Disclaimer: Hetalia no me pertenece. Los 2P! no me pertenecen. La historia sí me pertenece.
Advertencias: Yaoi (un poquito). 2P!
Nota: Tengo nombres humanos para estos 2P! :3 "Franz" para el 2P!Austria y "Volker" para 2P!Suiza. (Había pensado en Roger, por Roger Federer, pero me arrepentí ._.).
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Austria no puede evitar relamerse los labios, mientras piensa en lo tentador que se ve Suiza, con todo ese nerviosismo encima. El austríaco incluso puede oír el compás acelerado del corazón del otro. Seguramente debido al miedo.
Y tiene que abstenerse de rodar los ojos. Porque a pesar de todos los años que se conocen (O para ser más exactos, siglos), Volker se pone en un estado de alerta que descoloca a Austria.
Franz se pregunta porqué de entre todas las naciones y seres humanos existentes, él es la única persona que hace temblar a Suiza. Cosa rara, dado que el suizo demuestra muchas veces no tener miedo a nada.
Excepto a Austria. Éste último no entiende porque da miedo. Sólo sabe que le encanta la forma en la que el rubio se alarma estando cerca de él. Como le presta atención con los cinco sentidos en alerta, la forma en la que retrocede cuando quiere tocarlo, ese tartamudeo cada vez que intenta hablar, la torpeza que lo invade, o ese estremecimiento cuando por fin logra tocarlo.
Pero Franz interpreta todo eso de forma equivocada. No se da cuenta de un detalle. Aquello que Suiza siente por él no es miedo. Lo interpreta como miedo, porque está acostumbrado a que a los demás se niegan a acercarse a él. Sabe que su apariencia no ayuda demasiado. Su constante actitud de amargura y sus ansias de ver a los demás en problemas tampoco.
Se acerca más a Volker, queriendo más de sus reacciones. Buscando más de él. Y Suiza traga saliva, e intenta posar su mirada en cualquier otra cosa que no sean los ojos rojizos de Austria. Falla, porque el de cabello oscuro lo sujeta firmemente de la barbilla, y hace que las miradas de ambos se encuentren.
Rojo con rojo. Los dos reflejan ansiedad. Uno de ellos, la ansiedad de ir más lejos. El otro la ansiedad de escapar.
De correr lejos, de alejarse del austríaco y esas batallas de dimensiones gigantescas que siente Suiza en el estómago cada vez que lo ve. Porque no, las mariposas eran muy poco. Además, al suizo no le gustan las batallas. No le gusta ese embrollo de sensaciones que invaden su interior. Por eso quiere huir. Para alejarse de todo eso.
¿Pero sería realmente capaz de dejar aquello? No, por supuesto que no. ¿Acaso alguna vez había dejado de pensar en Austria?
De sólo imaginarse un mundo sin ese excéntrico y demoníaco austríaco, le daban ganas de arrojarse desde lo alto de los Alpes.
Si fuera miedo, eso sería una pesadilla para el rubio. No era una pesadilla, sólo un bonito sueño. Un sueño con cierto desorden, confusiones y dificultades, pero bonito al fin y al cabo.
—Eres un poco raro—le dice Austria. Y suena demasiado hipócrita, porque a simple vista, el austríaco es el de apariencia más estrafalaria. Pero Franz cree que es raro. Cree que el "miedo" de Suiza es raro. Por supuesto que para él es raro, dado que no es miedo.
—Tú eres el raro—responde el rubio, y luego el músico pasa el dedo pulgar suavemente por su mejilla. El más bajo se estremece.
No es miedo. Es sólo un amor demasiado complejo para definirlo.
Además, el único que da verdadero miedo de los dos es Suiza. Nadie puede estar tranquilo sabiendo que el rubio carga una pistola a todos lados, y que no opone demasiada resistencia a dispararle a quién no quiera contarle el último chisme.
Las apariencias engañan.
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Esto quedó raro è.e Pero espero que les haya gustado C: Llevaba mucho tiempo queriendo escribir esto! Es que me encantan esos dos :D.
