Aclaración: Los personajes de esta historia no me pertenecen. El siguiente fanfic es sin fines de lucro.
CONTACTO
Historia basada en "Robotech-Macross"
Prólogo
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Sentía mucho dolor y ya no sabía qué hacer. Su padre le hubiera dicho que llorar era bueno, parte de un ser humano, pero que el dolor guardado como el mayor de los tesoros era una opción que ningún miembro de la milicia debía considerar, porque los hacía débiles.
Erguida frente a Gloval, sentía como los cimientos de su posición comenzaban a convertirse en polvo.
—Ya lo he decidido, Lisa—pausadamente inhaló humo de su pipa y la miró con detenimiento sin poder adivinar su reacción—.Te quedas en tierra—dijo finalmente.
—¿Por cuánto tiempo?
—No es cuestión de tiempo, Lisa. Has perdido capacidades y no te considero competente para asumir el mando de ninguna nave—Lisa palideció—. Sí, te estoy quitando tu mando y no es algo que yo quiero hacer, mi juicio es el que me obliga.
—Entiendo, señor.
Tras sus palabras Lisa sólo dejó tras de sí el sonido de sus fuertes pisadas. De pronto se encontraba viendo la fortaleza desde el borde del lago, un nuevo turno había concluido y lo que menos quería era llegar a casa.
La noche anterior se había registrado nevada más terrible del año y, aunque ahora la tempestad sólo era historia pasada, era imposible tratar de evitar el frío invernal en las calles, de modo que el grueso abrigo que llevaba encima estorbaba en vez de otorgarle la tibieza necesaria. Pero quería, a pesar del frío, de que sus pies con aquél calzado reglamentario se helaran hasta el punto de no sentir sus dedos, estar allí, ver como a las seis en punto la iluminación del SDF-1 se encendía brindando un espectáculo multicolor.
Se acercó al barandal protector, tiró la nieve acumulada, y contra ella recargó su pesada existencia.
"Él y yo...hace un año..."
En el mismo punto y a la misma hora había estado con él conversando sobre muchas cosas y ambos habían abierto sus corazones, entonces hubo comprendido que aún después de mucho tiempo conociéndolo sentía que sabía muy poco de su interior.
—Te vas a resfriar.
Se giró hacia Claudia y le sonrió.
— ¿Cuándo volviste?
—Hace escasos minutos. No te encontré en la base y supuse que estabas aquí—Lisa amplió aún más su sonrisa. — ¿Acaso creías que te dejaría sola?
De pronto se encontraron caminando calle abajo, rumbo a las cajita de zapatos que compartían de vez en cuando. Claudia llevaba tiempo lejos de Ciudad Macross, había sido reasignada a un puesto administrativo en Ciudad Granito y se sentía contenta de estar alejada, ya que no hubiese sabido lidiar con la amargura tras los horrendos sucesos ocurridos en la ciudad.
—¿Y entonces?—ya habían andado varios minutos Lisa se mantenía en silencio.
—Mañana se cumplirán seis meses—dijo mientras hurgaba en el bolsillo derecho de su abrigo buscando algo.
—Entonces será oficial—vio a Lisa asentir—.Y... ¿podremos hablar de ello?
Un paso del tiempo lento y en soledad le habían enseñado a mantenerse en silencio, jamás hubo enjuiciado a su mejor amiga cuando la necesitaba, ni pretendía hacerlo.
Suspiró deteniéndose, por fin su mano dio con lo que buscaba.
—¡Bingo!
Enseguida Claudia se vio con un papelillo arrugado en la palma de su mano, lo curioso del caso era que su amiga guardase algo en esas condiciones.
—¿Qué es? —Leyó una combinación de números y alzó la vista al rostro emocionado de Lisa.
—Eso—apuntando el papel con su dedo—, eso es mi pasaje al conocimiento.
—¿Conocimiento a qué? —preguntó con actitud de regaño, temía que algo no andaba bien con ella, estaba demasiado extraña.
—Una conspiración—dijo en susurro viendo hacia todos lados.
Claudia se fue halada, y sintiendo la tibieza del aliento de su amiga en sus oídos oyó algo que le provocó risas.
—¿Rick? ¿Minmei? ¿Conspiración? —continuó riendo ante la seriedad de su interlocutora— ¡Dios Lisa! Tú sabes mejor que yo que aquí no hubo conspiración alguna. Rick murió en el cumplimiento del deber.
—¿Y si le tendieron una trampa? —habló con coraje y dolor—.Fue en esa misión directo a la muerte. Era un reactor nuclear, pudieron haberlo manipulado cuando sabían que irían.
—Nadie sabía que aquella sería su ruta; es más, nadie sabía que ese reactor aún existía bajo, cómo podrían haberlo averiguarlo si decidiste enviarlos por allí en último minuto.
Lisa retrocedió un paso al sentirse atacada.
—Me estás diciendo que yo tuve la culpa. —su mano instintivamente llegó a presionar su pecho.
— ¿Lisa qué te pasa? —Claudia regañó. La aludida movió la cabeza negativamente. —Es todo tan…raro en ti…
Claudia jamás se acostumbraría a una Lisa como la que tenía en frente y, aunque le nacía darle una cachetada para volverla a la realidad se acercó y la estrechó contra sí como a una niña. Tan pronto sintió que se aferraba a ella como una niña pequeña dio riendas sueltas a una actitud maternal.
Mientras veía como los primeros copos de nieve caían libremente augurando una noche gélida, determinó que todos los planes para el día siguiente se suspendían.
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Había nevado durante toda la noche, las capas de nieve formaban una alfombra blanquecina que se extendía por toda la ciudad.
Lisa estaba asomada en la ventana, una taza de café negro humeaba sobre la mesa. Ella estaba en pijamas, el reloj marcaba las diez de la mañana y la idea de regresar al cuarto a vestirse se había desvanecido por completo. Claudia esperaba imitando a una estatua que a brazos cruzados se recargaba al lado del vano de la puerta de la cocina.
—Un conocido me dijo que Minmei guardaba un secreto y Rick está involucrado directamente—Lisa dijo finalmente, suspirando.
— ¿Un conocido?
—Bueno, un investigador privado para ser exacta.
—Lo contrataste. —Lisa había desatado su interés y ahora quería saber dónde terminaba todo.
—Ella desapareció de la faz de la tierra días después de…—volvió el rostro hacia la morena—, ella se ocultaba y yo la encontré.
—¿Sabes qué oculta? —Lisa negó, y lo suponía. —Lisa cariño, no sé qué está pasando por tu cabecita, pero…
—Anoche oficialmente me quitaron el mando de mi nave.
Claudia tragó saliva y le quedó una sensación muy amarga, sobre todo porque Lisa lo decía con tanta simpleza que daba la impresión que no importaba.
—Lisa no es posible.
—No me molesta. Quiero seguir el rastro de Minmei hasta saber el secreto que guarda.
—Estás obsesionada—alzó sus manos al cielo en un gesto de cansancio y terminó tomándose la cabeza—. Estás mal, ¡estás loca!
—No, sólo busqué quedarme en tierra para poder seguir con mi investigación.
—No es posible.
Claudia se perdió al interior de la cocina, no estaba deseosa de seguir oyendo algo que le parecía una real estupidez; sin embargo, regresó más pronto de lo pensado, con el periódico del día en sus manos.
— ¿Quieres saber cuál es el secreto?
Lisa asintió y ella le entregó el noticiario, en primera plana se destacaba el avanzado embarazo de la reina del canto. Lisa se quedó sin aliento.
—Quizás ahí esté el secreto, ¿no crees? —le quitó el periódico y la miró con dureza—Echas a perder tu vida por un hombre que jamás mereció tus lágrimas y aquí tienes la prueba.
—No lo creo.
Claudia le restregó la noticia en la cara apuntando las letras más destacadas en primera plana tras comprobar que ella no había leído realmente.
—Aquí, aquí ella confiesa que es el hijo de Hunter, el héroe de la reconstrucción.
Lisa se concentró en Minmei, en su figura que destacaba un abultado vientre. La pregunta surgió instantáneamente en su mente -¿Será realmente de Rick?- La respuesta era simple, lo sabía.
—Ellos estuvieron juntos un mes antes, él mismo me lo dijo. —confesó resignada.
Claudia retomó la lectura—Tiene siete meses, podríamos decir que coincide.
En pocos minutos Lisa se vio de regreso en su habitación tratando de elegir un traje entre muchos del mismo diseño, color y tamaño, como la muestra misma de una desesperación que comenzaba a consumirla. Y sí, odiaba a Minmei. Por primera vez en la vida la odiaba.
—Ella tiene algo de Rick y yo no. —se quejó en voz alta.
—Ella se quedó con algo de él y no duda en divulgarlo, orgullosa.
—Ella, ella...—enfrentó a Claudia, temía que se estaba burlando y fue difícil aceptar que hasta sonreía complacida al fastidiarla—¡Qué rayos te pasa!
—Minmei siempre fue más lista que tú en cosas del amor, te quitó a Rick, se quedó con algo mucho más que un recuerdo, y se atreve a presentarse justo hoy con la noticia para hacer saber al mundo que está orgullosa y feliz, no como tú, una amargada que al parecer no sabe perder. Y yo tenía otra impresión de ti, creí que eras otra y estoy decepcionada.
—¿Eso es lo que pasa?—Su voz se quebró—Pues no me importa.
—Te importa—se acercó a ella tomándola por los hombros, viéndola a la cara, tenía un plan y sólo quería verla reaccionar—. Te importa, Lisa Hayes.
—¡No!
—¿Dónde está la Lisa que yo conocí?—Ni Claudia reconocía su propio tono de voz, prácticamente estaba gritando.
—Ella—desvió la vista hacia el portarretratos con la fotografía de Rick —, ella se perdió cuando Rick murió.
Por fin Claudia lo había conseguido, Lisa comenzaba a derramar lágrimas verdaderas, dejaba salir aquél dolor que llevaba consigo a todas partes y no la dejaba respirar. Como la noche anterior, la atrajo contra sí y le permitió llorar abiertamente hasta el cansancio.
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Los coches enfilaban por la calle circulando a una velocidad muy lenta que se hacía insoportable. Lisa asomaba la cabeza de vez en cuando sólo para comprobar que la línea de vehículos se extendía por varias cuadras, no podía entender cómo se habían reunido tantos interesados yendo hacia una ceremonia privada.
—Amigos de la señorita Minmei—el conductor aclaró, e inmediatamente atrajo la atención de sus pasajeras. Curvó una sonrisa, y ellas simplemente no podían ver los ojos de diversión que se ocultaban tras sus gafas oscuras.
—No sabía que Gloval se había vuelto tan condescendiente—comentó Claudia.
—Todos hemos cambiado, y mucho—Dijo Lisa sonando hastiada—. Y supongo que debemos adaptarnos a los cambios.
—Simplemente no me acostumbro a muchas cosas, pero puedo tolerarlo.
El conductor, un hombre moreno y alto, continuaba sonriendo mientras veía la expresión de Lisa a través del reflejo del espejo retrovisor del Jeep.
—Tuvo una mala noche—opinó él, Lisa se molestó un poco y trató de cubrir los vestigios de su mal momento—.Entiendo. Disculpe Señora.
Lisa volvió a asomarse, la larga línea de coches confinados a una estrecha vía delimitada por montones de nieve a cada costado parecía no moverse.
—¿Si caminamos?—propuso.
Tardaron más de lo debido en su dificultosa caminata, aún así consiguieron ingresar a la base con tiempo. Se instalaron en primera fila en un auditorio preparado para la ocasión, desde allí ambas observaban muchos movimientos y discusiones donde la preocupación era evidente.
Sammy se acercó.
—Lisa haz algo, el Almirante Gloval no está por ningún lado.
Claudia y Lisa se miraron, sonrieron como en un común acuerdo.
—No está muy lejos, eso te lo aseguro.—respondió Lisa.
—Déjalo en paz, en circunstancias como éstas siempre le gusta estar a solas con su pipa.
Las cosas siempre habían sido así, no era posible erradicar las malas costumbres en un hombre adulto, y Gloval era un hombre que a veces amaba demasiado la privacidad cuando deseaba pensar en asuntos muy delicados.
—Voy a creerles, pero...
—Largo.—Lisa ordenó secamente.
Una hora más tarde la sala estaba repleta de gente, tanto que no había espacio para un alma más. Maistroff no sabía qué hacer, se le veía mirado desesperadamente a Vanessa, una aterrada Vanessa que se sobresaltaba cada vez que debía gesticular una negativa.
Se suponía que era una ceremonia privada, se suponía que Gloval debía estar a la cabeza frente al micrófono, y todo daba un vuelco. Para rematar un día que comenzaba con cambios de planes radicales Minmei se acercaba a Maistroff como un índice que pediría la palabra.
— ¿Por qué tuve que venir? —Lisa se recriminó, estaba segura poder lidiar con la ceremonia, incluso con la misma Minmei, pero sinceramente no podía con esa enorme barriga, el dolor comenzaba a arder y le quemaba por dentro.
"Un bebé, un bebé de ella con Rick"
Fue capaz de tolerar tan solo un par de minutos mientras Minmei hablaba, se levantó, ni siquiera miró a Claudia, se marchó cargando el peso de un llanto contenido, avanzó presurosa hasta alcanzar el exterior; respiró una profunda bocanada de aire, se dijo que volvería, que era cuestión de recobrar un poco la compostura.
—¿Qué podría decir o hacer para que vuelvas a ser la Lisa Hayes de siempre?—Lisa se giró sobresaltada—Dime. Lisa.
¿Qué podría decir o hacer?
Lisa supo enseguida lo que quería para sentirse mejor; se acercó y se apoyó contra su pecho, él la abrazó sosteniendo una rigidez propia del caos que inundaba en su interior.
Luego de un largo rato, Lisa preguntó: — ¿Por qué no está allí adentro? Todos lo buscan desesperados.
Un largo silencio.
—Aún no me has respondido—consiguió su atención, se encontró con sus ojos que le indicaron que no habría respuesta—.De acuerdo. Voy a alejarte de aquí, de lo que te provoca dolor, quiero recuperarte.
Lisa simplemente asintió, y comenzó a dejarse guiar por un camino que no tenía un camino definido. Al siguiente día, todos se enterarían de su inesperada reasignación.
Notas de Autor: Estoy de regreso, al menos por el momento.
He tenido un año de locos, hasta mi muso me abandonó por completo. No pretendo alargame con palabrerías, sólo quiero decirles que he decidido compartir este nuevo fanfic, una extraña idea que no me quiso dejar en paz. No me pregunten por fics que no completé, siguen en el mismo estado de hace un año y esperan que mi poca inspiración regrese.
Saludos desde Chile.
