El ultimo verano, recuerdos de un pasado doloroso
Caía la noche sobre el tranquilo vecindario de Litle Surrey, poca gente merodeaba a esas horas, en la hamacas del parque se encontraba un muchacho de casi 17 años, su cara denotaba tristeza y melancolía. Harry Potter, el niño que vivió, o como le llamaban últimamente "el elegido", se lamentaba por los sucesos que ocurrieron en los dos últimos cursos del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, y esto debido a que Harry es un mago, y no cualquier mago, este posee una extraña cicatriz con forma de rayo sobre su frente, marca de lo que el destino le había deparado para su vida. ¿Por qué? Porque hace 17 años, una supuesta adivina, aspirante al puesto te de profesora en adivinación, realizo una profecía que marcaría su vida; en ella un niño nacido cuando el mes de julio muere, estaría destinado a enfrentarse a Voldemort, el mago tenebroso mas poderoso del todos los tiempo, que había asesinado a sus padres y le había dejado esa misma cicatriz como prueba de sobrevivir a la maldición asesina. Sobrevivió a esta maldición, gracias al sacrificio que hizo su madre, salvándolo a él, y protegiéndolo con magia antigua muy poderosa, esta protección duraría hasta el día en que el se convirtiera en un mago adulto.
Antes de que terminara el curso anterior, el último de sus protectores, Albus Dumbledore director del colegio al que Harry asistía y casi como un abuelo para el chico, había muerto en manos de Severus Snape, hasta entonces profesor de pociones y luego de DCAO, el cual habría traicionado a la orden y al mismísimo director, para estar nuevamente del lado oscuro.
Harry Se sentía solo, ya dejaría de sr un niño y pasaría a ser un adulto, no permitiría que nadie mas muriera por su culpa, ya suficiente había sido con Sirius y sus padres, el lucharía con Lord Voldemort, ese era su destino y si podía en su camino se vengaría con Snape y Lestrange. Pero antes de su batalla final, tendría que acabar con los horrocruxes, fragmentos del alma de Voldemort, ocultos en objetos, que este consideraba de gran valor, ya habían sido destruidos dos de ellos, peor todavía le faltaban cuatro, mal el mismísimo innombrable.
En el firmamento, ya empiezan a aparecer las primeras estrellas, y Harry piensa que ya es tiempo de volver a la casa de los Dursley, la única familia que tiene, Petunia Dursley era hermana de Lily su madre, y como única familiar viva quedo a su cuidado tras la muerte de sus padres, Vernon, esposo de su tía, y Duddley, su primo, lo han criado desde que tenía un poco mas de un año, pero con ellos nunca supo lo que es el amor, el cariño, o simplemente un abrazo, vivió toda su infancia bajo los constantes maltratos y desprecios, por suponer que algún día se convertiría en mago, cosa que sus tíos desprecian y aborrecen totalmente.
Hace solo una semana que Harry volvió del colegio, y todavía le quedan dos meses encerrado en esa maldita casa, hasta que cumpla la mayoría de edad en el mundo mágico, y pueda emprender el viaje para realizar su destino. Pero antes de seguir buscando los horrocruxes, pasaría por la madriguera, hogar de los Weasley, a los que considera como una familia, ya que tiene que asistir al casamiento de Bill, el hijo mayor de la familia, y hermano de Ron, su mejor amigo en el colegio, Después de eso irá a visitar la casa en el Valle Godric, donde alguna vez vivió el y sus padres, y de paso visitar sus tumbas, volver al lugar donde todo inició.
Cuándo llega a la casa del número 4 de Privet Drive, su tío lo estaba esperando furioso, aunque no se lo dijo verbalmente, no hacía falta, la vena roja que palpitaba en su frente lo daba a entender. Ya estaba acostumbrado a la ira de sus tíos, pero desde hace dos veranos, lo trataban fría e indiferentemente, desde la advertencia de Moody, el Sr. Weasley y Lupin, sobre como deberían tratar, y la otra por haber salvado la vida de su primo, tras el ataque de dos dementores, que al fin y al cabo iban por él. A pesar de la indiferencia, como si no existiese, le resultaba la actitud de su tía, que lo trataba con menos desprecio, y le hablaba más, aunque no demostrando mucho afecto.
Al terminar de cenar, deja los platos y sube a su habitación, donde día tras día, planea que va a hacer cuando cumple los 17 años, de seguro a Hogwarts no volvería, tenía asuntos más importantes que terminar antes que sus estudios, no es que no le importaran, pero no podría vivir en paz, si un maniático asesino sediento de poder, no lo dejaba vivir en paz, además aún no se sabía se el colegio reabriría sus puertas, ya que había dejado de ser el lugar más seguro del mundo mágico desde la muerte de Dumbledore, el único al que el innombrable le temía.
Sumido en sus pensamientos, se ve sorprendido por la entrada de una lechuza color pardo con manchas negras en las alas a su habitación, el sobre atado a la pata del animal, traía un sello del ministerio, acto seguido abrió la carta:
Sr. Harry Potter:
Debido a la situación en que se encuentra el mundo mágico desde el regreso del innombrable, y el riesgo que pudiese correr su vida, el ministerios y el Wizengamot, han decidido otorgarle la posibilidad de realizar el examen de aparición antes de que usted cumpla la mayoría de edad, así como también se le autoriza que en caso de necesidad absoluta o peligro, usted realice magia. Su examen deberá presentarlo en día 4 de julio a las 9hs en la oficina de Regulación de Transporte Mágico en el ministerio. Esperamos verlo pronto.
Muy atentamente.
Rufus Scrimgeour.
Ministro de Magia.
-Pero que se piensa¡ ja ja ja¡ Con esto cree que va a poder comprarme y que voy a ponerme a disposición del ministerio. Pues se equivoca. Aunque lo que me posibilitan, me sería de gran utilidad en caso de ataque, Ya veré como sacarle provecho, a mi forma, ahora tengo que escribirle a Remus para que alguien de la orden me acompañe al ministerio ese día.
Harry se pone a buscar en su escritorio pergamino y pluma contándole sobre la carta del ministerio, sus dudad y preocupaciones de las intenciones de este, aunque lo provechoso de la situación. Y por supuesto, la ayuda que necesitaría para transportarse a dar su examen. Al terminar la carta, Hedwig, su gran lechuza blanca, se posa sobre su hombro, intuyendo que su amo le daría algo para entregar. Harry le ata el pergamino a la pata y le indica que va dirigida a Lupin, inmediatamente el ave emprende el vuelo.
Después de ver salir a su mascota y compañera, decide volver a acostarse y meditar sobre su futuro inmediato. Por su cabeza se cruza una chica de cabellera roja y ojos castaños de la cuál esta perdidamente enamorado, lamentablemente por su propio bien, y el de los que lo rodean, tubo que terminar con ella para no ponerla en peligro ante Voldemort.
Extraña tanto sus besos, caricias, sentarse frente a ella y contemplarla y perderse en sus ojos; es su sostén, la fuente de la fuerza para seguir en pie, y a pesar de todo no pueden estar junto. – Maldito Voldemort, me has sacado todo en esta vida, mis padres, mi padrino, mi casi abuela, y ahora el amor de mi vida, nunca me dejarás vivir en paz hasta que acabe contigo- y con los ojos llorosos de pone a darle puñetazos a la pared.
-Basta debo sobreponerme, seguir luchando, hacerme mas fuerte y ágil, para terminar con esta guerra y sufrimiento de una vez por todas. Debo empezar a entrenarme, hacer ejercicios físicos, y como todavía no puedo hacer magia, me tendré que conformar con practicar y leer, a partir de mañana empezará mi entrenamiento.
Después de planear sus actividades diarias para entrenar, cae profundamente dormido en los brazos de Morfeo. Sueña con el día en que cumpla años, cuando por fin deje a los Dursley y esa fastidiosa casa, pero de repente todo cambia, se vuelva blanco, no sabe donde se encuentra, parece un vacío donde no hay rumbo a donde dirigirse, donde no hay nadie. Una voz gruesa resuena en el lugar diciendo : - la hora se acerca, el tiempo se cumple y el destino ya esta marcado. El pasado se repite y el enfrentamiento entre los dos herederos decidirá el futuro en base a los acontecimientos sucedidos.- En ese instante Harry se despierta, bastante inquieto y agitado, y con un terrible dolor, pero no en la cicatriz en forma de rayo, sino en su pecho.
Al día siguiente, se levanta a las 6 de la mañana, se dirige al baño, se lava la cara, tiene aspecto de haber dormido poco, desayuna y sale antes de cruzarse con alguno de sus tíos o su primo; empieza con la rutina de ejercicios que se había impuesto. A pesar de ser bastante delgado tiene resistencia, pero no acostumbrado a exigirse físicamente, únicamente corre 30 minutos por las desiertas calles del vecindario, en su cabeza todavía retumbaban las palabras que había escuchado en el sueño. Algo grande se avecina, lo sentía, y no por que lo sintiese por su conexión con Voldemort, sino por que se lo decía su corazón, Luego de correr empezó con las flexiones, abdominales y todo tipo de ejercicios. Al terminar, entró a la casa bajo la mirada interrogante de sus tíos y su primo.
-¿Qué tramas? - Ladró tío Vernon.
- Acaso piensas que te puedes volver fuerte? Jajaja¡ - Dijo Duddley riéndose como si fuese un chiste. Desde hace 3 años, este había adquirido la fuerza y el cuerpo de un luchador de pesos pesados, pero a pesar de esto, por lo ocurrido hace dos veranos, no se atrevía a meterse con Harry.
-No tramo nada¡ Y a ustedes no les importa lo que yo haga, jamás les importé¡ y menos ahora que me voy a ir para siempre de esta casa. – Dijo el chico fríamente y luego se dirigió al cuarto para ducharse.
Esto dejo a sus tíos sorprendidos, en su tío Vernon la ira parecía que le iba a hacer estallar la cabeza, en cambio en Petunia actuó de otro modo, se sentía mal por lo que había dicho, y sabía que tenía razón, ese tono frío y arrastrado no era normal de él; ya no era el mismo al que siempre manejaban.
Después de darse una ducha, Harry se dispone a acostarse para recuperar energías, cuando Hedwig entra por la ventana con una carta atada a pata, era la respuesta de Lupin,
Querido Harry:
Se que tu estancia en la casa de tus tíos debe resultar insoportable, se que estás sufriendo muchísimo por la muerte de Albus y todo lo que te ha ocurrido, ustedes tenían algo más que una relación alumno-director. Debes sobreponerte por tu bien, y de todos los que se preocupan por ti. Con respecto a la visita al ministerio, debes decidirlo tú, creo que ya estas en edad de saber que debes hacer, pero imagino que supondrás que el ministro va a usar cualquier artimaña para que le pasas información o para manipularte. Yo tendría cuidado, y primero tantearía el terreno. Si estas de acuerdo, Arthur pasaría por ti, el 4 de julio a las 8hs. Espero estés bien, si necesitas algo puedes contar conmigo, se que no soy Sirius, y no pretendo reemplazarlo, pero te quiero como a un hijo, y yo quería mucho a tus padres, y siempre estaré disponible para ti en lo que desees hablar o hacer.
Te quiere mucho Remus Lupin
PD: cuídate, no estés saliendo mucho de la casa, y no cometas ninguna tontería; no es un regaño, es por tu bien.
Esta carta lo dejo tranquilo y pensativo, las intenciones del ministro ya las imaginaba, pero con respecto a lo que dijo Lupin sobre su padrino y padres, le trajo recuerdos tristes a la memoria. Sirius no tenía reemplazo, pero es cierto que el también era muy amigo de sus padres, y su relación había ido mejorando con el tiempo, ya tendría tiempo de charlarlo con él.
Con algunas lagrimas asomándose en sus ojos, deja la carta en el escritorio, cuando llaman a la puerta, cosa que le extraño totalmente, por que nadie en la casa le prestaba atención o le hablaba, más allá que fuese para llamarlo a comer o retarlo.
-Pase- dijo el chico extrañado.
-Pe-permiso Harry, asomo tía Petunia la cabeza por la puerta.
-Si pasa tía – dijo el ojiverde ante la presencia se su tía, algo sorprendido.
-S-se que te resultará extraña mi visita, se que nunca nos llevamos bien, y tampoco te traté como te merecías y le hubiese gustado a mi hermana - decía ante un anonadado Harry – últimamente te he notado extraño, distante frío, y eso me preocupa aunque no lo creas.
-CREERLO¡ Nunca en toda mi vida, desde que estoy en esta casa, se preocuparon por mi, siempre me maltrataron, como si fuese una escoria, y ahora que me voy, intentas acercarte¡ - decía el chico ante un ataque de furia y sentimientos guardados por años.
-Lo se Harry, no te pido que me perdones por que no creo que lo hagas, y no puedo hacer nada para remediar lo que ya ha pasado, pero en el fondo siempre me arrepentí, y me tiene preocupada ahora, se que algo no esta bien. Si necesitas hablar y confías en mi, estaré dispuesta a escucharte. Se que este cambio es abrupto, pero lamento todo lo que te hice sufrir – de sus ojos empezaban a salir lagrimas, sorprendiendo mucho más al chico ante semejante revelación. –
-Sabes últimamente he estado soñando con mi hermana, y también contigo, me he dado cuenta de mi error, y la culpa me ha carcomido, espero de alguna forma enmendar todo el cariño y amor que te ha hecho falta, aunque solo nos quede poco tiempo, ya que te vas y no creo que quieras regresar. Continuaba hablando al borde de un ataque de llanto.
-Es verdad que me iré el día de mi cumpleaños. Sinceramente no se que pensar con respecto a todo esto, he sufrido muchos año bajo sus maltratos, no los odio, pero tampoco los siento como una verdadera familia, tengo que meditarlo.
- Piénsalo el tiempo que quieras, se que será difícil, peor si quieres hablar conmigo solo llámame. Ahora te dejo con tus cosas Harry. Dicho esto y no pudiendo contenerse se abalanzó sobre el chic dándole un gran abrazo, y luego salió del cuarto.
Durante las siguientes tres semana, Harry había entrenado arduamente, en la parte física se notaba, su cuerpo estaba mas formado y marcado, mostrando una apariencia mas madura. Volviéndose también mas ágil y fuerte. Con respecto a la parte mágica, solo había podido leer y practicar sin realizar magia, aunque había encontrado muchas cosas interesantes. Pero si lo que tenía planeado, resultaba, eso ya no sería un problema. Durante sus prácticas matutinas, había descubierto que varios miembros de la orden lo vigilaban, pero no se daba por aludido, auque no podía actuar con total tranquilidad, y si las cosas resultaban como quería tendría que ver como actuar sin que se den cuenta.
Las cosas con su tía mejoraron mucho, hubo un acercamiento de parte de los dos, Petunia mantenía a raya a Vernon cuando lo maltrataba y eso le agradaba, comía mejor, y hasta consiguió que su tía le hablara de sus abuelos y de cómo era su mamá cuando era pequeña.
