Disclaimer: my only and sole purpose is to entertain. Ranma is not mine and everybody knows he belongs to Rumiko Takahashi.

Bien, aquí está. Lo prometido es deuda, y aquí está el primer capítulo del fic. Como se dieron cuenta, empecé desde la boda fallida y envolverá a varios de mis fics. También rendiré homenaje a todos ellos que me inspiraron con los suyos. Y quisiera agradecer a Arturo y a Karen por haberme ayudado y continuar haciéndolo. Su ayuda es absolutamente indispensable y siempre lo será.

Les recomiendo que centren el texto: solo necesitan fijarse en las opciones fijadas arriba. Asi leeran de forma más cómoda

Y por último, no olviden dejar reviews.

Y Ranma volvió de la Guerra.

Episodio Uno:

Antes del Desastre

Capítulo Primero: Perspectivas

Después de la pelea con Saffron y la Boda Fallida Akane se vuelve más impaciente que nunca. ¿Será que Ranma nunca admitirá que la ama?

Los boletos/ La furia de Nodoka /El examen/Las tres rivales/La opinión de Darién/La reconvención de la maestra Hinako /Mouse/La hermana de Colonia/ La confesión de Kodachi: ¿Ranma tiene una erección?/Las dos Perfume/ Una apuesta y las dos Guerreras.

—Vamos Ranma, sé valiente e invítala a salir—Nabiki esbozó una sonrisa mientras le extendía a éste un par de boletos—A Akane le gustaría ir contigo a este lugar, ¿sabes?

Ranma soltó un bufido que en el ajetreo matinal del momento pasó imperceptible. Estaba harto. Todo mundo parecía disfrutar haciéndole la vida imposible, especialmente desde lo de la boda fallida. ¿Por qué no podía dejarlo nadie tranquilo?

—No estoy interesado—repuso Ranma, dispuesto a salir por la ventana cuanto antes—¿Por qué mejor no se los vendes a Kuno y que te invite a salir él, Nabiki?

—Vaya cobarde—Nabiki hizo un gesto de disgusto bastante fingido—¿Y todavía tienes el valor de llamarte a ti mismo hombre?

Ranma iba a salir, pero el tono de Nabiki lo molestó: cambió de opinión y se encaramó sobre el barandal de la escalera.

—Te recuerdo que fui yo quien luchó contra un fénix— Ranma alzó una ceja—¿Quién es el cobarde aquí, Nabiki?

—¿Puedes luchar contra un fénix y no puedes invitar a mi hermana a salir?—contestó Nabiki, escéptica—Eso no tiene mucho sentido.

—Tú sólo lo dices porque quieres que te los compre—contestó Ranma con una mueca de sarcasmo—Interesada.

—¿Cómo puedes pensar así de mí?—Nabiki puso su mano derecha sobre su pecho y se hizo la lastimada—¡Si yo sólo busco la felicidad de ambos!

—Sí, ofreciéndola a un precio de 10000 yenes—repuso Ranma con sorna—¡Además, ni que estuviera interesado en llevar a alguien como Akane a ningún lado!

Craso error: inmediatamente un escalofrío recorrió su espina dorsal.

—¡Ranma, eres un idiota!—el mazo de la justicia cayó sobre él—¡Ranma no baka!

—¡Espera, Akane, no es lo que parece! Yo…—Ranma alzó una mano y la extendió hacia Akane, pero ella ya se había ido, así que regresó a ver a Nabiki—¡Maldita sea! ¿Ves lo que provocaste?

—Yo no provoqué nada—Nabiki no dudó en hacerse la inocente, aunque no pudo contener una carcajada—¿Te los vas a llevar o no? La oferta no dudará para siempre.

Por un momento Ranma tuvo la tentación de gritarle que se los metiera por el….pero el golpe de Akane lo había hecho cambiar de opinión.

—¿No me harás un descuento?

—Lo lamento mucho Ranma, pero no hay descuentos para alcanzar la felicidad—Nabiki esbozó una sonrisa extraordinariamente ancha—Además, el evento es mañana. ¿Tenemos un trato, entonces?

Ranma se levantó y miró los boletos que Nabiki le ofrecía. ¡15000 yenes! A como estaba el yen y considerando que él no tenía una fuente de ingresos, eso equivalía a echarse la soga al cuello. Dudó. ¿Pero que más podía hacer? Iba a tomarlos, pero entonces alguien tuvo que complicarle las cosas, como siempre.

—Vamos, Ranma, sé valiente y cómprale los boletos de una maldita vez—Genma se asomó por debajo del dintel de la puerta tras la cual él y su amigo estaban jugando al shogi—¿Hasta cuándo serás lo suficiente hombre como para invitarla a salir? ¡Jamás pensé que le daría la vida a un cobarde! Además, si tu madre se despierta…

—¡Tú cállate!— Ranma se abalanzó sobre él y le dió un zape, agradecido de tener alguien sobre quien descargar su frustración—¿A quién le estás llamando cobarde? ¡Además, como si tu fueras a pagármelos!

Genma cayó al piso, mientras Ranma se llevaba las manos a los bordes de la camisa y la estiraba fuertemente; todo mundo parecía comportarse igual de idiota desde la boda fallida, y ya tenía más que suficiente. Satisfecho, empezó a caminar hacia afuera, pero un conocido se lo impidió.

—Y yo que pensé que valorabas a mi hija por encima del dinero—Soún salió al pasillo y empezó a sorberse los mocos y a enjugarse las lágrimas—Y yo que pensé…

—Espere un momento señor Tendo, hay una explicación…

—Por favor, ya no llores, papá—Kasumi salió detrás de él y apoyó una mano sobre la espalda de su progenitor, aunque no sin antes mirar a Ranma directamente a los ojos—Pensé que eras diferente, Ranma kun.

Ouch. Aquello había sido un golpe bajo y especialmente doloroso por provenir directamente de Kasumi.

—Pues al parecer nos equivocamos, Kasumi—Nabiki se encogió de hombros ante el comentario inocente de su hermana mayor mientras guardaba sus boletos—Son todos iguales.

—Esperen un momento, lo han entendido todo mal—Ranma se puso a la defensiva y los empezó a mirar frenéticamente de uno a uno—¡Aun cuando quiera invitarla a salir, los boletos están muy caros! ¿Cómo se supone que voy a pagarlos si no tengo dinero?

—¿O sea que si quieres invitar a salir a mi hermanita? —Nabiki sonrió y volvió a sacar los boletos—Pero Ranma baby,[1] ¡si no tienes más que decírmelo! Estoy segura que podemos llegar a un acuerdo…¿Qué te parecen 8000 yenes?

—Maldita sea, eso no es lo que quise decir—Ranma estaba perdiendo la paciencia—¿Quién querría salir con Akane? Yo…

—Ahí vamos otra vez—Nabiki esbozó una expresión de disgusto—¿Hasta cuándo serás lo suficientemente hombre como para admitir lo que sientes por mi hermana? ¡Cobarde!

Todos lo miraron con una mirada reprobatoria. Ranma volteó a diestra y siniestra, pero al no encontrar apoyo alguno contraatacó.

—Eh, que fui yo quien la salvó de Saffron—contestó Ranma, mirándola hacia abajo desde su posición en el pasamanos—¡Deberías pensártelo dos veces antes de tacharme de cobarde!

—Sostengo lo que digo—Nabiki se cruzó de brazos y le regresó la mirada con una sonrisa de satisfacción—¡Eres un cobarde, y no eres lo suficientemente hombre para mi hermana!

¡CRASH!

Todo mundo volteó instintivamente; algo(o alguien) había abierto con fuerza una puerta.

—Ma, mamá, ¿pero qué haces despierta?—todos miraron con terror como un monstruo embardunado en aguacate parecido a Nodoka avanzaba hacia ellos—¿Qué sucede?

Nodoka no contestó a aquella pregunta formulada por su hijo; sencillamente ladeó la cabeza hacia la izquierda y su cara asumió una expresión radiante y ensoñadora, cosa que a todos hubiera tranquilizado de no ser por el pequeñísimo detalle de que cargaba con su katana en la mano derecha.

—Oh, no sucede nada, cariño—Nodoka esbozó una sonrisa y entrecerró los ojos en un gesto aparentemente amable que hizo que todos tragaran saliva—¿Es mi imaginación, o alguien acaba de cuestionar tu virilidad?

Por un instinto hasta entonces desconocido en él, Ranma no pudo evitar tragar saliva.

—Eh, si—Ranma empezó a tartamudear mientras Nodoka avanzaba hacia él, con aquella katana en la mano derecha y una expresión tan sospechosamente amable que hubiera sido capaz de tranquilizarlo, de no ser por esa aura negra color asesino que emanaba de su madre—Quiero decir….¡No! ¡De ninguna manera!—luego, y previniendo el final, Ranma alzó las manos y trató de protegerse— ¡Auxilio!

—Toma—Nodoka le arrebató los boletos a Nabiki y se los dió a su hijo, mientras sacaba un fajo de billetes, los contaba y le extendía 8000 yenes a Nabiki—Invítala a salir.

Todo mundo se quedó en shock ante tal acción totalmente inesperada. Genma, por su parte, suspiró aliviado; por un momento pensó que su esposa obligaría a su hijo a ejecutar el seppuku ahí mismo. Soún se alegró de no tener que intervenir y en cuanto a Ranma…

—Pues… muchas gracias, mamá—Nodoka suavizó su expresión para dedicarle una sonrisa a su vástago por debajo de toda esa crema humectante que tenía en la cara—Así lo haré.

—Me alegra escuchar eso, porque….

Ahora bien, Nodoka Saotome era considerada una gran dama; ella misma seguía un gran cumulo de reglas y consideraba cierta clase de cosas como apropiadas para una señora o señorita y otra clase como absolutamente inadmisibles. Perder su temperamento por lo general era una de éstas últimas: una señorita debía siempre recurrir a métodos más sutiles. Como fuera, si Nodoka consideraba que casi todas las circunstancias no justificaban en modo alguno un estallido de ira, si había algo que podía sacarla completamente de sus casillas: nadie, absolutamente nadie iba a molestarla mientras tomaba su descanso rejuvenecedor.

Y mucho menos para cuestionar la virilidad de su hijo.

—¡Porque estoy harta!—la cabeza de Nodoka creció desproporcionadamente—¡Todo este ruido, todo este escándalo, todo porque mi hijo no tiene la decencia de casarse de una buena vez!¿Hasta cuándo tendrás los pantalones para decirle lo que sientes por ella?

—Je, je—Nabiki se había recuperado del susto y ahora disfrutaba del espectáculo—Bien dicho, tía, usted….

—¡Y TÚ!—Nodoka se dirigió hacia ella y gritó con tal fuerza que a Nabiki se le erizó el cabello—¡siempre tomando ventaja de mi hijo, siempre aprovechándote de él! ¡Pues bien, eso se acabó!—Nodoka alzó su katana y le mostró el filo a su sobrina—¡Vuelve a hacer eso y te arrancaré la cabeza, ¿me escuchaste? ¡La maldita cabe….

—¿Qué sucede, porque todo este escándalo? —el maestro[2]Happosai salió de su habitación y se caminó hacia ellos frotándose los ojos, sin tener ningún idea de lo que estaba pasando—¿Genma, por que no controlas a tu mujer? ¡Acaba de interrumpir mi siesta matutina! ¿Genma?

El anciano abrió los ojos y volteó, intrigado al no percibir respuesta alguna por parte de su pupilo, salvo una especie de señal con el dedo índice que este le hacía y que señalaba un punto detrás. Happosai volteó y pudo ver como la esposa de uno de sus maltratados discípulos lo miraba con una aparentemente normal pero con una sonrisa demoniaca y ojos completamente rojos.

—¡VENGA PARA ACÁ!-Happosai trató de salir huyendo, pero Nodoka, con una maestría admirable que nadie le había visto nunca, enganchó las ropas del viejo con la punta de su espada y lo alzó en el aire y lo estrelló contra el piso en el otro lado—¡USTED!¡No quiero que se vuelva a acercar a Ranma,¿ me escuchó?! ¡Hágalo y lo próximo que haré de comer será un Happosai al mojo de ajo, ¿escuchó? ¡Al mojo de ajo! Al…—Nodoka empezó a estrellarlo simultáneamente contra el suelo—¡¿Creen que tener un cutis perfecto es tan fácil?! ¡Pues no lo es! ¡Eso exige tiempo y dedicación, y no puedo concentrarme cuando hacen un escándalo! ¡Así que se quedarán aquí, no harán ruido o saldré y les daré una tunda! ¿Está claro?—Nodoka volteó a ver a todos ellos con aquella expresión salvaje— ¡Buenos días!

Nadie se atrevió a decir nada cuando Nodoka se alejó por el pasillo y entró a su habitación dando un portazo. Nadie se atrevió a decir nada, hasta que Kasumi avanzó, despegó al maestro del piso con una de sus espátulas y rompió el silencio.

—Demonios, Saotome, no tenía idea que su mujer pudiera hacer la cabeza de demonio[3] —Soún miró horrorizado a su amigo—¡Por poco y no salimos de esta!

—Siempre es lo mismo cuando toma su descanso rejuvenecedor—Genma trató de disculparse por el mal genio de Nodoka mientras le sacudía el polvo de encima a su amigo—Normalmente es toda dulzura y encanto, pero cuando se pone esa crema humectante no reconoce ni a los dioses. ¿Entonces qué, Ranma? ¿Vas a invitar a Akane a salir, o no?

—Mamá—Ranma ya no estaba de humor para soportar las sandeces de nadie más—Papá me está mo…

—Toma aquí, tienes tu desayuno—Genma le extendió la lonchera y le dió una palmadita en la espalda—¡Apúrate, que todavía tienes que alcanzar a Akane!

—Sí, Ranma kun, no querrás llegar tarde a la escuela—Soún apoyó a su amigo—¡Apresúrate!

Ambos hablaban con tono cortés y seguridad, pero las miradas esporádicas que le lanzaban a lo puerta detrás de la cual descansaba Nodoka decían más que mil palabras.

"Je, je, así aprenderán" Ranma saltó por la ventana y empezó a correr en dirección a la escuela Furinkan "¡Gracias, mamá!"

Ranma soltó una carcajada. Ese era un lado de su mamá que no conocía y que no se hubiera imaginado ni en un millón de años; de no ser por ella sin duda seguiría en la casa escuchando comentarios recriminatorios. Aunque por otra parte, eso no quitaba el hecho de que cuando volviera de la escuela tendría que seguir soportando los comentarios malintencionados, groseros o manipuladores de toda su familia.

—¡Cuidado!—un automovilista tuvo que frenar para evitar atropellar a Ranma—¡Imbécil!

Ranma no le prestó atención y siguió corriendo. Dió vuelta en la tercera esquina, esquivó a la señora que por lo general siempre le tiraba agua fría y se esforzó en buscar a Akane con la mirada, aunque era obvio que le llevaba mucha ventaja. Dió un gruñido y siguió andando.

"Estúpida Akane y estúpida Nabiki" el joven esquivó una motocicleta que iba directo hacia él "¿Porque siempre tenemos que estar expuestos a las trampas de Nabiki? ¡Estoy harto, así nunca voy a tener dinero para comprarnos un departamento decente!"

A Ranma le sorprendió encontrarse pensando en la posibilidad, y movió la cabeza por pura costumbre. Pero era verdad. Había estado dándole vueltas al asunto, y había llegado a la conclusión de que no quería en absoluto tener que vivir con ella en una casa llena de entrometidos,[4] y menos en el mismo lugar en el que vivía un depravado reconocido como sin duda lo era el maestro Happosai. Además, sería imposible quitarse a sus prometidas de encima de realizarse la boda en el Dojo Tendo. Pero la pelea con Saffron le había abierto los ojos, y aunque jamás quisiera admitirlo en voz alta, estaba enamorado de Akane y quería hacerla suya. Especialmente antes de que otro imbécil de nombre desconocido por el momento volviera a secuestrarla.

"Demonios, me gustaría que Akane dejara de pegarme con ese maldito mazo gigante" Ranma se acarició la cabeza "¿Cómo puedo querer casarme con una mujer que ni siquiera me respeta? ¡Es absurdo? Es…"

Era un punto muerto. O al menos eso parecía. Su relación con Akane no era la más apropiada, y ésta se había molestado bastante de que éste se atreviera a negar sus sentimientos por ella el día de su boda, cosa que, gracias a sus compañeros de clase, ambos tenían siempre bien presente. Incluso había tratado de halagarla, pero todo había terminado más o menos mal cuando Ranma le dejó saber a Akane que a cada día que pasaba él la veía con músculos más grandes….

Pero Ranma sabía que quería casarse, y pronto. Especialmente al darse cuenta de que siempre habría un peligro a la vuelta de la esquina para ellos dos. Y hablando de peligros….

Había un joven atractivo hablando con ella justo adelante.

Ranma saltó inmediatamente hacia ellos.

Mientras tanto, y desde otra perspectiva…

"Ese Ranma" Akane había salido a toda prisa de su casa tras haber golpeado a su prometido, consciente de que si no se apuraba iba a llegar tarde "¿Porque tiene siempre que ser tan grosero? ¡Baka!"

—¡Eh, Akane! ¿También tarde?—una persona conocida se posicionó junto a ella y empezó a correr a su lado—¿ Parece que los dos nos levantamos con el pie izquierdo, ¿eh?

—Así parece—Akane saludó con un movimiento de cabeza al que hasta hacía poco había sido un completo desconocido—¿Cómo va todo, Darién?

Ambos voltearon a mirarse y el que era su nuevo compañero de clase le dedicó una sonrisa. Era un joven mediano, fornido, formal, y en opinión de todas las demás chicas del salón, absolutamente encantador.

—Todo irá bien siempre y cuando vaya al lado de la estrella de la Escuela Furinkan—los ojos del chico brillaron con luz sincera—¿Y Ranma?

Como respondiendo la pregunta, un chico fornido y con una larga trenza oscura saltó desde los tejados y se interpuso entre ellos, molesto.

—Hola, Darién—el chico saludó a su compañero de forma distraída y volteó a ver inmediatamente a Akane—¿Por qué no me esperaste, boba? ¡Pensé que teníamos un trato!

—Porque te retrasaste—Akane hizo un mohín de disgusto—¡Siempre llego tarde por culpa tuya! Además, pensé que no querías salir con una mujer como yo.

—Sabes bien que eso sólo lo dije porque Nabiki empezó a presionarme—exclamó Ranma en un gesto de protesta—¡Me parece que tú en mi lugar hubieras hecho lo mismo!

—Mentira—la chica estrelló su lonchera en la cara de su prometido, aunque no lo suficientemente fuerte como para sacarle un chichón—¡Y será mejor que dejes de decir estupideces, o llegaremos tarde!

—Veo que ustedes cada vez se llevan mejor—Ranma no supo descifrar si Darién lo decía con sorna o hablaba en serio—¿Por qué no salimos después de clase a tomar algo por ahí? Estoy seguro que a Akane le gustaría comer algo picante. Conozco un nuevo restaurante que…

Ranma miró detenidamente al chico, aunque sin hacérselo notar. Bien parecido, apuesto y con excelente condición física…e interesado en Akane. Mala señal. Había que ponerle un remedio, y pronto.

—Me encantaría, pero sería pésima idea—Ranma volteó a ver a Darién con una cara que mostraba a las claras que pensaba que el plan de su interlocutor no podía funcionar—Mis demás prometidas no tardarían en hacer aparición, y eso sin contar que Akane come como un cerdo y que cuando come comida picante le empiezan a salir granos y…

—¡Ranma no baka!—lo de Nabiki era una cosa, pero este nuevo comentario de Ranma era demasiado—¿Hasta cuándo vas a seguir insultándome? ¡Toma!

—¿Qué hacer chica violenta?—la dueña de una voz conocida por los afectos a la comida china en Nerima y ampliamente detestada por Akane saltó hacia ellos, sumamente preocupada por que Akane había sacado un mazo gigante y le había pegado con él a Ranma en la cabeza—¡Dejar a Airen en este instante!

La amazona tomó a Ranma entre sus brazos y lo alzó un poco del piso, aprovechando que Ranma estaba demasiado conmocionado para levantarse y sinceramente molesta por el golpe que Akane acababa de darle.

—Basta, Shampoo, me estás asfixiando—la cara de Ranma estaba siendo apretada por los bastante generosos pechos de la china—¡Auxilio!

—¡Sinceramente Shampoo no alcanzar a ver que interesarle tanto a Ranma sobre chica violenta!—la chica volteó a ver su rival con ojos de furia—¡Shampoo ser mucho, mucho más amable, más bonita y más cariñosa que marimacha! Si Ranma…

—Ahora no, Shampoo, voy a llegar tarde a la escuela—el chico trató de resistirse inútilmente a los esfuerzos afectivos de la chica—¡Espera, dije que no!

—Airen mejor olvidarse de la escuela, pues de todo modos va a llegar tarde—unos brazos de hierro se cernieron sobre el torso de Ranma—Olvidar a chica violenta y nosotros…

—¡Akane, ayúdame!

—¿Para qué?—Akane volteó a verlo por unos momentos mientras usaba su tono más cáustico—¡Si estás en excelente compañía! ¡Adiós!

—¡Maldita marimacha, no me dejes aquí sólo!—Ranma tenía serios problemas para respirar—¡Akane!

—¿Conque Marimacha, eh?—Akane pateó una de las cubetas con agua fría que una de las vecinas dejaba sobre su banqueta para barrer el piso—¡Toma!

—Parece que Ranma siempre atrae excelente compañía—Darién y Akane siguieron corriendo en dirección a la escuela, dejando a Ranma arreglárselas con Shampoo, que no dejaba de perseguirlo en su forma animal—Pero no estás enojada, ¿verdad, Akane?

—Por supuesto que no—Akane fue enfática en ese aspecto—Por mí él puede hacer lo que quiera. ¡Y será mejor que nos apuremos, o se nos va a hacer tarde!

Como reforzando esas palabras, un hombre vestido de forma bizarra y con un ukulele al lado de la puerta los miró y esbozó una sonrisa sardónica. Mala señal.

—Vaya, al parecer Akane Tendo vuelve a llegar tarde—el hombre de las gafas oscuras ensanchó su sonrisa—¡Lástima, porque hoy no vino el conserje y hoy tendrá que limpiar los baños!

—¡Ni lo sueñe!—Akane saltó por encima de él y siguió caminando hacia el edificio principal, ya una vez librada la entrada—¡Quizás en otra ocasión, señor director!

El director volteó a verla impotente, mientras que Darién aprovechaba esto y pasaba junto a él a toda prisa. Ambos subieron rápidamente las escaleras y entraron a su salón: Hinako Ninomiya volteó a verlos en su forma adulta.

—¿Otra vez tarde?—Ninomiya alzó una ceja—Esto se está volviendo un mal hábito, señorita Tendo.

—Sí, lo que pasa es que….

—No quiero escusas—la maestra les señaló una silla—Puedo entender esto del indisciplinado de Saotome, pero de usted….Lo dejaré pasar por esta vez, pero si sigue insistiendo en su mala conducta no tendré de otra más que castigarla. Y ahora siéntense, que el examen estaba a punto de empezar.

—Lo sentimos, señorita Hinako, no volverá a pasar—trató de disculparse a su vez Darién.

—Usted cállese, Darién, que nadie le está hablando—la maestra Hinako decididamente estaba de un humor de perros—Además, tampoco es que pueda recriminarle nada. Fui algo muy lindo de su parte lo que hizo esta mañana.

Akane volteó a ver de reojo a su compañero.

—¿De qué está hablando?—preguntó Akane con un susurro.

—Te contaré después—ambos avanzaron hacia sus pupitres—Ahora lo mejor será sentarnos.

La chica no intentó discutir para nada con esa lógica; después de todo, la escuela estaba primero.

—Y ahora que la señorita Akane y el joven Darién han dejado de hacernos perder el tiempo—Hinako sacó su reloj de bolsillo y empezó a repartir las hojas de papel—Quizás podamos atender el examen….

Akane no dijo nada, pero no pudo evitar morderse un poco los labios. ¡Y todo por culpa de Ranma! Pero en honor a la justicia, tenía que reconocer que había sido culpa de Shampoo también….Aunque eso la hizo sentir aunque fuera un poco más enferma.

"¡Atención, Akane!" se dijo así misma mientras apretaba el lápiz de madera entre sus dedos "¡No permitas que ese baka arruine tu puntuación perfecta! Veamos…"

Buscó la sección de matemáticas y empezó a leer.

"Demostrar mediante sustitución trigonométrica que ∫dx/(x√(x^2-1) ) = 1/a 〖sin^(-1) (x/a)"

Akane consideró que lo mejor que podía hacer en ese momento era olvidarse de Ranma y poner atención al examen. Ranma intentó colarse en su mente, pero no lo dejó continuar.

"Si el lugar de se halla . ¿Cuáles son las aproximaciones del error absoluto y relativo?"

Akane siguió enfocada en el examen, aunque no pudo dejar de notar que Ranma no había llegado. El sólo pensamiento de imaginarlo en los brazos de Shampoo la hizo romper una gran cantidad de lápices. Pero se obligó a si misma a dirigir su atención al examen; procedió a anotar las operaciones aritméticas y a contestar rápidamente las preguntas que iban apareciendo delante suyo. Terminó tan rápidamente que la maestra quedó bastante impresionada.

—Vaya Tendo, me alegra saber que usted no se anda por las ramas—la maestra levantó sus hojas y las hojeó una por una—Ahora, saque su libro sobre calculo diferencial y empiece a leer la pagina 322…

Akane asintió con la cabeza y empezó a leer la lección que su maestra le había indicado, aunque , y gracias a que el momento de tensión por el examen había pasado, no pudo evitar pasar a divagar. Y conforme pasaron los minutos y estos se transformaron en otra hora, no pudo dejar de notar que Ranma no había llegado. ¿En dónde estaba? Si descubría que había estado con Shampoo….Pero se obligó a calmarse. Después de todo, Ranma había estado dispuesto a inmolarse para salvarla aquel día en el Monte Fénix, ¿no era sí?

"Pero se niega a admitirlo" una voz igual a la suya le empezó a susurrar algo "¿Porque le es tan difícil? ¡Ranma no baka! A no ser…"

A no ser que Ranma no la amara y que la hubiera salvado por obligación. Meneó la cabeza. No, eso no era posible. Una vez de regreso en Nerima él y ella se llevaban cada vez mejor, aunque la verdad la velocidad de los acontecimientos no dejaba de frustrarla de vez en cuando. Además, Ranma habia confesado sus sentimientos por ella aquella vez…Además, las cosas iban mejorando, pero no dejaba de enojarla sobremanera que Ranma no hubiera hecho nada para frenar las intromisiones de Shampoo y Ukyo, que dicho sea de paso, se mostraban más molestas que nunca…y eso sin mencionar a Kodachi.

Akane alzó una ceja. El idiota acababa de llegar y pedía frenético que la maestra lo dejara entrar a presentar el examen. Akane no pudo evitar exasperarse. Si tan ansioso estaba por presentar la prueba, ¿por qué no se había levantado más temprano?

—No, Saotome, no insista—la maestra Hinako intentó parecer inflexible—Llega dos horas tarde, ¿y todavía quiere que lo deje presentar el examen?

Pero la maestra Hinako terminó cediendo, señalándole un asiento al fondo del salón y extendiéndole varias hojas de papel; Ranma se sentó y empezó a llenar la hoja, aunque no sin antes dedicarle a Akane una mirada que decía más que mil palabras.

"Bien merecido te lo tienes" pensó para sí misma Akane mientras le sacaba la lengua "Grosero."

Ranma regresó la mirada la hoja, y Akane empezó a leer su libro otra vez. Aunque no duró por mucho.

—Bien, suficiente—la maestra empezó a recoger todos los exámenes media hora después—Pueden salir.

—Excelente—Ranma se levantó rápidamente y se llevó una mano al estómago mientras dejaba las hojas de papel sobre su pupitre—Me muero de hambre.

—Ni lo sueñe—la maestra Hinako se paró frente a él antes de que pudiera hacer otra cosa—¿Llega tarde y todavía tiene la desfachatez de querer salir a comer?

—¡Pero me muero de hambre!

—Escucha Ranma, si quieres yo puedo ayudarte—Akane se solidarizó con él y le dió su lonchera—Si tienes hambre te puedo dejar lo que preparé hoy.

Por toda respuesta, Ranma dió media vuelta, volvió a sentarse y siguió escribiendo en sus hojas de papel.

"Grosero" Akane estuvo a punto de estrellarle la lonchera en la cabeza "¿Le doy mi desayuno y lo único que hace es darme la espalda? ¡Es el colmo! Ese i…"

—Es obvio que él sabe lo tóxica que es tu comida, Akane—Ukyo se había acercado a ella y habia apoyado una mano sobre su hombre mientras le dedicaba una sonrisa amable—Creo que deberías dejar de cocinar.

—Métete en tus asuntos, Ukyo—a Akane le empezó a temblar una ceja—Además, nadie te preguntó.

—Como si necesitara que alguien me preguntara algo como para velar por el bienestar de Ranchan—Ukyo se cruzó de brazos y le dirigió una mirada retadora—Violenta.

—Entrometida.

—Vamos chicas, hay que dejar que Ranma haga su examen—Darién se acercó a ellas por la espalda y puso una mano sobre el hombro de ambas—Además, estoy seguro que ustedes también deben de tener hambre…

—Está bien, tienes razón—Akane se cruzó de brazos y soltó un gemido de disgusto, alejándose de aquel gesto de su amigo y compañero—Pero que quede claro que ella es más molesta que Shampoo.

Ukyo no pudo evitar llevarse una mano a la espátula.

"Demonios, la chica violenta lo ha arruinado todo" en otro lugar y media hora antes una gata bastante apapachable[5] había caminado por las bardas de media docena de casas "¡Maldición!

Colonia (que a la misma hora que Akane y Ukyo salían al recreo estaba tomando una taza de té) miró a la gata distraídamente y le rocíó agua caliente encima. Una chica exuberante apareció frente a ella y procedió a darle las gracias.

—¡A,Ah, Atchú!—Shampoo lanzó un estornudo que la hizo temblar de pies a cabeza—¡Rayos!

—Veo que has vuelto a encontrarte con Akane Tendo—Colonia puso una mano sobre su frente inmediatamente después de verla entrar al Nekohanten—¡Estás ardiendo! ¿Qué pasó?

Shampoo volvió a estornudar y lanzó un gruñido. Había sido mojada tantas veces por Akane que había empezado a enfermarse. Lanzó un escupitajo al piso en honor a su rival.

"No me digas, Akane te ha tirado una cubeta de agua fría otra vez" Shampoo empezó a contarle a su bisabuela lo que le había pasado después de su encuentro con Akane una vez se cansó de perseguir a Ranma en su forma animal "¿Me equivoco?"

Quien así le había hablado había sido Ukyo, quien le había lanzado una mirada de soslayo y un comentario irónico en el mismo momento en que su anterior rival y ahora aliada había entrado a su restaurante en busca de una ducha de agua caliente. Shampoo se limitó a lanzar un gruñido y a subir al baño, donde una vez entró se las arregló para abrir el grifo del agua caliente y recuperar su forma humana.

"Si la necesitas puedes agarrar la toalla que está colgada, Shampoo" un olor a comida frita le llegó desde la plancha a la adolescente china "¡Konatzu!"

—¿Sí, Ukyo sama?[6]

"Pásale una muda de ropa a nuestra invitada" Ukyo señaló el armario con su espátula "Luego sube y prepara todo para cuando llegue Tsubasa. ¡Deprisa!"

"¡Hai!"

Konatzu encontró las prendas inmediatamente y subió a dejárselas a Shampoo; una vez hecho esto entró a la habitación de huéspedes y empezó a condicionarla para la llegada del amigo de la infancia de Ukyo. Shampoo continuó bañándose, hasta que cayó en la cuenta de que las ropas que le mandado Ukyo no eran, ejem, las más apropiadas que digamos.

"¡¿Pero demonios?!"

Shampoo bajó rápidamente las escaleras, absolutamente furiosa.

"¿Tu poder explicarme que significar esto, chica espátula?"

"Yo opino que se te ve bien" Ukyo volteó su platillo mientras ignoraba como una Shampoo vestida con un traje de mucama francesa de color rojo la miraba con ganas de matarla "¿Por qué no te sientas? Pronto tendré esto listo para ti."

"Chica espátula mejor darme un vestido decente o pronto no poder atender ningún cliente más" Shampoo se cruzó de brazos "Ahora. "

"¿En serio?" Ukyo se llevó una mano a la espátula gigante que siempre llevaba atada a la espalda, aunque sin despegar los ojos de la plancha en ningún momento "Me parece que no estás en condiciones de amenazarme, Shampoo. Además, es eso o nada. No he ido a lavar ropa y lo único que queda aparte de esto es ropa sucia, así que…."

"De acuerdo, muchas gracias" Shampoo soltó un suspiro, reconociendo que su enemistad contra el triunfo patente de Akane Tendo las podía convertir en aliadas pero no en amigas "¡Pero si te atreves a burlarte, me las pagarás!"

"Sí, si, como sea" Ukyo dió media vuelta y agarró una bolsa llena de libros que le había pasado inadvertida a la Amazona "¡Adiós!

"¿A dónde vas?"

"A la escuela" contestó Ukyo como si fuera lo más obvio del mundo "Te veré más tarde. ¡Hasta luego!"

Ukyo avanzó hacia la puerta y desapareció detrás de ella. Shampoo soltó un suspiro de resignación y se cruzó de brazos. Ni de loca saldría a la calle con un vestido así. ¡Maldita sea!

"¿Cómo se encuentra la señorita Shampoo?" Konatzu se le había acercado tan de repente que le había sacado un respingo "¡Veo que le quedó perfectamente mi traje nuevo!"

Shampoo empezó a vomitar copiosamente.

—Bueno, supongo que no queda más que descanses— de vuelta en el presente, Colonia se dirigió hacia la cocina mientras levantaba su bastón señalándole a Shampoo el camino a su habitación—¡Mouse!

—¿Qué sucede?

—Necesito que prepares un té—la Abuela se sacó un paquetito de tela de entre sus ropas y se lo extendió a Mouse—Shampoo está enferma.

—¿Shampoo está enferma?—el chico olvidó las instrucciones de la abuela y volteó a ver a Shampoo—¿Estás bien?

—¡Mouse!

Mouse tomó el paquete entre sus manos y Shampoo empezó a subir las escaleras. Se sentía realmente mal.

"¡Te maldigo, Akane Tendo!" Shampoo levantó su puño desde las sábanas de su cama, aunque empezó a toser inmediatamente después "¡Rayos!"

—¡Ah, ah, atchú!

—¿Estás bien, Akane?—de vuelta en la escuela Furinkan, un grupo de amigas preocupadas voltearon a ver a Akane, que en ese momento estaba limpiándose las manos—¿Sucede algo?

— No es nada—Akane se había tapado la boca con la mano izquierda para evitar toser sobre alguna de sus amigas—Alguien debe estar hablando de mí en algún lado.

—¿Y cómo va todo con Ranma, Akane?—Hiroko, Asami, Sayuri y Yuka se sentaron en torno a Akane mientras que esperaban que Darién llegara con un manojo de bebidas—¿Sigue provocándote dolor de cabeza?

—Todo es culpa de esa entrometida de Shampoo y de la pesada de Ukyo—Akane hizo un mohín de disgusto y abrió su lonchera, dándoles una galleta de las que había preparado Kasumi a cada una—De no ser por ellas lo tendría todo más fácil.

La historia de cómo la Boda había sido frustrada por un montón de desquiciados era bien conocida por todos en la escuela. Desafortunadamente para Akane, la rivalidad entre ella y las demás prometidas no había terminado ahí: a pesar de los avances en su relación con el joven Saotome, el hecho de que Shampoo y Ukyo trataran de obstaculizarla y sabotearla en numerosas ocasiones había disparado su tendencia a destrozar cosas.

—Lo bueno es que la relación entre ustedes está mejorando—Hiroko miró la galleta con desconfianza pero finalmente le dió un mordisco—¿Sigue sin admitir lo del Monte Fénix?

—Sí—Akane le dió a su bocadillo un mordisco especialmente fuerte—Es como si se hubiera dado un golpe en la cabeza y su nivel de tozudez hubiera alcanzado niveles inalcanzables.

Hiroko iba a contestar algo, pero Ukyo llegó en ese preciso instante con una paquete lleno de Okonomiyakis preparados específicamente para Ranma.

—Fue realmente de muy mal gusto que te hayan tendido esa trampa—Yuka hablaba de la vez que Shampoo y Ukyo le habían hecho llegar a Ranma una invitación a nombre de Akane—¿Cuánto tiempo se quedó esperando Ranma aquella vez?

—3 horas—repuso Akane con un gruñido—Y de no ser por Kasumi no sé qué habría pasado.

"¿¡Me puedes decir que te hice ahora?!" Akane había procedido a gritarle, cansada de los insultos de Ranma a lo largo de aquel día "¡Hoy estás más insoportable que de costumbre!"

"¿Qué que me pasa?" Ranma también estaba bastante enojado "¡Que me molesta que cierta niña me haya pedido que la llevara al cine y luego no haya hecho acto de aparición, eso es lo que me pasa! ¡Y para colmo, llego y la encuentro como si nada!¡Fea!"

"¿Y acaso es mi culpa que no hayas podido salir con Ukyo?" Akane contratacó brutalmente " ¡Idiota!"

"¿Ukyo?¡Me refiero a ti, boba!"

El enojo de Akane aquella vez se disipó tan rápidamente como un suspiro. Akane había parpadeado un par de veces, volteado a ver a su prometido y asumido una expresión perpleja.

"Pero Ranma, ¿de qué demonios me estás hablando?" protestó Akane, desconcertada "¡Si yo no tenía ninguna cita contigo!"

"Y encima lo niegas" murmuró Ranma entre dientes "Está bien, si no querías salir, no tenías más que decírmelo. ¡Pero ni creas que volveré a intentar a salir con una chica tan fea, desconsiderada ni tan malmodienta[7] como tú."

"¡Idiota!"

Akane y todas sus amigas regresaron al presente y vieron como Ukyo le daba de comer a Ranma en la boca, solícita, aprovechando que un hilillo de baba caía sobre el escritorio del salón procedente de la boca de la maestra Hinako.

—La cosa hubiera terminado bastante mal de no haber sido porque Kasumi llegó en ese instante y le inyectó algo de razón a ese idiota—una ráfaga de aire procedente de sus labios levantó un mechón de su cabello—De no ser por ella él no me hubiera creído.

—¿Cómo está mi Ranchan?—todas pudieron ver como Ukyo le daba de comer en la boca al objeto de su afecto mientras le acariciaba la mejilla—¡Akane no te prepara comida de verdad, pero aquí está tu amiga Ukyo para proporcionártela! ¿Quién es la mejor, eh, Ranchan?

Ranma soltó un ronroneo extraordinariamente parecido al de un gato.

—¡Akane!

—Ah, no se preocupen, está desesperada—Akane regresó la vista a su lonchera—Ranma y yo hemos avanzado mucho en nuestra relación. Aunque…

Quizás a las demás amigas de Akane no les sorprendió el comentario (siempre habían asumido que se contaban todo entre ellas), pero a Akane si le sorprendió lo abierta que se había vuelto en cuanto a su relación con Ranma. Hace apenas un mes, ella hubiera dudado siquiera en sacar a relucir el tema. El hecho de que Ranma hubiera estado dispuesta a sacrificar su vida en una batalla que había parecido insostenible había disipado momentáneamente las dudas que Akane guardaba respecto a los sentimientos del chico hacia sí misma y le había suavizado el ánimo. Como fuera, el par de palillos en su mano tronó bajo sus dedos; por mucho que creyera que Ranma la amaba, el hecho de que aceptara comer la comida que Ukyo le servía en la boca le parecía una aberración imperdonable.

—Me gustaría que Ranma fuera más firme con todas ellas—Akane soltó un resoplido y miró hacia el cielo—No sólo con Ukyo, sino con Shampoo y Kodachi. Es molesto.

—Sabes, creemos que Ranma quizás podría tener un motivo como para no dejarlas en su lugar—Hiroko trató de hablar lo más cautelosamente posible— Como si no quisiera cerrarse las posibilidades, Akane.

—¿Eh?

—Digo, es una posibilidad—complementó la chica, recelosa de la actitud de su amiga, cualesquiera que ésta pudiera ser—Digo.

—¿Qué quieres decir?

La pregunta de Akane había sonado amable, pero ninguna de sus amigas podía dejar de notar el hecho de que ésta era la chica capaz de alzar mazos gigantes o de romper muros.

—Bueno, no nos lo tomes a mal, pero pensamos que….—Hiroko vaciló por un momento—Rayos.

—Vamos, dilo, no me molestaré—Akane le dirigió una sonrisa—Ya suficiente molesta estoy con él.

—A lo que Hiroko se refiere es que a lo mejor Ranma no piensa ponerles un "Hasta aquí" porque espera tener una relación con ellas en caso de que la tuya con él no funcione—Asami salió en ayuda de su amiga—Digo, Ranma es un buen chico y siempre anda salvándote, pero…

—Pero considerando que su padre es un sinvergüenza es posible que se le hayan pasado alguno de sus, eh, "hábitos"—completó Sayuri.

—Eso es imposible—Akane se negó a creerlo—Digo, sé que Genma es un vago, un flojo y un mantenido, pero…

Pero Akane se quedó pensando. Cierto que Ranma despreciaba la mayoría de las veces a su padre y que no tenía la misma moralidad, pero había copiado un sinfín de sus malos hábitos. Dudó. ¿Y sí..?

—Eso también explicaría porque no quiere admitir lo que dijo en el Monte Fénix—comentó Sayuri —A lo mejor cambió de opinión.

—Por supuesto que no—esta vez no contestó Akane, sino Darién, que acababa de llegar con las bebidas—Sólo que no quiere admitirlo ante sus padres, es todo.

—Ustedes los hombres, siempre defendiéndose los unos a los otros—le contestó Asami, medio en broma, medio en serio—Solapador.

—Mírenlo de esta forma—Darién acomodó el manojo de botellas sobre la mesa—Akane y Ranma no fueron los que decidieron que deberían casarse, ¿cierto?

—Cierto.

—¿Y Ranma es un tozudo, verdad?

—¿A dónde intentas llegar?

—A que admitir que ama a Akane sería como darles a sus padres la razón por algo en lo que no le dieron decisión alguna—Darién descorchó una sangría[8] y dejó que la espuma saliera a borbotones—Sería casi tanto como darles las gracias por haber decidido sin él.

Nadie dijo nada, pero tenía sentido. Pero finalmente una de ellas rompió el silencio.

—Es sólo una posibilidad—Yuka le dio un mordisquito a uno de su bocadillos—Tampoco es que digamos que sea cierto.

Akane se quedó pensando. Esa era más o menos la razón por la que ella tampoco había querido admitir que lo amaba en primer lugar. Hubiera sido como si Nabiki y Kasumi, y no sólo su padre, hubieran estado en lo correcto en delegar sobre ella la obligación familiar, a pesar de saber muy bien todos que si se lo habían dejado a ella era para no cargar con ésta ellas mismas. Pero algo inmediatamente en su interior se enojó ante el comentario de su compañero de clase.

—Ranma no baka—Akane se amodorró en su asiento mientras se cruzaba de brazos—¡Como si no me hubiera costado también a mí!

—Bueno, ten en cuenta que para nosotros los hombres es más difícil—Darién se encogió de hombros—Para nosotros, el orgullo lo es todo.

—Pero entonces, ¿Qué puedo hacer?—Akane asumió un tono de voz que mostraba a las claras que estaba exasperada—¡A este paso no va admitir nada!

—Bueno, y a riesgo de que me estrelles un mazo en la cabeza—Akane entrecerró los ojos y las demás esbozaron una sonrisa disimulada—Lo que yo te recomiendo es que te portes más provocativamente. Es la única manera.

—¡Pero eso sería darle la razón!

—¿Sobre qué?

—Sobre, sobre…¡Sobre que me estoy muriendo por él!—Akane balbuceó un poco—¡No dejaría de restregármelo en la cara!

—Pues no se me ocurre otro método, aunque claro, bastaría con que te comportaras más agresiva—Darién se llevó una mano al mentón— ¿Y si le robas un beso? Además, ¿cuál es el problema? Todos hemos soñado con verte en un negligé…

—¡Pervertido!

Y Darién sintió el peso de la justicia sobre su cabeza…

—Bueno, ya que todos están aquí podemos empezar—el recreo terminó y la maestra Hinako los observó con ambas manos sobre las caderas mientras sonaba la chicharra—¿Señoritas?

La maestra Hinako esperó hasta que la última de sus alumnas entrara y cerró la puerta.

—Bien, el programa educativo ha sufrido algunos cambios y he recibido la orden de incluir un nuevo tema que no se ha incluido antes— la maestra cerró las persianas y apagó las luces—El Ministerio de Educación ha sido muy enfático en ese punto, y la verdad no soy muy experta en el tema, así que…..¿Cuantos de ustedes saben que estuvimos en guerra con los Estados Unidos?

Un coro de voces llenó el salón.

—¡¿Estuvimos en guerra con los Estados Unidos?!

—Sí, yo tampoco podía creerlo—la maestra Hinako comprendía perfectamente las caras de incredulidad de gran parte de sus pupilos—Aparentemente lo estuvimos, y como nadie parece saber mucho sobre el tema, el ministro de educación nacional nos ha ordenado pasar una presentación…

—¿Y quién ganó?

A algunos de los alumnos les resbaló una gota de sudor en la nuca.

—¿Es en serio?—preguntó Ukyo, escéptica—¿Hay alguien aquí que necesite que le respondan esa pregunta?

Procedente del pupitre de Ranma llegó un ronquido.

—Por algo tuvimos un Hiroshima y un Nagasaki, genios— comentó Asami, molesta—Deberían dejar de ver anime y ponerse a estudiar.

—¡¿Qué?!—uno de los alumnos no salió de su asombro—¿Quieres decir que los estadounidenses fueron los que nos lanzaron las bombas atómicas? ¿Por qué harían algo así?

—Es por cosas como esa por lo que se me ha ordenado mostrarles esto[9]—Ninomiya apretó un botón y las primeras escenas de una película aparecieron frente a ellos en medio de la penumbra—Empecemos.

Akane, Ukyo y todo el salón dirigieron los ojos hacia adelante. Bueno, todos menos uno.

—Sabes Ranma, por lo menos podrías poner atención—Akane volteó a mirarlo con un gesto de desaprobación—¡Llegas tarde y todavía te pones a dormir!

—¿Para qué?—Ranma se encogió de hombros —¡Es historia vieja! Déjame dormir, Akane.

Akane le dió un pellizco, pero Ranma se limitó a lanzar un gruñido y siguió dormitando. Akane trató de prestar atención al cortometraje, pero algo en su interior la hizo cambiar de opinión algo de tiempo después.

—Oye Ranma, he estado pensando—Akane recordó el consejo de Darién—Quizás podríamos ir, no sé, al cine…

Ranma abrió uno de sus ojos y alzó una ceja.

—¿Acaso estás invitándome a salir, marimacha?

—Eso quisieras—Akane volteó a ver hacia otro lado—Engreído.

—Porque en realidad no me parecería tan mala idea—Akane abrió mucho los ojos, sorprendida—Mira esto.

Akane no podía ver muy bien en la penumbra, pero supo que Ranma había metido la mano dentro de su camisa y que había sacado algo que parecía una hoja de papel.

—¿Qué es esto?

—Un par de boletos al musical ese que querías ver—Ranma adoptó un tono de voz despreocupado—¿Vienes o no?

—¡Raaaaaanmaaaa!

¡Click!

—¿Está todo bien, señorita Tendo?—la profesora Hinako prendió la luz y todo el salón los volteó a ver con una mirada de interrogación—¿Le pasa algo?

—Eh, creí ver una rata—trató de excusarse Akane, avergonzada por haber interrumpido la clase—Nada importante.

—¿Una rata?

Un gesto de asco salió de todas las presentes.

—¿Eres capaz de lanzar a Ranma hasta la estratósfera y le tienes miedo a una rata?—preguntó Ukyo, no muy convencida.

—Ya, ya tranquilas niñas, que no es la gran cosa—comentó la maestra Hinako desde arriba de su escritorio—¿En que estábamos?

Ninomiya volvió a apagar la luz y el documental volvió a aparecer frente a sus ojos. Akane volvió a mirar a Ranma y le preguntó:

—¿Es en serio?—Akane no podría creerlo— ¡Pensé que no se los habías comprado a Nabiki!

— Pues ya ves que no—Ranma no le contó el insignificante detalle que en realidad había sido su madre quien se los había proporcionado—¿Vienes?

—Claro que sí—Akane puso una mano sobre los dedos de su prometido—Muchas gracias, Ranma. Pensé que no querías comprarlos.

—Y no quería comprarlos—el chico notó el cambio en el pulso de su prometida y supo que tendría que explicarse—Pero no por las razones que tú piensas.

—¿Y cómo es eso?

—Escucha Akane, la razón por la que no quería comprar esos boletos era porque todo puede salir mal y porque Nabiki me estaba exigiendo una barbaridad para vendérmelos—Ranma utilizó un tono de voz aún más quedo—A como está nuestra suerte, Kodachi, Shampoo, Ukyo y el mismísimo Safron pueden aparecerse y….

—No te preocupes, Ranma—Akane se acercó un poco más a él—Nada sucederá. Yo…

—¡Ajá!—una voz conocida por todos hizo que se prendieran las luces—¿Conque una rata, eh?¿Qué le estás haciendo a mi Ranma, Akane?

—¡Señorita Kuonji! —Ninomiya también alzó la voz— ¿Me puede explicar que está haciendo?—¡Estamos en medio de la clase!

—¡Akane está acosando a Ranma!—Ukyo desenfundó su espátula—¡Quítale las manos de encima a mi Ranchan, Akane!

—¿Qué? ¡No!—Akane giró la cabeza y apartó su mano de la de su prometido—¡No estoy acosando a nadie!—¡Ranma, díselo! ¿Ranma? ¡Ranma!

Pero Ranma no contestó. Estaba roncando, "completamente" dormido.

—¡Eres un idiota!

—¡Marimachaaaaaaaaaaaa!

Ranma salió disparado, victima una vez más de la fuerza descomunal de Akane. Colonia miró (desde su habitación en el Nekohanten) como su prospecto de yerno salía proyectado hasta la estratosfera y se quedó pensando. El chico hasta ahora había resultado inalcanzable, y la relación que éste tenía con la chica peliazul había avanzado tanto que las opciones se habían reducido a dos: dejar que se casara con Akane…o forzarlo a casarse con Shampoo.

—¿Está listo el té, Mouse?

—En seguida lo estará—su joven empleado metió un termómetro dentro del agua hirviendo—Ya casi…Ya está.

—Excelente—la abuela bajó de la silla en la que estaba sentada y se dirigió hacia el chico—Sígueme.

La anciana empezó a subir las escaleras montada en su bastón y Mouse fue detrás, buscando no derramar ni una gota. Pronto llegaron a la habitación de Shampoo y la encontraron acostada, tapada con al menos 7 mantas y temblando fuertemente.

—Dios, como detesto a chica violenta—Shampoo se incorporó y agarró la taza que le ofrecía aquel admirador suyo mientras le daba un beso en la mejilla—Gracias, Mouse.

Algo en el corazón del chico sonrió ante el agradecimiento de Shampoo.

—Si necesitas algo más, sólo necesitas pedírmelo, Shampoo—el chico se llevó una mano a la cara—Cualquier cosa.

—No necesito nada Mouse, muchas gracias—Shampoo le dedicó una sonrisa antes de cambiar de opinión— No, espera, si hay algo.

Mouse volteó a verla inmediatamente.

—Bueno, ya que lo dices…

Shampoo le indicó una lista de quehaceres que ella habría tenido que hacer pero que en su actual condición no podría. Mouse los anotó todos en una lista y volvió a mirarla.

—¿Estás segura de que no necesitas nada más, Shampoo?

Shampoo le dedicó una sonrisa y negó la cabeza. El chico abandonó la habitación y Colonia se dirigió hacia ella: acomodó su mano arrugada sobre el rostro de la convaleciente y le preguntó si estaría bien; la chica asintió brevemente y Colonia aceptó el gesto. Finalmente la anciana bajó al restaurante e hizo algo que sólo hacía cuando necesitaba ordenar sus ideas: sacó una pipa, acomodó un poco de tabaco de la Habana sobre ella y empezó a fumar.

Sus pensamientos se enfocaron inmediatamente en Ranma Saotome. ¿Qué hacer? Los sentimientos del chico se habían afianzado tanto que la intervención de Shampoo sólo podía entorpecer la relación del hijo de los Saotome con Akane, pero nada más; no había esperanza alguna de que de que su bisnieta lo conquistara para la aldea, al menos no de forma convencional. Por supuesto, que Shampoo lo conquistara o no era un asunto esencialmente suyo, pero como su protectora no podía dejar de preocuparse…

La anciana bajó su pipa y sacó una bocanada de humo. ¿Qué debería hacer? ¿Dejar que su bisnieta tuviera que aceptar la derrota, intervenir o mantenerse al margen? No se había hecho esa pregunta desde su llegada a Nerima, y ahora volvía a hacérsela de nuevo. ¿Qué hacer? Nada de lo que Shampoo hiciera podría hacer cambiar a Ranma de parecer; lo máximo que podría conseguir sería poner obstáculos en su camino. Por otro lado, y si intervenía, casi con toda seguridad todos los demás lo resentirían, y ciertamente podría poner en entredicho a la aldea de la Supremacía Femenina. Claro, podría matarlos a todos para evitar que tomaran represalias, pero matar a alguien a sangre fría era algo que nunca le habría gustado hacer y que no podría hacer de cualquier modo pues les había agarrado cariño a todos y cada uno de la banda desquiciada de Nerima, especialmente a Ranma. Si hacía algo tenía que ser algo sutil, algo en donde ni Shampoo advirtiera su presencia. ¿Una poción de amor? La mayoría eran sólo basura. ¿Alguna hierba o polvo mágico? No tenía a quien comprárselos. ¿El Sello del Demonio[10], tal vez? Na, no funcionaria. Y no porque Ranma pudiera resistir el encantamiento, sino porque este lo volvería vulnerable a las órdenes que le diera cualquier mujer. Sólo la versión más fuerte podría doblegarlo a su voluntad sin exponerlo a la voluntad de todas las demás, pero esa clase de sello se notaría inmediatamente y Shampoo no se lo perdonaría en cuanto descubriera la verdad. Por algo el Sello había sido prohibido salvo para casos absolutamente excepcionales. Sería una humillación demasiado grande para su bisnieta que su bisabuela hubiera tenido que rebajarse a ejecutar una técnica prohibida para obligar a su yerno a casarse con ella. El hilo rojo del destino era una cosa, pero ejecutar el sello del Demonio…Sería una prueba viviente de su incompetencia,

O podrían aceptar la derrota y quedarse en Japón. Sería difícil para Shampoo quedarse en Nerima confrontando la unión de Ranma, pero lo superaría. Aunque….

La Anciana le dió otra chupada a su pipa y siguió pensando. ¿Y si no hacer nada tenía consecuencias con la aldea? No se había puesto a pensar mucho en eso porque ninguna de las dos tenía pensado volver en el futuro próximo, pero la posibilidad estaba latente. "Quizás debí de haber intervenido más decididamente desde el principio" se cuestionó la anciana. Inclinó la cabeza y permaneció así un rato, hasta que Mouse se acercó a ella y ésta pudo ver como el chico empezaba a fregar el piso, frenético.

—¿Qué te sucede, Mousse? —la Anciana estaba tan absorta en sus pensamientos que se le olvido añadir la palabra pato a la oración—¿Por qué tanta prisa? Los clientes no van a empezar a llegar sino hasta las tres.

—Sí, pero todavía me falta mucho que hacer, Cologne—contestó Mousse distraídamente, demasiado ocupado como para insultarla—Al paso que llevó no acabaré nunca.

Mouse se tomó en serio sus palabras y aumentó la velocidad. La Anciana se quedó pensando por otro momento y volvió a preguntar:

—Dime una cosa Mousse—preguntó la Anciana—¿Por qué liberaste a mi bisnieta aquella vez?—la anciana se quitó la pipa de la boca—¿Sabes que después de eso ya no tienes ninguna oportunidad, verdad?[11]

Colonia se refería a la vez que Mouse, en lugar de esclavizar a Shampoo en el Monte Fénix había tomado un espejo y hecho que Shampoo sólo fuera esclava de sí misma. La pregunta tomó al chico completamente por sorpresa: desde que había vuelto a Japón, absolutamente nadie le había hecho esa pregunta.

—Porque eso es lo que sólo hubiera hecho un hombre de verdad, anciana[12]—respondió Mouse, volteando hacia ella y alzando sus lentes con el dedo índice—Además, todavía no pierdo la esperanza.

—¿En serio? —Colonia alzó una ceja—¿Y por qué?

—Porque Shampoo cada vez se porta mejor conmigo—Mouse se encogió de hombros y siguió limpiando— Además, Ranma y yo hemos llegado a un acuerdo.

Cualquier espectador habría podido jurar que las orejas de la anciana se habían movido.

—¿Qué clase de acuerdo?—preguntó la Anciana, interesadísima.

—Él no se acerca a mi chica, y yo le ayudo a proteger a la suya. ¿Un trato justo, no le parece?

—Shampoo no es tu chica, Mouse—Colonia volvió a llevarse la pipa a la boca—No lo es y a cómo van las cosas no lo será nunca.

—Puede ser—concedió Mousse—Pero espero que ella, tarde o temprano….

El chico volteó a ver hacia la habitación de Shampoo.

—…se dé cuenta de mi valía como hombre.

Colonia lanzó una larga bocanada de humo (cosa que no hubiera hecho de haberle preocupado la salud de su interlocutor) y miró detenidamente al chico. Y es que, y en honor a la verdad, Mouse había mostrado entereza. Una fortaleza de carácter que nunca hubiera esperado ni en mil años de él. El chico se sintió intimidado por la calmada mirada escrutadora de Colonia.

—Y si me disculpas, Cologne—el chico se levantó las mangas—esos baños no se van a limpiar solos.

—Vaya, hombre, ¿eh, hermana?—una voz conocida pero que Colonia no había oído en mucho tiempo la saludó en cuanto Mouse abandonó el comedor—¿Cómo estás?

—¡Perfume!

La recién llegada asintió con la cabeza, sonriendo.

"Malditos desgraciados" Mouse había entrado el baño con un ánimo altísimo gracias al beso de Shampoo, pero la porquería dejada por uno de los clientes probó ser una molestia al cabo de cinco minutos de intentar quitarla "¿Qué comen estos tipos? ¡Maldición!"

Mouse agarró un par de guantes y empezó la faena. Creía tener identificado al desgraciado: era el mismo imbécil que se la pasaba dándole propina tras propina a Shampoo y viéndole el trasero. Pero eso no era lo que más lo enojaba.

—Y uno, y dos, y… ¡Tres!—la bomba funcionó a la perfección—¡ja!

La porquería terminó yéndose, pero en su impaciencia por salir de ahí Mouse no pudo evitar resbalar y caer sobre sus propias posaderas. Refunfuñando, se levantó y trató de recordar porque hacía esto.

"Porque soy un hombre, y un hombre cumple sus promesas, ¿no?"

—Vaya, y yo que pensé que un hombre era justamente lo que no eras—Mouse no se dió cuenta de que había pensado en voz alta hasta que una voz maliciosa comentó un insulto detrás de él—¿Cómo estás, Mouse?

Mouse volteó a ver a su interlocutora, dejando caer la cubeta que cargaba y abriendo mucho la boca.

—¡Tú!

La mujer frente a él se cruzó de brazos, y esbozo una sonrisa macabra.

—Genial, como si Saotome no hubiera faltado suficientemente a clases— en otro lugar, Hinako se llevaba una mano a la frente inmediatamente después de que Akane mandara a volar a su prometido mientras intentaba mirar como Ranma se perdía en la distancia—Aunque tengo que añadir que ese fue un gran golpe, señorita Tendo.

—Yo lo lamento mucho, maestra Hinako—Akane se llevó las manos al regazo, completamente avergonzada—No sé qué me pasó.

—Que volviste a enfurecerte, eso fue lo que pasó—Ukyo esbozó una sonrisa mientras hablaba con voz llena de sarcasmo— La verdad es que no sé ni cómo Ranchan te soporta.

—Y yo no sé cómo Akane se contiene y no te manda a la luna a ti también, Ukyo —Asami se cruzó de brazos y frunció los labios—Grosera.

—Paz, niñas—Ninomiya cerró la ventana por la que había salido Ranma en su viaje hacia el cielo y volvió a correr la cortina—Y usted, señorita Tendo, debe dejar de romper ventanas, o tendré que castigarla, ¿está claro? ¿En dónde íbamos?

La maestra accionó el control, apagó las luces y el cortometraje empezó a correr otra vez, entre miradas esporádicas de aburrimiento y uno que otro bostezo mal disimulado. Pero había personas que si estaban poniendo atención: algunas alumnas no dejaban de tomar notas. Pero ninguna de nuestras protagonistas era una de ellas.

—Ni creas que dejaré que te extralimites con Ranchan, Akane—Kuonji se sentó en el asiento vacío que había dejado Ranma y le dedicó un susurro a su rival—Intentar acosarlo en medio de la oscuridad… Eso es un golpe bajo.

—Sí, claro, como soy yo la que normalmente acosa a Ranma—Ukyo no pudo ver como Akane entrecerraba sus ojos en medio de la oscuridad, aunque sí pudo oír la ironía en medio de su voz—Además, Ranma ya hizo bien clara sus intenciones, ¿no?

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, ¿es obvio, no?—Akane adoptó un tono de exasperación— ¡Por algo Ranma estuvo dispuesto a casarse conmigo!

—Sólo porque su cura estaba en juego—Ukyo no se iba a dar por vencida—Yo en su caso habría hecho lo mismo.

Akane adoptó un tono de voz que mostraba claramente lo exasperada que estaba.

—¿Y la vez que se cayó de aquel edificio en construcción? [13]¿O la vez que me salvó de Pantimedias Taro? ¿O su pelea a muerte en el Monte Fénix? El peleó contra Saffron para rescatarme a mí, ¿ya lo olvidaste?

—Sólo porque yo no estaba en peligro—Ukyo adoptó un tono de suficiencia y se cruzó de brazos—Además, como yo no soy una niñita débil que necesita que la salven….

Akane no pudo evitar soltar un gruñido.

—Di lo que quieras, pero si lo hubieras visto en aquella montaña te darías cuenta que ya no cuentas con ninguna oportunidad. Y lo digo en serio. Ninguna. Me dijo…

—¿Qué te dijo?—Ukyo se impacientó al ver como su interlocutora dejaba inacabada la frase por unos instantes—¿Akane?

—O nada, sólo algo que no te podría decir a ti—Akane por lo general no era así, pero la desfachatez de Ukyo la tenía realmente molesta—O a nadie. Sólo a mí.

Algo en el tono o en el mensaje de Akane hizo que los dedos de Ukyo se crisparan.

—Ranma jamás te diría algo que no pudiera decirme a mí también—Ukyo hizo un gesto de suficiencia y miró hacia arriba, deseosa de devolverle el gesto—Bueno, a no ser que trate de decirme que soy mala cocinera, o una marimacha, o una maniática desquiciada; ahí si sabría con toda certeza que se está refiriendo a ti.

Akane, (por primera en su vida) sintió deseos de sacar su mazo gigante y pegarle con él en la cabeza a otra persona que no fuera Ranma. Pero se contuvo.

—Me dijo que me amaba—Akane trató de hablar lo más claramente posible como para que Ukyo no tuviera problemas en oírla—Me dijo que se arrepentía de…

—Eso no es cierto—Akane hubiera jurado que los dedos de Ukyo estaban crujiendo de tan fuerte que estaban sujetando la madera—Eso es una vil mentira. Ranchan jamás podría decirte algo como eso.

—¿Por qué no se lo preguntas a él?—Akane le dedicó una sonrisa en medio de la oscuridad—¿Tienes miedo de que confirme tus temores, ¿verdad?

—¡AY!

—¿Que sucede aquí?

Ninomiya volvió a prender la luz y miró hacia la esquina, cosa que también hicieron todos sus compañeros de grupo. Y es que al parecer Akane se había caído al piso.

—Nada, parece que una de las patas de la silla de Akane se rompió, maestra Hinako—repuso Ukyo con una sonrisa radiante— ¿Te ayudo a subir, Akane?

—Claro, gracias Ukyo—Akane sujetó la mano que le ofrecía su enconada rival y la jaló también con tanta fuerza que esta cayó también al suelo—Ups. ¿Estás bien?

—¡Ahorita vas a ver si estoy bien!—Ukyo se olvidó de las formas y se llevó una mano dentro de la camisa—¡Bombas de harina!

—¡Suficiente!—Ninomiya sacó una moneda mientras un hilo de baba le resbalaba por la mejilla, señal de que no había estado prestado al documental mucha atención que digamos—¡Happo satsu de cinco yenes!

—¡IEEEEEE!

Una bola de energía salió disparada hacia ellas, golpeando a medio salón y dándoles a las dos amigas poco margen de maniobra para escapar. Pero la maestra no se dio por vencida; volvió a alzar su moneda y gritó:

—¡ Happō tsurisen gaeshi!

Al instante un torrente de energía empezó a inundarla, procedente en parte de las dos "amigas" y de medio salón en su camino. Ni Akane ni Ukyo habían pasado antes por una experiencia similar (estando como siempre los chicos más que dispuestos a defenderlas) pero no tardaron en comprender lo desagradable y agotador que era enfrentar el ataque de Hinako Ninomiya.

—Castigadas—la maestra Hinako se les quedó viendo con los brazos cruzados y la moneda de cinco yenes entre sus nudillos—Ustedes y yo vamos a hablar largo y tendido después de clase, señoritas. ¿A qué viene todo esto?

—Esto no hubiera pasado si Akane no fuera una chica insufrible—Ukyo volteó a ver a su rival con mirada enconada—¡Es todo culpa suya!

—¿Mía?—Akane estaba indignada—¡Mira quién habla! ¿Quién es la que siempre intenta entrar a mi casa a las 3 de la mañana?

—¡Suficiente!—la maestra Hinako no quería oír nada más—Ustedes y yo hablaremos en cuanto a….Vaya, por fin—la chicharra que anunciaba el final del horario escolar empezó a sonar—Con lo aburrida que estaba…..¿Alguien tiene alguna pregunta ?

Todos negaron con la cabeza.

—¿No? Excelente, porque quiero un ensayo de diez páginas sobre lo que acaban de ver para mañana en la mañana—Hinako ignoró las miradas de protesta de medio salón—¡Sin excusas! Y en cuanto a ustedes…..

Ninomiya las ayudó a levantarse y les ordenó que se pararan frente a ella. Las chicas obedecieron inmediatamente, aunque en medio de las miradas llenas de curiosidad de sus compañeros no pudieron evitar sentir un poco de vergüenza.

—¿Ya están bastante grandecitas como para pelearse por el amor de un hombre, no les parece?—la forma adulta de la maestra Hinako les dirigió una mirada reprobatoria mientras los demás alumnos empezaban a dejar el salón—¡Con quien deberían pelearse es con él!

—¿A qué se refiere, maestra Hinako?

Ninomiya se sentó sobre el escritorio, puso ambos brazos sobre el pecho y levantó la cara en señal de suficiencia.

—A que no hay nada más estúpido que ver a dos mujeres pelearse por un engreído—Ninomiya hizo una señal de disgusto—Especialmente dos niñas que podrían ser amigas.

—Bueno, yo podría ser su amiga si ella no viviera para intentar quitarme a mi prometido, maestra—repuso Akane, molesta—¡Fue ella la que se atrevió a interrumpir mi boda con Okonomiyakis explosivos!

Akane volteó a ver a Ukyo con furia, pero ésta volteó la cabeza en otra dirección y se hizo la desentendida.

—¿Pero es que acaso Saotome se ha molestado en dejar las cosas en claro?—la maestra Ninomiya alzó una mano de manera horizontal para reforzar su punto—¿Acaso él ha dicho enfrente de todos que la ama, señorita Tendo? ¿O le ha dicho a la señorita Kuonji que los deje en paz? ¡A mí me parece que disfruta siendo el objeto de los afectos de ambas!

A Akane el comentario de la maestra Hinako la dejó pensando. Él era molesto, mentiroso, maleducado y muy grosero, siendo resultado todo esto de haberse criado con un patán. ¿Y si la maestra Hinako tenía razón, y le gustaba ser el centro de atención de todas las mujeres? Por algo le había pedido a Ukyo que le dijera que lo amaba, ¿o no?[14]

—Cómo si a lo que Akane hace se le pudiera llamar afecto—el comentario sarcástico de Ukyo rompió el hilo de los pensamientos de su compañera—Si eso es afecto yo soy un gnomo.

—Pero eso no quita mi punto—Ninomiya trató de ser enfática—Saotome es un hombre, y un hombre muy orgulloso de sí mismo, además. ¿No les parece que si amara a una de ustedes ya lo habría admitido? Pero no, sigue actuando como si nada estuviera pasando, y mientras tanto ustedes peleándose por él. ¿No se dan cuenta? ¿Porque decidirse por alguna, si puede disfrutar de la atención de las dos?

Un silencio pesado se impuso entre las tres, sin que ninguna de las adolescentes se atreviera a romper el silencio. Los más negros pensamientos se apoderaron de la mente de Akane, y en la mente de Ukyo brilló un rayo de esperanza. Finalmente Ninomiya volvió a abrir la boca.

-¿Lo ven? No vale que se peleen por Saotome—Ninomiya sonrió al saber que les había demostrado su punto—Además….

—¿Además qué, maestra Hinako?—preguntó Akane.

—Además los hombres lo único que buscan es una cosa—Hinako señaló con una sonrisa a su bola de admiradores, que no dejaban de tratar de mirarla desde detrás de las ventanas—¿No les parece?

La maestra soltó una carcajada en medio de las risitas nerviosas de sus dos alumnas; movió la cabeza en un gesto de diva y dejó que sus alumnos gozaran de una vista más que generosa.

—Bueno, ustedes dos tendrán que limpiar el salón—el gesto de la maestra volvió a cambiar, denostando firmeza—Y sin pelear, ¿está claro?

Akane y Ukyo lanzaron un suspiro; se dirigieron a sus asientos y empezaron a empacar sus cosas, Terminado esto, cada una de ellas agarró una escoba y empezó a barrer. Pero ninguna de las dos estaba contenta; bajo la atenta supervisión de la maestra Hinako trabajaron en completo silencio durante diez minutos. Pero cuando ésta se convenció de que todo marcharía bien sin su presencia, dio media vuelta y procedió a salir del salón, contenta.

—¿Ya terminaron?—la voz de Darién les llegó desde fuera del salón a través del marco de la puerta—¿Necesitan ayuda?

—¡Caramelo!—la maestra Hinako se fijó en la generosa barra de chocolate que cargaba su alumno en la mano izquierda—¡Dame, Dame, Dameeee!

—¡De ninguna manera!—Darién trató de alejarse de ahí lo más rápido posible—¡Es mi dulce de la semana!

Ambas alumnas se miraron la una a la otra con sendas gotas de sudor en la cabeza. A pesar de haberles hablado como una adulta, una vez estando en su forma infantil la maestra Hinako era absolutamente incorregible.

—Oye, Akane…

—Por favor, Ukyo no empieces—Akane no tenía ganas de pelear otra vez—¿Qué quieres?

Ambas chicas se miraron, y una brisa más o menos fuerte hizo ondular las cortinas.

—Nada, sólo estaba pensando—Ukyo había terminado su parte del salón y se recargó contra la pared bajo una de las ventanas—Sabes, jamás pensé que llegaría el momento en que te vería defender tu relación con Ranma, Akane.

A Akane le sorprendió notar que el tono en la voz de su amiga no tenía intención alguna. Akane volteó y la vió observando el techo; la cara de su rival más peligrosa no mostraba rencor alguno, sino más bien una tristeza queda.

—Siempre han estado muy unidos—Ukyo soltó un suspiro—Aunque debo de admitir que no pensé que llegaría a ver este día.

—Si bueno, la experiencia que tuvimos en el Monte Fénix nos cambió a ambos.

—Y que lo digas—Akane pudo notar el cambio en la voz de Ukyo—¿Haz empezado a soñar con él, ¿verdad, Akane?

—¿Qué quieres decir?—Akane no entendía lo que su amiga quería decir—¿Con Saffron?

—¡No, boba!—Ukyo volteó a ver a Akane, exasperada—¡Me refiero a Ranma!

—¿Con Ranma?—Akane seguía sin comprender—¿Por qué tendría que soñar con Ranma?

—No te hagas la desentendida conmigo, Akane—Ukyo alzó su dedo índice y avanzó hacia su rival—Después de todo, tú fuiste la que dió su consentimiento a la boda organizada por sus padres, ¿no?

—No entiendo nada—la cara de Akane era más que cómica—¿Qué tiene que ver lo uno con lo otro?

—Sigue haciéndote la inocente, pero esto está más que claro para mí—Ukyo se abrazó con sus propios brazos e imitó la voz de Akane—¡Oh Ranma, hazme tuya, por favor!

—¡Ukyo!

—Oh vamos, Akane, está más que claro que ya has empezado a fantasear con él—Ukyo esbozó una sonrisa burlona—¿Por qué otra cosa querrías haberte casado tan rápido?—Ukyo fingió un gemido—¡Ah, ah, Raaaaamaaaaaaaa!

—¡Cállate!—Akane le tiró un golpe con su mochila llena de libros, molesta de que el momento de sinceridad entre ambas hubiera derivado en esto—¡Yo no soy una depravada como tú!

—Oh, Ranma, más abajo, más abajo, asíííííííi—Ukyo había esquivado el golpe que le había tirado su compañera y había empezado a sonreír aún más—¡Oh, Ranma, prometo ser tu esposa, tu amante, tu esclava, sólo no me dejes por favor!—Ukyo volvió a imitar un gemido, sólo que más sugerente—¡Por ahí, no, por favor! ¡Ahh!

—¡Estás loca!—Akane había vuelto a ponerse absolutamente furiosa—¡Yo jamás me rebajaría así ante Ranma! ¿Quién podría rebajarse así? ¡Yo no lo haría, y menos ante alguien como él! ¡Es un engreído, un patán, un…!

—¡Ajá!—Ukyo esbozó una sonrisa prodigiosamente ancha y sacó una micro grabadora de su bolsillo—¡Gracias por tu ayuda! ¡A ver qué dice Ranma cuando le muestre como piensas de él, Akane!

—¡Dame eso!—Akane se abalanzó sobre ella, tratando de alcanzar la grabadora y furiosa consigo misma por haber caído en la trampa de Ukyo—¡Dámela!

—Tendrás que esforzarte más si quieres quitármela—Ukyo sonrió al ver como Akane se esforzaba por alcanzar la grabadora, aunque sin mucho éxito—¿Sueñas con Ranma, si, o no?

—¡No te interesa!—Akane se esforzó aún más en alcanzar la mano de Ukyo—Yo no soy...Oh, no.

—¿Qué sucede?—Ukyo se alarmó al ver que Akane había dejado de pelear y había recuperado la calma—¿Akane?

Pronto el sentido de proximidad[15] de Ukyo también se activó; volteó a ver a la ventana y exclamó:

—¿Quién..?

—¡Jo, jo,jo!

—¡Kodachi!—Ukyo desenfundó su espátula, sintiendo ganas de golpearla por dejar pétalos de rosa sobre el piso que ambas acababan de barrer—¡Te mataré!

—¿Qué haces aquí?—Akane se puso en guardia inmediatamente al ver como la hermana menor de Kuno aparecía en ropa para pelear—¿Qué quieres?

—¡Sólo ver a Ranma, por supuesto!—Kodachi se le quedó viendo a Akane como si estuviera loca—¿Dónde está?

—Como si fuéramos a decírtelo—Ukyo no se relajó ni un segundo—¿Por qué no te largas de una vez antes de que te estrelle mi espátula en la cabeza, Kodachi? ¡Acabábamos de barrer este salón!

—¡Jo, jo, jo!—Kodachi soltó una carcajada y volvió a girar sobre sí misma, tirando más pétalos de rosas y enfadando a Ukyo aún más—¿Y qué piensas hacer al respecto, plebeya? ¡Estás demasiado gorda!

—¿Gorda?—a Ukyo le empezó a temblar la ceja intermitentemente— ¡Ahora vas a ver si estoy gorda o no! ¡Bombas de harina!

Ukyo se sacó dos costalitos con un kilo de harina cada uno y los lanzó contra su contrincante; ésta esquivó los costales y lanzó su cordel, tratando en todo momento de esquivar también la espátula de Ukyo. Esta le tiró un mandoble, pero Kodachi pudo retroceder oportunamente y saltó hacia atrás, apoyando ambas manos en el piso y golpeando a Ukyo en medio del estómago con las piernas.

—Tú, maldita…

—Deberías aprender que una persona como tú no tiene oportunidad contra una princesa como yo, Ukyo—Kodachi la miró desde arriba mientras se cruzaba de brazos—Ya deberían tenerlo muy claro.

—¿Qué buscas aquí, Kodachi?—Akane sujetó a Ukyo y volteó a mirar a la Rosa Negra—¡Pensé que habías admitido que sabías que Ranma no estaba interesado en salir contigo![16]

Akane recordaba aquella vez en que Kodachi le había pedido a Ranma que actuara como su novio para ganar una apuesta; Kodachi había admitido entonces que sabía que Ranma no la amaba, pero que se divertía con la locura que los acompañaba a ambos. Además, Akane recordaba perfectamente que de las prometidas, ella era la única que había actuado más o menos normal durante la boda fallida: mientras que Ukyo y Shampoo habían hecho aparición aventando comida explosiva a diestra y siniestra, Kodachi se había limitado a hacer aparición con un vestido de novia.

—Lo dije, sí—Kodachi asintió con la cabeza—Pero ahora tengo más oportunidad que nunca de que por fin Ranma sama sea mío.

Ambas amigas la miraron sin comprender.

—Me refiero a que Ranma ya empezó a sentirse atraído a las mujeres, estúpidas—Kodachi se llevó una mano al pecho y adoptó un tono de suficiencia—No pasará mucho tiempo cuando se dé cuenta que mi cuerpo está mucho mejor formado que el de ustedes.

Ambas sintieron ganas de abalanzarse sobre ella y someterla, pero el comentario de Kodachi les había llamado la atención. Demasiado.

—¿Cómo sabes eso?—demandó saber Ukyo, circunspecta.

—Sí, cómo sabes eso? —exigió a su vez Akane—¡Si de por si Ranma se la pasa enredándose con todas!

Por lo general Akane se hubiera limitado a dar media vuelta e irse; caer en el juego de cualquiera de ellas no era una de sus prioridades. Pero se quedó a escuchar.

—Oh, bueno, hace dos días me abalancé sobre Ranma—Kodachi adoptó una expresión medio risueña y miró hacia el techo—Y no pudo dejar de notar que algo crecía debajo de…

—¡No!—exclamó Ukyo, incrédula.

—¡Sí!—Kodachi asintió varias veces—¡Ranma por fin ha entrado en la adolescencia! Al principio temía que fuera gay o algo….Digo: ¿Cómo podía preferir el cuerpo de esa plebeya sobre el mío?—Kodachi señaló a Akane—Pero luego comprendí…

—Estás mintiendo—Akane se le quedó mirando, furibunda—Ranma no haría algo como eso.

—No fue él, fue su cuerpo—Kodachi juntó ambas manos y las acomodó sobre su mentón en un gesto de loca enamorada—¡Finalmente a su puerta ha tocado el amor!

—Eres una mentirosa, y no pienso creerte ni una palabra—Akane ya no quería escuchar las palabras de Kodachi: levantó la espátula gigante de Ukyo y la enarboló con furia— ¡Desaparece!

—Puedes pensar lo que quieras, Akane Tendo—Kodachi se encogió de hombros—Por lo que a mí respecta, me da igual que me creas o no. Pero piensa en esto: si estuviera mintiendo estaría contándoles una mentira más gorda, ¿no les parece? Yo sólo sé que a partir de ahora trataré de estar cada vez más cerca de mi amado Ranma. ¿Podrías entregarle estas pantimedias de mi parte?

—¡Largo!—Akane superó su animadversión a golpear a otra persona que no fuera su prometido y le dió una patada tan fuerte a Kodachi que la mandó volando por los cielos—¡Fuera! Esa Kodachi…—Akane se sacudió las manos y volteó a ver a Ukyo—¿Y tú qué estás haciendo?

—Nada—Ukyo escondió rápidamente el lápiz labial azul con el que hasta hace poco estaba pintándose los labios—¿Te pasa algo, Akane?

—¡Ukyo!

—¡Perfume!—en otro lugar, Mouse no pudo evitar sorprenderse, notando inmediatamente después que había hablado en voz alta—¿Qué haces tú aquí?

—Visitando a una prima y a un imbécil—la chica de cabello verde y ojos azules lo miró con una sonrisa sarcástica—¿Cómo va todo, Mutzie? ¿Ya lograste conquistar a Shampoo?

Mouse maldijo por lo bajo y soltó un gruñido. Esa maldita suerte suya: ahora no solo tendría que limpiar un baño sucio, sino que también tendría que aguantar los comentarios insidiosos de la prima rencorosa de Shampoo. Molesto, se levantó del piso a donde había caído tras destapar el escusado y agarró el trapeador.

—Pregúntale a la Abuela—el chico le dio la espalda y empezó a limpiar lo más rápido posible para irse de ahí—Y si sólo has venido a molestar, mejor lárgate. Tengo cosas más importantes que hacer que atender los comentarios malintencionados de una mocosa estúpida.

—Si, como limpiarte la mierda que tienes encima—Perfume asintió, completamente de acuerdo—Lástima que no puedas limpiarte también la que tienes en el cerebro.

A Mouse le empezó a temblar la ceja. ¿Primero el baño y ahora esto?

—¡Largo!

—Pero que mal carácter el tuyo, Mutzie—la chica se metió una mano a la camisa y extrajo un manojo de cartas—¿No eres capaz siquiera de aguantar una broma?

—Por supuesto que soy capaz de aguantar una broma, pero tú no estás bromeando, estás insultándome—Mouse se puso un guante de látex y le quitó las cartas— Y no me digas Mutzie.

—Sí, si, como sea, Mutzie—la chica (extraordinariamente parecida a su prima, sólo que con el cabello verde en lugar de purpura) salió del baño moviendo las caderas y con una sonrisa de oreja a oreja—Adiós.

"Maldita sea, esto no es posible" Mouse miró hacia arriba en un gesto de reproche "¿Por qué tenía que venir ella? ¡No es justo!¡Maldición!"

Si de por si conquistar a Shampoo sería difícil, con su prima aquí sería prácticamente imposible.

—Vaya, ahí estás—Cologne volteó a mirar a su sobrina una vez esta salió de hablar con Mouse—¿No quieres algo de comer?

La Anciana no espero a que la chica le contestara: señaló un lugar y su sobrina se sentó. Colonia se dio por satisfecha y le sirvió un plato de tallarines, contenta.

—¿Qué pasó con mi prima, bisabuela?—Perfume aspiró el dulce aroma de la comida recién hecha—¿No va a bajar a comer?

—Ella está enferma por el momento—Colonia contestó sin pensar—Culpa de una rival.

—¿Rival?—Perfume (la mayor) dejó de comer por un momento y volteó a ver a su hermana—Poderosa debe ser para poder haber vencido a mi sobrina. ¿Quién es?

—Una chica que tiene un dojo afuera de la ciudad—Colonia se mordió los labios, molesta por haber dejado escapar ese comentario—No es muy fuerte.

—Eso quizás debería decidirlo Perfume—la señora acarició la cabeza de su bisnieta, que se notó molesta ante el gesto de cariño—¿No es así, hija?

—Así es—la chica tragó rápidamente y esbozó una sonrisa—Muero por una pelea.[17]

Colonia sintió ganas de llevarse una mano a la cabeza y darse una palmada

—Digamos que es una oponente cuya habilidad no es comparable a la nuestra—Colonia peló unos rábanos y se los sirvió inmediatamente—Ni siquiera venció a Shampoo, sólo le tiró un balde de agua encima.

—Eso equivaldría a una derrota no sólo para ella, sino para nuestra aldea, Colonia—su hermana masticó la comida lentamente—O al menos eso es lo que pensaría Ariel allá en casa. ¿Shampoo le ha dado el beso de la muerte?

—Su prometido —Colonia tuvo que morderse la lengua otra vez—nos ha hecho algunos servicios y es alguien a quien respetamos mucho. De ninguna manera podríamos ponerle la mano encima.

Perfume no dijo nada más, pero creyó saber muy bien quién era el prometido a quien se refería su hermana.

—Bueno, como quieras—Perfume se encogió de hombros—Si no quieres que la toque no la tocará. Pero, ¿y a qué hora abren este restaurante?—la anciana volteó a ver a todos lados—Ya es la hora de la comida y no hay nadie…¿Necesitas ayuda con algo?

—La verdad sí—Colonia se puso contenta de que su hermana lo dijera—Shampoo está enferma y yo no puedo abrir el restaurante sin ella. ¿Me ayudas?

—Por supuesto—Perfume asintió con la cabeza—¿Cómo en los viejos tiempos, ¿eh, hermanita?

—Como en los viejos tiempos—contestó Cologne.

En otro lugar, en el mismo momento, Ranma tenía un problema. Y es que sus dos amigos no parecían querer dejar de molestarlo.

—Vamos Ranma, confiésalo de una vez—Daisuke se acercó a él y pasó una de las manos por la espalda de su amigo—¿Te le declaraste a Akane, sí o no?

Ranma volteó a mirarlo y soltó un suspiro. No sólo había tenido que regresar al salón, mojado como una rata, sino que además había llegado tarde y ahora tenía que soportarlos a los dos. Si la maestra Hinako no lo hubiera forzado a esperarla….

—Como si alguien se le pudiera declarar a esa marimacha—Ranma estaba ya harto de que todo mundo le preguntara lo mismo o se le quedara viendo como si fuera un criminal—¡Además, eso no les incumbe! ¿A qué viene eso?

Hiroshi no dijo nada: por toda respuesta sacó 50 yenes de su cartera y se los dió a Daisuke.

—Demonios Ranma, pudiste haber actuado más normal—Hiroshi soltó un gruñido—¡Me has hecho perder cincuenta yenes!

—Oh, él está actuando normal—Daisuke esbozó una sonrisa, contento de embolsarse su dinero—¿No es así, Ranma?[18]

Ranma los miró por un momento, volteó y soltó un gruñido.

—Saben, desearía que todos dejaran de portarse como idiotas—Ranma se quedó mirando a la lejanía—Todo sería más fácil si nadie se la pasara molestando.

—Oh, vamos, Ranma, anímate un poco—sus dos amigos se sentaron a su lado y Hiroshi le ofreció de su botella de agua—No seas tan duro con nosotros, ¿de acuerdo? ¡Al menos nosotros te tenemos confianza!

Ranma no dijo nada. En su lugar siguió mirando a la distancia, inmóvil.

—Sí, más confianza de la que te tiene la maestra Hinako—lo apoyó Daisuke—Después de que te fueras, Akane y Ukyo se pelearon por tu culpa y la maestra te pintó frente a ellas como si fueras un criminal.

Los oídos de Ranma se agudizaron al instante.

—Bueno, tampoco es que podamos culparla—Hiroshi se encogió de hombros—Después de todo, te la pasaste tocándole los senos la vez pasada….

—Creí que habíamos dejado en claro que eso sólo lo hice para privarla de su poder—Ranma se mostró taciturno y maldijo por lo bajo la lentitud de la maestra—¿Qué dijo de mí?

—Oh, nada, sólo que eras un patán por atreverte a jugar con los sentimientos de las dos. Te hizo parecer como un canalla.

—Es que de verdad es un canalla—Daisuke volteó a mirar a Hiroshi—Acaparar a todas las chicas bonitas…¡Eso es algo sólo digno de un Hitler!

Ambos soltaron una risotada bastante escandalosa, pero Ranma los ignoró y se limitó a mirar cómo los últimos alumnos rezagados abandonaban la escuela.

—¿Eso es todo?

—Casi—su amigo se volvió a encoger de hombros—También dijo que eres un vago, un flojo, un delincuente…

—Y que te niegas a dejar las cosas en claro sólo para seguir disfrutando del cariño de todas tus prometidas—completó el otro—Bastante indulgente, ¿eh?

Ranma no pudo evitar reírse un poco.

—Como si a lo que Akane hace se le pudiera llamar cariño—repuso Ranma, irónico—¿Algo más?

—Sí, y que está mal que se peleen por ti—Daisuke alzó su vaso de jugo y señaló a su amigo con el dedo índice—Dice que sólo quieres tener sexo con ellas.

—¡Ja!—esta vez Ranma no pudo evitar sonreír ampliamente—¡Como si quisiera acostarme con Akane!

Ranma rió esquizofrénicamente, pero pronto se dió cuenta de que acababa de hacer una invitación a la mala suerte, por lo que volteó y se llevó las manos a la cara, tratando de protegerse del golpe inminente de Akane. Pero no vió a nadie.

—O con Ukyo—completó Ranma, sin creerse su buena suerte—No son más que una molestia.

—Bueno, pues no lo sé Ranma—Daisuke adoptó un tono malicioso mientras Ranma agarraba su vaso de jugo y empezaba a beber de él —Pero dado que ya empiezas a tener erecciones….

Ranma se atragantó y escupió el líquido que tenía en la boca

—¿Quién les dijo eso?—Ranma volteó a verlos, incrédulo, hasta que cayó en la cuenta que sólo podía habérselos dicho una sola persona— ¡Maldita Kodachi!

—¡Sí!—Daisuke apretó el puño y volteó a ver a Hiroshi—¡Págame!

—¡Maldita sea, Ranma, me voy a quedar sin dinero por tu culpa!— Hiroshi se sacó la billetera de su bolsillo, sacó 150 yenes y se los dio a Daisuke—¡Mierda!

—¿Y se puede saber por qué fue eso?—preguntó Ranma.

—Nada, una apuesta sobre si eras virgen—Daisuke agarró el dinero que le extendía su amigo y le dió una palmada en la espalda—Vuelvo a ganar, ¿ves?

—¡Pero no soy virgen!

—Díselo a mi cartera—Hiroshi hizo un gesto de frustración—¡Maldición Ranma, si no fuera por la declaración de Kodachi pensaría que eres asexual!

—¡No soy asexual!—Ranma se llevó las manos a los costados y adoptó una expresión de furia—¡Soy más hombre que ustedes dos juntos, idiotas!

—Pues para no serlo te comportas como uno—comentó Daisuke quitado de la pena—Sólo eso explica que viviendo con tres hermanas no hayas salido con ninguna de las tres.

—Estoy saliendo con Akane, daaaa—Ranma les sacó la lengua—¿Qué, eso no cuenta?

—Claro que no cuenta—Daisuke a su vez le sacó la lengua—A ver, ¿de qué color es el lunar en la entrepierna de Akane? Incluso Kuno lo sabe.

—¿Qué?—Ranma se levantó inmediatamente, atónito ante esa información—¿De qué lunar están hablando?—el sólo hecho de que Kuno se hubiera atrevido a posar su mirada en un sitio al que ni él tenía permiso lo puso furioso—¡Voy a matar a ese maldito!

—¿Lo ves?—la reacción de Ranma le acababa de dar la razón a su interlocutor—¡Akane no tiene lunar alguno!

—¿Y tú como lo sabes?—preguntó Ranma, circunspecto.

—Fácil—Daisuke se encogió de hombros—Recuerdas aquella vez que Akane se lastimó y tuvieron que llevarla a la clínica del doctor Tofú?

—Sí, ¿y qué?

—Que la enfermera del doctor comentó que nunca había visto piel ni tan fuerte ni tan perfecta. Gotcha.

Ranma entrecerró los ojos y le dirigió una mirada subrepticia. ¿Daisuke estaba hablando en serio? Imposible saberlo. Molestó lanzó un suspiro y volvió a sentarse.

—No, pero ya en serio, Ranma—ambos amigos dejaron de reir—¿Te gustan las mujeres, sí o no?

—¡Por supuesto que me excitan las mujeres!—respondió Ranko escandalizado—¡Soy un chico!

—Pues con ese cuerpo no lo parece—Hiroshi se limitó a señalar los grandes, jugosos y casi perfectos senos de la forma femenina de Ranma—Tienes senos más grandes que los de mi hermana. Y eso que ella es doble D.

—Soy un chico incluso por debajo de esta piel—Ranma cruzó los brazos y adoptó una posición ofendida—¡Soy más hombre que la mitad de la escuela junta, y ustedes lo saben! ¡Y si van a seguir diciendo estupideces mejor me voy!

—Ranma, no sabes lo femenino que te ves haciendo pucheros—ambos amigos soltaron una carcajada—Ranma…¿Ranma?¡Espera!

Ranma ni siquiera se molestó en contestar: enojado, entró a la escuela y se dirigió al aula de profesores. Estaba mojado, molesto y ya empezaba a tener hambre. No quería, no podía seguir aguantando nada más: Si la maestra quería hablar con él, debía hacerlo ahora.

—¡Profesora!—Ranma abrió la puerta de una patada y entró al aula de maestros como un huracán—¡Estoy aquí! ¿Qué era eso tan importante que tenía que decirme?

Por la nuca de Ranko empezó a bajar una gota de sudor.

—¡¿Me tuvo esperando todo el rato mientras usted estaba durmiendo?!—Ranma no podía creer lo que veía—!¿Qué clase de maestra es usted?

—¡Cállate!—la maestra Hinako despertó violentamente y dió respingo—¡No admito esas palabras de un delincuente!

Cinco minutos y muchos comentarios sarcásticos después, Ranma marchaba a casa con su mochila sobre la espalda y una lista de tareas más pesadas que las que jamás le habían impuesto. Estuvo a punto de irse, pero el agarre de un par de manos se lo impidió. Todavía molesto, volteó y se topó de nuevo con sus dos amigos, Hiroshi y Daisuke.

—Escucha, no queríamos molestarte—Daisuke volvió a acomodar un brazo entorno suyo—Es sólo que…Bueno…

—Es bastante molesto que todas las chicas nos ignoren por estar sólo enfocadas en ti—completó Hiroshi—Es bastante frustrante, la verdad.

—Pero eso no es culpa mía, ¿de acuerdo?—Ranma hizo un gesto de desagrado—¡Estoy harto de que todo mundo me eche la culpa de todos sus problemas!

—Lo sabemos—Daisuke apretó aún más la espalda de Ranma y se acercó hacia él—Y por eso queremos compensarte.

—Genial, porque me muero de hambre—Ranma se llevó una mano al estómago, completamente contento—¿Por qué no vamos a comer ahí de Ukyo? Si ustedes van a invitar…

—Mira, pensábamos ir a un lugar mañana—Hiroshi ignoró el comentario de Ranma y volvió a mirar a Daisuke—Y pensábamos que a lo mejor…

—Que a lo mejor te gustaría venir con nosotros—completó su amigo—¿Qué dices?

—¿Qué es esto?—Ranma tomó el papelito que le estaba dando Daisuke y le dedicó una mirada—¿Para qué es?

—Para un día entero de diversión en el mejor antro de todo Tokio—su amigo le sonrió, muy satisfecho de sí mismo—¿Impresionante, eh?

Ranma le dio la vuelta al papel y lo examinó detenidamente. Era un boleto: en un lado se podían ver tres chicas desnudas y del otro la palabra "Soapland".

—Olvídenlo, no me interesa—Ranma siguió caminando y les trató de devolver el pedazo de papel—Un verdadero guerrero no tiene tiempo para esas cosas.

—Ves, te lo dije—el chico extendió la mano otra vez—¿Hiroshi?

El aludido soltó un gruñido: volvió a sacar su billetera y le extendió otros 50 yenes a Daisuke.

—Hiroshi…

Hiroshi volvió a gruñir otra vez y sacó más dinero.

—Es un placer hacer tratos contigo—Daisuke contó su dinero con verdadero deleite—Toma, Ranma—el chico separó 50 yenes y se los dio a su amigo—Gracias por hacerme ganar.

—¿Y esa apuesta porque fue?—Ranma entrecerró los ojos—¿Otra estupidez?

—La primera fue por no tener valor para acompañarnos y la segunda por hacerte el digno—el chico se guardó el dinero sin ya darle mucho importancia—Los trescientos yenes más fáciles de mi vida, tengo que añadir, ¿que parece? Gracias, Ranma.

El interpelado no pudo dejar de soltar un gruñido y mirar al cielo en señal de hartazgo.

Devuelta en el Nekohanten, una amazona de cabello purpura y ojos color rubí se hallaba recostada sobre su cama, temblando fuertemente y tapándose con todas las cobijas que podía. Era fuerte, y ciertamente era una guerrera formidable, pero el cambio súbito de temperatura múltiples veces había terminado por afectar su organismo, que resentido, le pedía descanso a voz de cuello. Con todo, le molestaba estar enferma: era mejor tener que trabajar a tener que soportar tal indignidad.

"Maldita chica violenta" Shampoo tuvo que hacer un esfuerzo para no sorberse los mocos "¡Cómo la odio! ¿Por qué Airen tiene que ser tan idiota? ¡Rayos!"

Shampoo hizo retroceder su cabeza y estornudó sobre la cama, esparciendo una estela de saliva y mocos sobre las cobijas de su cama. Molesta, extendió una mano y trató de alcanzar una de las servilletas.

—Gracias—Shampoo la tomó rápidamente—Gracias…¡Perfume!—la cara de Shampoo mostró la sorpresa que la embargaba —¿Qué haces aquí?

—Saludando a mi prima—la chica volteó a ver a su pariente con una sonrisa en la cara—¿Cómo te sientes, Shampoo?

—Mal—la respuesta en mandarín de la Amazona fue enfática—No me he sentido igual en mucho tiempo. Pero… ¿y tú cómo estás? ¡Estás completamente diferente!

Así era. No era obvio para cualquiera que no la conociera, pero el cambio estaba ahí: a pesar de llevar la misma clase de ropa que llevaban las mujeres en la aldea, había algo en la cara de Perfume que exudaba completa confianza, cosa bastante inusual en ella la última vez que se habían visto,

—Oh, yo estoy bien—la Amazona volteó a ver a su ex rival—El viaje estuvo pesado, eso sí, pero no presentó ninguna novedad. Me la pase durmiendo la mayor parte del tiempo.

—¿Entonces es cierto?—Shampoo abrió los ojos como platos—¿Estuviste en los Estados Unidos?

Perfume iba a contestar algo, pero en ese momento un ruido bastante fuerte atrajo su atención. Intrigadas, ambas chicas alzaron la cortina y miraron por la ventana; abajo, un Mouse pequeñíto al lado de un montón de suciedad recibía una reprimenda de Colonia.

—¿Tú eras la que tenía que limpiar el patio, ¿verdad?

La sonrisa de Shampoo fue manifiesta.

—¿No es obvio?

Su prima no contestó nada; en su lugar, esbozó una sonrisa y se metió una mano en la chaqueta.

—Esto es para ti—Perfume se sacó de entre sus ropas un atrapa sueños y una foto—Espero que te gusten.

Shampoo no dijo nada: en su lugar, tomó entre sus manos los objetos que la menor de las Perfumes le ofrecía y les dió un vistazo. El primero era una artesanía, uno de esos objetos que seguramente tenía algo de magia y que tal vez podría resultarle útil. El otro era más que nada un recuerdo: una foto de cierta estrella de televisión por la que Shampoo había sentido atracción hacia algún tiempo y que le dedicaba una sonrisa y un autógrafo.

—¡Perfume!—Shampoo volteó a verla y soltó un gritito sin prestar mucha atención a que lo estaba haciendo en chino—¡Muchas gracias!

—No es nada—Perfume soltó una carcajada—Me alegro que te gusten.

—¡Shampoo, en japonés!—el grito de la Amazona había llegado hasta el piso de abajo, haciendo que Colonia subiera rápidamente a reprenderla—¡Aunque estés enferma, y aunque esté aquí tu prima, debes evitar el mandarín a toda costa hasta que aprendas a usar el japonés! ¿Está claro?

—¡Deje en paz a Shampoo, vieja momia!—todas pudieron ver como un chico enamorado entraba a la habitación y sujetaba el Buda al lado de la cama—¿No ve que está enferma?

—No te metas en lo que te importa, cegatón—Colonia lo sacó del cuello en cuanto las tres terminaron de reír—Además, ¿cuantas veces te he dicho que no te quites esas gafas? ¡Apúrate, que todavía queda mucho por hacer!

—No seas tan duro con él, abuela—Shampoo hizo un esfuerzo por dejar de reír—Sólo se preocupa por mí.

—¡¿Ehhhh?!

Todos los presentes voltearon a ver a la Amazona, incluido Mouse, que no podía creer lo que acababa de oír.

—Shampoo, tú…Mouse volteó a verla, los ojos anegados en lágrimas—Tú…¿Te preocupas por mí?

—Por supuesto que me preocupo por tí, Mouse—la Amazona no podía dejar de apreciar (aunque infrecuentemente) el gesto que Mouse había tenido para con ella allá en el Monte Fénix—Eres un gran amigo.

—¡Te preocupas por mí!—Mouse se lanzó hacia ella, buscando su pecho con ambos brazos y llorando de alegría—¡Te preocupas por mí! ¡Oh Shampoo, soy tan feliz!

Ninguna de las presentes pudo evitar hacer un gesto de hastío.

—Ponte tus malditos lentes y aléjate de mí antes de que te pegue lo suficientemente fuerte como para que no vuelvas a tener hijos nunca más, ciego estúpido—Perfume no iba a permitir que Mouse estuviera pegado a su pecho indefinidamente—Uno, dos…

Mouse se puso los lentes y volteó a verla.

—¡Tres!—Perfume alzó su puño y volvió a bajarlo a toda velocidad—¡Toma!

—Lo que no sé es como tu esposo soporta la intromisión de este imbécil —comentó Perfume después de que Mouse desapareciera detrás de la puerta—Sigue siendo el mismo idiota de siempre. ¿No te dice nada?

—¿Ranma? No, a él también hacerle gracia—Shampoo se encogió de hombros—Además, tampoco poder recriminarme nada, si todavía no estamos casa…

Shampoo se mordió los labios, recordando que Perfume (como todas las demás en la aldea) debía creer que ya estaba casada. Pero fue muy tarde.

—¡Shampoo!—esta vez fue el turno de Perfume para sorprenderse—¿No estás casada?

—Mira, ser complicado—Shampoo no soportaba ver los ojos de incredulidad y sorpresa de su prima, habiéndolos interpretado como un reproche—Airen es un chico indeciso, grosero y bastante idiota, pero…

—Estás en problemas—fue la sentencia de Perfume, que al parecer, no necesitaba ninguna explicación para llegar a esa conclusión—En buen lío te has metido, Shampoo.

—¿Ah, sí?—a Shampoo le molestó el tono de voz de su prima—¿Por qué?

—Bueno verás, en realidad no vengo de los Estados Unidos, no directamente—Perfume se acercó a ella—Vengo de la Aldea. Y…

—¿Tú venir de la Aldea?—el tono de Shampoo denotaba sorpresa—¿Es en serio?

—Sí—Perfume asintió con la cabeza—Ha habido toda clase de rumores, y la verdad….

El gesto de Perfume no pudo ser más serio.

—Las Ancianas están más que molestas contigo.

Y ahora algunas notas.

Bien, este es el inicio, y aquí está el primer capítulo del fic revisado "Y Ranma volvió de la Guerra". El final de la serie y del manga me parecieron tan malos que supe que tenía que cambiarlos. Creo que no fui el único XD.

También rendiré homenaje a todos ellos que me inspiraron con los suyos. Y quisiera agradecer a Arturo y a Karen por haberme ayudado y continuar haciéndolo. Su ayuda es absolutamente indispensable y siempre lo será.

Y por último, no olviden dejar reviews. Si quieren que siga subiendo la historia. Y si quieren hacer algún fanart, nada me haría más feliz XD…Sólo háganmelo saber, ¿sí?


[1] Nabiki siempre le dice "baby" a Kuno cuando está a punto de tomarle el pelo. .

[2] "Maestro" can mean either teacher or master in spanish.

[3] Sé que esto no es un ataque (al menos no técnicamente) pero no se me hace nada descabellado que Nodoka pueda intimidar a los demás poniendo una cara aterradora, especialmente si la interrumpen durante su descanso rejuvenecedor: La cabeza de demonio" es una técnica que no es exclusiva de Soún, ¿no les parece?

[4] Fic "La esposa secuestrada" de Noham. Excelente fic al que no puedo dejar de rendir tributo. / Fic tittled "The kidnapped wife" in spanish, by Noham. An excellent fic YOU have to read.

[5] Apapachable: cosa linda que tienes ganas de abrazar./Mexicanism: any cute thing you would like to huge.

[6] Konatzu mira a Ukyo con gran respeto (en realidad está enamorado de ella) y por lo tanto la llama así, que en japonés quiere decir algo así como "Gran señora Ukyo"

[7] Malmodienta: mexicanismo para referirse a una mujer con malos modales. /Mexicanism: a woman with a nasty attitude.

[8] Una sangría casera (a soda), claro está XD.

[9] Este episodio es descrito en el libro de Iris Chang, "La violación de Nankín". Excelente libro, por cierto. / From the book "The rape of Nanking" by Iris Chang.

[10] Escribiendo mi fic anterior noté que la Aldea debía tener algún modo de tratar con hombres rebeldes. Pensé en varias opciones, pero después de revisar la página de Deviantart de CapnChryssalid la idea del "Sello del Demonio" quedó impresa en mi mente. Como sea, su técnica y la mía diferirán un poco. Recomiendo su fic "The road to Cidonia."

[11] En la parte final del manga Mouse le concede la libertad a Shampoo, aceptando que quizás se arrepienta de haberlo hecho.

[12] Mouse es un Amazona, y tanto en el manga como en el anime le ha recriminado a Ranma su duplicidad respecto a las mujeres, la cual considera indigna de un hombre.

[13] Capítulo 102.

[14] La maldición de la joya invertida, ova.

[15] El sentido de proximidad es lo que les permite saber a las personas que otras están pensando en ellas o las están mirando. Sinónimo de sakkijutsu.

[16] Manga. En el manga Kodachi admite que sabe que Ranma no la ama.

[17] I am longing for a fight.

[18] No recuerdo el título del fic donde lo leí, pero quisiera hacer honor a la historia donde Hiroshi y Daisuke cuestionan a Ranma sobre Akane y éste responde algo así como: "No lo entenderían, es complicado". Si no me equivoco, Hiroshi le paga a Daisuke y ambos le aclaran a Ranma que habían hecho una apuesta entre ellos. También le dejan en claro su cambio de actitud: no hace mucho Ranma hubiera contestado algo como: "¡Ja! ¿Quién podría estar preocupado por esa marimacha? " Me parece que es el fic "Ranma enamorado" de maxhita.