No puedo creer que al final haya empezado una nueva historia para el universo de Heroes&Villians xD pero así es! Me vino la idea a la cabeza y después de un tiempo batallando aquí está!
Este primer capítulo es corto, lo reconozco, pero podéis tomároslo como una especie de prólogo si queréis XD el fic entero tendrá unos 3 o 4 capítulos en total ^^
Notas: Como he dicho, esta historia pertenece al universo llamado Heroes&Villians (pues empieza con el fic del mismo nombre) un AU donde se narran las aventuras de Doofenshmirtz y Perry (humano) en el que son universitarios XD
Una vez dicho esto... a disfrutar!
Capítulo 1.
Tenía que aceptarlo, ese primer día no había sido tan horrible como había imaginado en un primer momento.
Cuando Perry le había contado sus planes para el verano, éstos habían constado de no hacer absolutamente nada relacionado con clases y la universidad, solo leer todo lo que no había podido leer durante el curso, jugar a la consola, dormir hasta altas horas de la mañana, comer muchísimos helados, e ir a la playa con sus amigos. Esta última parte no gustaba a Doof, por supuesto, pero no importaba; Perry podía ir a la playa sin él y aun y así tendrían muchas ocasiones en las que verse durante esos más o menos cien días que hay de vacaciones. Lo que no le había contado Perry aquella tarde de principios de junio mientras paseaban por la ciudad, era que Phineas y Ferb estaban planeando pasar unos días alejados del bullicio de la ciudad e irse a un pueblo perdido de la mano de dios para relajarse y poder pasar todo el día en la playa o la piscina sin tener que compartir toalla, como quien dice, con el extraño de al lado. Si solo hubieran ido ellos dos a Doof no le hubiera importado en lo más mínimo, incluso si Perry se hubiera ido con ellos tampoco se hubiera quejado, le hubiera echado de menos pero lo superaría —eran tres días después de todo, no tres meses— pero en el momento en el que además de ellos tres la escapada al campo incluyó a Baljeet, Buford y Doof, éste último se vio abordado por un ataque de pánico.
Heinz Doofenshmirtz no iba a la playa. Ni a la piscina. Ni su piel soportaba largas horas expuesta al sol y a los insectos. Ni tampoco era agradable con los desconocidos, y aunque técnicamente nadie de aquel grupo era un desconocido, Doof no acababa de sentirse cómodo pensando que tendría que pasar setenta y dos horas con ellos. Phineas y Ferb siempre se habían portado bien con él, lo hacían con todo el mundo, pero siempre había sospechado que no creían que fuera de lo mejor a lo que Perry podía aspirar, Baljeet le ponía ligeramente nervioso con su voz aguda y su acento indio además de que no dejaba escapar ninguna ocasión para demostrar lo inteligente que era, y Buford no sólo le infundía miedo con sus anchas espaldas y musculoso cuerpo, si no que además parecía disfrutar gastándole bromas pesadas. Y eso le recordaba a los horribles tiempos de su infancia, que a su vez le llevaban a no querer ir a la playa, ni a la piscina, y mucho menos con el chico con el que estaba saliendo para que este le viera hacer el ridículo y decidiera dejarle.
Pero las cosas no habían salido tan desastrosas como su imaginación e inconsciente habían tratado de hacerle creer durante toda la semana antes de irse, al menos no en esas primeras veinticuatro horas. Había tenido que levantarse pronto, eso era cierto, pero después había echado un par de cabezaditas en el tren, así que no había ningún problema. Éste les había llevado de Danville hasta un pueblo del que no recordaba el nombre, donde habían cogido un autobús que les había dejado frente a una playa larga y no demasiado concurrida aunque se acercaran ya las doce del mediodía. Desde allí habían caminado unos veinte minutos, paseando por el paseo marítimo sintiendo el sol y la salada humedad en su piel hasta que habían llegado a las puertas de un camping lleno de la deliciosa sombra que ofrecían los altos y frondosos árboles que había por doquier. En el camino desde recepción e información hasta su bungalow, Doof había distinguido un Bar-Restaurante con Karaoke, una piscina y un parque infantil con algún que otro padre tratando de que su hijo no se rompiera el cráneo. Nada de ello parecía profetizar que los días fueran a ir mejor que desastrosos. Pero el bungalow que Phineas y Ferb habían reservado era mucho más espacioso y estaba mejor equipado de lo que Doof había creído —después de todo la publicidad siempre miente en estos casos, mostrándote imágenes increíbles en la página web para después encasquetarte una habitación hecha mierda—, además de contar con tres habitaciones dobles, lavabo y cocina-comedor.
- La habitación de matrimonio pueden quedársela Perry y Doof —había dicho Ferb mientras se dirigía a la puerta de más a la derecha seguido de Phineas. Nadie dijo nada, todos sabían de su relación, pero Doof sintió que enrojecía hasta las uñas de los pies.
Tras descansar un rato en el bungalow, deshaciendo las maletas y comprobando que todo funcionara sin problemas, se habían puesto los bañadores para dirigirse a la playa. A Doof le hubiese gustado quedarse leyendo en su habitación, o en el sofá de la salita, pero Perry había percibido su reticencia y le había pedido que fuera con ellos utilizando esos ojillos de cachorro que nunca fallaban en convencerle. Entre dientes, mientras se ponía su bañador lila y negro, se había dicho a sí mismo que no abandonaría su toalla, por muchas promesas que Perry le hiciera y por muchos ojillos de perrito que pusiera —y que precisamente eran los culpables de que ahora se encontrara en esa delicada situación, los culpables de que hubiera aceptado acompañar al chico a aquella excursión. No, no lo iba a hacer. Y por lo tanto acabó haciéndolo, y ni tan siquiera había necesitado que Perry se lo pidiera. La playa seguía sin estar demasiado llena, la brisa marina le había relajado, el sol le daba sueño y los bocatas que compraron en uno de los stands que había repartidos por la playa resultaron estar deliciosos. ¿Y quién era él para decidir que las cosas buenas acabaran allí y entonces si el mundo quería mostrarle por una vez en la vida su parte bonita, amable y acogedora? La tarde había progresado tranquilamente entre sol, baños en agua fresca, juegos de pelota y la construcción del mejor castillo de arena que Doof había visto jamás. Claro que sentir las manos de Perry poniéndole crema por la espalda había ayudado, igual que verle correr por la playa, reír, saltar, nadar, o simplemente poder observarle a su lado, con el pecho desnudo brillante de agua y sudor… Cuando el sol empezaba a caer habían vuelto al bungalow, se habían duchado y habían ido al supermercado del camping para comprar algo de cena y de desayuno.
No, ese primer día no había ido nada mal, pensó Doof mientras los créditos aparecían en la pantalla. Un día en la playa con amigos, una cena decente pese a haber estado preparada por estudiantes, una película de acción no demasiado mala y Perry a su lado medio dormido, respirando acompasadamente con un brazo entorno a su cintura. ¿Qué más podía uno pedir? No mucho, se respondió Doof a si mismo mientras se metía en la cama. Y mientras sentía el colchón hundirse bajo el peso de Perry y a éste besarle la frente, pidió a quien le escuchara que los días que quedaban siguieran sucediéndose sin problemas.
Espero que os haya gustado! la semana que viene más~
Niea.
