Sam se dio la vuelta en su cama abriendo los ojos y prestó atención. Si, se oían sollozos y gritos ahogados,.. otra vez. Por desgracia no era raro que Dean sufriera de pesadillas. Siempre lo hizo, aunque nunca lo confesó. "Mi hermano mayor fuerte y obstinado" Pensó Sam pasando las manos por su cara en un intento de despejarse. Pero desde que se había vuelto un adolescente las pesadillas eran más frecuentes, más vívidas y a Dean parecía costarle más salir de ellas y hacer como si no pasara nada.

De hecho no era ahora raro que su hermano, "el que odia los momentos chick-flick", se agarrase a Sam desesperadamente hasta conseguir calmarse y volverse a dormir, hasta el punto que ambos hermanos habían amanecido juntos en la cama muchos días. Pero a la mañana siguiente, un sonrojo al darse cuenta de que su hermano dormía a su lado, era la única señal de lo sucedido por la noche.
Dean no mencionaba el tema, Dean esquivaba las preguntas de Sam y si su hermano insistía en saber que poblaba sus sueños, Dean desaparecia en su cuarto tapando sus preguntas con los cascos y la música a excesivo volumen en sus oídos.

Sam había recurrido a Internet en busca de información y ya había puesto en práctica los consejos para tratar pesadillas en adolescentes: Evitaba que Dean jugara a juegos o viera películas demasiado violentas antes de acostarse (si quizás fuera absurdo cuando la violencia era parte de sus vidas pero pensaba que valía la pena intentarlo), preparaba una cena ligera y le llevaba un vaso de leche templada a la cama. Incluso había intentado que el chico tomase alguna infusión tranquilizante, pero ni el chantaje con tarta había conseguido que Dean tomase lo que definió como: "pis de gato".
Así que el siguiente paso era hablar con él sobre sus sueños, antes de intentar que viera un psicólogo. Batalla que Sam no quería ni pensar en afrontar, sabiendo que Dean nunca aceptaría ir a un psicólogo a no ser que fuera atado y amordazado.

Sam se incorporó abandonando la cálida cama y calzándose unas zapatillas, se puso una camisa por encima y fue al cuarto de Dean. Abrió la puerta y observó al chico, era increíble lo pequeño e indefenso que parecía ahora en su cama. Más cuando sollozaba y se retorcía, suplicando desesperadamente:
-No, no,...déjame. Por favor no, no… no lo hagas. Tengo que volver con Sammy, sueltame. No, no,...Sammy está solo. Me haces daño,... No, eso no,...
Dean se agitaba moviendo sus brazos como si intentara separarse de alguien o algo que lo aprisionaba. Sam recordó el reciente caso con la stringa y lo cerca que había estado Dean de ser violado, así como lo afectado que había estado cuando Sam le rescató. Pensó que posiblemente eso pudiera estar provocando las pesadillas de Dean, no sería raro que algo así hubiera afectado al muchacho. Aunque lo de que tengo que volver con Sammy, está solo,...no cuadraba mucho. Pero en los sueños se mezclan cosas aleatoriamente,... De todas formas iba a averiguarlo.
Así que en vez de entrar a oscuras e intentar calmar a Dean suavemente, abrazandolo y susurrándole que era solo una pesadilla, que estaba ahí y no pasaba nada,.. hasta que el niño era capaz de volver a conciliar el sueño, hoy iba a probar otra táctica. Sam encendió la luz y agitó a Dean con fuerza: -¡Dean, Dean despierta! ¿qué te pasa? ¿Qué ocurre?
-¡No me toques! ¡No quiero,.. no, nooo! -gritó Dean aún dormido, luchando contra el agarre de su hermano.
Sam le sujetó más fuerte.
-Contestame Dean ¿Qué pasa?
-Ese hombre,.. no quiero,...no,.. - Dean fue saliendo lentamente de su sueño- No... ¿Sam?... ¡Sam!
El rostro cubierto de lágrimas de Dean se volvió hacía su hermano, y enterrando la cabeza en su pecho, sollozó quedamente. Sam le abrazó y le acarició la cabeza.
-¿Qué soñabas? ¿Qué es lo que tanto te asusta? Cuéntamelo Dean. Pero Dean solo se apretaba más fuerte contra él, intentando calmarse y poco a poco sus sollozos iban disminuyendo.
-¿Soñabas con lo que te hizo la stringa, verdad?
- No, no era la striga… Eran... los otros.
La voz de Dean era temblorosa y apenas audible, apretada su cara contra el pecho de su hermano.
-¿Qué otros Dean?- Se extraño Sam.
-¿Cuentame que pasaba en tu sueño? ¿Quienes eran? ¿Eran monstruos?...
Pero el chico no volvió a abrir la boca y no respondió a más preguntas de Sam. Así que sé doy por vencido de momento, y acunó a su "pequeño hermano mayor" entre sus brazos, hasta que éste cayó dormido. Con cuidado lo recostó e intentó volver a su cama, pero un puño de Dean aferraba con fuerza su camisa y el niño protestó entre sueños ante la lejanía de su hermano. Sam suspiró y se dispuso resignado a pasar otra incómoda noche en la cama de Dean. Se acostó junto a su hermano, intentando acomodar su gran cuerpo en el espacio que quedaba sin despertarle. Dean se giró hacia él, apretando su cuerpo contra el suyo y pasando su brazo por encima de su hermano, como si temiera perder el calor y el confort que la cercanía de Sam le proporcionaba.
"Si, será una larga noche" pensó Sam "Esto tiene que volver a la normalidad" . Sam no se sentía preparado para lidiar con esto, cuidar a su hermano adolescente, continuamente preocupado por él,... Era demasiada responsabilidad,.. Necesitaba al "Dean de siempre" de vuelta.

Un ocupado ángel había hecho una rápida escapada para ver como les iba a sus amigos, especialmente a Dean en su nueva situación de adolescente. Castiel los vio dormir juntos y sonrió ante la tierna imagen. Iba ya a irse de vuelta al cielo, cuando los pensamientos de Sam se colaron en su mente. Castiel frunció el ceño juntando sus cejas: Algo no le gustaba de esto, Sam estaba cometiendo un error.

Castiel decidió volver lo antes posible y hablar del asunto con Sam. Oyó voces de sus hermanos ángeles que le reclamaban y con un susurro de alas desapareció.

Continuará...

Gracias a Chikyuukuma15 por sus consejos.