"No quiero crecer, ¡te quiero a mi lado!"
Resumen: Snape sobrevive al ataque de Nagini y es atendido en San Mungo, pero el antídoto tiene un efecto secundario y lo transforma en ¡UN NIÑO DE CUATRO AÑOS! ¿Qué hará el trío dorado? ¿Cómo regresara Snape a la normalidad?
Disclaimer: Todos los personajes son de JK Rowling. Nada me pertenece.
Capitulo 1
Están vivos
Por Amelia Badguy
1.487 palabras según Word
La mañana se hizo presente. Los rayos del sol comenzaron a iluminar los rostros de las personas de aquel castillo, en cual hace pocas horas se había librado una gran batalla. Las personas estaban felices por haber vencido por fin a la criatura que amenazó por tanto tiempo al mundo mágico, pero de igual manera la tristeza invadía su ser por las pérdidas sufridas.
Entre esos tanto rostros en que pesaba la muerte de alguien estaban los integrantes del trío dorado de Gryffindor. Los tres chicos sentían las muertes de Remus Lupin, Nymphandora Tonks, Sirius Black y Severus Snape, bueno del último sólo lo sentía realmente el niño que vivió, después de haber sabido toda la verdad, todo lo que ese hombre había hecho por él.
En la mente de aquellos jóvenes no cabía la idea de que esas personas tan valientes estuvieran muertas. Ellos que habían luchado la mayor parte de su vida en la guerra y habían muerto. Ellos que no podrían disfrutar de la vida ahora que la guerra había acabado. Ellos que eran los que más se lo merecían, el hecho de poder celebrar de buena manera una vez por todas, que todo lo malo había acabado finalmente.
El trío dorado estaba ayudando a llevar los muertos al gran comedor. Era una tarea dolorosa pero debían hacerla, siendo que todos merecían una sepultura decente, como héroes que habían luchado en aquella guerra que nunca había parecido tener fin.
Harry y Hermione habían cogido el cuerpo de Remus. Podrían hacerlo hecho con magia, pero los muchachos prefirieron hacerlo a la "manera" Muggle por el cariño que sentían hacia él que fue su maestro.
A la mente de Harry vino el hijo de Lupin. ¿Qué pasaría con él? Había perdido a sus padres siendo apenas un bebé. Nadie se merecía algo así, pero él intentaría ayudar a la madre de Tonks con la crianza de Teddy, ya que el pequeño era su ahijado, después de todo.
Un gemido de dolor sacó a los muchachos de sus cavilaciones. Ambos se miraron sorprendidos y después miraron al supuesto cadáver de Lupin. ¡Él se estaba moviendo, realmente se estaba moviendo en aquel momento!
Con cuidado dejaron el cuerpo de Lupin en el suelo. Harry puso su cabeza en el pecho de Lupin. Después de unos segundos en que la duda lo carcomió, lo escuchó, apenas audible en realidad, pero ahí estaba, un pequeña latido, seguido luego de otro. Un corazón que se negaba a detenerse.
— ¡Lupin está vivo!. — Dijo Harry emocionado. — Hay que llevarlo a San Mungo…
— ¡Tonk está viva!. — Ron, que venía corriendo desde el gran comedor, interrumpió a Harry. — Ya la llevaron a San Mungo, está bastante herida, pero parece que puede sobrevivir.
— Bien… Ahora llevemos a Remus a San Mungo. — La castañita habló mientras que Hagrid iba corriendo hacia ellos. Los muchachos vieron sorprendidos como el medio gigante llevaba un bulto en su espalda, un bulto negro.
— Muchachos. — Habló Hagrid dando un gran suspiro de cansancio mientras dejaba el cuerpo en el suelo, al lado del cuerpo de Lupin. — Encontré al profesor Snape al lado del sauce boxeador, aún respira, pero el veneno de la serpiente está atacando su cuerpo más de lo que se esperaría.
— Hay que llevarlo a San Mungo. — Dijo rápidamente Hermione. Harry asintió, estando de acuerdo con la castaña.
— Pero es Snape… — El pelirrojo habló con ira en su voz, habían sido demasiados años de esas miradas de desprecio por parte del hombre, que solía hacerles la vida imposible además del hecho de que había sido siempre un doble espía, al menos eso pensaba el Weasly.
— ¡Ronald, él nos salvo! ¡Hay que ayudarlo!. — Hermione miró molesta al pelirrojo mientras se preguntaba cómo podía ser así de cabeza dura, pero claro, Harry únicamente le había contado a ella lo acontecido con Snape, no era como si hubieran tenido demasiado tiempo para poder ponerse al día en medio de toda aquella batalla.
(…)
Ya había pasado algunas semanas desde que el trío dorado había llevado a los dos hombres y la joven metamórfica malheridos a San Mungo. A los tres los habían internaron inmediatamente, la condición de los tres era crítica, pero lo era aún más la condición de Snape ya que había perdido demasiada sangre y el veneno de la serpiente aún estaba en su cuerpo.
Pero los medimagos habían hecho un antídoto, que resulto eficaz, ya que el veneno de la serpiente poco a poco fue desapareciendo del organismo de Snape.
Ahora el ex profesor de pociones se encontraba en una habitación de cuidados intensivos. El trío dorado estaba en la habitación con él, esperando que despertara de una vez por todas.
— ¿Cuándo creen que despierte?. — La voz de Hermione se escuchó preocupada, por lo que Ron frunció el ceño por los celos que comenzaron a recorrerlo, después de todo para el pelirrojo Snape era aún su enemigo, pero antes de que pudiera decir algo una persona entró, más bien cayó, por la puerta.
— Neville, ¿estás bien?. — Preguntó Harry ayudando a incorporarse a su amigo, aquel que había terminado por destruir el último Horrocrux.
— Muchachos, vienen por Snape. Los aurores y el ministro vienen por él. — Habló Neville rápidamente, pero no alcanzó a decir nada más puesto que a la habitación entraron tres hombres.
— ¿Qué es lo que ocurre? — Habló Harry con voz dura, habían pasado demasiadas cosas, tanto que no había podido llevar realmente las pruebas que validaban que Snape era inocente de los cargos que se le imputaban en realidad.
— Por órdenes del ministerio de magia debemos llevarnos a Severus Snape bajo los cargos de traición, por ser un mortifago y además por el asesinato de Albus Dumbledore. —Habló Kingsley Shacklebolt, quién fue nombrado ministro de magia provisional, aunque seguramente seguiría en el cargo luego, después de todo estaba haciendo un buen trabajo y todos sabían aquello. — Lo siento chicos, pero es algo necesario que se debe hacer, debido a que la gente comienza a hablar de él, pero sí tienes las pruebas para liberarlo todo estará bien, Harry.
El nombrado asintió suspirando quedo, después de todo era él mismo quién aún no presentaba las pruebas, pero había pensado que eso se vería en el juicio y no que lo sacarían de San Mungo antes de lo esperado, pero al parecer estaban presionando demasiado a Kingsley. Querían a mortifagos capturados, lo más rápido posible.
— No puedo permitir que se lo lleven. — Habló la voz imponente de Albus Dumbledore cuando entró a la habitación, haciendo que todos los presentes observaran al mago que todos habían visto caer de la torre de astronomía. Todos los presentes veían sorprendidos al viejo director de Hogwarts. — Además, querido Kingsley, creo que esos cargos no tienen ningún fundamento. Debido a que yo estoy aquí, vivo.
El nombrado sonrió al escuchar al viejo director del colegio de hechicería, mientras que los otros aurores que lo habían acompañado estaban realmente atónitos con la situación.
— Está bien, Albus — Habló mientras soltando un suspiro y una pequeña risa brotó de sus labios. Realmente se llevarían una gran sorpresa en el Ministerio cuando informara lo ocurrido en el hospital y por qué no podía llevar a Severus Snape detenido. —Retirare los cargos que hay sobre Severus Snape y Sirius Black, después de todo es bueno limpiar de una vez el nombre de Sirius.
Le comentó mientras salía de la habitación con los aurores que aún se miraban confundidos por todo lo que estaba ocurriendo, que era realmente algo digno de contar en todos lados.
El perro, que había estado en silencio desde que llegó a aquella habitación siguiendo al ex director de la escuela de magia, ladró llamando la atención de los presente. Harry observó al animal y sus ojos se llenaron de alegría. Fue corriendo a abrazar al perro.
— ¡CANUTO!. — Dijo mientras abrazaba al perro que comenzó a lamerle la cara. Se separó un poco de él y para que volviese a su forma humana. Cuando se transformo en humano los demás chicos también le abrazaron.
— ¿Cómo saliste del velo?. —Preguntó la castañita. En sus ojos se veía la felicidad que sentía por su amigo.
— Albus me ayudo con hechizo. —Sirius estaba feliz abrazando a su ahijado. Todos estaban tan felices que no notaron como el cuerpo del hombre en la cama comenzó a cambiar.
— ¿Quenes son?. — Todos se voltearon sorprendidos hacia la cama para encontrarse con un pequeño niño de cuatros años. En sus ojos negros estaba la desconfianza y el miedo. Su cabello negro enmarcaba su pálido rostro. Las ropas que llevaba puestas le quedaban inmensas.
— ¿Severus?. — Dijo Albus acercándose al infante que estaba en la cama y miraba a todas las personas en la habitación con desconfianza.
— ¿Quién edes tú? ¿Cómo sabe cómo me llamo?. — Dijo el pequeño mientras se encogía cada vez más en la cama.
Todos estaban atónitos. ¿Qué había sucedido con el sarcástico y odioso profesor de pociones?... ¿Por qué era un niño?.
(...)
Buenas a todos, se que ha pasado tiempo desde la actualización de esta historia —Han pasado 84 años—, pero decidí volver a retomarla, corrigiendo algunas cosas necesarias y cambiando un poco la trama, espero que les agrade.
Editado y Resubido: 19 de Enero del 2018.
