Disclaimer: Aclaro que ninguno de los personajes usados en esta historia son míos, excepto los que yo cree. En todo caso se dará debida nota. Copyright a Riot Games.

Capítulo 2.

— ¡Reina Ashe!—Gritó Nance, cuando la vio entrar por el castillo—Yo...—.

—Cállate. Solamente dime las novedades—Dijo ella, mientras caminaba a la par del armadillo—.

—Em, sí—Dijo él. En sus "manos" llevaba unos papeles y los leyó en voz alta—El ejército de Sejuani volvió a atacar. No hay muertos, solo heridos—.

—Sí, sí, ¿algo más?—Murmuró Ashe, entrando a la sala de conferencias. Nance la siguió y cerró la puerta—.

—Sí. Olaf se unió a la batalla contra usted, y se alió con Sejuani. Puedo llamar a...—.

— ¿¡Qué!?—Gritó ella, dándole un golpe a la mesa más grande de la sala— ¿Cómo es eso posible? Desde el principio ya hemos... ¡UGH!—Volvió a gritar, histérica—Primero desprecia mi oferta, dice que somos débiles... Yo le voy a enseñar—.

—Reina...

— ¿¡Qué!?

Nance estaba asustado, temblando. Ashe suspiró y se calmó.

— ¿Más noticias?—Preguntó, con voz suave—.

Él negó rápidamente con la cabeza.

—Lo siento. Ve a descansar—Dijo ella, saliendo de allí—.

Entró rápidamente a su cuarto y se encerró allí. Al lado de la puerta había un escritorio con una silla. En éste había una carta, cuando la tocó, pareció que sus dedos se congelaron. Se sentó en la silla y abrió la carta.

"Preparate"

Sejuani.

Desgraciada, pensó Ashe, mientras buscaba un papel y una pluma. Cuando los encontró, comenzó a escribir una carta de respuesta.

"¿Una palabra? ¿Con eso me 'amenazas'? Sejuani, cuando te ganemos, vas a llorar. ¿Integraste a Udyr? Excelente. Integraré a más personas. Solo espera"

Ashe.

La dejó encima del escritorio. Fue al cuarto del anunciador, Hintle.

—Reina Ashe, ¿a qué se debe la visita?—Dijo él, arrodillándose—.

—Arrodillarse es de perdedores, Hintle. Nosotros somos ganadores. Párate, esto es urgente—Él obedeció—.

— ¿Pasa algo malo?

—Sí—Respondió ella—Pero no es el caso. Quiero que avises que habrá una fiesta en el jardín trasero esta noche, donde anunciaré un nuevo plan para atacar a Sejuani. ¿Puedes hacerlo?—.

—Claro que sí, Majestad. Lo haré ahora mismo.

Ashe se retiró con una gran sonrisa en la cara, mientras que Hintle tomaba el megáfono.

Volvió a su cuarto, tomó un papel y la pluma (de nuevo), y comenzó a escribir.

A la noche, las doncellas habían preparado el jardín. Sabía que contratar a humanos sería buena idea. Tienen un buen gusto, pensó Ashe cuando vio el lugar. Hileras de luces entre árbol y árbol, una mesa enorme y larga donde estaría la comida, y habría música en un rincón para que su tribu pudiera bailar. Ashe todavía no entendía eso del baile, pero los divertía así que...

A las ocho, la fiesta había comenzado. En un lado, estaba el trono donde Ashe se sentaría y anunciaría el plan, en otro, estaría "la pista de baile", en donde todos se divertían. Media hora después del comienzo de la fiesta, todos se callaron y la música paró. Ashe estaba en su trono, sentada muy seria.

—Discípulos de Avarosa—Dijo ella, fuertemente para que todos la escuchen. Con voz decidida y firme—Hemos tenido problemas con la tribu de Sejuani. Y eso se convirtió en una feroz guerra—Luego continuó—El plan es atacar cuando ellos bajen la guardia, que lo harán en cualquier momento. Nuestra tribu es la más grande, la más fuerte. Estoy segura de que si vamos, perderemos la batalla. Es por eso que esperaremos, si ellos vienen primero, atacaremos con todo lo que tengamos. Estén siempre alerta—Ashe recalcó la palabra siempre—Si alguien tiene una duda, dígala ahora—.

Todos se quedaron callados.

—De acuerdo, entonces atacaremos en dos semanas. Prepárense—Dijo, y luego la música comenzó a sonar—.

Ashe se sentía observada y buscó entre la multitud a alguien que la pudiese ver, además de un par de personas. Y allí estaban esos ojos verdes azulados... Tryndamere estaba allí. En el fondo, mirándola fijamente. La mirada de Ashe se posó en el pelo negro y largo de Tryndamere. Saltó del trono, alisándose el vestido que tanto odiaba, y por primera vez en la vida se preguntó si su cabello estaría bien.

Se escabulló entre la multitud hasta que llegó donde estaba Tryndamere.

— ¿Qué hace aquí, Rey Tryndamere?

—Quería ver si había llegado bien a su hogar.

— ¿Y cómo supo donde yo vivía?—Preguntó, levantando una ceja—.

—Sé dónde vive la Reina Ashe—Dijo—Me gustaría hablarle, Majestad—.

Ella rodó los ojos y le tomó de la mano para guiarle adentro. Todos los guardias estaban afuera, por lo que no serían molestados.

—Habla—Dijo Ashe—.

—Hoy hablé con Sejuani después de que te fueras. Creo que ella quiere matarte.

Ashe soltó una risa sarcástica, mirando hacia arriba.

—Já. Qué novedad.

Tryndamere frunció el ceño.

—No me dejaste terminar—Murmuró—Quiere matarte a ti, controlar tu tribu y... se unieron más enemigos—.

— ¿Más enemigos?—Repitió Ashe, por lo bajo—.

—Sí. Garen, Tristana... y Jax.

—Traidores—Murmuró ella—.

—Era eso—Dijo él, dándose la vuelta para retirarse—.

— ¡Espera!—Exclamó ella, tomándole del hombro. Él soltó un gemido de dolor—.

La música se podía escuchar desde la segunda planta, que era donde estaban justo ahora. Ashe le quitó la armadura poco a poco, dejando su pecho desnudo. Trató de no mirar, y tragó saliva dificultosamente mientras revisaba el hombro de Tryndamere.

—Oh... eso—Dijo él—.

—Menuda herida—Susurró Ashe—Ya vengo—Ella se fue corriendo—.

Tryndamere miró su chaleco en el piso y luego su herida. La arquera volvió con una aguja y un hilo tan fino como su sedoso y blanco cabello.

— ¿Pero qué...?

—Cállate, Tryndamere—Respondió ella—.

— ¡Nadie me obliga a callarme!

—Tengo una aguja en mi mano, te conviene callarte.

Él obedeció, frunciendo el ceño. Cerró los ojos cuando Ashe comenzó a coserle la herida, los volvió a abrir cuando terminó.

—Listo—Susurró—Y no preguntes cómo sé coser—.

Tryndamere sonrió.

— ¿Tengo algo en la cara?—Preguntó Ashe—Ponte tu armadura—.

Él obedeció. Los dos estaban sentados contra la pared del pasillo. Ashe estaba en frente de Tryndamere, que se ponía la armadura.

—Gracias—Dijo él, sin mirarle a los ojos—.

—De nada—Respondió ella—.

Ashe le miró y dudó un segundo, pero luego hizo lo más loco del mundo...

Lo besó.

Continuará...

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