Una jovencita de cabellos castaños pegaba la frente con el frío vidrio de la ventana observaba el paisaje, esa sería su último año en Hogwarts, su última oportunidad para elegir qué hacer con su vida. Sus padres la presionaban para estudiar en una universidad muggle, pero ella no creía que ese fuera su lugar. La magia estaba en sus venas, sus mejores amigos, el 90 por ciento de su mundo giraba en su don.
—Parecen un mastín inglés con esa jeta caída.—Una varonil voz interrumpió los pensamientos de la castaña, quien se giró con la frente fruncida.—¿Qué te he dicho sobre arrugar así el ceño? .
El chico estiró la mano para tocar con el dedo índice el espacio entre las cejas de la castaña. El intruso se sentó en el lugar libre, una malévola sonrisa se formo en su perfecto rostro. Llevaba impecablemente el cabello rubio engominado y peinado hacia atrás. La leona rodó los ojos, deseaba un viaje tranquilo pero su archienemigo no poseía esa misma afición.
—Deja de hacer gestos, se va arrugar esa piel pecosa que tienes .—Le volvió a regañar, nuevamente estiró la mano para pellizcar la mejilla derecha.— Te han sentado muy bien las vacaciones en la playa.
—Tu eres quien necesita tomar el sol, estás más pálido de lo normal.—Ahora la leona fue quien estiró la mano para pellizcar la mejilla izquierda de su enemigo.— Eres un fantasma ¿No tienes otro color en tu guardarropa? Siempre andas de negro como si fueras a un velorio.
La serpiente en lugar de ofenderse dejó escapar una sonrisa de lado, sus dedos se dirigieron a ese cabello rizado, atrapó un mechón para acariciarlo. Hermione Granger era su rival número uno desde el primer día que inició clases en Hogwarts, una nacida de muggles sin conocimiento en la magia atentó con su objetivo de ser el mejor estudiante que el colegio llegara a tener. El primer año fue una pelea encarnizada cargada de sudor, peleas y continuas visitas al director.
—También me gusta el verde esmeralda.—Contestó autosuficiente enredando su largo dedo en ese mechón, Hermione dejó escapar un bufido par volver la vista al paisaje. —Es una pena que no existe el concepto de premio anual este año, todo por tu terquedad.
—Ambos tuvimos la culpa.—La chica pegó la nariz en el vidrio olvidando que ese rubio jugaba con su cabello.— Yo inicie la revolución pero tu me seguiste el juego. ¿Donde rayos esta Ginny?
Malfoy llevó el mechón a su nariz para absorber el aroma. Manzanas, su cabello siempre tenía ese aroma desde que la conoció, antes esos cabellos eran pedazos de alambres pero con el tiempo mejoran su textura, le agradaba el tono de esas hebras cuando sus dedos los tocaban. Su enemiga nunca fue la chica más bonita pero mantenía una peculiar belleza que combinaba a la perfección con su inteligencia y eso la hacía espectacular.
—Tampoco he encontrado a Blaise, quizá por fin tu amiga se dignó aceptar a salir con él.—El chico soltó el rizo para echar las manos detrás de su cabeza y estirarse.—Pobre de mi amigo lleva rogándole a la comadreja femenina desde que teniamos 3 años.
—Lo dudo, aunque es raro que no llegará.— Hermione llevó sus ojos a esa pie que se acomodaba entre sus piernas, el ahora la molestaba con su pie.— ¿No tienes más amigos para pasar el tiempo?
Un tierno puchero se formó en el rostro del rubio quien negó tristemente. Una venita iba saltando en la cabeza de la castaña, se acostumbró a esos "acosos" por parte de su enemigo, extrañamente no la incomodaban, de hecho le gustaba ese aroma a rosas proviniendo de la serpiente. La gryffindor cerró las piernas atrapando el piel del chico, ambos peleaban para ver quien tenia el control.
—Nuevamente andan tocándose.— Los chicos se vieron interrumpidos por un joven de cabellos negros que se dejó caer a un lado de la castaña.— Deja de molestarla, hurón albino.
—Mira cara rajada el asunto nunca ha sido contigo.—El chico estiró la mano para saludar al buscador del equipo de quidditch de los leones. —Ya te lo he dicho que me gustan más las castañas.
Harry rodó los ojos para saludar a su amiga con un beso en la mejilla. Granger continuaba tratando de mantener el pie de Draco atrapado. Harry y Draco no eran los mejores amigos, pero tampoco eran enemigos, en los primeros años se molestaron, atacaron y rompieron el labio infinidad de veces pero ahora llevaban la fiesta en paz. Se suponía que con el paso de los años su deber era madurar. Además eran familiares lejanos, su padrino quien fungia el papel de su padre, Sirius era un Black, por lo tanto un primo de Narcissa, la madre de Draco, por lo tanto llegaron a chocar en fiestas navideñas de niños.
—Tú no puedes decir que no te gustan "rubias".—La serpiente lo molestó lanzándole una burlona mirada, la mejillas del moreno se tiñeron rojas. — Rayos Graner deja de moverte.
Draco se estiró para tomar por los brazos a la castaña, la abrazo fuertemente para obligarla a sentarse sobre él. Harry alcanzó el periódico el profeta para leer alguna nueva noticia, evade el hecho que la serpiente sujetara con fuerza a una leona que peleaba por liberarse. Hermione era inteligente, astuta y guapa pero carecía de fuerza física, Draco era jugador de quidditch, uno de los defensas más agresivos por lo tanto su fuerza era superior hasta para él.
—Suéltame maldita serpiente pervertida.—La castaña grito dejando casi sordos a los dos hombres de la cabina.—Harry Potter demuestra que eres un caballero y ayudame. —La chica le regaló una terrible mirada capaz de incendiar la Antártida.— Le acusare con Tonks .
—Ella está de paseo por Alemania con su marido así que no creo que te haga caso.—Contestó volviendo sus ojos a los artículos del profeta.—Admite que te gusta Draco o simplemente dale una patada en la entrepierna para escapar.
—Con las joyas de la familia Malfoy no te metas.—Atrapó las manos de la castaña para sujetar por la cintura y neutralizar sus movimientos. —Gracias primo por la ayuda, recuerdame decirle a mamá que en navidad no te envíe obsequio.
Potter levantó los hombros, estaba cansado de interponerse entre las infantiles peleas de esos enemigos naturales. Le agradaba su tía Narcissa porque en navidad era muy generosa con los regalos, le agradaban las fiestas en la mansión Malfoy. Aunque sabía que a Lucius no le gustaba esa rama de la familia Black, los toleraba porque amaba a su esposa. Los padres de Harry murieron en un accidente por ello quedó a cargo de Sirius, y los Black se volvieron su única familia.
—¿No creo que quieras visitar en tu primer día al director? Hurón saltarin.—Una tercera voz masculina se unió al grupo, atrapó la mano de la castaña para ayudarla a zafarse de las garras de la serpiente.— Hola querida novia.
—Ex-novia, no lo olvides.—La castaña brazo al pelirrojo para dejar un beso en su mejilla.—Recuerda que rompimos cuando encontré la lengua de Lavander explorando tu garganta.
Ron Weasley rasco la cabeza nervioso por el recordatorio. Ambos amigos trataron de tener una amorosa relación pero no funcionó, sus personalidades no eran compatibles, ni sus aspiraciones iban por el mismo camino. Draco estiró la mano para saludar al león, quien contestó con una sonrisa. Ronald llevaba siendo capitán del equipo de quidditch de la casa Gryffindor por dos años. Draco fue por un tiempo así que se conocían, de cierta manera se respetaban.
—Enserio tienes malos gustos, comadreja.—Draco agregó recibiendo un golpe en el estómago por parte de Hermione.—Hablo de Lavander, tú eres un encanto.— Una falsa sonrisa se formo en sus labios, como venganza la chica le mostró la lengua.— ¿Escuche que te quieren para Chudley Cannons? Andan buscando talento para salir del hoyo donde se encuentran.
—Sí, he recibido ofertas pero quiero tener una carrera profesional o algo que vaya con el quidditch.— Ronald contestó tomando asiento a un lado de Harry, que dejaba el periódico a un lado.—No todos nacemos en una cuna de oro como tú y tengo un año para decidir.
Los tres sujetos comenzaron a conversar sobre el último torneo de quidditch. Hermione se aburría enormemente. Seguía sin creer que esos tres tuvieron una conversación pacífica después de ser enemigos tantos años. Quizá funcionó que aunque Draco fuera un noble de mucho dinero nunca los insulto, simplemente se pasaba molestando con tontas bromas o apodos, los leones tampoco eran blancas palomitas y sabían cómo vengarse.
Hermione tuvo una sensación pesada sobre sus párpados por ello los fue cerrando, ladeo su cabeza hasta quedar dormida. Entre sueños escuchaba las animadas voces de sus dos mejores amigos y su rival número uno.
Draco observó dormir a su enemiga en su hombro durante el trayecto de ida al colegio. Esa mujer era rebelde, mandona, perfeccionista y una patada incómoda en sus partes nobles. Con ella nunca se lograba conversar porque terminaban gritando o peleando. No era la mas bonita, para los estándares que corazón de bruja manejaba, ni con los atributos más atrayentes, según los calenturientos de sus compañeros. Era una come libros simple y regular, aunque admitía tener una peculiar carisma.
—¿Cuando vas admitir que te gusta?.—Intervino el pelirrojo dándole un sorbo a su botella de agua, Draco le dirigió una mirada cargada de molestia.— Tienes una fila de chicas muy guapas como para que gastes tu tiempo molestando a nuestro lindo ratón de biblioteca.
Ahora Harry era quién lo miraba con un gesto de burla. Le hartaba que su primo segundo lejano no dejaba de molestarlo por la estúpida "situación" que sucedió en la boda de Tonks y Lupin. Solo esa maldita serpiente presenció su momento más embarazoso frente a la chica, que quizá le gustaba.
—Molestar a Granger se volvió mi deporte favorito pero la veo más como una hermana.—Soltó desviando la mirada y posar sus ojos en la ventana.—La quiero y cuido que no se sobrepasen con ella, pero no siento atracción.
Hermione tragó en seco aunque estaba adormilada alcanzaba a seguir el hilo de la conversación. Por un momento se sintió humillada, claro que nunca espero que Draco tuviera sentimientos románticos hacia ella, solo que era triste pensar que no la veía como mujer sino como un familiar al cual cuidar. Era obvio que el príncipe de las serpientes no se fijará en la heroína de los leones, ambos eran muy diferentes. Malfoy solo buscaba acostarse con el mayor número de chicas antes de casarse con Astoria, su compromiso fue pactado muchos años antes de nacer.
—Creo que ella también te ve como un molesto hermano.—Harry salió en defensa de su amiga, sabía que no estaba dormida y lo orgullosa que era.—Serás muy guapo pero no eres su tipo.
—Te falta algo de color en ese desteñido cabello que tienes .—Ronald se burlo señalando sus propio cabello rojo. —Parece que hemos llegado, es extraño pensar que es nuestro último año en Hogwarts.
Los tres chicos miraron por la ventana, la cuenta regresiva la para la graduación iniciaba todos presentaban temores sacudiendo sus columnas vertebrales. Era el momento de elegir su futuro, alejarse de sus amigos e iniciar su propio sendero. Draco deslizó la mano para colocarla a un lado del dorso de la mano de Hermione, su piel era suave y cálida. Un hueco se fue creando en su estómago, la iba a extrañar demasiado.
