Holis, este es mi primer fic de vocaloid, me base en una de las canciones de Rin y Len que mas amo.
Disclaimer: Vocaloid no me pertenece ni tampoco sus personajes, me encantaría pero no puede ser.
Advertencia: Puede llegar a contener Gore.
Karakuri Burst
Chapter 1
Locura
Todo era rojo, no podía dejar de pensar en ese hermoso e hipnotizante color, la atraía más que nada de lo que podía existir en este mundo, la cama antes con unas sábanas aburridas y blancas ahora estaban teñidas del tono carmesí, las paredes y el piso también, todo en esa habitación era rojo, quería más, mucho más, para ella era simplemente hermosa.
Sangre.
Quería tenerla en sus manos, olerla, saborearla, la amaba así esa sangre perteneciera a…
Era una mañana como cualquier otra, para variar estaba tranquila, sin el ruido de bombas, disparos o gritos, estaban en medio de una guerra y no podían hacer nada.
Una guerra civil, eso era lo que ocurría o al menos eso fue lo que sus padres le dijeron.
Rin Kagene una pequeña niña de solo 11 años despertó esa mañana pensando en lo que ocurría en su entorno en los últimos días, una organización secreta se había alzado contra el gobierno, la dichosa organización se llamaba Karakuri y era dirigida actualmente por una joven llamada Miku Hatsune, una joven que en opinión de muchos era muy hermoso con un pelo aguamarina hasta más debajo de las rodillas recogido en dos coletas y los ojos del mismo color que su pelo, de tez blanca, no aparentaba más de 17 años, el símbolo de ellos era un K, al iniciar los crímenes de los Karakuris no se les consideraba de verdad importantes hasta que se hicieron más frecuentes e incluso asesinaron al hijo del Primer Ministro.
Esto hizo que el gobierno creara una organización en contra de ellos, Burst era el nombre de la organización y era liderada por Kaito Shion, un joven de cabello azul oscuro y ojos del mismo color, que extrañamente usaba siempre una bufanda alrededor de su cuello a pesar de que su uniforme era negro con una banda en el brazo izquierdo que tenía un símbolo similar pero no igual al símbolo Nazi, ese símbolo lo que traducía era "Eternidad" lo cual era extraño a la forma de pensar de ella, pero le daba igual, al menos por ahora, tenía la esperanza de que la guerra acabara pronto, sinceramente le daba igual el que ganara eso no cambiaría nada para ella por lo cual le daba igual.
Solo quería volver a verlo.
Len Kagamine era su mejor amigo en todo el mundo, se parecían mucho por lo cual algunos pensaban que eran hermanos pero de hecho no lo eran, se habían conocido hacía ya 7 años en un parque mucho antes de que esa estúpida guerra comenzara, se habían vuelto amigos casi al instante después de que Rin salvara a Len de ser golpeado por unos fastidiosos niños que no eran más grandes que él, a partir de ahí se veían constantemente, se querían mucho pero desde que había empezado todo el asunto de los Karakuri y los Burst el gobierno había prohibido que los niños salieran de sus casas a no ser que fuera estrictamente necesario por "Seguridad" decían, pero ella no lo creía, por lo cual ya no lo podía ver como antes pero eso no evitaba que se escapara en medio de las noches y se encontrara con él en el mismo parque para divertirse juntos.
A ella le molestaba tener que huir de su casa pues ver a su amigo no le parecía algo malo mucho menos ilegal además le parecía un arresto domiciliario injusto.
El caso, el día transcurrió completamente normal, su padre Nero salía a trabajar como todas las mañanas mientras que su madre Neru se quedaba en casa cuidándola y rezando para que su esposo volviera sano y salvo, Rin prendió la Tv, con la esperanza de que informaran el final de la guerra.
Nada había cambiado, seguían los robos, asesinatos y secuestros, al parecer faltaría mucho para que terminara todo ese martirio.
El día paso lento y aburrido, como todos los días que no se la pasaba con Len, por fin llego la tan ansiada noche, su padre volvió del trabajo, cenaron y al cabo de un rato todos se fueron a dormir excepto Rin que se quedaba en su cuarto alistándose para encontrarse con el de nuevo, como todas las noches desde que les habían impuesto el toque de queda o "arresto domiciliario" según ella.
Ya estaba lista para salir cuando escucho la puerta principal abriendo se de golpe, se quedó petrificada al instante.
Alguien había entrado a su casa.
Escucho pasos subiendo la escalera, no fue capaz de moverse de donde estaba, luego escucho la puerta de al frente, es decir del cuarto de sus padres abriéndose lentamente y luego.
Disparos.
Dos para ser exactos.
Y luego más, el sonido era estremecedor, había perdido la cuenta de la cantidad de disparos después de 10.
Rápidamente salió de la habitación y fue a la de sus padres, esperaba que solo hubiera sido su imaginación, esperaba llegar al cuarto de sus padres, verlos ahí durmiendo tranquilamente, acostarse a su lado un rato y luego irse a ver con Len.
Pero lo que vio la rompió completamente.
Sus padres estaban en sus camas, parecían dormidos pero tenían gran cantidad de agujeros en el cuerpo, había sangre esparcida por toda la habitación y un hombre frente a ella.
Cerró los ojos con fuerza, no quería ver, quería pensar que todo era una pesadilla, solo un mal sueño.
¡Si eso era un muy mal sueño, Nada más!
Abrió los ojos, pero nada había cambiado, se pellizco varias veces pero no conseguía nada, las lágrimas se acumularon en sus ojos, vio como el hombre que estaba de espaldas a ella y aun no se había percatado de su presencia disparaba varias veces más a sus padres.
-¿Para qué lo hacía?- Se preguntaba la joven en la mente, la respuesta era obvia a pesar de ya estar muertos se divertía mientras más gotas de sangre se esparcían por todo el lugar.
La poca cordura que le quedaba a Rin desapareció.
Y grito.
Grito como nunca lo había hecho antes, con dolor y frustración, con culpa y por sobre todo con desesperación.
Era su culpa que sus padres hubieran muerto, pudo, no, debió haber hecho algo cuando escucho abrir la puerta, cuando escucho los pasos en la escalera, pero no había hecho nada, solo se quedó petrificada en la puerta de su cuarto.
El hombre parado frente a ella se volteo un tanto extrañado no esperaba que hubiera alguien más allí, sin embargo la extrañez dio paso a una sonrisa maniaca.
Podría matar más.
Le apunto con el arma, puso el dedo en el gatillo estaba listo para disparar, pero algo lo dejo completamente desubicado.
Rin reía.
Reía desquiciadamente, su cordura ya había desaparecido, solo veía la sangre con deseo, se acercó más a la cama de sus padres sin importarle lo que ese hombre estuviera apuntándole con un arma y la toco.
Viscosa.
La sangre era vicosa, quería más, mucho más. Tenía un olor embriagante, quería más.
Observo a su alrededor.
Todo era rojo, no podía dejar de pensar en ese hermoso e hipnotizante color, la atraía más que nada de lo que podía existir en este mundo, la cama antes con unas sábanas aburridas y blancas ahora estaban teñidas del tono carmesí, las paredes y el piso también, todo en esa habitación era rojo, quería más, mucho más, para ella era simplemente hermosa.
Sangre.
Quería tenerla en sus manos, olerla, saborearla, la amaba así esa sangre perteneciera a sus propios padres.
Amaba la sangre, miro al hombre que estaba detrás de ella y aprovechando lo extrañado que se veía tomo el arma que estaba en su mano con un movimiento rápido y fugaz.
Y le apunto.
-Tu puedes ayudarme—Rio maniáticamente, otra vez—Con tu ayuda poder seguir viendo ese rojo intenso del que ahora estoy enamorada, si te mato poder ver más.
-¡Espera! Si me matas no poder mostrarte de dónde vengo, un lugar donde podrás ver mucha sangre si así lo quieres, mataras y mataras y veras más de esa hermosa sangre que tanto te atrae—le dijo a la trastornada chica, con tono seductor.
Rin bajo el arma.
-¿Lo prometes? ¿Poder ver más?
-Si así lo deseas, está bien.
Ella sonrió, asintió con la cabeza.
El hombre la cogió de la mano a sabiendas de que si no cumplía su promesa ella le dispararía, la saco de la casa, no sin antes grabar una enorme "K" en la puerta de la casa y salir de ahí con la niña cogida de la mano.
Rin estaba feliz.
No le importaba que él hubiera sido el asesino de sus padres, no le importaba haberlo visto.
Igual ya había olvidado todo.
¿Y que tal? ¿Les gusto? espero que si.
Matta-ne
