Y surgirá, con tu sonrisa, la luz…

Habíamos regresado a aquel lugar. Había pasado bastante tiempo ya desde la última vez que nos reunimos en aquel mundo tan diferente al nuestro y, a pesar de ello actuábamos como si el tiempo intermedio no hubiera existido. No podía negarlo; estaba feliz de verlos a todos y estar sumergido en una nueva y emocionante aventura a su lado. Sabía que las cosas cambiarían de una u otra manera, pero estaba convencido que lograríamos salir victoriosos de este nuevo reto.

Ya no éramos los niños que una vez, ya tantos años atrás, fueron convocados entre muchos otros para salvar a este mundo; no, ya eso era historia pasada. En ese exacto momento, eramos los elegidos que regresaban una vez más.

Aún así, cuando recorrí mi mirada por los rostros por mis viejos amigos, no pude dejar de sorprenderme. ¡Habíamos crecido tanto! Pero nuestras esencias seguían siendo las mismas, y ellos seguían siendo las personas en las que yo tanto confiaba y cuya compañía me traía mucha felicidad y brillantes esperanzas.

A pesar de ello no podía negar el hecho de que extrañaba a mi hermano (pero eso estaba demás luego de estos años), pero estaba seguro de que él se uniría a nosotros cuando estuviera listo.

A mi lado, Takuya me sonrió.

"Parece que sigues siendo un misterio, Kouji" Comentó, dando un golpe en el hombro.

Le devolví la sonrisa. "No un misterio, pero sigo dedicándole tiempo a mis pensamientos"

"Bueno, ya sabes lo que dicen sobre árboles torcidos y perros viejos" comentó, y luego esquivó un certero golpe en la cabeza de mi parte. Los dos reímos un rato, pero luego de que las risas cesaron Takuya no perdió la oportunidad de descargar la curiosidad que seguramente le había costado toda su fuerza contener hasta ese momento.

"Por cierto" Empezó, tratando de sonar casual. "¿Dónde se encuentra Koichi? ¿Por qué no está con nosotros?"

La sonrisa se borró instantáneamente de mi rostro mientras bajaba la mirada hacía el suelo y un suspiro dejaba mis labios ajeno a mi voluntad. Era de esperar que quisieran saber de Koichi, ya que nos habíamos vuelto muy buenos amigos en nuestra última aventura. Sabía que mi hermano los estimaba mucho y ellos a él, así que no me sentí quién para ocultarles la verdad sobre su amigo, mi mejor amigo y mi querido hermano.

Suspiré de nuevo y volví mi mirada hacía los ojos de Takuya que me observaban cuidadosamente. Su semblante me hacía saber que ya esperaba no muy buenas noticias.

"Koichi…" Vacilé, pues no podía encontrar las palabras adecuadas. "Koichi está peleando una batalla con él mismo. Hace unos días empezó a actuar de manera extraña muy contrariado, como si estuviera perdido. Instantáneamente supe que algo andaba mal al verlo; como si en su interior se realizara una batalla sobre qué camino seguir, como si… como si estuviera constantemente debatiendo entre el bien y el mal…"

Takuya torció el gesto y volvió su mirada hacia adelante. Yo permanecí en silencio, pues la frustación había cortado mis palabras y convertido mis manos en puños. Confiaba en Koichi más que en mi mismo; él era mi hermano, mi gemelo, mi otra mitad, era mi misma alma y mi misma esencia, y sabpia que él saldría delante y encontraría su luz… Pero el hecho de no poder ayudarlo, de ser incapaz de asistirlo en la lucha, en su tormento, me llenaba de ansiedad y de frustración, pues el dolor de mi hermano era mi propio sufrimiento.

"Koichi está luchando de nuevo con su propia oscuridad"

Volví mi mirada hacía Takutya, sorprendido al ver cómo me sonreía y como su afirmación sonaba esperanzadora y llena de confianza. "Estoy totalmente seguro que se reunirá pronto con nosotros".

Lleno de esperanzas renovadas y de visiones de un futuro brillante, le devolví la sonrisa y palmeé su hombre agradecido. Koichi se unirpía a nosotros pronto, estaba seguro de ello. Estreché la mano que mi amigo me ofrecía y confirmé:

"Sí, pronto se unirá a nosotros".