-Maldigo el día que viniste a vivir acá- Rachel me gritó tan fuerte, y con la mirada tan llena de ira, que temblé, y lo hice como nunca lo había hecho.
Hace exactamente siete años que terminamos el instituto, y cada cual de nosotros siguió su camino, Rachel, Kurt y Santana, terminaron los tres juntos en New York, yo por otro lado viví cuatros años en New Haven, donde me gradué en artes dramáticas. Pero hace tres que me mudé con ellos, compartimos un amplio departamento, ya que por suerte cada cual ha tenido bastante suerte en lo suyo. Pero no tanta como para darnos el lujo de vivir solos.
Nuestra convivencia era bastante buena, si bien había discusiones todas eran menores, o se solucionaban en días. Hasta que hace dos días todo cambió.
-Rachel no digas cosas de las cuales después te vas a arrepentir- Kurt se metió en mi defensa, yo aún no lograba reaccionar.
-No me voy a arrepentir, hace tres años, que se cree la reina de la casa, ya me cansé- Rachel volvió a mirarme con furia, y yo solo pude agachar la mirada, todavía no sabía si sentirme mal, o no, por lo que había sucedido.
-Ya basta Berry, ya has dicho demasiadas cosas, y Quinn no ha hecho más que portarse bien contigo todo este tiempo, está bien se equivocó, pero no fue para tanto- Santana como siempre salió a defenderme, por suerte nuestra relación, desde que nos acostamos en la boda frustrada del Mr Shue, se hizo más fuerte, aunque nunca más volvimos a sobrepasar los límites de la amistad.
-¡Que no fue para tanto!, ¿no fue para tanto Quinn?, habla de una vez- Y yo aún seguía muda, no podía contestarle, me dolía demasiado que piense así de mi.
-Yo.. yo.. Rach-
-Rach nada, para ti soy Rachel-
-Rachel, yo nunca creí que esto iba a molestarte, no.. no sabía que aún tenías sentimientos por él- Y era la verdad, pensé que ese tema estaba cerrado, que ella lo había superado, y que no se iba a enojar.
-Dime Quinn, si creías eso, porque no me lo dijiste antes, porque tuve que encontrarte con él en la cama para enterarme- Nuevamente me miró con odio.
-No.. no lo sé… no s-
-¡No digas que no lo sabes, es porque sabías perfectamente que estaba mal!- Y eso fue lo último que escuche de ella, porque salió disparada del departamento azotando la puerta estrepitosamente.
Me quede parada en el medio de la sala, sin querer levantar la vista, sabía perfectamente que por más que Kurt y Santana hayan salido en mi defensa, no estaban de acuerdo conmigo, y si los miraba, tendría que escucharlos, y no quería, ya mi cuerpo no aguantaba más. Nunca pensé que una pelea con Rachel me pudiera doler tanto. Sentía un hueco en el estómago, que ardía ferozmente. Para mi suerte, mi celular comenzó a sonar, captando toda mi atención, y sin levantar la vista hacia mis amigos, metí mi mano en mi bolso, y saque el aparato, contestando sin siquiera mirar quien llamaba.
-¿Hola?
-Quinn, ¿nos vemos hoy?- Tan directo como venía siendo, ni un como estas, que has hecho, nada, solo quería verme, y cualquier otro día, sus formas me hubieran hecho reír, porque lo conocía, sabía de sobra como es su forma de ser, pero hoy, no quería verlo, no quería escucharlo, sentía que todo era culpa de él, por haber vuelto aparecer, por ser como es.
-Mmm no creo, estoy muy ocupada- hice mucha fuerza para hablar bien, sin que me doliera la garganta en el intento.
-Ohh vamos bebé, hace dos días que pasó todo- Para el todo era simple, 48 hs solo habían pasado y el estaba convencido que ya estaba solucionado, era como si se hubiera olvidado del alma dramática que tenía Rachel.
-Sabes muy bien, que es imposible eso- No quería hablar de más porque sentía la mirada de Kurt y Santana clavándose en mi nuca.
-Bueno llámame esta noche, y arreglamos para vernos después-
Y así como si nada cortó, dejándome sola con los dos leones que tenía por amigos, en un momento se me ocurrió actuar la llamada, y sin mirarlos salir del departamento corriendo. Pero sabía de sobra que les debía una explicación. Junté mucha fuerza y los miré, ambos estaban serios, de brazos cruzados y con el seño fruncido. Desde que pasó todo, es decir hace 48 hs que me había escondido en mi habitación sin salir siquiera a comer, no sabría decir si era la vergüenza, o el no saber qué decir, o como justificarme lo que me había hecho permanecer en cautiverio. Santana casi me tiró la puerta abajo cuando se enteró lo que había pasado, Kurt solo gritaba como niña chiquita, hasta que todo quedó en silencio, y el llanto de Rachel superó mi aislamiento, y me animé a salir. Ahora hubiera preferido quedarme en mi habitación y morir lentamente de hambre.
-Quinn, ¿desde cuándo?- Parecía una pregunta tan fácil de responder, pero no quería decir la verdad, porque me haría ver como un monstruo, o una mentirosa, pero la mirada de Santana me hizo ser sincera.
-Más de un mes- el grito que soltó Kurt, en cualquier otro momento me hubiera hecho reír, pero en este caso, me hizo estremecer.
-Como puede ser Quinn, al menos nos hubieras contado a alguno de nosotros, así veíamos como hacíamos con Rachel, pero así no podemos hacer nada- Kurt fue tan sincero que me sentí sumamente culpable.
-Yo no sabía cómo decirlo, pero nunca me imaginé que ella seguiría teniendo sentimientos por él, hace dos años estaba a punto de casarse con otro- Si esa era mi excusa, Rachel casi se caso con Jessi hace dos años, por lo cual imaginé que no podía seguir teniendo sentimientos por otra persona. Ambos me miraron fijamente, pero esta vez pude ver que me entendían que sabían que en algún punto tenía razón, y que Rachel estaba exagerando un poco también.
-Tu peor error Quinn, fue en el cómo se enteró, si te hubieras sentado hace un mes con ella y lo hubieras hablado, nada de esto estaría pasando- Sabía que San tenía razón, por lo cual solo asentí y volví a perder la mirada en el piso.
-Voy a salir a buscarla- Kurt agarró su abrigo y nos dejó solas
-San no quiero que me odie- la mire con los ojos llenos de lagrimas, porque de verdad que me dolía que ella me rechazara de esa manera.
-Quinn, es Berry, esta dramatizando todo, ahora solo espera que se calme y cuéntale todo bien, seguro que te va a gritar y llorará, pero tarde o temprano va a perdonarte- San se acercó y me abrazó cálidamente.
-Gracias San- la apreté más fuerte contra mi cuerpo.
Sin decir nada más nos sentamos en el sofá y prendimos la televisión, a decir verdad solo veía imágenes y escuchaba sonidos, pero mi mente no podía focalizarse, y por cómo se movía Santana a mi lado estaba igual que yo.
-Ya suéltalo- Le dije mirándola fijamente, la conocía de sobra, y sabía perfectamente que quería decirme algo.
-¿Lo amas?- Y otra vez esa clase de preguntas, que tienen respuestas fáciles, solo tendría que decir "si o no", pero no era tan simple, no sabía la respuesta, lo quiero, lo quiero muchísimo, pero no sé si es amor.
-Sinceramente no lo sé San, lo que siento es fuerte, pero no creo que sea amor- Ella solo asintió, San siempre me ha entendido, sabe lo que me pasa, y por suerte respeta mis espacios, no presiona, no me empuja.
Cuatro horas habían pasado desde que Rachel había salido del departamento, y me sentía sucia, traidora, o algo peor, y cada momento que pasaba mis sentimientos de odio hacia mi misma iban en aumento. Aunque mi parte lógica me decía que no había hecho nada tan malo, el saber que ella andaba por ahí odiándome no me dejaba respirar tranquila.
Santana había tenido que salir de urgencia por un caso en la comisaría. San se había vuelto abogada penal, y aunque recién estaba comenzando con casos importantes, le iba realmente bien.
En la soledad del departamento, repetí todo lo que había pasado en mi cabeza como si fuera una película, hasta que mis pensamientos fueron interrumpidos por las personas que entraban por la puerta.
Kurt traía aferrada a su brazo a una Rachel destrozada, y mi alma se encogió fuertemente, acentuando mis ganas de pegarme. La mirada de Kurt me hizo quedarme en mi lugar y sin decir nada. Ambos se perdieron por el pasillo, ingresando en la habitación de Rachel sin decir nada.
Mis nervios y mi culpabilidad estaban por las nubes, no se con exactitud cuánto tiempo paso, hasta que Kurt volvió a la sala.
-¿Cómo está?- Me animé a preguntar.
-Está mal, pero igual no entiendo porque hace tanto drama, aunque sinceramente todo esto me hace acordar a su guerra no declarada que tenían en el instituto-
-Kurt acá no hay ninguna guerra, sabes que Rachel es mi amiga-
-Lo sé Quinn, solo dale tiempo- Por primera vez en el día Kurt me sonrió cálidamente.
-Necesito hablar con ella-
-No creo que ahora sea el mejor momento, dale unos días, ella sola vendrá con miles de preguntas hacia ti- Kurt la conoce igual que yo, ambos sabemos que así será, sus dudas, y cuestionamientos serán más fuertes que ella, y no tardará mucho en querer saber todo.
-¿Me perdonará?- Le pregunte tímidamente
-No lo sé, pero imagino que en algún momento lo hará-
N/A: Espero les guste :)
