FRAGMENTOS ~ 3rd. Season ~+

+STAGE 01: MÍO+

Ese día, pasé más horas inconsciente de las que imaginaba, la verdad.

Siquiera podía recordar qué me pasó ese día, qué pasó después de que enfureciera frente al espejo y buscara una solución posible a mi problema, una solución que incluyó mi sangre en ése vidrio navaja.

Siquiera sabía cómo fue que llegué aquí, a ésta habitación de blanco que irradiaba una sensación extremadamente deprimente y a ésta cama maltrecha que me hacía sentir como una enferma, con los ojos que apenas podía mantener abiertos y mi boca que estaba amargamente reseca.

No tenía idea en qué condiciones o en qué estado, pero... supuse que habías tenido el honor de escoltarme hasta aquí, que me trajiste en tus brazos como si te estuvieras muriendo por tenerme así y que mi cuerpo había empezado a desvanecerse, a perder el color pálido que siempre tuve por uno que tiraba peligrosamente a blanco.

Y entonces me vi obligada a permanecer aquí, a quedarme tendida en este lugar de porquería que, iba a terminar matándome antes que dejarme salir.

Se sentía horrible estar atrapada entre esas cuatro paredes, que hasta parecían estar observándome morbosamente y vigilándome como si fuera alguna especie de demente, como si fuera a escaparme por la ventana en algún arrebato de locura.

Pero me sentía tan débil que siquiera pensé en eso, siquiera tenía fuerzas para mover los brazos y apenas podía mantenerme despierta, mirando la habitación pintada de ese blanco perfectamente limpio que inevitablemente me estaba desesperando.

Y que a mi estado lamentable se le sumaran todas esas cosas horribles, como los cables pegados dolorosamente a mis brazos y el aparato que escasamente tiraba oxígeno puesto en mi boca... fue como que casi me hizo perder la cabeza, estaba como atada a una maldita máquina que controlaba cada segundo de mi vida y que limitaba mis movimientos considerablemente, con tal que no pudiera salirme de la habitación ésa del infierno.

Hasta que de un momento a otro te apareciste, entraste por la puerta casi sin querer hacer ruido y me pusiste una cara que nunca antes había visto, una cara que obviamente te hizo ver mucho más humano.

Fue como que sentí algo diferente al verte ahí, tal vez porque esa vez no te encontré tan herido combinado con un toque de enfadado y por ende, esa vez parecías también un poquito bastante preocupado.

Parecía como que yo te hubiese vuelto a interesar bien, que ahora sí me veías como yo quería que me vieras y que ahora sí te dabas cuenta, que yo alguna vez te amé más que a nada.

Hasta parecías estar conciente de tus errores, cuando no supiste que hacer conmigo y preferiste abandonarme, antes que comprometerte a algo conmigo.

Parecía que ahora ya sabías que también había sido tu culpa, que tú también tuviste que ver en esto y que tú también buscaste que nos separáramos, porque a ti te costaba estar conmigo así como a mí me costaba estar contigo.

Y sin embargo ahora todo parecía tan normal que, casi ni me creí cuando te sentaste al lado mío y me miraste con un gesto algo desconocido, con ésa ligera y diminuta curva en tus labios que te daba un aspecto totalmente irresistible.

UNA SONRISA QUE, TE HACÍA VER MUY LINDO.

-¿Mejor?-preguntaste, considerado

-Podría decirse que sí...-respondí, casi sin escucharme-¿Qué me pasó?-

-¿No te acuerdas?-me miraste, intrigado-¿Nada de nada?-

-Bueno, algo sí me acuerdo...-dije, no muy segura-Pero no creo que quieras saberlo...-

-Si tiene que ver con él, por supuesto que no quiero saberlo-evadiste, el tema-Ya tuve suficiente, ¿sabes?-

-Sí...-bajé, la cabeza-Lo siento...-

-Bueno, da igual-resolviste, volviendo a tu gesto de siempre-No tengo tiempo para pensar en eso, ahora-

-¿Tan mal estoy?-interpreté, casi

-Hmm...-pensaste, apenas-Podrías haber estado peor-me hablaste, en clave-Al menos, eso me dijeron-

-Entonces, sí que fue grave...-dije, medio turbada-Lo que sea que me haya pasado...-

-Bueno, en realidad...-me contaste, despacio-Te hiciste algo, que es diferente-agregaste, a la versión-O más bien, te hicieron algo-

-¿Hmm?-me quedé, casi-¿En qué sentido?-

-No, no importa-cambiaste, de tema-Si es que nadie se entera de esto, claro-

-Oye, Soul...-te nombré, en un susurro-No me escuchaste después de que hablamos, ¿verdad?-te salí, con otra cosa-No sabes qué hice después de eso, ¿cierto?-

-No, no sé nada-contestaste, así como si nada-Te encontré en el baño, nada más-

-Qué gracioso, ¿no?-reaccioné, instantánea-Es como que ya me acordé de todo...-te conté, infantil-De todo lo que sentí, cuando me miré al espejo...-volví, en mí-Y también, de lo que hice, después de romperlo...-

-Deberíamos dejar de hablar de eso, ¿sabes?-esquivaste, seguir-Es mejor que no pienses mucho en eso-me aconsejaste, genio-Al menos, eso fue lo que me dijeron-

-¿En serio crees que estoy tan mal como para repetirlo?-me desprendí, el oxígeno-¿En serio crees que soy tan estúpida?-

-Sólo digo que no estás bien-te hiciste, el bueno-Y que no te hace bien, pensar en él-

-¡No me digas!-me burlé, porque quise-¿Y recién te das cuenta?-te hice, burla-¡Se nota que me prestas atención, en serio!-

-No se puede hablar contigo, ¿sabes?-te quejaste, como siempre-No sé ni para qué mierda te traje-

-¡Me lo hubieras hecho más fácil, si me hubieras dejado morir!-te reclamé, obvio-¡Me lo hubieras hecho más fácil, si te hubieras dado cuenta que ya no quería seguir viviendo así!-

Tal vez te hizo sentir tan mal mi comentario, que perdiste la poca cortesía que habías tenido conmigo hasta el momento y volviste a ser tú de golpe, el mismo que desgraciadamente no era nada más que violento.

Fue por eso me agarraste de los hombros con fuerza, como si quisieras que me quedara quieta un segundo y que también me estuviera callada, sólo para no decir semejante pavada como la de recién.

Me apretaste tanto que hasta me quejé medio idiota, a la par que tus uñas despedazadas se clavaron en mi piel y me dejaron un poco bastante marcada, como si hubieras querido matarme trágicamente.

Y seguro que me viste así como me sentiste, que me asusté como no me había asustado hasta el momento y que por eso cerré los ojos con fuerza, porque me aterraba tener que vivir esto otra vez y encima contigo.

Porque me aterraba verte a la cara ahora, ahora que prácticamente estabas al tanto de mi cuestión sin resolver y de mi asunto pendiente que, desgraciadamente me habían llevado a un resultado bastante sufrido.

Porque me aterraba la idea de que ya supieras todo de nuestra relación, que nunca habías sufrido tanto pero tanto por ti y que no fue lo nuestro, lo que me arrastró a un suicidio fallido.

Ahora sabías que yo sufría y hasta estaba que me moría por él, el mismo que injustamente te robó mi amor y te sacó del trono a las patadas, sólo porque al muy agrandado le gustaba sentirse como un Rey.

Un Rey por el que perdí hasta la cabeza, dejé a un lado mi vergüenza y tiré a la basura mi orgullo, para también confundirte a ti y abandonarte tras de mi sombra.

Y SABÍA QUE, NUNCA ME LO IBAS A PERDONAR.

-¡Me importas!-gritaste, tontito-¡Por eso, no te dejé morir!-repetiste-¡No te dejé morir, porque todavía me importas!-

-¡¿El qué te importa?-me saqué, mal-¡Que no esté con él te importa!-te malinterpreté, como siempre-¡Eso te importa!-

-¡Me importa lo que tienes ahí dentro!-tapaste, mi boca-¡Ahora sí me importa!-

-¿Eh?-fruncí, el ceño-¿De qué estás hablando?-

-Estás embarazada, ¿sabías?-informaste, relajado

-¿Eh?-parpadee-¿Qué?-abrí los ojos, bien grandes-¿Cómo?-

-Bueno, recién me entero-contaste, tranquilo-Me lo acaban de decir-agregaste, al notición-Cosa que tú no hiciste, claro-

-¿Me estás cargando?-me enojé, mal-¿Cómo se supone que tendría que habértelo dicho, si ni yo lo sabía?-

-Porque todavía sigues siendo una pendeja-me acusaste, malvado-Por eso, ni te diste cuenta-

-Claro-dije, forra-Insúltame, ahora que puedes-te dejé, seguir-Sacate las ganas, ahora que puedes-te la dejé, pasar-Humillame más, ya que estás-

-¿Me tengo que compadecer, acaso?-me buscaste, roña-No te vas a morir por algo así, ¿o sí?-

-¡Es que no tengo idea de qué hacer!-me puse, en víctima-¡Y si tú no vas a estar conmigo...!-

-No te adelantes-me cortaste-¿Qué es eso de que no voy a estar contigo?-repetiste-¿Qué se supone que significa?-

-Que me vas a dejar, aunque sea tuyo-aclaré, medio triste

-¿Y cómo sabes que es mío?-cuestionaste, desconfiado

-¿Que no es obvio?-me ofendí, casi-Porque no me acosté con nadie más, claro está-

-¿Y esperas que me crea eso?-te burlaste, de mí-Debes pensar que soy un estúpido, en serio-

-Es la verdad, me creas o no-dije, haciéndome la dura-No vas a negar que cojiste conmigo, ¿o sí?-

-No, por supuesto que no-aceptaste, cortés-Sé lo que hice-

-Entonces, hazte cargo-ordené-Es tu hijo, después de todo-

-Sí-me hablaste, malito-Más te vale que sea mío-