Bienvenidos a mi nuevo fanfic.

Si eres un nuevo lector, debo advertirte que este fanfic es continuación del capitulo 14 de "La Leyenda de Brave Rick". Se recomienda leer "La Leyenda de Brave Rick: Cronicas y Consecuencias" y "La Leyenda de Brave Rick" hasta el capitulo 14 en orden para entender los sucesos que se llevaron a cabo anteriormente y que dieron origen a este fanfic. Mis viejos lectores pueden ignorar este mensaje.

Disfruten la lectura


La nube por alguna extraña razón había comenzado a lanzar una llovizna sobre lo que quedaba del campo de batalla. Los pegasos no la habían cargado con agua. Las gotas chocaban contra la armadura de Spike, que se encontraba arrodillado mirando el suelo sumamente triste, bajo su brazo descansaba su casco que mostraba signos de abolladuras producto de la batalla. En su mente sólo había una pregunta, ¿Dónde estaban sus amigas?

Storm Cloud descendió a su lado y le preguntó:

—Pequeño dragón, ¿se encuentra usted bien?

Spike la miró con grandes ojos enrojecidos, pero no pudo responderle.

—¿Dónde están nuestros hermanos guerreros?

Spike seguía ignorándola. Storm levantó vuelo y recorrió los alrededores, pero todos habían desaparecido. No había humanos, ponis, animales salvajes, nada, ni siquiera armas o armaduras, nada, incluso la sangre se esfumó. Al terminar, regresó con Spike.

—Spike, ¿Dónde están todos? Es como si la tierra se los hubiera tragado a todos, ¿Qué viste dragoncito? —inquirió velozmente.

Pero Spike permaneció mudo ante la insistencia de la gobernadora de Cloudsdale. Al poco tiempo, el resto del ejército llegó y quedó estático al observar el vacio del lugar. Los generales observaron a su alrededor, los dragones tomaron altura y luego de un rápido vistazo descendieron.

—Gobernantes, el lugar está vacío en su totalidad. Como si la batalla hubiera desaparecido sin dejar rastro —anunció Kantrugajh.
—Eso no es posible, ¿Qué sucedió aquí? —inquirió Silver Boss, luego se acercó a Spike— ¡¿Qué sucedió aquí?! —gritó levantándolo del suelo.
—¡Déjalo Silver, él no tiene la culpa de nada! —defendió Storm Cloud.
—¡Pero debemos saber que sucedió!
—Yo les diré lo que pasó.

Del cielo, cayó la reina de los simuladores junto a dos de sus sirvientes que la escoltaban, levantando un poco de polvo.

—¿Tu sabes lo que sucedió? —volvió a preguntar Silver Boss.
—Yo vi todo desde la lejanía mientras todo sucedía, regresé a buscar sobrevivientes mientras el resto de mis súbditos regresaban a la colmena.
—¿Y por qué desertaste de la batalla? Se supone que debías pelear a nuestro lado hasta el final.
—No deserté poni, invoqué la retirada apenas vi lo que sucedía, ¿sabes acaso la cantidad de simuladores que perdieron la vida a raíz de este conflicto?
—¡No me hables de bajas insecto agujereado, muchos de los nuestros también murieron tratando de evitar la invasión humana!
—¡Basta! —gritó Kantrugajh rugiendo lo más fuerte que pudo.

Todos se taparon sus oídos hasta que el dragón jefe dejó de rugir.

—Chrysalis, por favor, cuéntanos que sucedió —dijo Blue Fire.

La reina aclaró su garganta antes de comenzar.

—Cuando el elemento de la amabilidad trajo a los animales salvajes consigo, la balanza se había inclinado a nuestro favor, crearon el segundo portal tal como lo habían planeado y luego los elementos se juntaron y atacaron la entrada principal. No se que sucedió luego, pero un extraño resplandor cubrió todo el campo, devorando todo a su paso, mi gente y yo pudimos escapar antes que la explosión nos alcanzase, pero los demás no tuvieron tanta suerte.

Todos estaban expectantes del relato, en especial Spike. El tono de la reina era un tanto indiferente, como si el destino de todos los ponis no le importase mientras pudiera salvar a su gente.

—¿Ósea que…?
—Sí, las hermanas del sol y la luna, los elementos de la armonía, parte del ejercito equestriano y todos los humanos presentes en la batalla murieron desintegrados por una explosión de luz —anunció Chrysalis.

La mente de Spike se desconectó por completo del mundo terrenal. Sus ojos perdieron brillo. Un nudo se formó en su garganta. Las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos mezclándose con la lluvia, quería gritar de desesperación pero no podía, algo dentro suyo se lo impedía y obligaba a ahogar sus penas para sí mismo. Lloró en frente del ejército, no le importaba.

Los ponis a su alrededor también lo sintieron, el mundo de pronto se volvió más gris luego de aquellas palabras. Uno a uno, los soldados se quitaron los yelmos y dedicaban un minuto de silencio para los caídos en batalla, los más duros miraban un punto fijo en el suelo, los más sensibles acompañaban al dragón con algunas lágrimas. Los dragones posaron sus cuerpos en el suelo y agacharon la cabeza de igual modo. La reina, por respeto, los acompañó. Casi todo era silencio, excepto por el llanto de Spike.

—Señorita Chrysalis, ¿usted está segura de lo que acaba de decirnos? —inquirió Storm Cloud con tono formal.
—Eso es lo que creo, sólo mira a tu alrededor, ni siquiera la yerba del suelo se salvó de la luz, ¿Qué otra cosa pudo ser?
—Si lo que dijo era una suposición, entonces no podemos fiarnos de ella. Hay infinitas posibilidades de lo que pudo haber pasado, y una de ellas, es que todos estén sanos y salvos.

Todos levantaron sus cabezas ante la última esperanza. La ultima creencia a la que debían aferrarse, tanto ellos como el resto de Equestria. Los murmullos comenzaron a sonar, sacando conjeturas de lo ocurrido, muchas optimistas, pocos pesimistas.

Silver alzó su casco al cielo, totalmente inspirado por la esperanza.

—¡Hermanos, alcen sus armas al cielo, hoy logramos nuestro objetivo que nos unió a todos como una nación ante la adversidad! ¡Alcen sus armas y gritemos al cielo para que todos nos escuchen, hoy dimos un gran paso para recuperar nuestro hogar! ¡Gritemos tan fuerte para que las princesas, los elementos y todo aquel soldado desaparecido puedan escucharnos, estén donde estén!

Y así lo hicieron, las espadas, los cascos y las garras de los dragones apuntaron hacia el cielo al mismo tiempo que un grito colectivo enardeció el cielo, tanto así que la nube encima suyo se desarmó, dejando pasar los rayos del sol, los cuales se reflejaban en las armaduras sucias y abolladas de todo el ejercito.

El grito en conjunto es escuchó más allá del bosque, los humanos tanto en Ponyville como en Canterlot se preguntaron qué estaba pasando en el bosque, pero decidieron esperar noticias antes de actuar.

Una vez que cesaron, se dieron cuenta que Chrysalis los observaba con una sonrisa de admiración.

—Debo admitir que tienen mucho espíritu ante su perdida. Si me disculpan, debo regresar a la colmena.
—¡Espera! —detuvo Silver— No te aproveches de la situación para invadirnos.
—No tienes de que preocuparte poni, cuando Celestia fue a buscarme a la colmena me ofreció algo valioso a cambio de mi ayuda, no voy a desperdiciar mi oportunidad de cobrar el favor invadiendo sus ciudades. Tal parece que yo también debo tener algo de fe para que ella regrese. Adiós, y buena suerte.

Chrysalis levantó vuelo junto a sus acompañantes y salió volando del lugar.

—Dragón Kantrugajh, agradezco la ayuda brindada por su especie en esta batalla, sin ustedes las cosas hubieran sido muy diferentes y trágicas —agradeció Blue Fire.
—Sí, ustedes con su fuego, sus garras y sus alas fueron de gran ayuda —agregó Storm Cloud de forma animada.
—Fue un placer ayudarlos, mis hermanos y yo regresaremos al lugar de migración, felices de saber que ayudamos a Equestria a salir adelante. Si necesitan algo, no duden en llamarnos.

El dragón anciano rugió una vez más y levantó vuelo, él y sus hermanos se perdieron en el horizonte. Sólo quedaron los ponis en el lugar.

—Es hora de volver al refugio, tenemos que comunicarles a los demás lo sucedido aquí —dijo Silver Boss.

Los ponis comenzaron su lento caminar de regreso al escondite subterráneo. Los ánimos eran bajos aun con la esperanza activa, los cascos de la mayoría rameaban en el suelo, los soldados envainaron sus espadas en sus refugios de cuero, muchas de ellas con manchas de sangre, unas pocas con tierra y sólo unas cuantas totalmente limpias. El silencio era abrumador, después de todo, todas las bestias del bosque escaparon por lo sucedido, pero nadie estaba consciente de ello, sólo querían llegar al refugio. Los heridos iban atrás, siendo cargados por sus compañeros de batalla, pero el más grave de todos era el jefe Thunderhooves, quien sufrió quemaduras de tercer grado en la mitad izquierda de su rostro y cuerpo, actualmente se encontraba inconsciente, ocho ponis lo cargaban. Algo que no se discutió era lo que harían con los cadáveres, pero lo más importante ahora era llegar al refugio. Los gobernadores iban al frente, discutiendo entre ellos sobre la situación, habían ganado la batalla, habían apagado el incendio, pero todavía quedaban cenizas que podían hacen resurgir la amenaza una vez más sino eran tratadas a tiempo, nadie habló de las repercusiones de perder a las hermanas del sol y la luna, lo importante ahora era llegar al refugio.

Spike iba desganado, si por él fuera se hubiera quedado recostado en la tierra, pero lo obligaron a pararse e irse con ellos. Con un poco de esfuerzo logró caminar por la parte media del pelotón, no quería ver a los heridos que inundaban el aire con alaridos de dolor, con vendajes que se teñían de rojo. No podía dejar de pensar en ellas, sus amigas, en especial Rarity y Twilight, una de ellas era su gran amor que tal vez estaba pasando por un mal momento y la otra era la poni a quien consideraba su hermana mayor con la que había tenido una discusión antes de la batalla. Recordar las palabras de Iron sólo lo entristecían más, tal vez nunca volvería a ver a Twilight para darle ese abrazo de reconciliación que tanto ansiaba. De vez en cuando observaba los cristales adheridos a sus guantes, el hermoso sentimiento que le provocaba era opacado por la angustia y el malestar por lo que decidió quitárselos y guardarlos dentro del casco. En los viejos tiempos, había leído varios libros sobre las antiguas batallas del mundo, aquellas que moldearon a las naciones como son ahora, y una de las partes que más le gustaba leer, eran los canticos de victoria que los ejércitos cantaban felices y orgullosos mientras recorrían la vuelta a casa, sin importar que sus voces estuvieran atrofiadas por los gritos de la batalla o no supieran cantar en absoluto, aquí era diferente, nadie disfrutaba de una victoria agridulce.

Estaba tan abstraído que no pudo notar cuando la luz del sol era reemplazada por la luz de las antorchas de los túneles del refugio. El sonar de sus cascos hacía eco, multiplicando el sonido de los pasos que se extendían hasta la cámara central donde miles de ponis esperaban por un resultado favorable.

Los soldados iban ingresando lentamente, los ponis a su alrededor levantaban la vista y avisaban a los demás, el ejercito Equestria no había regresado. Los refugiados se congregaron en frente del ejercito, impacientes, al mismo tiempo ansiosos, ¿Si ellos habían regresado significa que habían ganado cierto? Miles de ojos se clavaron en ellos, cientos de susurros se escuchaban de todas direcciones preguntando lo obvio, la expresión de los soldados confundía a más de uno, no sabían que esperar de ellos.

Silver Boss dio un paso al frente, listo para dar la noticia.

—¡Quiero informarles, que luego de una intensa batalla, hemos logrado vencer a los humanos y cerramos el portal exitosamente! —gritó levantando su arma.

Los refugiados tardaron unos segundos en reaccionar, pero luego el lugar se llenó de cascos retumbantes y gritos de festejos y felicitaciones, habían logrado lo imposible. Pero no todos festejaban entre ellos.

—¡Papi, ganamos, ganamos, mamá estaría muy feliz! —expresó Dinky alegre.

El doctor sólo observaba al gobernador, algo en su expresión no le daba ánimos para festejar.

—Pero… ¿Dónde están las princesas? —preguntó para sí mismo.

Silver quiso esperar a que la multitud dejara de gritar para darles la otra noticia, pero nunca dejaron de hacerlo, por lo que optó por interrumpirlos.

—¡Pero! —la multitud se silenció— ¡Como consecuencia de ello, las princesas, los elementos y una porción importante de nuestro ejército desapareció en una explosión de luz, sin dejar rastro!

Nuevamente a los refugiados les tomó unos segundos procesar la noticia, pero luego estallaron en cólera y desesperación. Los gritos de angustia se escucharon por todo el lugar, muchos rogaban por el regreso de las princesas, otros por los elementos y unos pocos por aquellos familiares que fueron al campo de batalla a server a su nación. Las preguntas no tardaron en llegar, inentendibles por el ruido.

—¡No se alteren, no debemos sacar conclusiones apresuradas, todos los involucrados están en calidad de desaparecidos, debemos tener fe!

Pero eso no calmó a las masas, quienes arremetían con más y más preguntas, muchas iguales. Pronto los otros gobernadores y soldados se unieron para intentar calmar a la multitud, pero eso sólo logró aumentar el calor de la discusión.

Mientras tanto, Spike se encontraba en un rincón con los ojos y orejas tapados, tratando de silenciar el mundo exterior. No soportaba ver lo que la noticia había causado en ellos, pero su mente lo bombardeaba con recuerdos que lo entristecían más y más. Estaba atrapado en un bucle infinito de depresión y angustia del cual no podía escapar.

«¿Qué harían ellas?» pensó Spike.

Los gritos y la discusión no cesaban, incluso en algunos grupos había señales de una posible pelea.

«Con sus elementos… podrían tranquilizar a los ponis… ellas son un símbolo donde los ponis se resguardan… las princesas… ellas también son un símbolo».

Si la situación continuaba, sólo se necesitaría una chispa para desencadenar una revuelta.

«Pero yo no soy como ellas… no soy un símbolo de nada… sólo soy Spike» pensó.

Spike abrió los ojos y miró el casco y los guantes que reposaban en el suelo, los cristales verdes brillaban vivazmente, como si fuera una señal.

«Tal vez… pueda convertirme en ese símbolo que ellos necesitan».

Mientras los ponis continuaban gritándose unos a otros, Spike se escabulló entre ellos, a medida que se acercaba a la roca de gran tamaño, la misma donde Richard estuvo atado, se colocó los guantes en cada garra y el casco en su cabeza. Al llegar, trepó hasta la cima para llamar la atención de los ponis. Inspiró profundamente y gritó:

—¡Deténganse!

Todos dejaron de pelear y miraron al pequeño dragón con armadura que reflejaba con su mirada una seriedad y determinación extrema, muy por el contrario de lo que sentía hace sólo unos momentos.

—¡Debemos enfocarnos y seguir adelante, no podemos dejar que esta noticia nos afecte moralmente!
—¡¿Y quién eres tú para decirnos eso?! —gritó alguien de la multitud.
—¡Soy Iron Spike, el dragón de hierro!


Hasta aquí llegó el capitulo señores, espero que les haya gustado.

El capitulo fue corto, pero es el inicio de algo grande. Más adelante se presentarán nuevos personajes y lugares, junto con el regreso de quien será el compañero de Spike en sus aventuras.

Recuerden, si les gustó el capitulo dejen un review, si tienen alguna duda o consulta pueden mandarme un MP, no muerdo, tambien pueden darle like a la pagina de facebook "exelion fanfiction" para estar enterados de avances y otras cosas, links en mi perfil o pueden buscarlo por FB.

Nos vemos gente, se despide, Exelion