Somewhere Only We Know
Llego el día de cumplir aquella promesa que te hice hace ya algún tiempo. Me siento tan miserable que no quiero volver a verte.
Camino de un lado a otro por la habitación, ansioso como un león enjaulado. Me miro en el espejo intentando acomodar mi corbata, el traje que llevo puesto me resulta incómodo, incómodo para correr, por qué es lo que de verdad me gustaría hacer en estos momentos. Correr sin detenerme, sin verte de nuevo.
El día es soleado, necesito escapar, a cualquier lugar en donde no estés tú, ni siquiera en mi mente.
I walked across an empty land
I knew the pathway like the back of my hand
I felt the earth beneath my feet
Sat by the river and it made me complete
Camino por las calles vacías, pareciera que todo el mundo se encuentra a tu lado en estos momentos, camino sin rumbo y dirección sintiendo las hojas crujir bajo mis pies, y el destino me guía al lugar que solo nosotros conocemos.
Internado en aquel bosque en él que hemos vivido tantas cosas… Si este bosque pudiera hablar; dime tú ¿Qué es lo que diría?
Llego a ese árbol, nuestro refugio, el árbol sagrado, el que cuenta la vieja leyenda de aquel demonio que permaneció dormido por más de 50 años, hasta que el verdadero amor de su vida, pudo liberarlo de aquel conjuro.
I walked across an empty land
I knew the pathway like the back of my hand
I felt the earth beneath my feet
Sat by the river and it made me complete
I came across a fallen tree
I felt the branches of it looking at me
Is this the place we used to love?
Is this the place that I've been dreaming of?
Me siento en las raíces de aquel enorme árbol y su sombra me cobija. Me recargo en su tronco, y el viento me susurra cosas, definitivamente estoy loco.
— ¿Estás seguro que la dejaras ir? – Me susurra el viento.
— Es lo mejor. Esta mejor sin mi.
— Eso ni tú te lo crees – Me responde con sorna.
—Sé que no soy el amor de su vida. Ella no es para mi, es demasiado buena, simplemente no puedo.
— ¡Cobarde! – Exclama con violencia –te quedaras solo y viejo por el resto de tu existencia, solo, sin nadie en quien confiar…
Me levanto de ahí, continúo corriendo, la hora se acerca y aun no sé qué hacer, pero mis pasos me traicionan nuevamente. Al llegar a su casa, observo el ventanal de su habitación, y ella está ahí, acompañada de varias mujeres, entre ellas su madre y la mía, la observo tan feliz, tan perfecta con su vestido blanco.
— ¿Qué demonios haces aquí? —Una voz femenina interrumpe mis pensamientos, casi suicidas —¿No deberías estar con los muchachos? Aún no es hora. —Sango me intenta arrastrar hacia la salida.
— Necesito hablar con ella… -Mi voz es de suplica, pero ella me mira con enojo.
— Ya tendrás mucho tiempo de hablar con ella cuando llegue a la iglesia. —Se coloca detrás de mí y me empuja intentando sacarme del lugar.
— ¡No lo entiendes! –exclamo con la paciencia casi agotada.
— ¡Ni se te ocurra! Por tu expresión estoy segura de que estas a punto de cometer una locura. -Me reprende, es natural, después de todo, solo quiere que ella sea feliz.
— Tengo que hacerlo, antes de que sea demasiado tarde. —La impotencia me dominaba y Sango se notaba enfadada.
— ¡Estás loco! ¿Por qué esperaste a este momento? Tú sabes cuales son los sentimientos de Kagome y tú siempre jugaste con ellos, así que deberás asumir las consecuencias de tus actos.
— Sabes mejor que nadie que conmigo nunca sería feliz. -Pone los ojos en blanco y me toma del brazo, intenta sacarme del lugar.
— ¿Sabes algo? Ella es la que debe decidir eso, no tú. —Se da la media vuelta para volver adentro —Es mejor que te vayas. Acepta tu compromiso. —menciona Sango aun sin verme a la cara. –Será mejor que cuando ella te vea quites esa fea cara de funeral.
Observo a Sango alejarse y entrar a la mansión, yo solo me quedo mirando a aquel ventanal, las amigas de Kagome comienzan a salir de su habitación, y solo se queda con su madre, transcurridos unos minutos, ambas se dan un abrazo. La mujer sale del cuarto dejándola sola. Ella se mira en el espejo, pero no puedo ver su expresión.
Este es el momento que estaba esperando.
Me aseguro de no ser visto por nadie, y camino en dirección a su balcón, recuerdo años atrás en los que me infiltraba en su habitación en la noche, escalaba la pared con ayuda de las ramas de una enredadera, pasábamos toda la noche comiendo papas fritas y ramen, viendo sus películas favoritas mientras yo acariciaba su cabello hasta que ella se quedaba dormida en mis brazos. Casi siempre los golpes en su puerta nos despertaban en la mañana, lo que hacia que nos levantáramos rápidamente, aunque muchas veces su madre se daba cuenta de que ella no se encontraba sola, pues estaba seguro de que nuestras risas nos delataban. Era hora de volver el tiempo atrás, no me importaba arruinar mi fino Smoking, pues estaba seguro de que no llegaría a la boda.
Ella seguía admirándose en el espejo, pero mi llegada fue de lo más escandalosa, pues cuando intentaba poner un pie dentro del cuarto el barandal, este se soltó haciéndome caer de boca al suelo. Supongo que después de tantas hazañas, llegaría el momento en que ese balcón me traicionara.
Ella se giró asustada, no dijo nada, más bien se quedó paralizada al verme.
Me quede sin palabras al verla, se veía tan hermosa, su cabello semi recogido caía como cascada sobre sus hombros, sus labios color carmín se notaban tan irresistibles, sus hermosos y expresivos ojos color caramelo me miraban con curiosidad y su vestido blanco se ceñía perfectamente a su escultural figura.
— Te vez hermosa —Dije sin pensar, embelesado por tenerla frente a mí.
Oh simple thing where are you gone?
I'm getting old and I need something to rely on
So tell me when you're gonna let me in
I'm getting tired and I need somewhere to begin
And if you have a minute why don't we go
Talk about it somewhere only we know?
This could be the end of everything
So why don't we go
Somewhere only we know?
Somewhere only we know?
Ella se sonrojo y en su rostro se dibujó una débil sonrisa.
— Gracias. ¿Pero qué haces aquí? —mis sospechas eran ciertas, el temor era evidente en su rostro.
— Necesitaba verte, necesitaba hablar contigo. —Intenté acercarme a ella, tomar su mano pero Kagome retrocedía, rechazando mi agarre.
— Perdón, pero tú y yo no tenemos nada de qué hablar —Era como si hubiese leído mis pensamientos, ella no quería escuchar nada de mi, ella sabía que diría alguna incoherencia. — No ahora, tal vez sea después de…
— ¿Después de la boda? —respondí con sarcasmo, estaba al borde de la locura. —después de eso, será demasiado tarde.
— ¡Entonces no será nunca! —Sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas y ella las limpiaba antes de que descendieran por su rostro, por temor a arruinar su maquillaje. —Te pido por favor que te vayas, ya es tarde, y necesito que llegues a la iglesia antes que yo... —Imploró.
Se dio media vuelta intentando salir, pero antes de que pudiera escapar la tome del brazo haciendo que me mirara fijamente.
— ¡No te cases! —Exclamé desesperado. Ella abrió los ojos sorprendida ante mi proposición, sus mejillas que minutos antes se encontraban sonrojadas, ahora lucían blancas. —Vámonos, vámonos juntos, lejos de todos...
— Es muy tarde, ya he tomado mi decisión, además lo nuestro nunca hubiese funcionado. —Evitaba mirarme, estaba seguro de que tenía miedo a decirme que sí.
— ¡Te amo! Estoy loco por ti… ¿Que no lo entiendes? —Mi voz suplicante la hizo temblar, pero volvió a mírame con coraje.
— ¿Sabes? Si tal vez me lo hubieses pedido hace unos meses, lo hubiera dejado todo por ti, pero ahora, ahora es muy tarde.
— Aún estamos a tiempo, por favor vámonos.
— No puedo dejar a Bankotsu, él esta esperándome en la iglesia, no puedo hacerle algo tan bajo como esto, lo siento. Pero tu y yo, no somos iguales. -Ese fue un golpe directo al corazón, una vez mas demostraba ser todo lo contrario a mi, ella era buena; y yo no la merecía.
Fui un tonto, siempre lo fui. Recuerdo cuando Kikyo seguía con vida, no me di cuenta de lo mucho que lastime a Kagome, aunque muy en el fondo sabía que yo no estaba enamorado de Kikyo, más bien me sentía con la obligación de permanecer con ella. Cuando me di cuenta de que estaba enamorado de Kagome, se comprometió con Bankotsu, y era de esperarse, él le dio todo el cariño y la comprensión que yo no le di. Ella siempre estaba conmigo, a pesar de todo; nunca la valore.
La puerta se abrió abruptamente y ambos la miramos como dos niños que acaban de cometer una travesura y que temen ser descubiertos.
— Kagome, ya llego la limusina... —Sango entro rápidamente y nos miró a ambos con una expresión inescrutable. —¡¿Qué diablos hacen?! –Pregunto acusadoramente.
— Inuyasha ya se iba… —Excusó Kagome.
— ¡Te dije que dejaras en paz a Kagome! Entiéndelo, es demasiado tarde como para reconocer que te equivocaste. Ella ya tomo una decisión, te pido que la respetes. —Sango se acercó a mí y me tomo de las manos. —Sabes que te quiero como un hermano, pero Kagome debe decidir, no tú, ya no la atormentes más. Por favor.
Mas sin embargo, el sonido de algunos tacones resonaron en el pulido suelo de madera, señal de que alguien más se dirigía a la habitación de Kagome.
— Inuyasha vete, por favor, si alguien te ve aquí… —Sango puso la mano en el pomo de la puerta —Voy a distraerlos un rato, pero por favor, vete ya.
Asentí con la cabeza y ella salió de la habitación, los murmullos de las amigas de Kagome se escuchaban detrás de la puerta.
— Será mejor que te vayas. Menciono Kagome con un deje de tristeza. —No te preocupes por asistir, le diré a Miroku que me entregue en el altar, hubiese preferido que lo hicieras tú pero…
— Tienes razón. Creo que ya es tarde. —estaba a punto de cometer una locura, pero bien lo dice el dicho "El que no arriesga no gana" me acerque a ella y en un impulso la besé.
Al principio se resistía al beso, pero poco a poco comenzó a ceder, mis manos se posaron en su cintura y ella enrolló sus brazos en mi cuello, una sed insaciable de deseo comenzó a invadirme, impidiéndome separarme de ella. Mis manos recorrían su cuerpo con suavidad, intentaba grabarlo en mi mente cada rincón de él. Ella me respondía cada acción, cosa que me hacia sentir orgulloso.
— ¡Kagome! —Sango de nuevo interrumpió aquel momento, haciéndonos volver a la realidad. Kagome se alejó de mi, mientras acariciaba sus labios con sus dedos. —¡Es una locura! Inuyasha debes irte.
Me di media vuelta resignado. A pesar de que Kagome me respondió con tanta pasión, ella era una mujer de palabra, y estaba seguro de que jamás rompería su promesa.
— Esto puede ser el final de todo, así que ¿por qué no vamos a un lugar que solo nosotros conozcamos? —Ella me miró nuevamente, ahora su bello rostro se encontraba cubierto de lágrimas —Te estaré esperando… por si decides cambiar de opinión.
Sin esperar algo más, me dí la vuelta y salí del lugar sin mirar atrás...
