Disclaimer: Los derechos de la serie Naruto y todos sus caracteres son propiedad de Kishimoto Masashi y Shonen Jump
Disclaimer: Los derechos de la serie Naruto y todos sus caracteres son propiedad de Kishimoto Masashi y Shonen Jump. Yo sólo hago este Fanfic con fines ociosos y de pura diversión. También algunos de los títulos de los capítulos serán títulos de canciones de Mago de Oz.
Advertencia: Esta historia puede contener momentos violentos para mentes sensibles, escenas de sexo y explicitez no recomendadas para menores de edad. Universo Alterno.
Pairing:Hinata Hyugga/Sasuke Uchiha, y quizás alguna más.
PACTO
Por Itharneko.
Prólogo. El callejón del infierno
Eran cerca de las nueve de la noche, en invierno siempre oscurece pronto. Una muchacha de apenas diecisiete años caminaba hacia su casa con prisa por las calles de su Tokio natal. A pesar del obvio peligro de encontrarse a tan altas horas de la noche en la calle, sola y con todo clase de pervertidos acosándola, y a pesar de las muchas súplicas de su mejor amigo por acompañarla a casa, ella, Hyuga Hinata se había negado a ser escoltada. Era más que mayor y valiente para llegar sola y sin problemas a su hogar, pero la verdad era otra ahora que se encontraba allí, caminando deprisa, casi dando zancadas para llegar lo más pronto posible a su destino, realmente sentía miedo.
"Mi casa está a pocas manzanas" Le había repetido en varias ocasiones, con la mejor sonrisa que pudo componer a su querido compañero Uzumaki. "Estaré bien no te preocupes"
Pero ahora sabía que había sido un error. Estaba atemorizada, inquieta y los escalofríos no paraban de recorrer su columna vertebral. Aunque ya era demasiado tarde para volver atrás. Estaba asustada. El eco de pasos solitarios de oyó a su espalda, se sintió realmente horrorizada en ese momento, ¿Quizás la estaban persiguiendo?¿Quizás cometió un error viniendo sola? En ese preciso momento las voces de unos hombres quien sabe borrachos y con que intenciones, comenzaron a resonar en sus oídos. Quizás no se dirigían a ella, pero la Hyuuga echó a correr sin rumbo, atenazada por el temor resultante de su propia estupidez. Las zancadas de su ardua corrediza resonaban por la dura acera, y ni siquiera sabía dónde iba. Lo que la conducía era el miedo. Paró resoplando por el esfuerzo que le había causado correr tanto, y descubrió con amargura que ahora no sabía dónde se encontraba. Era el principio de un callejón sin salida.
"Maldita idiota" Se dijo a sí misma, dándose un golpe en la frente con la mano abierta en la frente."Mira lo que causaste"
Se dispuso a seguir su camino con la misma prisa de antes, pero las voces de los hombres la pararon y no vio mas salida que esconderse en aquél oscuro callejón cerrado. Era bastante amplio. Cuándo parecía que las voces de los hombres se habían atenuado, quiso salir de aquel recóndito lugar, pero algo la detuvo. Odió ser tan miedica.
-¿Dónde vas humana? – Preguntó una voz de un hombre joven en el ébano lugar. Sintió cómo se le enfriaba toda la sangre en las venas, se quedó paralizada por el miedo.
Estaba estática, parada en la acera con terror; intento mover un pie, luego una mano, un dedo. Todo imposible. Delante de ella algo comenzaba a moverse levemente, el sonido de pasos no se escuchó cuándo un hombre de unos veinticuatro años de edad y ojos rojizos alumbrados por la noche apareció ante ella. La media luna creciente de aquella velada los alumbraba cómo si fueran los ojos de un demonio.
-¿A quién tenemos el placer de conocer esta noche, hermano?-Preguntó una voz que irradiaba frialdad.
Notó entonces otra figura que se desplazaba hacía dónde ella estaba. Se vio aturdida, la presencia que acababa de llegar a diferencia de la otra que irradiaba frialdad, despedía una presencia calurosa, casi infernal y que la hizo sentir una calor insana pese a la época del año en la que se encontraban. Ambos iban vestidos de negro y sus rostros eran pálidos, asemejándose a la nieve del invierno. El segundo que había aparecido tenía unos pavorosos ojos negros, tan profundos que parecían contener el saber de todos los conocimientos existentes, se quedó prendada de esas pupilas tan hermosas sin embargo, y tan contraria a las suyas, que casi parecían blancuzcas. El cabello de ambos hombres era de un negro profundo que se confundía con la noche de ébano profundo.
Temió.
Su voz se contorsionaba en su garganta, tratando por todos los medios de poder salir cuánto antes. No respiraba, contenía el aire con miedo, haciéndose miles de preguntas, entre ella por que el calor había subido tanto y porqué la habían llamado humana, cuándo ellos eran de su misma condición. En cualquier momento su boca explotaría profiriendo desde gritos, ruegos y exclamaciones, y al fin podría descansar de aquella gran angustia que la atosigaba. Cuándo ambos hombres se acercaron a un punto crítico de cercanía, exploto como si se tratase de fuegos artificiales.
-¡Socorro!-Aulló la chica, y salió corriendo cómo alma que lleva el diablo, no podía parar de correr pero parecía que ni siquiera avanzase. Más angustia la recorría, la oscuridad era profunda y tarde se dio cuenta que seguía en aquel oscuro callejos inmersos en la nada. Chocó contra algo duro y sólido, pero a la vez ávido de calor. Subió la cabeza despacio, y para lo que creyó que era más estupidez que otra cosa, soltó: -Perdona...
De nuevo quedó absorta en lo que veía, esos ojos negros que le resultaban tan aterradores vacíos de sentimiento, pero tan profundos, con un conocimiento innato. ¿Debía tener miedo? Su cuerpo tembloroso le respondió con un sí a su retórica pregunta. Notaba su cuerpo y más sus manos oscilando furiosamente. Separó las manos de aquel pecho bien formado y candente y se retiró unos pasos atrás, todavía sumida en los hechizantes ópalos que tenía por ojos. El calor en sus mejillas ascendió y se sonrojó.
-Grave error.- Susurró una viperina voz a su oído y la tomó por los hombros, arañándola con unas largas uñas que ella no pudo ver.- No debió mirar a los ojos de mi señor.
Una oscura lengua comenzó a lamer su cuello y a crear una sensación de escozor en la blanca y delicada piel de la joven. La joven abrió los ojos aterrada, sintiendo cómo se infiltraba en su escote, su ombligo y... Respiraba con dificultad, quería suplicarle que parara, que la dejase en paz, pero le era imposible gritar. Dos lágrimas de pura angustia cruzaron su semblante con rapidez. No deseaba aquello.
-Orochimaru, no te diviertas con ella antes de tiempo.- Dijo con sarcasmo el hombre de los ojos rojos, apareciendo al lado de su "hermano". Miró la situación con divertimento. El otro seguía frío cómo el hielo, sin moverse y con los ojos fijos en la mujer. Se asemejaba a una estatua de cera.
Entonces ella pronunció unas palabras que no obtuvieron gran significado en aquella situación, sólo algo que ella podría pensar en un momento así, cuándo ya no había nada que hacer para que no la atacaran o peor, la violaran.
-Por favor, les daré todo lo que llevo, pero les ruego que me dejen marchar.-Dijo con el terror impregnado en la voz, tartamudeando en cada sílaba que salía de sus dulces labios.
- ¿No les parece una inocente humana?- Oyó de nuevo la sibilina voz a su espalda, muy cerca de su oído y matizada de burla.
-Todas reaccionan así en esta situación.- Dijo irónicamente el de ojos rojos, mostrando una perfecta y blanca dentadura.- Los humanos son tan simples y hermosos.
El otro rió con ganas. Contuvo el aliento. Quizás no debió haber hablado... En ese preciso instante, el joven de pupilas de tono ébano avanzo el paso que lo separaba de ella y tomó la barbilla de ella con su mano derecha; la elevó con soltura y acercó su rostro al suyo. La joven Hyuuga notó el aliento del pelinegro en su rostro, muy cerca de ella. ¿Qué pretendía? A esos pasos de su posible violación esa pregunta estaba más que contestada.
-Dime humana, ¿Qué es lo que más deseas en este mundo?- Dijo esparciendo sus palabras por los oídos de Hinata.
La joven sentía desfallecer por el calor que emanaba de esos deseables labios, creía estarse volviendo loca, ¿de verdad no estaría soñando para sentir esa extraña sensación? No podía pensar claramente, necesitaba un poco de aire fresco para poder sacar esas ansias de algo que desconocía. El muchacho se acercó a ella más, y sin siquiera un aviso de lo que iba a hacer, rozó sus labios con los de la muchacha.
Un mar de sensaciones y palabras sin sentido recorrieron la mente y el cuerpo de la chica, que casi se desmayó, de no ser por el fuerte engarce que hacía el tal Orochimaru a su espalda. El chico se separó levemente, pero luego volvió a la carga con más fuerza y bestialidad, haciendo que a ella se le curvara la espalda ante tal magnitud de fuerza. Sentía que no podía parar aquel sentimiento que comenzaba a entumecerla, haciéndola sentir vulnerable. Intentó liberar sus manos, su cuerpo, pero no respondía. Seguía con los ojos abiertos cómo platos, pero comenzó a cerrarlos, sintiendo los párpados muy cansados.
El calor de aquella boca que impactaba ahora contra la suya, cada vez era más quemante y apasionado, cada vez su filosa lengua profundizaba más aquel beso que la estaba dejando casi sin vida. Parecía que le estuviese robando su alma a través de él.
Sintió cómo se elevaban del suelo casi con un movimiento, y seis manos que tocaban todo su cuerpo, se dejo llevar, no sintiendo miedo, sino curiosidad por lo desconocido en que la sumían aquel sabor de sus labios, el misterio de esos ojos que sabía que la miraban aún si no veía ahora. Tenía la extraña necesidad de entregarse a aquel placer que ahora comenzaba a sentir en todos los rincones de su ser, su cuerpo, su alma... Ya no se sentía cansada.
Se sintió airada, pero el frío no la acosaba pese a notar la piel desnuda en su totalidad. Incontables bocas y manos la tocaban, lamían y acariciaban por todos los rincones de su desnudez. El placer era inabastable, las manos que suavemente la corrompían estaban ardidas en ese calor sofocante, dispuestas a darle todo el placer del que eran capaces, la excitación la recorría en su totalidad, tanto así que la sumieron en un clímax largo que hizo acumular la tensión, para luego liberarme en un orgasmo que la hizo contorsionarse y doblar la espalda, liberando su ser y concediéndole la explosión de unos fuegos artificiales en su interior. La implosión entre sus piernas resultó sedante y al fin descansó.
Entonces abrió los ojos y su paraíso se difuminó, sintió dolor entre sus extremidades, sangre en sus labios y en su espalda, arañazos surcaban su cara y cardenales cubrían sus brazos. Estaba en los brazos del mismo ser que la había besado con fuerza y pasión abrumadora, se sentía morir en sí. Notó cómo se elevaban y unas alas negras surgían de la espalda del ser y su sonrisa degeneraba en una mueca degenerada y extraña. Sus aladas extremidades batieron con fuerza, y ella tan sólo miró su rostro horrorizada y soltó un grito ahogado.
Pero ya no estaba en el aire, ningún temor la alcanzaba ya. Su cama se le hizo la salvación en su brutal despertar cargado de miedo. Estaba gritando cómo si se tratase de una loca, cuándo notó que estaba en su propia casa cayó y aguardó un momento, aún cerciorándose de que lo que había pasado era un sueño y no la realidad. Respiró con tranquilidad y sosiego ahora.
"Que miedo he pasado"- Se dijo con serenidad.
Descubrió las sábanas y de nuevo el horror. Estaban cubiertas de sangre. Trató de exhalar aire pero no pudo, su habitación se tornaba de nuevo en oscuridad. Pero de nuevo despertó, gritando con histerismo. Su madre entró por la puerta con cara de susto-
-Hina, hija, ¿Qué te pasa?- Le preguntó con gravedad.
-Fue una pesadilla, mamá.- Alegó la muchacha aún con el corazón saltando en su pecho por el susto.-Estoy bien no te preocupes.
Sonrió con falsedad para que su madre no se preocupara demasiado, y cuándo ésta se retiró de la habitación, agarró se desnudó, cogió una toalla de su armario, que estaba a unos pasos de la cama y se dirigió al baño por la puerta de entrada a su habitación. Recorrió el pasillo, y una vez allí cerró la puerta con pestillo y se deshizo de su toalla. Tras esto, abrió el grifo y dejo salir el agua fría hasta que poco a poco fue tomando la temperatura adecuada para poder ducharse. Entró en la bañera y comenzó a restregar la esponja por su piel, notando leves pinchazos de dolor en varios lugares de su espalda. Supuso que sería el cansancio del día anterior en la escuela.
Pensó en la pesadilla de ese día, había sido terrible. Ella no solía tener pesadillas, pues tenía el sueño profundo y no soñaba, era sorprendente que hubiese tenido un sueño tan... ¿Real? Se bañó lo mejor que pudo y luego cogió la toalla del colgador y la restregó por todos lados de su cuerpo.
Secando sus sedosos y largos cabellos de espaldas al espejo, no notó cómo cinco finos puntos oscuros comenzaban a formarse cerca de su columna vertebral...
To be continued...
¡Hola! Pues este es mi primer fanfic de Naruto. Es una idea que se me ocurrió después de escuchar algunas canciones del Apocalipsis y ver la película del Necronomicón. De momento es una idea con poco sentido pero tengo varias ideas para la trama, cómo por ejemplo combinar Naruto con Saint Seiya. Pero bueno, eso ya se verá jeje
En fin, muchas gracias a los que lo leáis y si podéis dejar review sobre que os ha parecido. Las críticas constructivas son bienvenidas. Dicho esto, me despido, mandando un cordial saludo!
