me sería del todo extraño, no me parecería que soy parte de él"
Emily Brontë
Intoxicated
Parte I: Atracción
La radiante luz de la luna iluminaba el oscuro cielo sobre el ministerio de magia con un matiz purpura, dando aires tenebrosos e intimidantes al ambiente gris que te rodeaba; apresuraste el paso mientras caminabas a rastras por las desoladas calles del Londres muggle, una que otra persona de paso te dirigía miradas curiosas cuestionando tu cordura, al fin y al cabo, no era normal ver a un chico tan joven caminando sin compañía a tan altas horas de la noche.
Habías culminado tus años en Hogwarts hace tres meses, dejando detrás una pequeña parte de tu infancia dando lugar a la madurez que implicaba tu reciente edad. Te encontrabas indeciso sobre cómo dirigir el siguiente paso en tu vida y aunque tus familiares constantemente expresaran su preocupación a ti poco te importaba, eras joven y tu atención se centraba en otros temas, tenías un apartamento para ti solo y una lechuza llamada Venus que reclamaba tu atención a diario. Estabas tan distraído con tus pensamientos preguntándote lo que le dirías a tu padre al momento de llegar al ministerio y que éste te reprochara por tu impuntualidad, que no pensaste en observar el semáforo de la calle creyendo que no sería importante debido a la tan tardía hora.
Grave error.
Un carro muggle casi te lleva por delante si no es por tu repentino impulso de retroceder a prisas.
—¡Demonios, niño! ¡Mira por dónde vas! ¡Maldición!— gritó el viejo muggle con el ceño fruncido reprochándote con la mirada.
"No soy un niño" Fue lo primero que cruzó tu mente y volteaste los ojos al escucharlo, ya habías cumplido la mayoría de edad y aunque la mirada del viejo te expresara lo contrario, tenías la suficiente madurez y conciencia para vigilar tus pasos.
—Lo siento, estaba distraído— le dijiste levantando la mano en señal de disculpa.
—Eso pude notarlo— refunfuñó. Ignoraste sus palabras y retomaste el camino.
Al llegar a Whitehall y encontrar la cabina telefónica entraste y en un segundo las solitarias calles desaparecieron de tu vista y la gloria del ministerio te rodeó repentinamente. Alisaste tu traje pasando tus palmas por tu pecho y arreglaste la corbata torcida colocándola en su respectivo lugar, ajustaste alrededor de tus orejas la incómoda y elaborada mascara plateada que Lily te había regalado para la ocasión, insistiendo en que haría resaltar tus ojos verde esmeralda y le daría un aire místico a tu rostro.
El ministerio estaba repleto, mezclado de docenas de personas bellamente vestidas ocultas detrás de ingeniosas máscaras sosteniendo copas de vino y champaña; los alrededores estaban decorados con telas color dorado y negro y miles de velas brillantes flotando alrededor. Era una vista magistral, completamente diferente a la monótona vista de la sede de trabajo. "La mascarade" era una celebración tradicional que se remontaba a siglos pasados bajo influencia del ministerio francés, era toda una gala reservada para los más influyentes del mundo mágico, no había mayor honor que ser invitado a disfrutar de las dichosas sorpresas que una celebración tan enigmática ofrecía bajo sus puertas; y por supuesto tu padre, el gran Harry Potter, héroe de todos los héroes y salvador de la comunidad mágica había sido invitado junto a su extensa familia.
Tu suerte no podía estar más presente y ser más satisfactoria.
Era fin de semana y como ya era tradición semana tras semana toda la familia se reunía a compartir en la Madriguera a la hora del almuerzo. No eras el principal admirador de esas reuniones, preferías quedarte en tu apartamento alimentando a Venus o leyendo algún artículo del Profeta, pero tu madre te mataría si se enteraba de tu ausencia.
Estaban sentados en la mesa principal del comedor, todos reían por un chiste sin sentido que había mencionado James, el cual se regocijaba galante por su ingenio. Tú lo miraste aburrido considerando su chiste tedioso, tal vez era ser aguafiestas en comparación con otros, pero no serias hipócrita al reírte tan falsamente de algo tan soso junto como tu familia estaba haciendo en ese momento. Los observaste por un segundo, pasando tu mirada por cada rostro familiar y comprendiendo las grandes diferencias que tenías entre todos los miembros de tu familia.
—Harry, ¿Recibiste la invitación del ministerio?— pregunto tía Hermione curiosa apartando su plato ya vacío a un lado.
—Si— asintió tu padre dirigiéndole una mirada significativa a tu madre. —Pero todavía no hemos tomado una decisión.
—¡Yo quiero ir!— exclamó Lily dando un pequeño salto de emoción en su asiento y James a tu lado asintió animadamente varias veces con la boca llena. —Es increíble que nos hayan invitado. ¡No podemos perdernos esta oportunidad!
—Es verdad, Harry— dijo tío Ron. —Solo eligen a los mejores de los mejores, ¡Y nos eligieron a nosotros!
—Harry, creo que Ron tiene razón. No podemos perder esta oportunidad— le dijo Ginny acariciando su mano.
—¿Qué opinas tú, Al? Has estado en silencio durante todo el almuerzo.
—No quiero asistir a una estúpida fiesta— te encogiste de hombres y pudiste notar por el rabillo del ojo como tu hermana te fulminaba con la mirada.
—Tú nunca quieres hacer nada— susurró James por lo bajo, pero pudiste escucharlo claramente por la cercanía de sus asientos.
Mientras varios miembros de tu familia preferían visibilidad a ti te gustaba pasar desapercibido; mientras menos atención te dirigieran, mucho mejor. Nunca resaltaste en todo tiempo en Hogwarts, los primeros años tanto el alumnado como los profesores esperaban grandes cosas de ti, pero luego de muchos intentos y fracasos se dieron cuenta que nunca serías igual a tu padre ni a tus bulliciosos hermanos. Para empezar, fuiste seleccionado a Slytherin a diferencia de la tradición de la familia de estar en Gryffindor, no eras bueno volando y detestabas el Quidditch, nunca fuiste buenos en transformaciones ni en defensa contra las artes oscuras, es más, tu pasión te llevaba al cuidado de animales. Eras, como muchos rumoraban en susurros, la oveja negra de la familia Potter, pero eso hace años que dejó de importarte y causarte insomnio en las noches. No querías ser como tu familia, no buscabas seguir los pasos de tu padre ni ser como tus hermanos; tu querías se tu propia persona y triunfar por ti mismo, pero al parecer, nadie era lo suficientemente capaz de comprender eso.
Luego de tanta insistencia aceptaste ir a regañadientes a la jodida fiesta, la idea de asistir a esa celebración no iluminaba ni entusiasmaba tu mente, pero Lily era insistente y encantadora cuando se lo proponía, te fue imposible decirle no a tu hermana.
En momentos fugases gracias al transportador te encontrabas en la tan esperaba y aclamada celebración, buscando entre mares de personas desconocidas a tu familia esparcida en la multitud. Lograste localizar a tus padres hablando animadamente con un auror, el cual, al verte acercándote a ellos te dio un asentimiento con un movimiento de cabeza y se alejó brevemente permitiéndote minutos de privacidad.
—¡Albus!— exclamó tu madre mientras te abrazaba y depositaba un beso en tu frente. —Estaba muy preocupada por ti.
—Nos alegra que hayas venido— dijo tu padre mientras te daba una gran sonrisa.
Tu madre saludó a una pareja a lo lejos con un movimiento leve de mano.
—Cielo, nosotros debemos hablar con algunos miembros. Prométeme que disfrutarás de la fiesta— asentiste con una pequeña sonrisa y tus padres se alejaron de tu lado.
Observaste a tu alrededor en busca de algunas caras familiares; James se encontraba en la pista de baile con una chica de cabellera castaña que no conocías ni ubicabas, Lily estaba hablando animada en una esquina con un grupo de amigas, se veía tan hermosa con un vestido negro que resaltaba su piel pálida y cabello rojizo. No parecías encajar para nada en la multitud, no eras bueno dirigiendo conversaciones y tus amigos se limitaban a tu lechuza y tus hermanos, y en ese momento, querías estar distanciado lo más lejos posible de los segundos. Lily te saludó a lo lejos con un beso transmitiendo una mirada de agradecimiento, podías detallar cuan alegre se encontraba de asistir a la gala y de tu presencia en la misma. Tus ojos siguieron bailando por la multitud y al encontrarlo, tu cuerpo se estremeció y un escalofrío subió por tus venas.
Llevaba una máscara verde que moldeaba la perfección de su rostro, acentuando sus ojos y cabello platino; todos en la habitación podían reconocerlo por el aspecto tan característico en su distinguida familia, pero tú lo reconociste por su porte tan elegante, su espalda musculosa y sus manos firmes. Tenías la capacidad de reconocerlo en cualquier lugar, años y años de observarlo desde lejos te permitían lograrlo con mucha facilidad.
Recordaste la primera vez que llamó tu interés en Hogwarts. Desde hace meses sabías sobre tu atracción hacia el género masculino y aunque uno que otro chico lograba captar tu atención ninguno se comparaba con aquello que sentiste la primera vez que viste a Scorpius Malfoy por los pasillos en esa noche. No eras ajeno a su presencia, sabias perfectamente quien era, estaban en la misma casa incluso, pero nunca tuviste intención de dirigirle la palabra. Hasta esa vez que lo viste en un pasillo solitario besándose ávidamente con una chica de Ravenclaw y con su mano perdiéndose entre su falda. En ese instante tu aliento se quedó atrapado en tu garganta, no por la escena que estabas presenciando, sino por él, había algo en él que te hacia estremecer. Era algo indescifrable y no podías encontrar las palabras correctas para describirlo, ni siquiera estabas seguro de que tales palabras existieran. Pero esa sensación prevalecía y no quería abandonarte; lo estabas mirando fijamente memorizando sus movimientos e imagínate en la posición en la cual la chica se encontraba, él volteó la mirada para encontrarse con la tuya y en lugar de mostrarse furioso cierta curiosidad asomó su rostro. Te empezaste a sentir nervioso luego de unos segundos y saliste rápidamente del pasillo tratando de calmar tu respiración acelerada, decisivo a apartar esa extraña pero placentera sensación que hace minutos recorría tu cuerpo.
Desde ese día, te fue imposible no sentirte atraído por Scorpius Malfoy.
El recuerdo abandonó tu mente y tus pensamientos se enfocaron en el festivo entorno, te encontraste incapaz de apartar la mirada porque ahí estaba él, charlando entre la multitud de la fiesta tan serio y pulcro moviendo sus manos animadamente como acostumbraba hacer para enfatizar sus palabras. Pudiste notar que sintió tu mirada a lo lejos y deteniendo abruptamente la conversación, Scorpius se giró brevemente y tus ojos se encontraron con los suyos, verde y gris bailando con simpleza, sintiendo la intensidad de la conexión del momento. Él se lamió los labios con suavidad mirándote directamente con un destello de deseo y tú observaste encantado la punta húmeda de su lengua recorriendo con delicadeza su labio inferior; juntaste las piernas por un segundo y gemiste lastimosamente en voz baja con un susurro, luchando contra la ola de lujuria que se hacía camino en todo tu cuerpo.
Merlín, que fascinante era ese hombre para ti, pero a la vez, qué invisible eras para él.
Nota de la autora: Muchas gracias a mi amigo Ale por ayudarme a corregir la historia y por darme los ánimos necesarios para terminarla.
Esta es una idea que lleva tiempo en mi mente y el reto en el foro me dio el impulso final para escribirla. Tomé como inspiración el fic "Le Mascherata" por MelissaMargaret, el cual releí hace poco y decidí escribir bajo la idea en general con Scorpius y Albus como protagonistas en un ambiente más oscuro y lujurioso en honor a Halloween.
El fic estará dividido en aproximadamente tres partes; los capítulos restantes están escritos como borrador así que no me tardaré mucho en publicarlos si les gusta la historia. No duden en dejarme algún review con sus comentarios, nos leemos pronto :)
