Disclaimer: El siguiente fic debía participar en el Reto: Truco o Trato, asusta o muere del Foro La Caja de Pandora (LCDP), pero no lo termine a tiempo. Skip Beat! y todos sus personajes pertenecen a Yoshiki Nakamura. Esta historia me vino a la mente cuando tire una moneda al aire, cosas más raras me han sucedido.

Constará de varios capítulos, los cuales aún no sé con certeza la cantidad. Y hay traducción de diálogos.


BELLADONA

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"Belladona: en italiano es una mujer hermosa, en nuestro idioma un veneno mortífero. Un ejemplo irrefutable de que ambas lenguas coinciden en lo esencial"

Ambrose Gwinett Bierce

Periodista y escritor estadounidense

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Este treinta y uno de octubre no había sido lo que Tsugura Ren tenía planeado. Yashiro le había ayudado a despejar su agenda para que tuviera libre la tarde y noche de este día. Había ideado pasar todo este tiempo con Kyoko tranquilamente viendo películas de horror y misterio; y comiendo palomitas de maíz con mantequilla para celebrar las fiestas de Halloween al estilo americano, bueno a su estilo americano. Al ser hijo del matrimonio Hizuri, gran parte de esta celebración era pasarlo en casa a veces con sus padres, cuando podían estar con él debido a sus compromisos sociales y a veces alocadamente cuando Lory Takarada se hacía presente de improviso; o las más que se repetían solo o con alguna de las niñeras.

Había organizado todo y había confirmado que ella no tuviera ocupada. Se iban a ver en el departamento de él, pero ocurrió que ella tuvo que cubrir a su compañera Kotonami Kanae en la filmación de un comercial alusivo a estas fechas de una reconocida marca de hamburguesas liderada por un payaso demasiado sonriente para su gusto; ya que la pelinegra tuvo que viajar para la filmación del capítulo final del dorama donde actualmente trabajaba.

«Lo siento mucho Tsugura san, pero tengo que responder por mi mejor amiga. Ella lo haría por mí. Prometo que lo retribuiré en cuanto podamos vernos. Cocinaré algo muy rico para usted», recordaba él las palabras de la ambarina, pero también la sensación de pérdida que no experimentaba desde hace tiempo, Kyoko se había convertido rápidamente en alguien muy importante. No, más bien había ocupado el lugar que tenía desde hace mucho. Ese rincón en sombras de su corazón anhelaba la luz que ella irradiaba.

El claxon del auto que estaba detrás de él lo sacó de sus pensamientos. No le había ocurrido desde hace mucho que se distrajera en un semáforo, pero desde que ella había vuelto a su vida, a su muy ordenada, pero gris vida; se sentía que estaba al mismo tiempo entre la razón y la locura. Aunque intentara suprimir esa parte de sí mismo, se había dado cuenta que jamás podría volver a encadenarla. Le llegó como una revelación al leer una entrevista que le hicieron a Anthony Hopkins, después de declarar que no volvería a encarnar a su personaje más emblemático, el Dr. Hannibal Lecter.

«Creo que la frialdad sirve para esconder las verdaderas heridas emocionales que los personajes tienen. Me gusta es frialdad. Es parte de mi naturaleza. Creo que la forma más saludable de vivir la vida es ser amigo de la bestia que tenemos dentro. Bueno, no precisamente la bestia, sino la sombra, el lado oscuro de nuestra naturaleza con todas sus imperfecciones»*, recordó el mientras doblaba hacia la izquierda en el siguiente semáforo.

Se escuchó un fuerte ruido cuando un auto que iba delante del suyo freno, pero no pudo esquivar a la persona que estaba cruzando frente a él, y el conductor se dio a la fuga dejando a una mujer tirada en la calle. Por desgracia no había casi personas transitando por ahí en esa hora de la tarde. El actor se bajó de su automóvil y acudió a ayudarla, para su sorpresa se encontró con una gitana, de piel canela y ojos muy negros que parecían escudriñar su alma, al parecer no había sido un golpe fuerte, pero hizo que se desbalanceara y cayera. Él le ayudo a levantarse y ambos subieron a la acera, pero ella seguía con su análisis visual. Finalmente le dijo con una sonrisa de dientes muy blancos:

—¡Gracia! Saleroso, ere una persona muy amable.

Ren no le comprendió bien, aunque sabía hablar español no comprendía el acento que ella estaba usando. Decidió probar con el inglés.

Are you okay? [¿Está usted bien?]

—No me comprende, hermoso… bueno no importa, lo viaje ilustran ¿no? ¡hum! veamo… —se golpeaba ligeramente con la punta de su dedo índice derecho los labios, pensando en qué decirle a su salvador.

Thanks for helping, handsome. [Gracias por ayudarme, guapo]

Come with me. I'll take you to a nearby hospital. [Venga conmigo. La llevaré a un hospital cercano]

Not necessary. But I will thank you like my people when you have been treated well. [No es necesario. Pero te daré las gracias como lo hace mi gente cuando se le ha tratado bien]

Ren se desconcertó ante esta última frase, sabía que el pueblo de ella era nómada, pero jamás había visto a ninguno de ellos en Japón y menos vestidos a la vieja usanza, pero no debería haberle extrañado, ya que dicen que todo puede pasar en la víspera de Todos Los Santos.

Don't worry. You will leave benefited. [No te preocupes, saldrás beneficiado]

Esto último dejó aún más confundido al actor.

Take this. [Toma esto]

Le coloco en la palma de su mano derecha un pequeño frasco transparente que contenía un líquido de color marrón.

This liquid will help you learn more about it eats you up inside. It's your decision. Two creatures living in you, but it make you who you are. [Este líquido te ayudará a conocer más sobre eso que te carcome por dentro. Es tu decisión. Hay dos seres en ti, pero eso te hace quien eres]

Él se quedó viendo la botellita y su contenido pareció brillar. Volteo a ver dónde se encontraba la extraña chica que se la dio, pero no estaba; se había ido. En su lugar encontró una nota, la cual decía:

You will know more about you and her, but beware!

This is Belladonna liquid and you can't use more than two drops dissolved in 100 milliliters of pure water bathed in first ray of the moon tonight.

Emerald, your new friend.

[Sabrás más de ti y de ella, pero ¡cuidado!

Esto es belladona líquida y no puedes usar más de dos gotas disueltas en 100 mililitros de agua pura bañada con el primer rayo de luna de esta noche.

Esmeralda, tu nueva amiga]

—¡¿Belladona?! Esto es veneno. Esta mujer está loca si pretende que voluntariamente la beba —estaba a punto de tirar el pequeño contenedor a la alcantarilla cuando volvió a brillar en su mano —. Debo estar demente al considerar hacerlo. No cabe duda que Yashiro tiene razón al sugerirme unas vacaciones.

Se lo guardó en uno de los bolsillos de su chaqueta de piel y volvió a subirse a su deportivo para emprender el viaje hacia su departamento.


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—Mogami chan, hemos acabado con las tomas grupales, ahora vendrán las individuales. Te repito que te agradezco que nos hayas rescatado a última hora… de verdad necesitaba a tu personaje de Hongo Mio para inspirarme. Es que ella es la cumbre, la cúspide de la más pura y refinada maldad… —le decía y le decía eufórico el director del comercial a una resignada chica.

«Sino fuera porque se trataba de Moko san y que me lo pidió el presidente hubiera dicho que no. Yo quería ir a ver a Tsugura san».

La pelinaranja enseguida se negó mentalmente esos pensamientos tratando de recomponer lo dicho por su subconsciente.

«No, no, yo quería ver las películas de miedo a las que me invito, nada más», se mentía a sí misma, pero su interior la traicionó de nuevo.

«No te mientas, quieres verlo a él. Tu odias las cintas de terror, aceptaste su invitación porque podrías estar a su lado durante algún tiempo», ella se tapó los oídos en vano al tratar de acallar su voz interior.

—¿Te sientes mal? Descansa un poco, he sido un desconsiderado. Desde muy temprano hemos estado filmado y de seguro no has almorzado —dijo el hombrecillo apenado —, pero le pondré remedio a esto —se giró y grito a todos en el set — treinta minutos para comer. Ve a tu camerino después de ingerir algo ligero y recuéstate.

Ella así lo hizo. No quería discutir con alguien con respecto a su estado de ánimo.


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Ren se encontraba en penumbras recostado en la cama de su habitación, en la cómoda derecha reposaba un objeto que contenía la muerte en grandes dosis, pero que podía ser un excelente tranquilizante en pequeñas cantidades y por un corto tiempo.

Tomó el frasco y se dirigió al baño con intención de tirarlo por el inodoro, pero de nuevo el líquido brillo y él desistió de su propósito. Se volteó hacia el lavabo y vio el vaso que usaba para enjuagarse los dientes después del cepillado, lo agarró y llenó. Vio hacia arriba y el espejo le devolvió la imagen de Kuon a pesar de que aún seguía con su disfraz.

Esto lo asustó, pero aun así se encamino hacia la sala para consultar el reloj que reposaba en una de sus paredes.

—Son las 18:58 de la tarde, la luna saldrá en breve ¿qué me sucede? No es posible que crea que esto responderá a mis preguntas —aún con vacilación se acercó a la ventana que daba a la calle y por ella sacó el vaso con agua para que fuera tocado por el primer rayo del satélite lunar.

«Esta noche es propicia para conocer la naturaleza verdadera de nuestra alma», se escuchó una voz en su cabeza, la cual seguía empujándolo hacía el descubrimiento de sus más escondidos secretos.

«Deja que Kuon platique de frente contigo. Deja que te mire a los ojos y que responda a tus preguntas», continuaba susurrando en su mente.

«Ambos deben de hablar y ver a quien es la causa de su desasosiego; la que a su vez es el anhelo de los dos», estas palabras estaban haciendo mella en su alma, pero no le importó. Lo bebería y esperaría por las respuestas que necesitaba, pero que tanto temía.


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Mogami Kyoko seguía con la grabación del comercial, el descanso le había ayudado y se sentía menos deprimida, había decidido cambiar su actitud y volverla más positiva; no porque estaba vestida como una zombi adolecente se iba a comportar como una muerta viviente. Este era un trabajo y lo sacaría adelante.

Mañana por la mañana iría a ver a su sempai con los artículos que ya había enlistado y le haría un fabuloso desayuno, podría apostar su enredada cabellera que no había estado alimentándose correctamente.

—Es tu turno de filmar junto al nuevo postre, Mogami chan —fue el llamado que le hizo el director lo que la sacó de su reflexión.

—Sí, Miyamoto san, enseguida estoy con usted —fue la respuesta de la joven actriz.


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El actor se encontraba sudando frío y revolcándose en su cama debido a que había ingerido la peligrosa sustancia. Se hallaba inmóvil, pero consciente de lo que le pasaba a su cuerpo. Se estaba manifestando en él la dualidad que le había dicho la romaní. Era un dolor agudo e intenso, sentía que miles de agujas calientes atravesaban su organismo, pero sobretodo notaba como se estaba dividiendo su alma. Hasta que ya no percibió algo más, todo había acabado.

—¡Hey! Eso fue intenso ¿estás de acuerdo conmigo, Ren?

—Sí, fue muy intenso y casi mortal ¿en qué estaría pensando para tomarme ese brebaje del demonio? —fue en ese momento que el moreno se dio cuenta que estaba hablando cara a cara con su contraparte rubia. Su rostro se había desarticulado en una espantosa mueca de horror.

—Ninguno estaba pensando con la cabeza que tenemos sobre los hombros —Kuon hizo el ademán de señalarse la entrepierna —y quita esa estúpida mueca del rostro. Al parecer sea lo que sea que haga esa droga, lo hizo con nosotros.

El rubio se levantó del lecho y comenzó a inspeccionar la recamara.

—Nuestros gustos han cambiado, pero tú lo llevaste al extremo. Está bien que hayas querido librarte de mí, pero aquí no se refleja tu yo verdadero. Este lugar esta tal y como te lo entrego el chiflado de Lory. No le has añadido nada que sea de tu gusto personal.

—Esto es imposible, tú no puedes estar aquí. Estoy delirando, debo dormirme y esperar que ceda la fiebre que es lo que está ocasionando este delirio —Ren no podía creer que estaba hablando consigo mismo en forma materializada, con la apariencia que tuvo en el pasado y que lo estuviera molestando con críticas hacia su hogar.

—No te esfuerces en ignorarme, aunque yo tampoco sepa como ocurrió esto no te permitiré que niegues que estoy aquí frente a ti —contesto Kuon fríamente.

Ambos hombres representaban el día y la noche, tenían el mismo rostro y similares reacciones, pero ¿podrían estar en la misma habitación sin llegar a matarse?


Notas:

* Este fragmento fue extraído de una entrevista realizada a Anthony Hopkins por la revista Gran Cinema, la cual se publica en México.


Comentarios:

Gracias por la paciencia Aretha Atrahasis y con mucho cariño va dedicado a ti.

Hotaru.