Detrás de los baños del edificio sur
"La perfección del ser humano reside en su propia imperfección."
Mi madre me miró con ceño y con la boca medio abierta, totalmente desconcertada.
"Qué tiene que ver eso con lo que te estaba diciendo?" siguió con su aguda voz.
"Pues que es evidente que si ayer estuve toooodo el día estudiando y preparando el programa para el festival del instituto, también es normal que se me olvidase limpiar el garaje."
La miré por encima de mis gafas de vista, mientras me terminaba el desayuno. El 50% de mis posibilidades de salir airoso de aquella batalla retórica empezó a reducirse cuando el rostro de Sheila adquirió una tonalidad cercana a su cabello.
Ike dejó de reír por lo bajo a mi lado y se puso blanco. El y yo sabíamos perfectamente lo que había que hacer cuando el espíritu de Godzilla poseía a nuestra madre.
HUIR.
"Bueno, Stan me estará esperando!" dije levantándome a toda prisa.
"Y yo perderé el autobús!" colaboró mi hermano.
"Un momento! Esto no ha terminado aquí, jovencito!" gritó Sheila desde la cocina mientras Ike y yo salíamos de casa a la velocidad de la luz. Metafóricamente, claro…
Gracias a Moisés el Citroën de Randy Marsh me esperaba ya en la calzada. Stan me saludó con una sonrisa agradable desde la ventanilla.
"Te quiero en casa después de las clases, Kyle! Tienes una cita con el garaje!" gritó Godzilla desde la puerta. Stan silbó.
"Encantadora"
"Cállate, Marsh." Rodé los ojos y fui hacia el asiento del copiloto, pero al abrirlo me encontré directamente con unas preciosas piernas cubiertas con unas medias de licra violetas y seguidas por unos botines negros. Esas piernas que hacían temblar a todo chico heterosexual del pueblo.
"Buenos días, Kyle." Sonrió falsamente Wendy Testaburger.
"Buenos días." Le respondí de igual manera, cerrando la puerta de nuevo para entrar por la de atrás. Por suerte o por desgracia, yo no lo era…
Aunque ser gay era el primero de los secretos del presidente del consejo de estudiantes.
El segundo era más simple. Fumaba. El simple hecho de hacer algo a escondidas que mataría a mi madre del disgusto, me atraía demasiado.
"El coche de Wends está en el taller, así que vendrá con nosotros unos días." Explicó mi amigo arrancando.
"No puede ir andando?" murmuré. La chica se volvió a mirarme con una sonrisa traviesa de esas que tumbaban a cualquiera.
"Si tanto te molesta, me bajaré." Dijo con sorna.
"Hazlo." Contesté. Hizo un mohín y se volvió hacia Stan, dándole un beso en la mejilla. Me puse el cinturón de seguridad al momento. Si mi amigo ya conducía mal de por sí, los nervios que le regalaba ella no ayudarían.
"Stanley, cariño… quieres que me baje?" ronroneó.
"Claro que no, cielo. Kyle, déjala en paz." Dijo Stan con tranquilidad. Wendy se volvió de nuevo solo para sacarme la lengua y rodé los ojos asqueado.
Wendy era… bueno… no era mala chica, ni una perra como insistía en llamarla Cartman. De hecho, era encantadora. Era PERFECTA. Sacaba buenas notas siempre sin matarse a estudiar cada día como yo y era simpática con todo el mundo.
Pero me tenía manía a mi, por ser el mejor amigo de su novio (alias perrito faldero) y por haber salido elegido la pasada primavera como presidente del consejo de estudiantes.
Joder, sí que era una mala perra.
…
Stan aparcó el coche después de casi atropellar a cinco estudiantes que tuvieron la mala suerte de estar en el aparcamiento justo cuando llegaba él, y los tres salimos fingiendo no escuchar los insultos a nuestras madres.
Una risa sonora y estúpida pronto tronó en mis oídos y mi escaso buen humor se esfumó al momento.
"Vamos, Stanley! Di la verdad de una vez! A quien se la tuviste que chupar para que te dieran el carnet?" canturreó Cartman.
"Piérdete, gordo! Te burlas porque no te dejamos venir con nosotros!" dijo Stan con un ligero sonrojo de vergüenza en el rostro. Entendí que era porque Wendy estaba delante.
"Pero conduzco mejor que tú! Hasta mi gata conduce mejor!" siguió Eric con una sonrisa maliciosa en la cara.
Cerré los ojos y suspiré. Empezando a contar lentamente gatos en mi mente y así mantener la calma frente a aquella vergüenza ajena andante.
"Además, llevar a un judío a bordo es mal augurio."
"Muérete, Cartman!"
"Kyle, tranquilízate!"
Stan y Wendy me sujetaron para evitar que saltase encima de aquella bola de grasa humana medio subnormal y yo pataleé un poco.
"Que agradable mañana!" aplaudió Kenny reuniéndose con nosotros. Aprovechando que me tenían sujeto se acercó a mí y me cogió de la barbilla. "Por fin vamos a violar a nuestro presidente? Genial!"
Le bufé y apartó la mano al momento, sonriendo con travesura.
"Uh! Estamos de mal humor?" canturreó.
"Kahl siempre está de mal humor." Colaboró Cartman. La alarma sonó y después de hacerme una seña con el dedo se alejó hacia la puerta del instituto.
"Juro que algún día…!" empecé apretando los dientes.
"No le tomes en serio, ya sabes como es." Suspiró Wendy retirándose el pelo de la cara.
"Tia, tia, tia!" cerré los ojos cuando los gritos de Bebe Stevens perforaron mis tímpanos, y cuando los volví a abrir un corro de animadoras reían y daban saltitos alrededor de su líder. Sí, Wendy, como no.
Nunca entendería a las chicas. Quiero decir… se habían visto el día anterior. Probablemente se habían telefoneado la tarde anterior y hablado por Messenger durante la noche. Y cuando se veían SIEMPRE había algo más que contar y siempre parecía algo importantísimo.
"Me la tiraría, me la he tirado, me la he tirado, me la tiraría…" recitaba Kenny señalándolas.
"Eres un pervertido." Sentenció Stan cogiendo su mochila para ir a clase.
"Perdóname, Romeo." Contestó el otro divertido siguiéndonos. "Que clase nos toca?"
"Literatura, en el edificio norte." Recité.
"Oh, Romeo, júrame amor eterno!" me ignoró el rubio totalmente, abrazándose a Stan por detrás.
"Quita, idiota!"
Me pregunté cuando me había vuelto invisible.
….
La clase estaba en total tranquilidad.
Wendy leía en voz alta un relato de, irónicamente, Romeo y Julieta, y solo necesité echar un breve vistazo a los demás para ver que el día a día no había cambiado en absoluto.
Stan repasaba los horarios de los entrenamientos de baseball. Kenny dibujaba pechos en una libreta y bostezaba de vez en cuando; Cartman escribía algo con sospechosa rapidez; Clyde Donovan dormía directamente sobre su mesa; Token Black seguía la lectura con la espalda bien recta, Tweek Tweak intentaba temblar lo menos posible; Kevin Stoley y William Koiv se pasaban ecuaciones de kilómetro y medio y jugaban a ver quien las resolvía antes.
Tres golpes secos sonaron en la puerta y suspiré, volviéndome hacia la ventana.
Y Craig Tucker llegaba tarde.
"Adelante." Dijo la profesora interrumpiendo a Wendy, la cual frunció el ceño y miró hacia la puerta.
Craig entró con tranquilidad y pocas ganas y sin molestarse en disculparse se dirigió hacia la mesa de la profesora.
"Serás algún día puntual, Tucker?" preguntó la mujer entregándole el parte de castigo.
"Puede, pero no a clases que me hacen perder el tiempo." murmuró él por lo bajo alejándose. Le miré con odio. Si Cartman era insoportable, aquel idiota que se creía el líder del instituto lo era más.
"Y ahora" suspiró la profesora, retomando la lectura."Puedes leer el último verso de Julieta, Broflovski?"
Carraspeé y me puse en pie con determinación, justo en el momento que Tucker pasó por mi lado. Me dirigió una pequeña sonrisa burlona y fue a sentarse al final de aula, pero no me importó y empecé a leer.
"Mi único amor nació de mi único odio. Pronto le he visto, tarde lo reconozco. Curioso nacimiento del amor que me hace amar a mi enemigo peor."
"Muy bien" sonrió ella, mientras me sentaba. "Analicemos la desdicha de Julieta."
"Le había bajado la regla?" Aventuró Cartman. Rodé los ojos y chasqueé la lengua con impaciencia.
"Romeo no le daba acción?" sonrió Kenny. Stan se llevó una mano al puente de la nariz también, avergonzándose de sus propios amigos. No le culpaba, yo llevaba haciéndolo desde los cinco años.
"Está asustada." Dije. La clase me miró al momento y noté el odio en Testaburger por haberme adelantado una vez más a ella. "Está asustada porque se ha enamorado de quien no debería y no sabe luchar contra ese sentimiento. Todo su argumento se baja en lo que está bien y lo que está mal."
"Hablas como un marica, Kahl…" murmuró Cartman.
"Vete al bosque a enterrarte, gordo." Mascullé por lo bajo.
"Ella puede olvidarle fácilmente, se acaban de conocer!" razonó Bebe mientras jugueteaba con un bolígrafo en uno de sus rizos. "Además, tiene a Paris."
"Si, pero Romeo tiene más poder! Si se casa con él tendrá las dos empresas poderosas!" dijo Eric razonando como si hablase con niños pequeños.
"Eso es de la película de DiCaprio, no de la obra!" espetó Will.
"Cállate, freak!"
"Chicos, calmaros, vamos a… Donovan haga el favor de no dormir en clase!"
La clase siguió en un surrealista debate sobre las mil maneras en las que Julieta podría haberse ahorrado los problemas y una vez más todo se desarrolló como siempre.
Wendy y Cartman se gritaban desde los bandos opuestos. Clyde había empezado a llorar y Tweek bebía café en un rincón.
El gordo insultó a la perra, el novio de la perra pegó al gordo, el gordo lanzó libretas, el café voló por los aires… Las sillas volaron por los aires, unas estrellas ninja volaron por los aires…
Y todo aterrizó sobre la cabeza de Kenny.
….
"Como estás, tio?" habló Stanley con dulzura cuando el rubio abrió los ojos en la enfermería.
"De puta madre…" murmuró él con sarcasmo. "Cuantas clases me he saltado?"
"Solo dos, ahora estamos en el descanso." Expliqué.
"Bueno… al menos me libré de matemáticas." Bromeó sin ganas. Stan le sonrió y le cambió el paño mojado de la cabeza.
"Bueno, si Kinny está bien vamos a comer algo, tengo hambre!" se quejó Cartman haciendo un ademán con la mano. Miré de reojo el taburete donde había estado sentado minutos antes, fantaseando con tirárselo encima.
"Id vosotros, yo me quedaré." Dijo Stan, siempre rebosante de esa amabilidad suprema que nos faltaba al resto del grupo.
"Pues sí. Vámonos, Kahl." Dijo él yendo hacia la puerta.
Por qué dejarlo como una fantasía? Si se lo tiraba a la cabeza y salía corriendo antes de que llegase el CSI, tendría posibilidades, no? Aunque mejor le mataba y me entregaba a la policía antes que volver a casa con Godzilla y el garaje maldito.
Así que Cartman y yo salimos al concurrido pasillo de la hora de descanso, camino de la cafetería, cuando me di cuenta de algo.
Iba a almorzar con ese gordo idiota?
"Voy al baño, adelántate."
"No tardes mucho en quitarte la arena de la vagina."
"No tengo…! Tch, es igual!" rodé los ojos y me marché haciendo aspavientos con las manos.
Entré en el cuarto de baño y suspiré. Me acerqué al espejo y me miré, viendo mi propia cara asquearse en el reflejo.
El mismo pelo rizado, rojo y rebelde de siempre. Las gafas de vista, el chaleco naranja sobre la camisa verde…
Aquel era el presidente del consejo de alumnos, el que iba de perfecto y luego discutía con su madre sobre limpiezas de garajes. El que intentaba ser alegre y Cartman le sacaba de quicio al momento…
'La perfección del ser humano reside en su propia imperfección' intenté auto-convencerme.
Quien me dijo aquellas palabras? Ya ni lo recordaba. Pero desde que Sheila Broflovski convirtió mi vida en una dura batalla para alcanzar la perfección, no he sido capaz de olvidarlas.
A veces pensaba que Cartman, con sus estupideces, era el único capaz de recordarme quien fui una vez, cuando no me importaba tanto competir por la delegación de la clase o sacar siempre la nota más alta. Stan seguía siendo mi super mejor amigo y confidente, pero… con Wendy en el tablero, no me gustaba acercarme tanto a él, y él estaba tan idiotizado por la chica que ni se daba cuenta. Y Kenny… buf… con Kenny no se podía contar, era demasiado… libre, seria la palabra.
Le envidiaba un poco por ello…
Volví a suspirar y abrí el grifo para refrescarme, antes de encerrarme en unos de los cubículos.
Después de un capítulo más de mi interminable batalla interna con nuevos sentimientos encontrados, necesitaba un cigarro.
Lo encendí y di una larga calada, que luego solté cerrando los ojos con placer, mientras me imaginaba la cara que pondría mi madre si se enteraba de lo que hacía su pequeño búbala en los baños del instituto durante los descansos.
Me sentía mucho mejor ya y poco me esperaba que en aquel momento mi rutina diaria estaría a punto de cambiar…
La puerta se abrió y al momento tiré el cigarro a la letrina, moviendo las manos sobre mi cabeza para que se fuese el humo.
"Hola?" murmuró una voz nasal que conocía perfectamente.
Me mordí el labio y maldije entre dientes, moviendo con más ganas las manos. Mi mente se inundó de Sheila echando fuego por la boca y de artículos en el periódico del instituto. Noté sus pasos acercándose lentamente y luego vi sus converse negras pararse justo delante de mi baño.
Me pegué contra la pared, como si eso fuese a servirme de algo.
"No te hagas el tonto, he olido el tabaco." Siguió él con tranquilidad. Como no obtuvo mas respuesta siguió. "Invítame a un cigarro y no le contaré a nadie que fumas."
Esa única frase fue suficiente para que mis cojones saliesen disparados por la puerta a esconderse de mi madre, y cuando quise darme cuenta, ya había abierto y tenia a un sorprendido Craig delante de mí.
"Kyle…?" murmuró sin más.
"Dijiste que no se lo dirías a nadie." Farfullé odiando el temblor que había adquirido mi voz. Él se encogió de hombros y alargó la mano, esperando su recompensa por su silencio.
Suspiré con cierto alivio mientras sacaba el paquete de cigarros y se lo tendía para que tomase uno. Por primera vez desde que le conocía, me sentía aliviado de que fuese una persona tan simple.
"Supongo que no necesito decirte lo que te pasará si dices algo" murmuré de todas maneras para asegurarme. Craig alzó una ceja y me arrepentí de haberlo hecho. No le tenía miedo, pero a diferencia de Eric, Tucker SI me podía ganar.
Sin embargo, solo sonrió llevándose el cigarro a la boca, pero no llegó a encendérselo porque la puerta se abrió una vez más.
Y así fue como empezó todo.
Todos mis esquemas de monotonía y mi vida día a día organizada, se rompieron de golpe cuando entendí en un segundo lo que pasaría si me veían en el baño dándole tabaco a Tucker y a su reputación de badass irremediable.
Sin más le cogí el cuello de la camiseta y le metí conmigo en el cubículo, cerrando la puerta de nuevo.
Y para mayor sorpresa fue la voz de Wendy Testaburger la que escuchamos.
"Qué quieres? Te dije que no podíamos hablar de eso en el instituto! Además, fue un error!"
"Si fue un error, a Marsh no le importará saberlo!" siguió una voz masculina que no reconocí a primera estancia.
"Gregory Fields." Me llegó la voz apagada de Tucker, más pegada a mí de lo que habría preferido. "Pensaba que era marica…"
"Ssh!" le chisté. Él me miró molesto, pero le ignoré, igual que estaba ignorando el hecho surrealista de que su mano estuviese jodidamente cerca de mi trasero.
"Por favor, no me hagas esto!" escuchamos a la chica desesperada.
"Pues déjale y vuelve conmigo!" siguió él al más puro estilo telenovela. Tucker y yo intercambiamos una mirada vomitiva por ello que me hizo reír ligeramente, aunque mi mente ya estaba preparada para sumar dos y dos.
Y dos y dos daba un total de… Wendy siéndole infiel a Stanley!
"Greg… por favor, sabes que te quiero mucho, pero… dame más tiempo. Stan no es mal chico…"
Pegué más la oreja a la puerta, alucinando con lo que estaba escuchando.
"Y qué hizo él con las votaciones a presidente del consejo? Se volcó en ayudar a su amigo! Pero nosotros juntos…. Ya lo verás, Wendy, con mi gran talento para la política y tu ingenio conseguiremos ser los líderes de este antro!"
El tenue sonido de una cremallera al bajarse hizo que me volviese hacia Tucker, quien para mi horror se disponía a mear.
"Qué diablos haces?" farfullé por lo bajo con el rostro encendido.
"Yo vine al baño a mear, sabes?"
"Has oído algo?" dijo de repente Gregory, haciendo que me llevase las manos a la boca.
Hubo un momento de silencio y entonces llegó nuestra salvación. La campana sonó y empezó de nuevo el movimiento en el pasillo. Y la puerta se abrió y se cerró una vez más.
Salí a tropicones del baño y me llevé una mano a la frente, todavia sin poder creer que ese idiota hubiese tenido la desfachatez de… de 'vaciarse' delante de mi! Craig tiró de la cadena y salió a paso lento, todavía arreglándose los jeans y mi cigarro apagado en los labios. Y si aquello no hubiese sido suficiente agregó un estúpido e insufrible:
"Eso ha sido curioso."
"Curioso? Wendy le ha puesto los cuernos a Stan!"
"Y qué? Todo el mundo lo sabia." Siguió él con tranquilidad. Ladeé la cabeza, desconcertado.
" Todo el mundo menos Stan y yo, es evidente!" mascullé. "Si hasta Cartman lo ha dicho alguna vez! Ahora qué? tenemos que darle la razón al puto gordo?"
Eso le hizo reir un poco y empecé a preguntarme por qué seguía allí discutiéndolo con él, que estaba claro que no tenía intención de ayudar ni debía importarle en absoluto mis problemas.
" Joder! Qué voy a hacer ahora? Y si Stan no me cree?" me desesperé llevándome las manos a la cabeza.
"Se te da muy mal tomar decisiones, Broflovski, no me extraña que esos dos quieran reemplazarte en el consejo." Comentó. Le fulminé con la mirada, pero como no obtuve mas respuesta, suspiré agobiado.
"Tienes razón" mascullé pasándome una mano por la cabeza."Debo mantener la compostura y afrontar esto con inteligencia, igual que hice durante mi campaña electoral."
"Tanto? Yo te voté por las muffins gratis que hizo tu madre." Volví a ignorarle, demasiado absorto en mis estrategias de guerra, pero por una vez él no se mantuvo al margen. "No deberías fumar aquí, te pillaran antes de lo que crees."
Le miré de nuevo, incapaz de entender su hilo de pensamientos.
"Eso no importa ahora." Sentencié, aunque realmente me asustó un poco.
"Lo digo en serio." Siguió Craig. Se quitó el cigarro de la boca y se lo puso tras la oreja, antes de hacerme una seña con la cabeza para que le siguiese. "Acompáñame, te enseñaré algo."
"Y las clases?" inquirí. Rodó los ojos.
"Que le jodan a las clases ahora, Broflovski, no necesitas pensar en todo esto?"
Abrí la boca y la cerré sin dejar de mirarle ni un momento, intentando comprenderle por un solo segundo, pero su rostro seguía siendo una máscara, como siempre.
El ruido del pasillo empezaba a perderse mientras los estudiantes se iban a unas aulas y otras.
La verdad era que… sí, no me apetecía nada meterme en clase ahora. Pero saltármela? Hacia AÑOS que no me saltaba una asignatura. No podía permitírmelo y si mi madre se enteraba me enterraría vivo en un ataúd lleno de bananas.
Antes de que pudiese darme cuenta de lo que hacía le seguí.
"Eh! Kaaaahl! Estabas meando cables o qué?" escuché la voz de Cartman detrás de mí. Me volví solo un segundo a mirarle, pero la cara que puso al ver con quien salía del baño fue demasiado para mí. Tragué saliva y aceleré el paso, poniéndome a la altura de Tucker, que caminaba tranquilamente con las manos en los bolsillos.
La gente que quedaba por allí se apartaba de nuestro camino, temiéndole a él por su reputación de busca peleas y preguntándose seguramente qué diablos hacia yo a su lado.
Sentí cierta excitación en mi interior por estar saltándome la mayoría de mis propias normas.
…
El patio estaba ya vacio cuando Tucker y yo salimos del edificio norte. Miré hacia todas partes temeroso, en busca de algún posible testigo de mi error, pero si alguien nos vio, jamás lo sabría.
Nos dirigimos hacia el edificio sur, más grande y lleno de laboratorios para ciencias y materias especializadas. Lo rodeamos sin decirnos ni una sola palabra y finalmente él se detuvo.
Estábamos justo detrás de edificio, donde ya solo se veía bosque a nuestro alrededor, delante de una pared con una sola ventanita más arriba de nuestras cabezas. Era la ventana de otro baño. Y si mi GPS interno seguía funcionando, era…
"El vestuario sur de las chicas" explicó. Se dejó caer sobre la hierba y apoyó su cabeza en la fría pared, sacando el cigarro y encendiéndoselo. "Nunca viene nadie por aquí y el olor se confunde con el desodorante y todos esos potingues que se ponen cuando se cambian."
Alcé las cejas, realmente sorprendido.
"Brillante." Murmuré.
Me senté a su lado y saqué otro cigarro, pero antes de llevarme la mano al bolsillo en busca del encendedor, Craig acercó el suyo. Le sonreí a modo de agradecimiento, algo sonrojado.
"Es nuestro secreto, de acuerdo?" sonrió ligeramente, dando otra calada y soltando el humo al cielo. Asentí mirándole pensativo y luego dejé la mirada perdida pensando en cómo resolver todos mis problemas.
Ese fue el día que me enteré que la novia de mi mejor amigo no solo le estaba siendo infiel a él, sino que además estaba tramando un plan con su amante contra mí.
Y también el primer día que estuve con Craig en aquel lugar, donde acabaría enamorándome de él.
Detrás de los baños del edificio sur.
OOOOOO
Hello a todos! :3 Para aquellos que vieron el dibujo que predecía a este fic en DeviantArt, solo puedo decir que aquí está por fin y que no dejaré Primer Plato Titulares. Llevaré por primera vez dos fics a la vez! xD *y así murió de sobredosis cryle*
Más escenas en baños…. Dasdfsdf después de terminar la escena recordé que había una similar en Habitacion 313, pero… llamadme repetitiva, porque paso de cambiarla ya 8Dll
Por cierto, The Right Kind of Wrong es el título de una canción de Leann Rimes que quise utilizar para Titulares, pero cuando escuché la letra entera me emocionó y quise hacer con ella algo más ùwu
Gracias por leer ówo
